Bogotá D - Superintendencia de Sociedades

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220-13870, febrero 27 de 2003
Ref.:
Aspectos relacionados con la actividad consorcial (facultad de la Superintendencia,
devolución de cuotas, tabla de restitución).
Distinguida señora Orrego:
Aviso recibo de su escrito radicado con el número 2003- 01- 11466 de 30 de enero último, mediante el cual
formula un numero considerable de preguntas relacionadas con la actividad consorcial desarrollada en forma
exclusiva por las sociedades administradoras de consorcios comerciales, las cuales se resolverán en forma
conjunta en la medida que el tema lo permita, no sin antes advertirle que aquellas que se refieran a actuaciones
ajenas a la Superintendencia, no serán resueltas por obvias razones.
1. Con relación al primer grupo de preguntas, relacionadas con la mora en el pago de una o más cuotas, el
suscriptor es quien decide, además del momento de la reclamación, si recibe el valor de las cuotas canceladas
de acuerdo con la tabla de restitución o, si por el contrario, el 100% de su valor neto.
En el primero de los eventos, la sociedad se obliga a entregar el dinero que corresponda, dentro de los quince
(15) días comunes, al paso que en el segundo, dentro del mes siguiente a la finalización del grupo (arts. 15 y
16 de la Resolución 11746 de 1988). Términos que de no ser observados por la compañía, podrían dar lugar
a la iniciación de un tramite de carácter administrativo, siempre que medie solicitud del suscriptor acompañado
de los documentos que sustenten la petición, a fin de aclarar la veracidad o no de los hechos, sin perjuicio de
las acciones ordinarias que considere procedentes.
Ahora bien, si el suscriptor se acoge al primero de los citados, el monto será el resultante de aplicar la tabla
de restitución aprobada conforme con el numero de meses de trata el plan respectivo (art. 31 Cit. Res.).
2. En cuanto a las facultades de la Superintendencia, pertinente resulta manifestarle que dado los términos
del traslado de la vigilancia de las sociedades administradoras a esta Entidad, se encuentran sujetas a la
normatividad contenida en el Estatuto Orgánico del Sistema Financiero, en lo pertinente, y a las atribuciones
conferidas en el artículo 84 de la Ley 222 de 1995, para las sociedades comerciales vigiladas.
Como se advirtió anteriormente, la queja contra una sociedad administradora de consorcios como consecuencia
de las relaciones derivadas de su actividad social, genera la apertura de una investigación para aclarar los
hechos censurados, que puede culminar en su archivo o en la orden de devolución de los dineros no cancelados,
mal liquidados o la entrega del bien patrón, entre otras.
En caso de inobservancia, la Entidad se encuentra facultada para imponer multas sucesivas o no, hasta de 200
salarios mínimos legales mensuales (numeral 3º, artículo 86 de la Ley Cit), acto administrativo que podrá ser
objeto de recurso, en los términos del artículo 50 C. C. A y demandable ante la jurisdicción de lo contencioso
administrativo, conforme el artículo 135 y siguientes del Cod. Cit..
3. Respecto de los contratos consorciales, el artículo 11 de la precitada resolución dispone que “ Los modelos
de los contratos que vayan a ser utilizados... deben ser aprobados previamente por la Superintendencia
de Sociedades...” (resaltado fuera de texto). Adicionalmente, de una simple lectura al mismo, se observa
que el contenido del mismo está referido exclusivamente a la actividad consorcial, sistema que, por demás,
no se encuentra previsto en la legislación civil, toda vez que la función de regularizarlo corresponde a esta
Superintendencia.
Téngase en cuenta que la atribución de aprobar los modelos de contrato, consiste en verificar que sus cláusulas
se ajusten a la normativa que regula la actividad consorcial, antes de ser impresos y colocados entre el público.
4. Con relación a las sociedades administradoras de consorcios comerciales, debe advertirse, sin perjuicio de
la facultad asignada para esta Superintendencia para ordenar la toma de posesión de los negocios, bienes y
haberes, medida administrativa que bien puede ser liquidatoria, caso en el cual deberá estarse, en lo
pertinente, al procedimiento que regula el Decreto 633 de 1993, modificado y adicionado por la Ley 510 de
1999 y demás normas que la reglamentan o modifican, las sociedades administradoras, como sociedades
comerciales, le son aplicables las reglas de la disolución y liquidación contenida en el Código de Comercio,
evento en el cual el procedimiento aplicable será el contenido en el artículo 225 y siguientes del citado
ordenamiento, de cuyo contenido se colige que la finalidad del proceso está orientada a la realización de todos
los activos sociales con el fin de cancelar las obligaciones a cargo de la sociedad, o hasta el agotamiento de
los mismos, de ser insuficientes.
Debe precisarse que las normas que regulan el proceso de liquidación de un ente societario no establecen
término alguno para su culminación o plazos perentorios en los que deban surtirse las distintas etapas del
mismo; sencillamente del contexto del ordenamiento se concluye que la existencia de la persona jurídica
continúa hasta tanto se protocolice en una notaria la cuenta final de liquidación, junto con el inventario de los
activos correspondientes (art. 236 C. de Co), de donde resulta obvio que el agotamiento de una, determina la
iniciación de la etapa procesal subsiguiente.
De una simple lectura al ordenamiento mercantil, se observa que el pago de las obligaciones debe sujetarse a
las disposiciones legales sobre prelación de créditos, información establecida en el inventario -artículo 233
Ibídem concordante con la prelación y preferencia de que tratan los artículos 2495 al 2509 del Código Civil -,
documento que será aprobado por este Organismo, si se trata de sociedad por acciones incursa en alguna de
las causales de vigilancia contenidas en el Decreto 3100 de 1997.
Surtida la etapa de cancelación de los créditos, el liquidador procederá a distribuir el remanente de los activos
sociales entre los asociados, si los hubiere, – art. 247 C. de Co.-; luego a la elaboración del acta
correspondiente, documento que se protocolizará en una notaria, junto con el inventario y las actuaciones
judiciales, si las hubiere (art. 248 Cód. citado), momento a partir del cual se entiende extinguido el ente
societario del mundo jurídico.
Como comentario final, es obligación de los acreedores hacerse parte dentro del proceso, a fin de que si el
activo social lo permite, sean canceladas las obligaciones a cargo de la sociedad. De donde se infiere que no
corresponde al Estado, ni existe fondo especial para el efecto, cancelar las obligaciones adquiridas por los
particulares.
5. Con relación al último grupo de preguntas, solicitudes presentadas a la sociedad, es del caso comunicarle
que solo a través de una queja, el entidad podrá analizar la veracidad a no de los hechos relacionados
exclusivamente con la interpretación y aplicación del contrato consorcial suscrito con el particular. Los
interrogantes planteados en los numerales 4 y 5, encuentran respuesta en el numeral primero del presente
escrito.
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