ESPASMOS INFANTILES EN NIÑOS Y TSC Es muy importante para que los padres y los proveedores de servicios de salud reconozcan los espasmos infantiles, un tipo de convulsión en una edad específica que con frecuencia están asociados con la esclerosis tuberosa compleja (TSC por sus siglas en inglés). Los espasmos infantiles se presentan en 1 de cada 2,000 niños por muchas causas distintas, y en aproximadamente 40% de los niños con TSC. La aparición de los espasmos infantiles es más frecuente entre los cuatro y los seis meses de edad, aún cuando estas convulsiones pueden comenzar en cualquier momento dentro de los dos primeros años de vida y, en muy pocos casos, aún durante la primera década (cuando se refiere a estas convulsiones como espasmos juveniles). Los espasmos infantiles con frecuencia se confunden inicialmente con otros padecimientos. Sin embargo, el diagnóstico puntual y el tratamiento apropiado de los espasmos infantiles son críticos. Poco tiempo después de que los espasmos aparecen, es posible que los niños dejen de tener progreso en su desarrollo o incluso que pierdan las habilidades que previamente habían adquirido. Este tipo de convulsión se puede asociar con discapacidades intelectuales significativas si no se proporciona tratamiento. Un tratamiento pronto y efectivo puede proporcionar el mejor resultado posible en el desarrollo para un niño con TSC que presente espasmos infantiles. ¿Qué son los Espasmos Infantiles? La primera descripción de espasmos infantiles fue por el médico inglés, Dr. W. J. West, hace más de 170 años. Su descripción es tan exacta hoy como lo fue entonces y muy conmovedora, ya que está describiendo a su hijo. “El niño tiene ahora un año de edad; cuando nació era un niño que estaba notablemente saludable y bien, y que continuó prosperando hasta que cumplió cuatro meses de edad. Fue en ese momento que observe por primera vez movimientos de la cabeza hacia adelante, que en ese momento yo consideré un truco, pero que de hecho, fueron las primeras indicaciones de la enfermedad, ya que estos movimientos fueron cada vez más frecuentes, y con el tiempo se volvieron tan frecuentes y tan poderosos, que provocaron que su cabeza se tirara completamente para adelante hacia sus rodillas, y después se relajara inmediatamente hasta conseguir estar erguida, estas inclinaciones y relajamientos se repetirían alternamente en intervalos de pocos segundos, y se repetían desde diez hasta veinte veces más en cada ataque, mismo ataque que no continuaría durante más de dos o tres minutos, él algunas veces tiene dos, tres o más ataques en el día; se presentan sin importar si está sentado o recostado; justo antes de que se presenten él se encuentra lleno de vida y en movimiento, haciendo un sonido extraño, y de repente su cabeza va hacia abajo y sus rodillas hacia arriba; después parece estar asustado y grita; en una ocasión, él adelgazó, se veía pálido y exhausto, pero últimamente ha ganado nuevamente su buena apariencia, e, independientemente de esta afección, es un niño que ha crecido extraordinariamente” Versión en español: octubre 2013 Página 1 de 12 El Dr. West describió los sutiles movimientos de cabeza que con frecuencia se confunden con otros comportamientos normales de bebés. El llanto puede ser confundido con cólico. Sin embargo, conforme transcurrió el tiempo, el Dr. West notó que los espasmos eran cada vez más aparentes. El Dr. West describió lo que se llama “espasmos flexores” o convulsiones en navaja. Sin embargo, el tipo opuesto de espasmo, llamado espasmo extensor, que se describe como movimiento de porrista, con un arqueo de la cabeza y espalda, y un estiramiento de las piernas. En cualquiera de los casos, uno o ambos brazos pueden moverse hacia los lados en un movimiento que imita una respuesta de sobresalto (reflejo de Moro). Los grupos de espasmos pueden ocurrir de forma repetida a lo largo del día, pero lo más frecuente es que se presenten al despertarse en la mañana o después de una siesta. Cuando se presentan los espasmos infantiles junto con la TSC, podrían no tener una presentación típica; los espasmos con mucha frecuencia son de tipo mixto, con características tanto de flexión como de extensión. Pueden estar presentes características lateralizantes, tales como voltear la cabeza o la desviación de ojos (voltearlos). Las convulsiones pueden afectar ambos lados del cuerpo en forma desigual; en algunos casos, es