la historia revive más veces

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DE LA CULTURA Y LA CIENCIA
LA HISTORIA REVIVE
MÁS VECES
Por Mauro Armiño
como Charlotte Corday, María Antonieta, el
filósofo de origen alemán Adam Lux, entuuelve la Feria del Libro con su siasta revolucionario al que se le ocurrió procarretada de novedades viejas, poner una estatua para la “santa” Corday, y
de esos malos libros que “qui- pagó con el cadalso su apología, el poeta Antan el tiempo, el dinero y la dré Chenier, el científico Lavoisier –la Revoatención del público que pertenecen de de- lución no necesitaba poetas ni científicos–,
recho a los buenos libros”, que son “positi- Danton, Robespierre… Verdugos convertidos
vamente perjudiciales, y que sólo tienden “a en víctimas de un aparato que pusieron de
sacar algunos táleros del bolsillo del públi- moda: la máquina del doctor Guillotin, que,
co”, como decía Schopenhauer (Sobre la lec- a partir de 1792, sustituyó a las múltiples fortura y los libros, Editorial Sequitur). Tendre- mas que para cortar cabezas empleó el abmos quince días de murga sobre “grandes” solutismo: descuartizamiento, horca, hoguetítulos y grandísimos autores, que no pare- ra, hacha (plebeyos) espada (nobles), etc. Sece sino que estemos reviviendo una nueva gún Guillotin, su máquina respetaba más los Concha Velasco encarna a la reina Juana la Loca en el monólogo de
edad de oro. Apartándome de esa murga de derechos del paciente, eliminaba sufrimienla que tendrá sobradas presiones el lector, tos y era garantía de igualdad, en espera de mangas de camisa a una recepción del jefe
del Estado, pariente de aquel Luis XVI guielijo, como siempre, entre mis lecturas al- que la pena de muerte fuese abolida.
llotinado, con muchas mejores intenciones
gunas que creo de interés por distintos motivos. Empezando por el joven autor francés Crónica de tiempos terribles. La Revolución hacia él que hacia el oponente Pedro SánFrançois-Henri Désérable, que utiliza una creyó hacer justicia ajusticiando a las clases chez. Ni han tomado la Bastilla, ni han hefrase atribuida a Danton poco antes de arro- –monarquía, aristocracia, clero– que duran- cho gesto alguno comparable al del carnidillarse ante el verdugo como título: Mues- te siglos habían hecho del pueblo la víctima cero Legendre, quien, el 20 de junio de 1792,
tra mi cabeza al pueblo (Editorial Cabaret de sus exacciones, torturas, crímenes, púcuando le peuple, la canaille,
Voltaire). Reúne diez relatos de guillotina- blicos y privados: los fantasmas que acoasaltó las Tullerías, exigió al
dos en la etapa de la Revolución, salvo uno saban en prisión al marmonarca ponerse el gorro fridedicado al último verdugo de un linaje de qués de Sade eran
gio que le ofrecía en una piejecutores que se remontaba a 1688, los San- literarios, pero haca; el mismo día en que Mason: hace memoria, en el relato de Déséra- bía realidades oculría Antonieta no dijo la frase
ble, de las cabezas que pasaron por las ma- tadas en las mazmoque le adjudican: «Si el puenos, sobre todo, de su abuelo, el Gran San- rras de los castillos, y
blo no tiene pan, que coma
brioches». Sobre las verdason, de nombre Charles-Henri: las de Luis eliminadas de forma
des y mentiras con que la
XVI, María Antonieta, Charlotte Corday, Dan- más fácil todavía que
Revolución estructuró ese
ton, Robespierre, Mme. du Barry, la que le destruir documentos en
mito, léase La reina despidió “un minutito más, señor verdugo” pa- Acuamed o en ayuntaalmada, de Chantal Thora respirar la vida, ella, que la había gozado mientos salientes de
mas (Ediciones De Bola pleno pulmón y otras partes corporales. nuestros días, el de Masillo), magnífico y ameLos Sanson son personajes vivos en la histo- drid, pongo por caso. La
no ensayo de calidad
ria de Francia, y el Gran Sanson en la litera- guillotina ha desaparecihistórica contrastada,
tura: Balzac, por ejemplo, en uno de sus do de estos pagos, pese a
de la que carece, por
cuentos, Un episodio bajo el Terror, lo des- que la ultraderecha del PP
ejemplo, la película
cribe encargando y asistiendo a una misa de vea en Podemos y aliados
María Antonieta esresponso, en los aniversarios de la ejecución, una vuelta al caos y crean
trenada por Sofía
que algunos de sus líderes
por el rey que había guillotinado.
