Paula es una niña cordobesa de 11 años de edad felizmente

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El testimonio de Paula: “El gesto de generosidad de mi donante será el mejor ejemplo a seguir durante toda mi vida”. Paula es una niña cordobesa de 11 años de edad ex‐paciente de leucemia, felizmente trasplantada de médula ósea gracias a la generosidad de un donante anónimo localizado por la Fundación Josep Carreras. A la edad de 5 años Paula fue diagnosticada de leucemia linfoblástica aguda cromosoma Filadelfia positivo Ph+ (en niños sólo se da en un 5% de los casos), este subtipo confiere un especial mal pronóstico a esta enfermedad, obligando a un tratamiento más agresivo que en el resto de casos y teniendo como única posibilidad de curación la de recibir un trasplante de médula ósea. Paula semanas antes del diagnóstico Paula durante un descanso en el tratamiento Tras un año de tratamiento con quimioterapia, una grave septicemia generalizada provocada por el duro tratamiento y con la ineludible necesidad de encontrar un donante no emparentado (al no disponer de donante compatible en la familia) se activa el protocolo de búsqueda de donante en el Registro de Donantes de Médula Ósea de la Fundación Josep Carreras (REDMO) donde tras largos meses se localiza un donante, no totalmente compatible pero con posibilidad de donación, la cual se frustra unos días antes del trasplante programado por tratarse de un donante en cuarentena. Después de este revés, la Fundación Josep Carreras reinicia la búsqueda en la Red Internacional de Registros de Donantes de Médula Ósea, con la enorme fortuna de que en pocas semanas consiguen encontrar un nuevo donante: esta vez 100% compatible y dispuesto a realizar la donación. Tras localizar el donante en Estados Unidos, lograr su consentimiento, llevar a cabo la donación y trasladar la médula extraída a España, finalmente el 22 de abril de 2009 Paula recibe el trasplante con éxito. Paula durante el tratamiento Paula pocos meses después del trasplante Ese día Paula recibe el mejor regalo de su vida, un regalo fruto de la generosidad de una persona anónima a la que nunca conoceremos, pero que siempre estará unida a ella y cuyo gesto será el mejor ejemplo a seguir durante toda su vida. Un regalo que siempre ha estado acompañado por otro de igual importancia y generosidad: su hermana Carmen, que con su apoyo constante y silencioso siempre ha sido el mayor sustento de Paula (sirvan estas líneas como reconocimiento a todas las “Cármenes” que apoyan y acompañan a sus hermanos enfermos, no siempre valorados ni reconocidos, que luchan y que también sufren en sus carnes la dureza de estas enfermedades). Paula siempre acompañada por Carmen Paula y Carmen al día de hoy Desde el duro pronóstico y hasta llegar al día de hoy hemos vivido momentos muy difíciles: de miedo, de incertidumbre, de desesperación. Pero también en este duro camino hemos tenido la suerte de conocer, compartir y aprender con el ejemplo de muchas personas: de los profesionales del Hospital Reina Sofía de Córdoba, de los voluntarios de las asociaciones que trabajan en este hospital, de otros padres y familiares, y sobre todo de los niños que a pesar de la dura enfermedad: juegan, comparten, ríen, se ilusionan y nunca se rinden ante las adversidades. Es por lo que queremos dedicar este testimonio a esos niños: a los que ya no están (y que siempre estarán en nuestro corazón), a los que siguen luchando, a los que ya se han recuperado y han vuelto a ser unos niños más. Gracias a todos porque nos habéis enseñado a ser mejores personas. Paula durante los meses de tratamiento Paula hoy vuelve a ser la de siempre Nuestro objetivo al compartir la historia de Paula es lanzar un mensaje de esperanza y optimismo, pues a pesar de las dificultades y del mal pronóstico inicial estas enfermedades se pueden curar: gracias a la generosidad de gente anónima que decide donar su médula y gracias a los avances científicos que poco a poco le van ganando terreno al cáncer. Pero todavía hay mucho por hacer: todos tenemos que tomar conciencia de la importancia de seguir dedicando recursos a la investigación y de ser generosos haciéndonos donantes de médula. Por último queremos felicitar en su 25 aniversario a todos los que forman esta Fundación y a la persona que le da nombre: Josep Carreras, por la enorme labor que hacen para la divulgación y curación de la leucemia, por su cercanía y por el referente que son. Quizás no sean conscientes de que para los enfermos y sus familias son nuestra mayor referencia desde el día en que se recibe el duro diagnóstico, durante y después de la enfermedad, y de que sentimos que llegan a formar parte de nuestras vidas. No queremos terminar sin agradecer especialmente la enorme generosidad del tenor Josep Carreras por poner al servicio de la curación de la leucemia su prestigiosa figura internacional, y el positivo ejemplo que nos aporta a todos, pues como para el resto de ex‐
pacientes, esta experiencia cambia nuestras vidas y en muchos casos nos hace más fuertes y comprometidos. Jose y Mari Carmen (padres de Paula y Carmen) 
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