posible que solo esté afectado un lado del cuerpo. Dichas características lateralizantes, la asimetría aún cuando son comunes en los espasmos infantiles asociados con la TSC, pueden retrasar aún más el diagnóstico ya que es posible que las convulsiones no encaje con la descripción clásica de libro de texto de los espasmos infantiles. El proveedor de cuidados de salud puede referirse a las convulsiones como espasmos infantiles o Síndrome de West. El Síndrome de West en realidad es una combinación de espasmos epilépticos combinados con un patrón electroencefalográfico particular llamado hipsarritmia (vea a continuación). Por lo tanto, el Síndrome de West es un subgrupo de espasmos infantiles. Se ha documentado que los niños con TSC (y quienes tienen otras causas para los espasmos infantiles) presentan espasmos infantiles sin la presencia de hipsarritmia. Regresión Psicomotora y Cambios del Comportamiento Una vez que los niños empiezan a presentar espasmos infantiles, con frecuencia no alcanzan nuevos logros en su desarrollo e incluso pueden presentar regresiones, perdiendo capacidades intelectuales o físicas que ya habían aprendido. El Dr. West describió claramente las consecuencias de los espasmos infantiles en su hijo: “…Él no tiene ni la vivacidad intelectual ni el poder para mover sus extremidades, de un niño de su edad; nunca llora al momento de los ataques, ni sonríe ni lo nota, sino que se ve apacible y penoso, sin embargo su audición y visión son buenas; Él no puede sostenerse erguido ni utilizar sus extremidades, y su cabeza cae sin soporte.” Cuando los espasmos infantiles comienzan, los padres pueden darse cuenta de que el niño pierde el interés tanto en las personas como en los objetos que se encuentran en su ambiente. Es posible que disminuya la interacción social, pueden dejar de sonreír, presentarse interrupciones en el sueño, y es posible que el niño parezca estar irritable ante o indiferente hacia su entorno. Es posible que un niño que había aprendido a sentarse ya no pueda hacerlo o que incluso pierda la capacidad de darse la vuelta; un niño que había estado balbuceando alegremente puede volverse silencioso o nervioso. La regresión en los Versión en español: octubre 2013 Página 2 de 12 niños con TSC siempre debe investigarse minuciosamente y, cuando los espasmos infantiles son una posible explicación, estos deben ciertamente ser descartados. Patrones Electroencefalográficos (EEG) Algunos de los niños con espasmos infantiles y TSC manifiestan características clínicas y EEG que son distintas a los típicos espasmos infantiles. Las convulsiones al momento de la aparición de los espasmos infantiles pueden estar principalmente caracterizadas por convulsiones motoras parciales. Los espasmos infantiles con frecuencia son asimétricos y precedidos por características lateralizantes (movimientos únicamente en un lado del cuerpo). Las técnicas de grabación visual han conllevado a un progreso significativo en la clasificación de convulsiones asociadas con TSC, demostrando que tienen un origen focal o multifocal en la gran mayoría de los casos. En la mayoría de los casos, un EEG interictal en vigilia muestra una punta focal o multifocal independiente y actividad de ondas lentas en su aparición, y posteriormente un patrón de pseudo-hipsarritmia. Las anormalidades focales (en un área del cerebro) o multifocales (en varias áreas del cerebro) pueden encontrarse cuando se realiza un EEG entre el período neonatal y el desarrollo de los espasmos infantiles. Los niños con espasmos infantiles debidos a TSC muestran un EEG particular caracterizado por un patrón asincrónico multifocal de descargas máximas y una actividad irregular lenta de 2-3Hz (Wetmoreland, 1988; Curatolo, 1991). La reducción de la amplificación y el aumento en el número de electrodos hacen más fácil el poder reconocer la anormalidades focales (Curatolo, 1994). Aún cuando los focos EEG pueden localizarse en cualquier parte del cerebro, la ubicación más común para los espasmos infantiles son las regiones temporal posterior y occipital. La somnolencia aumenta la actividad de ondas lentas, y se puede observar un aumento de la actividad epileptiforme durante el sueño REM,. Las anormalidades multifocales y focales tienden a generalizarse, y se vuelven evidentes los arranques de ondas y polipuntas más síncronos separados por una repentina atenuación de voltaje semejándose a la