Formación de tutores empleando el enfoque humanista de

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CONGRESO INTERNACIONAL DE TUTORÍA, ORIENTACIÓN Y DOCENCIA
UJED-2011
PONENCIA:
FORMACIÓN DE TUTORES EMPLEANDO EL ENFOQUE HUMANISTA DE
MODELACIÓN DE CASOS EXITOSOS E INSPIRADORES.
EL CASO DE LA TUTORA ANNE SULLIVAN Y LA TUTORADA HELEN
KELLER.
EJE TEMÁTICO N° 4 Problemática en la implementación de programas de tutoría.
INTRODUCCIÓN.
El propósito del presente estudio es contribuir a la formación de maestros tutores
mediante la integración del enfoque humanista y el estudio y modelación de casos
exitosos e inspiradores de tutoría.
La mayor parte de las contribuciones relacionadas con el sustento teórico de la
tutoría, vinculan explícita o implícitamente a la actividad con el humanismo:
corriente filosófica orientada a la comprensión de la naturaleza y la existencia
humana (FRESÁN 2005). El paradigma humanista ha sido extremadamente útil
para detectar carencias importantes en las prácticas educativas y ha llevado a las
instituciones a replantear algunas de sus principales posturas, así como a
propiciar la reflexión sobre la necesidad de considerar a la educación como una
actividad centrada en el estudiante que pretende que los individuos logren su
autorrealización en todas las esferas de su personalidad.
Aunque esta es una corriente cuyas raíces pueden encontrarse en la más remota
antigüedad (Aristóteles, Santo Tomás, Rousseau, Husserl), durante la segunda
mitad del siglo XX tuvo un renacimiento como reacción al conductismo y al
psicoanálisis. Este renacimiento impulsado por la psicología se extendió
rápidamente a la psicología educativa. Según Hernández Rojas (1998) citado por
Fresán O. (2005), este paradigma se nutre del existencialismo y de la
fenomenología. El primero recupera la idea de que el ser humano crea su
personalidad a través de sus propias decisiones y el segundo, la idea de que la
labor cognitiva es precedida por la toma de conciencia de la realidad experiencial.
Plantea la búsqueda de la autorrealización, la autoconciencia y la responsabilidad
y propone, para ello, que la educación se oriente a la formación integral como
mecanismo para lograr la realización personal. El educador en este proceso
deberá ser un guía, un facilitador que favorezca el autoaprendizaje, la autonomía
intelectual, la creatividad, la autocrítica y la autoconfianza.
El paradigma humanista coincide con la propuesta de los programas
institucionales de tutoría, en que ambas perspectivas se orientan a crear las
condiciones para posibilitar el desarrollo pleno del potencial humano. La tutoría
asume este propósito para lograr que todos y cada uno de los alumnos admitidos
por las Instituciones de Educación Superior (IES) consigan culminar sus estudios
desarrollando una aceptable capacidad de autodeterminación para
responsabilizarse y controlar su propio aprendizaje.
El enfoque humanista reconoce, como lo hace el informe Delors a la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, La Ciencia y la Cultura (UNESCO
1996), que el sistema educativo privilegia en forma sistemática la dimensión
cognitiva sobre la afectiva, y que las instituciones educativas y las universidades y
tecnológicos en particular descuidan los problemas particulares de los jóvenes
(González Ceballos).
Diversos autores señalan, como rasgo principal de la educación humanista, la
asunción de las necesidades de los individuos como la base de las decisiones
educativas (Weinstein 1975, citado en Márquez F.), propiciando en consecuencia
el incremento de opciones de desarrollo, el autoconocimiento y el desarrollo de
cada individuo sin afectar el de los demás. La educación humanista considera
diferentes a todos los alumnos y propicia el desarrollo de su identidad y considera
además la necesidad de ayudarlos a explorar y a comprender su esencia y los
significados de sus experiencias, en lugar de buscar la formación homogénea de
los individuos. Procura crear un sentido de relevancia, valor y merecimiento en
cada persona implicada en el proceso formativo (Márquez F.).
La educación humanista se interesa en todo el ser humano: inteligencia, conducta
y afectividad, y más aún, centra su atención en el educando mismo como sujeto
de su propia educación (Rodríguez D.). Cada persona posee en si misma la
capacidad de autodirigirse adecuadamente, de elegir sus propios valores, tomar
decisiones y ser responsable de sí misma en sus acciones, ideas y sentimientos.
