- DIE SCHONE MÜLLERIN - OP. 25, FRANZ SCHUBERT (1797

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Nuria Aparicio Mateos
Análisis del S. XIX
Febrero 2012, UAM.
- DIE SCHONE MÜLLERIN - OP. 25, FRANZ SCHUBERT (1797 - 1828)
Das Wander (Caminar)
Nunca reposan
y jamás se cansan de girar,
las ruedas.
¡Caminar es el anhelo del molinero,
caminar!
Mal molinero debe ser
aquel a quien no le guste caminar,
caminar.
¡Hasta las piedras, por pesadas que sean,
las piedras!
Al girar en derredor,
pretenden marchar aún más veloces,
las piedras.
¡Lo aprendemos del agua,
del agua!
Sigue su curso en incesante marcha
noche y día, constantemente camina,
el agua.
¡Oh caminar, qué delicia,
oh caminar!
Señora y señor del molino,
dejadme partir tranquilo
y caminar
¡También lo vemos en las ruedas,
en las ruedas!
•
Sonido
•
Armonía
Nos encontramos en la tonalidad de La M. Uso de los grados I
(La M) y V (Mi M) durante todo el lied. La estructura del lied quedaría
comprendida de la siguiente forma:
Piano y voz
- Compás 1 al 12 (A)
- Compás 12 al 24 (B)
Repetido 5 veces
•
Melodía/texto
Se trata de una textura de melodía acompañada. La
finalidad de Schubert es transmitir ese concepto de continuidad que
expresa el texto. Para ello, ha usado un dinámico y fácil recurso de
acompañamiento circular (I-V-I-V).
•
Ritmo
El ritmo es monótono y sin cambios. Sobre todo en la parte (A)
donde el piano es un mero conductor del pulso (ligero y jocoso), mientras
que en la parte B (durante 4 compases) la mano izquierda del piano
acompañará el ritmo de la voz solista, aunque el ritmo no se pierde en
ningún momento.
A (igual para todos los lieders)
B (igual para todos los lieders)
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Nuria Aparicio Mateos
Análisis del S. XIX
Febrero 2012, UAM.
Tränenregen (Lluvia de lágrimas)
Sentados estábamos
bajo la espesa sombra de los álamos,
y juntos contemplábamos
el arroyo que corría a nuestros pies.
rodeada de azules florecillas ribereñas
que la contemplaban sonriente.
Cual ella, me pareció que todo el cielo
y el universo estaban en el arroyo,
y que con ellos quería
arrastrarme a su seno.
La luna había ya asomado,
y tras ella las estrellas del cielo,
que igualmente se reflejaban placenteras
en el plateado espejo del arroyo.
Y sobre las nubes y las estrellas
se oía el alegre murmullo del arroyo
que al correr cantaba y me decía:
"¡Amigo, amigo, sígueme!"
Yo no miraba ni a la luna
ni a las estrellas,
y únicamente buscaba
su imagen, sus ojos.
Entonces mis ojos se nublaron
y el espejo se empañó.
Ella me dijo:
"Amenaza tormenta, adiós, vuelvo a casa"
Y la vi sonriente
en el fondo del plácido arroyo,
•
Sonido
•
Armonía
Nos encontramos en la tonalidad de Sol M. Uso de los grados I
(Sol M), IV (Do M) y V (Re M). La estructura quedaría de la siguiente
manera:
Piano y voz
- Compás 1 al 12 (A)
- Compás 12 al 24 (B)
- Compás 25 al 36 (A´ )
•
Repetido 3 veces
Melodía/texto
Se trata de una melodía completamente distinta a la
anterior ya que el carácter pasa de ser maestoso a ser cantábile y meloso. La
textura podría encuadrarse dentro de la homofónica o por bloques, ya que
el piano (mano derecha) va haciendo de apoyo para la voz solista (voz
doblada) y de acompañamiento (mano izquierda) . Entre estrofa y estrofa el
piano hace un ritornelo introductorio, como al comienzo del lied. El modo
mayor perdura en las 3 primeras repeticiones, justamente cuando el
escritor narra la historia de amor entre el arroyo y el molinero. En la última
repetición (A´ ) el modo pasa a ser menor (sol m) coincidiendo con el
momento de la lluvia, la lluvia de lágrimas. Concluyendo con mezcolanza
entre modo mayor y menor. Ritmo lento estable (Corchea = 132).
A en modo menor (igual para todos los lieders), llamado en este A´
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Nuria Aparicio Mateos
Análisis del S. XIX
Febrero 2012, UAM.