hipsarritmia (Dulac et al., 1984). Los problemas graves de sueño son frecuentes después de la aparición de los espasmos infantiles y se deben principalmente a eventos epilépticos relacionados con el sueño. Estudios de sueño durante toda la noche en niños con espasmos infantiles han mostrado mayor número y duración de despertares después de la aparición durante el sueño, y una marcada reducción en el tiempo total de sueño y en el tiempo de sueño REM (Curatolo, 1994). Venciendo los Obstáculos del Diagnóstico Puede existir una demora en el diagnóstico de los espasmos infantiles en caso que los proveedores de atención primaria no estén familiarizados con este tipo de convulsión. Los padres y proveedores de cuidado de salud que no están conscientes de su importancia, con facilidad pueden pasar por alto la convulsión inusual. Por lo que, el obtener un diagnóstico oportuno y preciso puede algunas veces requerir el apoyo activo por parte de los padres que sospechan que su niño puede estar presentando espasmos infantiles. Un diagnóstico de espasmos infantiles puede descartarse debido a (a) que el EEG del niño no muestre hipsarritmia; (b) que se considere que el niño tiene demasiada edad para la aparición de espasmos; (c) los espasmos son asimétricos o de aparición atípica; (d) los espasmos evolucionan de o en otro tipo de convulsión; o (e) los espasmos ocurren individualmente en lugar de presentarse en un conjunto más típico. Ninguna de estas condiciones es suficiente para descartar el diagnóstico de espasmos infantiles en niños con TSC. Versión en español: octubre 2013 Página 3 de 12 Si, como padre, usted se preocupa pensando que puede haberse pasado por alto el diagnóstico de espasmos infantiles, comience abordando directamente el tema con el proveedor de servicios de salud de su niño. Si aún no está satisfecho, considere las siguientes opciones: (a) una grabación de video de los episodios de su niño y mostrársela al proveedor de servicios de salud de su niño; (b) buscando una segunda opinión en una Clínica de TSC, un Centro de Epilepsia Pediátrica Global o con un neurólogo con experiencia en el tratamiento de TSC; o (c) ingresando a la sala de emergencias de un hospital infantil, declarando que usted cree que su niño está presentando espasmos infantiles. Tratamiento de Espasmos Infantiles Existen dos tratamientos para espasmos infantiles aprobados por la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA, por sus siglas en inglés) en EE. UU. Vigabatrin fue aprobado en 2009 y ACTHar Gel fue aprobado en 2010. Estos dos tratamientos, así como otras opciones de tratamiento, se describen a continuación. Vigabatrin Vigabatrin es un medicamento que bloquea la desintegración de la transaminasa GABA (ácido gamma amino butírico), que es la responsable del metabolismo de GABA, un inhibidor neurotransmisor predominante en el cerebro. El consenso que se logró en la NIH Tuberous Sclerosis Complex Consensus Conference en 2000 es que Vigabatrin es el fármaco de elección para tratar espasmos infantiles en niños con TSC (Hyman y Whittemore, 2000). Existen varias publicaciones que han sido revisadas minuciosamente y que reportan evidencia convincente de la efectividad de vigabatrin para tratar a niños con espasmos infantiles, especialmente a aquellos con TSC. (Chiron et al., 1991, 1997; Elterman et al., 2001, 2010; Lux et al., 2002; Mackay et al., 2002; Mikati et al., 2002; Mackay et al., 2004; Thiele, 2004). Las ventajas principales de vigabatrin son la capacidad de escalar rápidamente las dosis al inicio del tratamiento con vigabatrin, pronta eficacia, es apropiado para el tratamiento de pacientes externos y particularmente bien tolerado, por lo general solo con efectos adversos menores con excepción de la pérdida del campo visual (vea a continuación) (Nabbout, 2001). Vigabatrin (Sabril®) fue aprobado para uso en EE. UU. por la FDA en 2009 (ver www.sabril.net). Para mayor información y asistencia para la obtención de vigabatrin, visite www.LundbeckShare.com o llame al número gratuito: 1-888-45-SHARE (1-888-457-4273). Pérdida de Campo de Visión Asociado con Vigabatrin La pérdida de campo de visión asociada con vigabatrin se reportó por primera vez en 1997 en adultos (Eke et al, 1997; Russell-Eggit et al, 2000; Besch et al, 2002) y posteriormente en algunos niños (Harding et al., 2002). Un estudio reciente indica que la pérdida de campos visuales periféricos