La tarea del tutor entonces, será la de orientarlo en donde se detecten bloqueos o
deficiencias que le impidan su desarrollo académico y personal durante el paso
por nuestra casa de estudios; pues en la juventud las amenazas al autoconcepto
del alumno son reducidas al mínimo cuando el tutor que lo acompaña favorece la
percepción diferenciada en el campo de la experiencia. (Rodríguez D.).
La tutoría propugna también por una atención a la persona, a sus potencialidades
y a sus cualidades.. Al igual que la filosofía humanista, supone la comprensión de
los alumnos como entes individuales, únicos y diferentes de los demás, cuya
singularidad debe ser respetada y potenciada; como seres con iniciativa, con
necesidades personales de crecer, capaces de autodeterminación y de desarrollar
actividades y solucionar problemas creativamente y como personas que poseen
afectos, intereses y valores particulares y no sólo como individuos que participen
cognitivamente en el proceso de enseñanza aprendizaje.
El sistema integral de tutorías, cuyas actividades de apoyo, orientación y relación
al tutorado, presuponen las tendencias humanistas indicadas(Márquez), opera a
través del establecimiento de una relación auténtica entre el tutor y el tutorado,
cuya finalidad es facilitar la integración de su desarrollo, tanto en su desempeño
académico como en la dimensión humana. Esta relación entre tutor-tutorado
(docente-alumno) es esencial para el desarrollo de las potencialidades de los
futuros profesionales.
Un planteamiento de fondo consiste en que para llevar a la práctica la impartición
de la tutoría, como parte de una nueva cultura docente, es necesario que cada
tutor reflexione acerca de su propia formación como tutor y la estrategia de
formación de tutores establecida en su institución.
La finalidad de este estudio es proponer la incorporación, en los cursos de
formación de tutores, del estudio, comprensión y reflexión de casos notables de
éxito en la tutoría para que puedan ser tomados como modelos inspiradores por
los tutores en formación.
Al hablar de nueva cultura docente se trata de redimensionar la docencia
rescatándola como tarea formativa y no como una práctica exigua consistente en
informar mecánicamente los contenidos de los programas curriculares.
Sobre esta base, el programa de tutorías deberá impulsar el compromiso de volver
autónomos a los tutorados, con el fin de que crezcan en su capacidad electiva.
CONTEXTO DE APLICACIÓN.
La propuesta de estudiar y comprender el sustento filosófico y pedagógico de
ejemplos notables de éxito en la tutoría se puede aplicar en el contexto de los
cursos de formación de tutores, añadiendo este estudio de casos a los temas que
tradicionalmente se contemplan en los diplomados de formación de tutores y que
son entre otros: el estudio de las trayectorias escolares, el diagnóstico de las
necesidades de tutoría, las funciones del tutor, didáctica, pedagogía, fundamentos
de psicología (técnica de la entrevista), marco teórico, evaluación de la tutoría.
Los efectos formativos conseguidos con este enfoque se pueden aplicar,
lógicamente, en el ejercicio de la actividad tutorial en todos los niveles educativos.
DESARROLLO
EL CASO DE LA TUTORA ANNE SULLIVAN Y LA TUTORADA HELEN KELLER.
RESEÑA DEL CASO:
Helen Keller nació en Alabama, Estados Unidos, el 27 de junio de 1880.
Al nacer Helen era dueña de todos sus sentidos, sin embargo, a los 19 meses
enfermó de escarlatina (o de meningitis) enfermedad cuyas consecuencias le
impedirían a la niña comunicarse con el mundo exterior.
Poco después de sufrir dicha enfermedad, los padres de Helen percibieron que la
niña había perdido la vista, el oído y el habla, es decir, era ciega y sordomuda.
El reto para los padres de Helen y para ella misma, era encontrar la forma más
adecuada para iniciar su educación.
Al cumplir los siete años, Helen fue puesta en manos de la señorita Ana Sullivan,
quien por espacio de 50 años se convirtió en su maestra, tutora y compañera.
La señorita Sullivan utilizó el método dactilológico para la educación de Helen, el
cual consistía en el uso de los dedos para expresar
palabras.
En su primera clase la maestra depositó una muñeca
en los brazos de Helen y escribió en una de sus manos
la palabra "bebé".
El rostro de Helen proyectaba el esfuerzo de
concentración que estaba realizando por comprender
el mensaje recibido.
Una sonrisa iluminó su faz en el momento en que
comprendió la palabra "bebé".
