Jesús, el Camino Juan 14:1-31 Versículo clave: 14:6 “’ Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.” ¿Qué pregunta tienes? ¿A dónde tienes tu almuerzo? No, quiero decir tú verdadera pregunta. ¿Viniste a esta conferencia con alguna pregunta en tu corazón? Tal vez no pensaste que vendrías a esta conferencia para hacer preguntas. Pero estamos en esta conferencia, yo espero para buscar a Dios, y una de las mejores formas de buscarlo es haciendo preguntas. De hecho, buscar a Dios es todo acerca de darnos cuenta cuál es la más importante pregunta, y hacerla. Okey déjame preguntarte otra vez, ¿tienes una pregunta? La palabra que Jesús habla en este pasaje responde a la más importante pregunta que cualquiera puede hacer. Hoy vamos a ver cuáles son esas preguntas. Puedes pensar acerca de cómo esas preguntas son relevantes para ti. Y veamos como la respuestas de Jesús puede hacer una diferencia en nuestras vidas. Oro que Jesús te encuentre hoy con una nueva respuesta para tu vida. Miremos el verso 1. Jesús dice, “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí.” Los discípulos no estaban en problemas; estaban angustiados. Estar en problema, como tú sabes, significa estar cerca de enfrentarse con algunas consecuencias por haber hecho algo malo. Pero estar angustiado significa que el problema es internamente: ansiedad, estrés, conflictos, miedo. Cuando eras un niño pequeño, te metiste en problemas, pero no había muchas cosas que te preocupaban. Sin embargo ahora que has alcanzado la edad donde no solo puedes meterte en problemas; sino también has comenzado a estar angustiado acerca de cosas. ¿Por qué los discípulos de Jesús estaban preocupados? En la segunda mitad del capítulo 13, Jesús les dijo a sus discípulos plenamente, “Mis queridos hijos, poco tiempo me queda para estar con ustedes.” Y “Adonde yo voy, ustedes no pueden ir.” Que podría ser más terrible que escuchar las palabras, “Adonde yo voy, ustedes no pueden ir.” ¿Hay alguien de quien tu dependiste alguna vez que te haya dejado, o ha ido a algún lugar que tú no pudiste seguirle? Los discípulos habían estado dependiendo totalmente de Jesús como su maestro y pastor. Pero ahora, Jesús parece dejarlos huérfanos e irse. Ciertamente lo que era seguro para los discípulos ya no lo era más. Ellos comenzaron a ser dominados por pensamientos ansiosos. “¿Que me pasara? ¿Los líderes religiosos vendrán por mí? ¿Qué se convertirá de mis esperanzas? ¿Cómo Jesús trato la ansiedad se sus discípulos? Primero, él simplemente dijo, “No se angustien.” Debemos frasear esto como, “Está bien. No te preocupes. Todo estará bien.” ¿Te gusta que te dijeran esto? Pienso que a todos nos gusta eso. Por supuesto cuando la gente nos dice eso, algunas veces no ayuda realmente. Si Jesús nos dice que no nos preocupemos, esto realmente significa que no tenemos razón en el universo para estar preocupados. Algunas veces olvido que Jesús actualmente dijo cosas tan confortables. Jesús realmente te ama y me ama y no quiere que suframos bajo el temor y la duda. 1 Esto se pone aún mejor. Jesús no solo dijo a ellos, “No se angustien.” ¡Les dijo cómo no estarlo! Él les dijo, “Confíen en Dios, y confíen también en mí.” El remedio de Jesús para un corazón angustiado, comienza primero que todo, con fe en Dios todopoderoso. A las palabras, “Confíen en Dios,” Jesús les añadió “confíen también en mí.” A las palabras, “confíen en Dios,” Jesús agregó, “confíen también en mí.” Jesús nos muestra que fe en Dios realmente significa una verdadera relación personal con él. Luego Jesús les dio a sus discípulos una específica promesa en la que ellos podrían confiar. Miren los versos 2. “En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar.” Pienso que para la mayoría de la gente, la principal causa de ansiedad es la falta de certeza acerca del futuro. ¿Estás de acuerdo? Ahora es un tiempo de tu vida