puede ser más común en adultos que en niños, con 44% y 34% mostrando pérdida de campos visuales, respectivamente (Macquire et al., 2010). La inocuidad de vigabatrin en niños con espasmos infantiles es de importancia particular debido a que en este grupo se han descrito problemas de visión preexistentes. (Iinuma K et al. 1994; Castano G et al. 2000; Brooks BP et al. 2002; Hammoudi DS et al. 2005). Debido a la posibilidad de pérdida de la visión periférica, la FDA requiere que cualquier médico que recete vigabatrin para sus pacientes debe estar registrado, y existen requisitos de informes Versión en español: octubre 2013 Página 4 de 12 y pruebas visuales para todos los individuos que utilizan vigabatrin. Los proveedores de cuidados de la salud pueden indicar que una persona no puede realizar la prueba de campos visuales en el formulario al recetar vigabatrin si la prueba no será viable para una persona en particular. En muchos casos el paciente puede no estar consciente de tener pérdida del campo de visión ya que esta se desarrolla lentamente y no afecta a la visión central. El problema visual se confirma por medio de una prueba perimétrica, un tipo especial de prueba de la visión que mide la porción de espacio en la que los objetos son visibles en el mismo momento durante la fijación constante de la mirada en una dirección. El problema actual es determinar la relación riesgo-beneficio de vigabatrin en niños con espasmos infantiles y especificar los grupos en los que su uso pudiera ser óptimo. En niños, especialmente en los pequeños o minusválidos, es difícil pero no imposible detectar la pérdida del campo visual y aún no se sabe si los niños se encuentran en mayor o menor riesgo para este efecto adverso en comparación con los adultos. Los niños menores de 9 años de edad generalmente no pueden cooperar en los estudios perimetrales. El Departamento de Oftalmología en el Hospital for Sick Children en Toronto ha estado realizando monitoreo buscando la posible toxicidad visual de vigabatrin aproximadamente desde 1999 realizando un electroretinograma (ERG) básico o de partida en bebés y niños pequeños y examen(es) semestral(es) de seguimiento. Ellos repiten el ERG en un período de tres meses si existe una reducción en la amplitud de la respuesta flicker de 30 Hz (Westall CA et al. 2003; Buncic JR et al. 2004; Hammoudi DS et al. 2005). En 2009, se reportaron anormalidades IRM en niños muy pequeños que tomaban vigabatrin (Pearl, et al, 2009). Los cambios ocurrieron en las estructuras centrales del cerebro. No resultó claro que existiera ninguna consecuencia clínica, y, al suspender el vigabatrin, todos los cambios se resolvieron. Una anormalidad IRM similar fue observada en un paciente con TSC tratado por espasmos infantiles, y, al suspender el vigabatrin, la anormalidad desapareció. (Hsieh, 2010) Debido al riesgo de pérdida de la visión, y a las anormalidades MRI, vigabatrin se utiliza en bebés (1 mes a 2 años de edad) con espasmos infantiles únicamente cuando usted y su médico deciden que los posibles beneficios de vigabatrin son más importantes que los posibles riesgos. Sin embargo, resulta muy importante entender las consecuencias del desarrollo de los espasmos infantiles continuos al tomar estas decisiones. Los niños que son tratados inicialmente con vigabatrin, pero que no consiguen una buena respuesta, pueden considerar el uso de ACTH. Hormona Adrenocorticotrópica (ACTH; comercializada como Acthar® Gel) ACTH ha sido utilizada durante muchos años como un tratamiento para espasmos infantiles. Los beneficios clínicos de ACTH en los espasmos infantiles pueden estar parcialmente relacionados con sus efectos de estímulo sobre la liberación de adrenocorticosteroides y neuroesteroides. Para algunos niños con TSC, la ACTH es eficaz en el tratamiento de espasmos infantiles cuando el vigabatrin no lo es, y esto también es cierto a la inversa. Existen efectos secundarios relacionados con el uso de ACTH en niños, incluyendo aumento en la presión intraocular (Friling et al., 2003), inmunosupresión y posible aumento en el tamaño de la rabdomiomatosis cardiaca, los tumores cardíacos asociados con la esclerosis tuberosa (Hishitani et al., 1997; Hiraishi et al., 2000). Deberá Versión en español: octubre 2013 Página 5 de 12 hablarse con el proveedor de cuidados de la salud de su hijo en relación con la cuidadosa consideración del tratamiento para poder