Noche tormentosa A través de las ventanas, entraba la luz de los relámpagos que cruzaban la noche. La tormenta estaba allí. Furiosas ráfagas de viento hacían bailar las pesadas cortinas. Un anciano enjuto, de pálido rostro, estaba parado frente a la chimenea, estiraba sus manos como queriendo atrapar el calor de las llamas. Con lentitud recorrió la habitación. Acarició cada miniatura que adornaba la repisa de la chimenea, sus formas, su fragilidad, su frío. Se acercó al sillón de respaldo alto y pasó sus manos por la áspera tela que lo recubría, se detuvo en el almohadón plumoso y suave sobre el cual su mujer apoyaba la espalda dolorida por la enfermedad de los años. De la mesita cercana, tomó la taza de té, infaltable para ella cada noche luego de la cena y la recorrió con un temblor de su cuerpo Nuevamente la luz furiosa de un relámpago penetró por el ventanal iluminando el cuerpo de la mujer tirada en el piso. Alicia Luisa Suárez