Der Müller und der Bach (el molinero y el arroyo)
El molinero:
en las ramas del espino
brotan tres rosas
medio rosas, medio blancas,
que jamás vuelven a marchitarse.
Donde un leal corazón
muere de amor
se marchitan los lirios
de todos los jardines;
Y los angelitos
se arrancan sus alas
y todas las mañanas
descienden a la tierra.
la luna, en su plenitud,
se oculta tras las nubes
para que los hombres
no vean sus lágrimas;
El molinero:
los angelitos se cubren los ojos y,
entre sollozos,
cantan para adormecer
el desconsuelo del alma.
¡Oh, arroyo, querido arroyuelo,
qué bueno eres!
Oh, arroyuelo.
¿sabes lo que es el amor quizás?
El arroyo:
¡Ah qué fresco reposo
ofrece tu lecho!
¡Arroyo, querido arroyo, canta siempre,
no interrumpas tu canción!
Pero cuando el amor
domina victorioso al dolor,
brilla en el cielo
una estrellita nunca vista;
•
Sonido
•
Armonía
Nos encontramos en la dos tonalidades ciertamente, aunque la
que predomine sea la de mi menor, también se encuentra el modo mayor, es
decir Mi M. La estructura sería algo diferente al resto, ya que no existe el
recurso de la repetición, quedaría resuelta de la siguiente manera:
Piano y voz
- Compás 1 al 28 (A)
Grados I (Mi M), II (Fa M), IV (La M), VII (Re M)
- Compás 29 al 61 (B)
Grados I (Mi M), VII (Re M), IV (La M), V (Si M).
- Compás 62 al 89 (A´ )
Igual que al principio. A partir del cc. 74 hace
una flexión al modo mayor, como en la parte B.
•
Melodía/texto
El comienzo de la obra, en modo menor, transmite
tristeza, hecho que va ligado a la letra y al momento en el que canta el
molinero. Se trata del único momento en el que el acompañamiento del
piano es efímero, dotando de importancia la voz principal. En las partes B y
A´ la textura pasa a ser melodía acompañada con un soporte menos pesado
y más dinámico, gracias al uso de las semicorcheas. En la parte B, se
produce la primera modulación hacía el modo mayor, que coincide con la
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Nuria Aparicio Mateos
Análisis del S. XIX
Febrero 2012, UAM.
aparición del arroyo (El molinero siente el amor, como algo doloroso viendo
solo la parte negativa, por ello el modo es menor, en cambio el arroyo ve la
parte positiva del amor y por ello se presenta en modo mayor). En la A´ se
comienza igual que al principio (melancolía y tristeza), pero a partir del
compás 71 se empiezan a ver indicios de que va a cambiar de nuevo para
hacerlo por completo en el compás 74, pidiéndole al arroyo que no cese de
cantar.
Des Baches Wiegenlied (Canción de cuna del arroyo)
¡No le dirijáis vuestras miradas,
florecillas azules!
¡Descansa feliz, reposa tranquilo!
¡Cierra tus ojos!
Fatigado caminante, llegaste ya a tu
hogar.
La fidelidad está en él,
y en mi casa permanecerás
hasta que el mar se beba los arroyos.
Turbaríais los dulces sueños de su
reposo.
¡Vete, márchate lejos del puente del
molino,
traviesa chiquilla,
que no le despierte tu sombra!
¡Arrójame al agua tu fino pañuelito,
para que con él pueda cubrirle los ojos!
Te acostaré en dulce lecho
de suave frescura
en diminuta cámara azul y cristalina.
¡Venid, venid aquí,
olas ondulantes, y acunad
con vuestros cantos al muchacho que
duerme!
¡Buenas noches, buenas noches!
¡Hasta que todo vuelva a despertar,
que el sueño procure reposo a tus
alegrías
y calle tus pesares!
Surge la luna y se disipa,
se ve el fondo lejano del cielo,
¡qué profundo es!
Si en el verde bosque
resuena una trompa de caza,
fluiré ruidoso a tu alrededor
evitando que las oigas.
•
Sonido
•
Armonía
La estructura es muy parecida a la primera ("Das Wander"),
posiblemente hecho a propósito para concluir el ciclo de la misma forma
que se inició. En la parte A, tonalidad de Do M, se mueve por los grados I
(Do M) y V (Sol M). En la parte B modula hacia el IV grado (Fa M), usando
los grados I (Fa M), II (Sol M) y V (Do M). Quedaría de la siguiente forma:
Piano y voz
- Compás 1 al 11 (A)
- Compás 11 al 25 (B)
•
Repetido 5 veces
Melodía/texto
Melodía acompañada. Uso de la repetición para
conseguir un efecto adormecedor. El arroyo recibe al caminante.
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