ii. Noche Cuando, al no poder justificar el constante ataque inhibidor de su cada actuar, solo se quedaron mirando. movía las caderas, y la cabeza y el cabello la destreza. Esa es puta Pasó el tiempo y el humo fue pesando, todos bailaban juntos. Bailando desenterraban deseos que para cuando salió el sol habían vuelto a encubrir con risas y Resistol.