Helen Keller diría más tarde: "De pronto conocí
solamente la oscuridad y el silencio… Mi vida carecía
de pasado y de futuro… Pero una breve palabra expresada por los dedos de otra
persona cayó en mi mano y mi corazón se regocijó ante la dicha de vivir".
Después de 5 semanas con Annie Sullivan, Helen Keller podía vincular la
sensación de agua que corre sobre una mano con la palabra “agua” escrita sobre
la otra mano. De repente, Helen comprendió que todo tenía un nombre y que
había un sistema de lenguaje que podría utilizar para comunicarse. Este fue el
gran avance que se inmortalizó en la obra de 1957 "The Miracle Worker". Sin
embargo, Helen Keller no tenía ningún recuerdo de aquel día más de lo que los
niños recuerdan sus primeras palabras. Ella reservaba la palabra "milagro" para
referirse a otro avance notable: el día en que se dio cuenta en su primera visita a
la Escuela Perkins para Ciegos, que podía comunicarse con sus compañeros.
Con un sentido práctico, la señorita Sullivan procuraba que Helen desarrollara los
sentidos del tacto y del olfato, proporcionándole todos los objetos y animales
posibles.
Ana Sullivan enseñaba a Helen cómo comprender el mundo que la rodeaba, así,
en una ocasión introdujo la mano de la niña entre las fauces abiertas de un
cachorro de león, en otra, le dio la mano a un oso y hasta llegó a acariciar a un
leopardo.
Bajo esas circunstancias, la niña se fortalecía física y moralmente, sin que le
asaltara temor alguno.
Entre los diez y los once años, Helen ya dominaba el alfabeto manual y pasó a
estudiar el alfabeto Braille.
El sentido del tacto tuvo un alto desarrollo en sus manos de tal manera que Helen
sustituyó el oído y aún a la vista por su capacidad táctil.
Al colocar sus manos sobre la garganta y los labios de un individuo, Helen sentía
las vibraciones de las cuerdas vocales y el movimiento de los labios, lo que le
permitía "oír" hablar.
Paralelamente se desarrollaban el espíritu y la mente de Keller, así conoció la
naturaleza: las flores, la lluvia, los pájaros, el sol, los insectos, etc..
La señorita Sullivan también le enseñó geografia, utilizando mapas que ella misma
elaboraba , de modo que Helen al pasar los dedos sobre los mapas, "percibía" las
montañas, el curso de los ríos, los valles y otros aspectos geográficos.
Cuando Helen cumplió 18 años ya tenía conocimientos de geometría, álgebra,
física, botánica, zoología y filosofía.
A los 20 años, Helen se inscribió en la escuela superior graduándose cuatro años
después.
Entre sus actividades Keller practicaba la equitación, la natación y ciclismo,
disfrutaba de la música y aún reconocía algunas piezas.
También, a través de los pasos de la gente, podía identificar sus características.
Para "oír" música y saber si una persona era alegre o triste, activa o indolente,
Helen se valía de sus pies, ellos captaban las vibraciones que se producían en el
suelo, proporcionando la información necesaria.
Su olfato llegó a estar tan desarrollado que podía distinguir, por el perfume, el
color de las lilas.
Con inteligencia y esfuerzo, Helen Keller supo utilizar todos los recursos que ella y
su maestra consideraron adecuados para triunfar sobre el infortunio en que la
habían sumido la ceguera y la sordomudez.
Al recobrar la alegría de vivir, Helen se dedicó a transmitir sus experiencias,
inculcando también la fe y el deseo de superar las limitaciones físicas a los
desvalidos, particularmente a los ciegos y sordomudos.
Para la tarea que se impuso Helen Keller en favor de ciegos y sordomudos, utilizó
las conferencias y los libros que ella misma escribió.
Entre los libros escritos por Helen se encuentran los siguientes: Historia de mi
vida, Optimismo, El mundo en el que yo vivo y Tengamos fe.
El mensaje de Helen Keller, lleno de optimismo y de fe, de esfuerzo y dedicación
va dirigido a la humanidad entera: hombres sanos o discapacitados que en
cualquier circunstancia deben tener la capacidad de superar los obstáculos.
Helen Keller dejó de existir en el mismo mes en que nació: junio pero del año de
1968.
Para comprender mejor el caso nos preguntamos ahora:
Quién era la tutora de Hellen Keller?