discutir sobre los beneficios y riesgos de cada opción de tratamiento. Acthar® Gel fue aprobado por la FDA en octubre de 2010 para el tratamiento de espasmos infantiles. Para mayor información sobre Acthar® Gel y el Programa de Acceso y Apoyo ACTHar (ACTHar Support and Access Program (A.S.A.P.)), visite www.acthar.com o llame al 1888-435-2284, lunes a viernes de 8:00 am-8:00 pm ET. Otras Opciones de Tratamiento Una de las preguntas constantes es si los esteroides administrados por vía oral, en lugar de Acthar® Gel, que debe ser administrado mediante inyección, pueden ser eficaces en el tratamiento de los espasmos infantiles. No existe ningún estudio comparativo que responda a esta pregunta de forma definitiva pero, algunos médicos están utilizando prednisolone o prednisone oral en lugar de ACTH (Lux, 2002, Hussain, en impresión). La mayoría de los médicos utilizan vigabatrin como el primer fármaco, pero en caso de no tener éxito, entonces se justifica un estudio de ACTH o prednisolone. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que ACTHar gel ha sido aprobado por la FDA para el tratamiento de espasmos infantiles y prednisolone no. Estudios clínicos que reportan la eficacia de otros medicamentos (zonisamide, topirmate) para el tratamiento de espasmos infantiles han demostrado cierta esperanza en pequeños estudios iniciales, pero fracasaron en el tratamiento efectivo de espasmos infantiles en estudios clínicos multicentro mayores. Es probable que el éxito inicial que se reporta con estos medicamentos refleje la tasa espontánea de remisión de 20-25% de todos los individuos con espasmos infantiles. Estos nuevos fármacos antiepilépticos representan un enfoque no-hormonal potencial para los espasmos infantiles, pero se necesitan estudios adicionales para verificar su eficacia y tolerabilidad. Se espera que futuros estudios identifiquen fármacos antiepilépticos racionales que no únicamente controlen los espasmos infantiles sino que también minimicen su riesgo en el desarrollo cerebral. Otra terapia, la dieta cetogénica se ha reportado ser segura, bien tolerada y posiblemente un tratamiento alternativo efectivo para la epilepsia en algunos niños con espasmos infantiles (Kossoff et al. 2002, Hong et al, 2010) que son refractarios a los anticonvulsivos estándar. Los niños que seguirán la dieta deben ser cuidadosamente seleccionados, monitoreados y recibir seguimiento. La dieta debe considerarse un régimen médico estricto y requiere del enfoque global de un equipo médico conjuntamente con la participación intensiva de los padres. Kosoff y sus colaboradores (2002) reportaron que en 50% de niños con hipsoarritmia y EEGs de seguimiento tuvieron mejora EEG. Las reacciones adversas relacionadas con la dieta (nefrolitiasis, reflujo gastroesofágico) deben monitorearse. No obstante la eficacia de vigabatrin, la terapia hormonal (ACTH o Prednisolone) y otras terapias médicas, algunos niños con TSC continúan presentando espasmos y experimentan regresión psicomotriz. Estos niños con convulsiones resistentes a fármacos pueden ser candidatos a cirugía y deben ser evaluados por un equipo de epilepsia con experiencia en la realización de cirugías para niños con epilepsia con TSC (Chugani et al., 2010). Versión en español: octubre 2013 Página 6 de 12 En resumen, los espasmos infantiles deben tratarse tan pronto como se realice el diagnóstico. El fármaco elegido para el tratamiento de espasmos infantiles en niños con TSC es vigabatrin. Si no se controlan las convulsiones con vigabatrin utilizando una dosis suficientemente alta, entonces debe considerarse el uso de ACTH o prednisona. Los niños con TSC pueden también ser candidatos para someterse a tratamiento quirúrgico y los niños deben ser considerados para someterse a cirugía tal como se especifica a continuación. Resulta importante evitar tratar a niños con TSC con medicamentos que puedan inducir o empeorar los espasmos infantiles. Los medicamentos tales como fenobarbital, phenytoin, carbamazepine y tiagabine no deben utilizarse en niños, y especialmente en bebés con TSC (Dulac, 2001). El tratamiento con valproate o uno de los medicamentos antiepilépticos más nuevos, tales como topiramate, en lugar de con phenobarbital, carbamazepine o phenytoin, está recomendado cuando aún no se ha hecho el diagnóstico de espasmos infantiles (Dulac, 2001), incluso en niños pequeños y bebés. Cirugía El reciente progreso