que hay muchas preguntas sin responder acerca del futuro. ¿Dónde iré a la universidad? ¿Tendré amigos que realmente me acepten? ¿Me casaré felizmente? ¿Encontraré un lugar donde pertenezca? Aquí, Jesús promete a sus discípulos seguridad perfecta en la casa de su Padre. Por su puesto, él está hablando acerca del paraíso. Debes estar pensando que eres muy joven para pensar en el paraíso, o aún que el cielo es una idea muy fantástica para tener algún significado para tu vida. Pero la verdad es que en nuestro corazón, cada uno deseamos el paraíso— lugar de paz y seguridad. Sé que es difícil para algunos de ustedes cuando sus padres se mudan a otro lugar y tienes que adaptarte repentinamente, cambiando de ambiente y condiciones de vida. Tal vez la parte más dura es no conocer si realmente tú perteneces en cualquier otra parte. Por lo tanto cuan maravilloso es que Jesús dijo que el paraíso es como una casa familiar con muchas viviendas. Esto significa que es un lugar donde nosotros estaremos perfectamente aceptados y amados, donde pertenecemos por siempre. Si nosotros estamos en Jesús, somos ya miembros de su amada familia. Y Jesús promete que después que haya preparado nuestro lugar, vendrá de regreso para llevarnos allí. Pero Jesús no quiso que sus discípulos se sentaran solamente esperando a que él los recogiera; él quiso que ellos lo siguieran a la casa su Padre a propósito. Miren el verso 4. “Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy.” Los discípulos se sintieron como que estaba por su propia cuenta en el mundo con las manos vacías. Pero Jesús les dice que no están con manos vacías; el aún les aseguro que ya conocían como llegar a sus destino. ¡Sin embargo, había un discípulo que no estaba seguro de cómo! Tomás le dijo, Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino? Estoy de acuerdo con Tomas en un aspecto: hace un poco de sentido decir que conocemos el camino pero no conocemos nuestro destino. En realidad, pensé que Jesús habló claramente sobre a donde él iba. Iría al paraíso. Pero la pregunta de Tomás revela su genuina preocupación interna. A pesar de todas las enseñanzas de Jesús, Tomas aún se sentía como que prácticamente no conocía el camino para seguir la vida. Tomás le pregunto, ¿cómo podemos conocer el camino? ¿Puedes relacionarte con esta pregunta? Tú, como todos nosotros, no teníamos control sobre cuándo y cómo nacerías; pero ahora estás aquí en el mundo con el resto de todos nosotros. Y quieres conocer: ¿de dónde vienes? ¿A dónde vas? ¿Cómo llegar allí? ¿Cómo puedo conocer el camino? ¿Es esta pregunta tan importante para ti como para mí? Desgraciadamente, hay gente que no le importa realmente conocer el camino. Muchas gentes piensan que es suficiente con vivir por placer y logros o para recibir un pedacito o pedazo de amor de la gente. Pero necesitamos absolutamente mucho más que eso, porque somos humanos hechos a la imagen de Dios. ¡Dios nos hizo con alma! Y nuestra alma necesita encontrar su camino de regreso a Dios. Aunque vivir 2 para divertirnos se siente bien por algunos momentos, nuestro cuerpo se agota y nuestra alma no lo puede soportar. Piensa acerca de los problemas de la vida de muchísimos jóvenes famosos. Muestran que todo lo tienen. Nosotros queremos en realidad llevarnos a la destrucción más rápida que otra cosa. La verdad es que fuimos hechos por Dios y estamos hechos para encontrar nuestro camino de regreso a Dios. La vida funciona solo cuando encontramos y seguimos el verdadero camino. Bien, ¿cómo puedo conocer el camino? Jesús estaba listo para responder esta pregunta a Tomás. Leamos el versículo 6. “Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.” Esto es totalmente un nuevo tipo de sabiduría. La declaración de Jesús “Yo soy el camino” significa que “el camino” para ser exacto es una persona. Pero ¿cómo una persona puede ser el camino? Jesús, la