Anne Sullivan nació el 14 de abril de 1866 en una familia pobre en Feeding
Hills en el estado de Massachusetts). Era una mujer extraordinaria. Sus padres
fueron Thomas Sullivan y Alice Cloesy, originarios de Irlanda. Pprovenientes de
la Gran hambruna irlandesa. Su madre padecía de tuberculosis y murió cuando
Ana tenía ocho años. Sullivan tuvo dos hermanos: María y Jimmie. Cuando su
madre murió sus dos hermanos fueron enviados a vivir con otros parientes y Anne
permaneció en el hogar para cuidar a su padre.
Después de un tiempo los parientes no podían seguir con el cuidado de los niños,
y Anne no podía seguir más a su padre. Enviaron a los dos niños a la casa de
niños pobres del condado en Tewksbury, Massachusetts. Allí murió Jimmie
afectado por una tuberculosis de cadera.
Anne Sullivan había contraído una enfermedad llamada tracoma la cual deterioró
su vista. Estuvo en la Escuela Perkins para Ciegos en Boston en donde se le
hicieron muchas operaciones para tratar su enfermedad. Su vista mejoró y llegó a
ser una estudiante ejemplar, graduándose con honores.
Para ayudar a otros niños ciegos, Anne aprendió el alfabeto manual y trabajó con
una chica ciega y sorda llamada Laura Bridgman. Esta experiencia le serviría para
el futuro.
ANALISIS.
¿Cómo cabe evaluar la actitud de la tutora? Rasgos positivos y negativos.
No desfallece: actitud firme (¿excesiva?). Educar es un auténtico reto:
siempre es complicado, no tirar la toalla, no hay casos perdidos. Fortaleza,
constancia y mucha paciencia.
Planifica una estrategia: fuera improvisaciones; los problemas no suelen
solucionarse solos. No buscar resultados inmediatos.
Actitud creativa: flexibilidad, originalidad, redefinición; piensa en alternativas
(trasladarla a la casa de campo). Las dificultades no deben paralizarnos.
Pensamiento positivo (se fija en lo que estima la gran capacidad de
aprender de Hellen).
Su total disponibilidad.
¿Le falta, quizás, poner un poco de amor en lo que hace? ¿Demasiado dura en las
formas?
¿Intransigente? Distinción entre la sana autoridad y el autoritarismo.
Factores que dificultan el aprendizaje de la niña.
Hábitos previos negativos: es una niña consentida (se compadecen de ella y le
permiten todo). Huir de las falsas compasiones (la ven como una inútil). Falsedad
de los razonamientos emocionales (las cosas no tienen por qué ser como se
sienten).
Exceso de protección: miedo a que le pase algo («vuela bajito y despacio»). Es la
principal dificultad que Ana Sullivan detecta. Perder el miedo a decir que no a un
antojo, o incluso a algunos deseos legítimos de los hijos. Exigir que se “intenten”
hacer las cosas bien; la exigencia ha de ser personal, gradual y llena de cariño. La
permisividad de los padres genera el pasotismo de los hijos.
Obviamente, sus carencias físicas. Otra distorsión cognitiva: abstracción selectiva;
solo se dan cuenta de los defectos de su hija, no del potencial de su inteligencia.
¿Qué estrategias motivacionales utiliza la profesora?
Activa la curiosidad.
Trabajan juntas.
Valora las metas: premios y castigos (¿hasta qué punto?).
Es consecuente.
Distorsiones cognitivas que existen en la actitud de los padres.
Ideas preconcebidas: su hija es una enferma sin cura; cuidado con la
«etiquetación», huir de los fatalismos.
Exceso de protección. La exigencia sólo cobra sentido cuando nace del cariño
verdadero. La exigencia no ha de doblegar la voluntad sino motivarla; no es
imponer por la fuerza sino por el cariño. La voluntad se forja con vencimientos y
con motivos.
Refuerzo negativo: premian una conducta negativa para que no moleste (escena
del mordisco a la maestra y caramelo de la madre). Los caprichos consentidos
hacen crecer las necesidades.
No identifican el problema; muchas veces el problema está en no identificar el
problema. La familia sabe cuál es el problema de Helen, pero no saben cuál es el
suyo, hasta que descubren que su manera de comportarse no es la adecuada.
RESULTADOS
Actualmente la aplicación de la propuesta se encuentra en la fase de evaluación
de resultados formativos.
CONCLUSIONES
Como en la filosofía de la Ciencia: “Todo vale”.
La principal característica que debe destacar en el perfil del tutor es:
Que le guste ser maestro.
BIBLIOGRAFIA
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