en el tratamiento quirúrgico de la epilepsia ha demostrado ser benéfico para algunos niños con TSC y con espasmos infantiles (Asarnow et al., 1997; Asano et al., 2001; Curatolo et al., 2001). Chugani et al., 2010). Avances recientes han mejorado el resultado para niños tratado quirúrgicamente por espasmos infantiles. (Wu, 2010) Cada vez es más claro que, en casos cuidadosamente seleccionados de espasmos infantiles, la resección quirúrgica de la corteza epileptogénica puede resultar en el control de las convulsiones y en un mejor resultado en términos del desarrollo (Chugani & Pinard, 1999; Jonas et al, 2005). Se recomienda que los criterios de selección para el tratamiento quirúrgico incluyan: Intratabilidad de convulsiones. Las convulsiones de los niños deben ser refractarias a estudios apropiados de manejo medico (no se puede utilizar “todos” porque no es posible probar “todos” los medicamentos). Características focales en EEG. Deben estar presentes anormalidades focales en los EEGs interictales y/o ictales de posibles candidatos quirúrgicos. Anormalidades focales en neuroimágenes. Todos los niños deben mostrar una lesión ya sea anatómica (TC/IRM/MEG) o funcional (PET/SPECT). Sin embargo, el mejor tiempo para considerar la resección cortical para tratar espasmos infantiles médicamente intratables no ha sido aún definido. Los riesgos que deben conciliarse para tomar esta decisión son: Cuál es el riesgo de pérdida del potencial de desarrollo si la cirugía se retrasa demasiado en contra del riesgo de cirugía innecesaria si esta se lleva a cabo demasiado pronto. Shields y sus colaboradores (1999) propusieron que, además de la evaluación de las convulsiones, la evaluación del desarrollo debe ser un Versión en español: octubre 2013 Página 7 de 12 factor clave en la decisión quirúrgica. Si un niño con espasmos infantiles ha cumplido con los avances del desarrollo aún si él o ella tienen espasmos infantiles, los beneficios potenciales de la cirugía deben sopesarse cuidadosamente en relación con los posibles riesgos. [Para obtener información adicional, vea la Hoja Informativa de Cirugía Epiléptica para Pacientes con Esclerosis Tuberosa.] Prognosis Vigabatrin ha demostrado alta eficacia en espasmos infantiles debidos a TSC. En un estudio realizado por Jambaque y sus colaboradores (2000), encontraron que el cese de los espasmos con vigabatrin estaba asociado con una mejora significativa del conocimiento y comportamiento en niños con TSC. El control de la generalización secundaria inducida por espasmos infantiles también parece ser un factor clave para el desarrollo intelectual en niños con TSC. Un estudio realizado por Joinson et al. (2003) examinó las capacidades intelectuales en individuos con TSC de entre 4 y 75 años de edad. Encontraron que el 55.5% tuvieron un Coeficiente Intelectual (IQ) dentro del rango normal, 14% tuvieron discapacidades de leves a graves, y 30.5% tuvieron una discapacidad profunda (IQ < 21). El cuarenta y cuatro por ciento de los individuos con TSC tuvieron un IQ < 70. La probabilidad de presentar discapacidades estuvo asociada con un historial de convulsiones, particularmente de espasmos infantiles. Todos los individuos con una discapacidad del aprendizaje tenían un historial de convulsiones que generalmente comenzó antes de los 12 meses de edad y que con frecuencia se presentaron como espasmos infantiles. Este estudio demostró que un historial de convulsiones, así como un historial de espasmos infantiles, es pronóstico del grado de problemas intelectuales, reforzando la importancia del diagnóstico temprano y del pronto tratamiento de los espasmos infantiles en niños con TSC. Referencias Asano E, Chugani DC, Juhasz C, Muzik O, Chugani HT (2001) Surgical treatment of West syndrome. 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No está destinada a, ni la misma constituye consejo médico o de cualquier otro tipo. Se advierte a los lectores que no deben tomar ninguna acción en relación con el tratamiento médico sin consultar antes con un Versión en español: octubre 2013 Página 11 de 12 proveedor de cuidados de la salud. La TS Alliance no promueve ni recomienda ningún tratamiento, terapia, institución o plan de cuidados de la salud. 2013 Tuberous Sclerosis Alliance, 801 Roeder Road, Suite 750, Silver Spring, MD 20910 www.tsalliance.org (800) 225-6872 [email protected] Versión en español: octubre 2013 Página 12 de 12