persona, puede ser el camino porque el hizo el camino a Dios. Por nuestros pecados, fuimos expulsados del paraíso—excluidos de la presencia de Dios. El camino a Dios estaba cerrado y no había como abrirlo. Todos estábamos perdidos ante Dios en este mundo caído y destinados a morir. Porque tanto nos amó Dios que envió su hijo Jesús para abrir el camino de regreso. Cuando Jesús murió en la cruz, Dios recibió su sacrificio como el pago completo por nuestros pecados. Este perdón quita todo el odio de Dios en contra del pecado, para que ahora seamos aceptados plenamente y podamos venir a la presencia de Dios como sus hijos amados. De esta manera cuando Jesús dijo, “Yo soy el camino,” no solo significó que el vino a mostrarnos el camino que deberíamos tomar; si no que literalmente se ofreció a sí mismo como el sacrificio que traería a cualquiera que crea en él de regreso a Dios como el hijo de Dios. Jesús plenamente dijo, “Nadie llega al Padre sino por mí.” Sé que hay muchas personas bien intencionadas que no quiere ofender a nadie y en las cual le gustarían estar de acuerdo con aquellos que dicen que hay muchos camino a Dios. Pero para nosotros decir eso, tendríamos que negar las palabras exactas de Jesús, el cual dijo, “Nadie llega al Padre sino por mí.” Entonces la pregunta real es, ¿puedes tú y yo creer en Jesús cuando dice que él es el único camino a Dios? Podemos creer en él, porque, en toda la historia humana, hay solo una persona que vino al mundo y dijo, “Yo soy el camino,” y luego murió para hacer ese camino. Jesús siendo el camino es el cumplimiento de toda la escritura en el viejo testamento cuando Dios prometió a su pueblo un Salvador. Y la historia desde el tiempo de Jesús también testifica que él es el camino, especialmente por el valor de aquellos que lo encontraron. Ellos se convirtieron muy felices dispuestos a dar sus vidas. Sólo Jesús tanto amó a ti y a mí que murió por nosotros para hacer el camino a Dios. En el versículo 6 Jesús no paró después de decir, “Yo soy el camino,” ¿verdad? Jesús fue más allá de una simple respuesta a la pregunta de Tomás; él añadió, “Yo soy la verdad” y “Yo soy la vida.” Esto es maravilloso porque nos dice que cuando tenemos a Jesús como nuestro camino, tenemos todo bien. Todos estamos sedientos por la verdad. Otra muy seria pregunta es, “¿qué si yo decido un camino, y sigo ese camino por muchos años, pero luego me doy cuenta que ese camino no era verdadero? Luego ¿qué?” Que miedo pensarlo, ¡huy! Pero cuando tenemos a Jesús como nuestro camino, tenemos la verdad—no porque conocemos cosas, sino porque Jesús mismo es la verdad y nos guía a la verdad. Todos estamos hambrientos en la vida; realmente queremos vivir, no solo sobrevivir. Cuando tenemos a Jesús como nuestro camino, tenemos abundante vida, porque Jesús es la fuente de vida. 3 Sin Jesús, ¿tendríamos el camino, la verdad y la vida? No, sin Jesús perdemos aun lo que teníamos. Porque el poder del pecado trabaja en nuestras vidas, perdemos el camino a Dios, cambiamos la verdad por falsas promesas de “la buena vida,” y no importa cuán duro tratemos de “tener una vida,” la real abundante vida siempre parece estar más allá de nuestro alcance. Pero si haces a Jesús tu camino, él te guiará en la verdad y te dará vida. En el versículo 7 Jesús prometió que si realmente le conocemos, conoceremos también al Padre. Porque Jesús es el camino, la verdadera meta de nuestra vida es conocer a Jesús a través de una relación personal con él. Cuando estaba cursando el bachillerato, pensé que mi camino de vida era muy claro, porque era excelente estudiante que parecía tener un futuro brillante. Pensaba que mi camino era ir a la universidad, tener un PHD, convertirme en científico, y luego sentarme y dejar que todos reconocieran mi genio. Parecía un camino bueno. Cuando fui aceptado en la Universidad Princeton para un título de