Coppola hará unos
El libro reúne relatos de
Désérable, bien documentado, escribe las son el diablo con rabo. Pero
diez años.
guillotinados en la Revolución.
confidencias de su última hora de personajes a lo más que llegan es a ir en
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director, Gerardo Vera, y Concha Velasco, su
intérprete, han sabido mover la escena, recrearla, darle vida con el hallazgo de los fantasmas proyectados sobre el fondo que acompañaron su encierro, durante el que sufrió,
al parecer, maltrato de sus carceleros. Vera
y Velasco, hacen que, sobre el escenario del
Teatro de La Abadía, el personaje aparezca
vívido, en la exposición de sus angustias, de
sus amores, y en la negación de la locura a
que fue condenada; el relato ofrece a Concha Velasco múltiples posibilidades para pasar de un estado psicológico a otro, y, por
supuesto, la gran actriz las aprovecha hasta
el exceso para encarnar, sin la menor duda,
uno sus mejores papeles.
e
Una antología que faltaba. También tiene que
ver con la historia, aunque en otro sentido,
la Antología de la poesía parnasiana, en edición de Miguel Ángel Feria (Ediciones Cátedra). No existía en castellano la recopilación
SERGIO PARRA
Ernesto Caballero, en el que es, sin duda, uno de los mejores papeles de la actriz.
de ese movimiento poético que apenas duró diez años y que rompió con el romantiLlegaron luego los poetas para adornar la la excusa de locura. Había empezado mal: cismo victorhuguesco y la poesía “comproescena del gorro frigio; era demasiada la car- su madre, Isabel de Castilla, ya ordenó man- metida”: desde Théophile Gautier la poesía
nicería y la sangre que corría a chorros por la tener en secreto lo poco aficionada que era buscaba liberarse de obligaciones en nomPlace de la Ville para encomendar ese en- la muchacha a la religión y sus dogmas. bre de la teoría del arte por el arte, desechar
frentamiento a un representante del gremio Convertida en peón de la partida política la poesía “burguesa”, volver al pasado clácarnicero, y Jean-Arthur Rimbaud cedió a un que jugaban las monarquías europeas, fue sico, eliminar lo subjetivo y buscar la liberherrero el protagonismo de la anécdota en su casada con el flamenco Felipe I, el Hermo- tad en la bohemia. Duró poco el movipoema Le forgeron: un herrero lleva mejor a so; la muerte casi inmediata de éste, y ella miento, si es que no derivó en simbolismo,
la espalda la imagen mítica de los Titanes en- dando vueltas por Castilla, de noche, a la pero fue clave su ruptura con lo anterior: en
frentándose a los dioses del Olimpo, forja el luz de las antorchas, con el carromato de su 1870 vemos, por ejemplo, a un Rimbaud de
futuro, etc. Murga también, aunque distinta. cadáver, la convirtieron en figura aprove- apenas quince años declararse en carta a uno
El lector puede sacar de Muestra mi cabeza chada por los románticos..
de los jefes de fila del movimiento, Banville,
al pueblo una repugnancia hacia la pena de
Ernesto Caballero, autor del monólogo Rei- que él será parnasiano por encima de todo
muerte que conviene alimentar, por si acaso, na Juana, ha querido verla como una vícti- (sólo era un intento por verse publicado). Miy a otras penas que, aunque no estén ensan- ma de las luchas masculinas por el poder en guel Ángel Feria lo analiza perfectamente en
grentadas, rezuman venganza, barbaridad.
el tablero de Europa y nos la muestra en sus su prólogo y deslinda parnasianos de simúltimos momentos, en su encierro del casti- bolistas, que se confunden, porque algunos
Doña Juana, menos loca. La historia inter- llo de Tordesillas, haciendo confesión gene- de los primeros se fundieron en el simbolisviene a menudo en el campo de la novela; ral con el jesuita Francisco de Borja (santo mo, en especial Verlaine: tenían en parte un
no tanto en teatro, aunque últimamente so- tardío), que su padre le impuso como con- padre común, Baudelaire. Aunque algunos
bre las tablas se han recreado vidas como fesor. Dado que, a estas alturas, es difícil de sus representantes ya habían sido tradula Teresa de Jesús de Juan Mayorga o la de creer cualquier versión oficial de lo que sea, cidos (Gautier, Leconte de Lisle, Heredia,
María Moliner, llevada a ópera por Paco Azo- es probable que de loca tuviera poco: un Coppée, aunque en ocasiones hace cien o
rín. Le ha tocado el turno ahora a Juana I de trasto que se quitaron de en medio políticos más años), otros nunca se habían leído en
Castilla, que lo fue también de Aragón y Na- de ambiciones desmedidas como las que de- español, como el interesante bohemio Glavarra; y lo fue durante cincuenta años, pe- mostraron los citados. Su confesión entrete- tigny, o Léon Dierx, o Armand Silvestre o Alro la corona que realmente le adjudicaron je datos históricos, pocos, que de Juana I se bert Mérat, el único “visionario” del grupo,
fue la de Loca; su padre Fernando de Ara- tienen, con la justificación que la encarce- junto con Verlaine, según Rimbaud, que ya
gón, su hijo Carlos I y su nieto Felipe II la lada explica. Podía haberse convertido el tenía en la cabeza su futuro camino, aunque
mantuvieron encerrada durante 46 años con monólogo en una lección aburrida, pero el coquetease en esa edad con Banville. l
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