grado, era como un sueño hecho realidad. Mi camino parecía ser aún seguro y brillante. Pero extrañamente, después que me mude para New Jersey para comenzar en Princeton, mi camino se convirtió en nubes oscuras. Mi preparación era muy inadecuada comparado con los otros estudiantes graduados, especialmente en Matemáticas. Estaba paralizado por complejo de inferioridad y pecaminosamente perdía tiempo por semanas y meses pretendiendo hacer algún progreso hacia un PhD. Cuando vi mi profesor bajar del edificio, para ser exacto corrí al otro lado y me escondí. Mi sueño se estaba desboronando, eran días perdidos en ese momento. Sé que algunos de ustedes ya han tenido similares tipos de fracasos y decepciones en sus vidas, aun cuando todavía están en el bachillerato. En esa angustia, Jesús vino a mí y me dijo, “Recuerda, yo soy tu camino.” Jesús supo que nada de los logros que yo esperaba en la tierra podría verdaderamente se realizados. A través de estudiar la Biblia, tuve convicción que no hay logros que puedan compararse con conocer y ser como Jesús. Luego, las cosas comenzaron a cambia a través de buscar para aprender y seguir a Jesús, fui alimentado y fortalecido por su palabra, y fui habilitado para vivir para Dios y superar mis miedos uno por uno. Él puso mis pies sobre una roca (Sal. 40:2) Todavía, soy fácilmente tentado y arrastrado por algunas sombras de esperanza de logros o placeres. Peros Jesús misericordiosamente viene a mí una y otra vez a través de su palabra, y me muestra que solo él es suficiente rico para cumplir mis deseos. Jesús es mi camino. Jesús es Dios quien se hizo hombre con el solo propósito de que pudiéramos conocerlo personalmente, y de esa forma conocer a Dios. Tal vez dices, “Esto no me dice cual universidad yo debería de ir.” Pero cuando le entregamos nuestro camino a Jesús, el tomará personalmente la responsabilidad de trabajar sus grandes propósitos en nuestra vida. El resto de este pasaje está lleno de abundante promesas que Jesús hace para aquellos que hacen de él su camino. Versículo 12 dice, “Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre.” Creer en Jesús significa que haremos grandes obras. Es increíble que aquí Jesús no mencione ningún requisito especial o un nivel de logros espirituales o cualquier cosa. ¡No hay ni siquiera un mínimo de edad requerida! Jesús incluye sin embargo creer en él como gran hacedor de obras. ¿Cómo esto es posible? Cuando creemos en Jesús, desde luego ponemos sus enseñanzas en práctica. También oraremos con la gloria de Dios sobre nuestros corazones y no solo nuestros propios intereses 4 (13). Desde luego no hay limitación en como Jesús trabajará a través de ti y de mí. Somos jóvenes. Pero cuando creemos, haremos grandes cosas que estos. Finalmente, en el verso 16 y 17 Jesús prometió a aquellos que lo aman, “Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro *Consolador para que los acompañe siempre --el Espíritu de verdad.” Él quiso decir el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el camino donde Jesús viene a nosotros para vivir permanentemente en nuestros corazones. ¿Has alguna vez buscado a alguien que podría estar realmente cerca de tu corazón, un verdadero alma—mate, y aún no pudiste encontrar esa persona que podía llenar esa esperanza? Esto es exactamente lo que Jesús quiere hace al enviarnos su Espíritu. Jesús dijo, “No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes.” (18) Jesús tanto nos amó que se ha dado a sí mismo por nosotros para ser nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida. Y nos dio el Espíritu de verdad para estar con nosotros por siempre. Cuando entendemos que Jesús es el camino, hacemos de él nuestro camino al convertirnos en sus discípulos. Luego nuestra vida se convierte verdaderamente abundante. Dios te bendiga hoy para invitar a Jesús dentro de tu corazón y hacerlo tu camino. 5