¡ACEPTAR, UNA TRAS OTRA! LA REALIDAD DEL SÍNDROME DE USHER. Las personas que padecen el síndrome de Usher cursan sordoceguera. Si al tener una alteración el diagnostico es importante, cuando primero se da la auditiva y después la visual es de vital importancia para preparar a la persona. En el artículo analizo la aceptación y la adaptación de las personas que padecen Síndrome de Usher. Según las asociaciones, los educadores y psicólogos, que están en contacto con las personas con necesidades educativas especiales, consideran que la aceptación de la deficiencia, discapacidad y minusvalía no sólo implica a la persona que lo padece, sino también al entorno que rodea a éste. Para una mejor aceptación en su beneficio es importante prestar el apoyo necesario a él, a la familia, y a los profesionales que intervienen en este proceso. La aceptación, es tarea complicada para cualquier persona que la padezca, aunque hay que tener en cuenta que cada individuo va a reaccionar de una manera diferente dependiendo sus características propias y las de su deficiencia. En el Síndrome de Usher (S.U), por lo general, el individuo se tiene que enfrentar primero a una deficiencia auditiva, que tendrá más o menos aceptada o adaptada, y a otra visual (si se ha trabajado debidamente la posible aparición de ésta será “más liviana”), que es difícil de encajar, ya que aceptan y luchan una tras otra. Cuanto mayor sea el grado de aceptación, más “fácil” será para él como para los demás. Me parece fundamental el hecho de que la persona que padece la enfermedad se adapte a la “nueva” deficiencia. Adaptarse a la deficiencia visual y auditiva implica el proceso de adaptarse a las demandas vitales que son comunes a todo el mundo, pero con un énfasis adicional en la ceguera y sordera. La adaptación ha de ser continua. Las demandas personales y ambientales cambian de una situación a otra, de un momento a otro. Las cualidades de conducta personales válidos y deseables, pueden servir a una persona en una situación pero no en otra. Las características de una buena adaptación incluyen: - El conocimiento de uno mismo, una imagen clara y estable de uno mismo. - La autoaceptación. - Ser capaz de trabajar con constancia y persistencia ante metas realistas. - Saber como usar y aceptar la autoridad. Considero que se deben tratar de adaptar las dos deficiencias a la vez. Pero como en la mayoría de los casos del S.U. primero se da la pérdida de audición y luego la pérdida de visión voy a tratar las dos por separado. Aunque me centraré más en ésta última. • Adaptación a la deficiencia auditiva. La aceptación de la sordera es un proceso largo y difícil porque es un choque emocional muy fuerte. El 90% de los casos depende de la aceptación familiar y de la reacción ante el problema. El aceptar la sordera conlleva establecer relaciones más adecuadas con este mismo grupo. También es muy importante y va íntimamente ligado la adaptación con el ajuste comunicativo. Según Madow y Schlesinger piensan que un modelo de adaptación adecuado es aquel que tiene un modelo realista de identificación y dispone pronto de un medio de comunicación como el lenguaje de signos. En general, una buena adaptación depende de dotar de un buen sistema comunicativo, ya sea oral o signado. Al igual que una buena adaptación a sus necesidades por parte de los profesionales. • Adaptación a la deficiencia visual. Según distintos autores hay diferentes perspectivas ante la adaptación: La perspectiva por la que el proceso de adaptación se ha descrito como aprender a aceptar la realidad de una condición y luego encontrar maneras adecuadas de vivir con esa condición. Cuando se aplica este principio a una persona ciega surgen preguntas acerca de qué es la realidad. La adaptación a la ceguera de forma saludable requiere saber qué valores son apropiados para todo el mundo, ciegos o videntes y cuando necesitan estándares y valores conductuales individuales ajustados a los atributos y características personales. Desde otro orden de cosas hemos de afirmar que no existe ni una personalidad, ni una psicología exclusiva de la ceguera. En el S.U., que es una ceguera adquirida, algunos argumentan que una buena adaptación requiere que la persona muera como vidente y renazca como una persona ciega. Estas personas viven en un mundo diferente, interna y externamente, personal y socialmente. Añaden sobre sí el nuevo concepto de ser persona distinta a los demás y distinta a la persona que era antes. Para ellas, la rehabilitación quiere decir reorganizar y tender un puente entre el pasado y el presente. Primero deberá atender a las necesidades en materia de marcha y locomoción, lectura y manera de ganarse la vida. En segundo lugar su sito en la sociedad humana, y por último la manera de obtener enriquecimiento personal. Según Wright en 1960, el hecho y las implicaciones de la deficiencia visual puede internalizarse, tanto intelectual como emocionalmente, dentro de los atributos personales, modificando algunos y eliminando otros. El proceso de adaptación requiere un periodo de transición, hasta el punto en el que tanto la ceguera como la sordera sea una parte integral de la persona y la conducta correspondiente es automática y apropiada. Severson observó que sólo hay tres ajustes necesarios como consecuencia de la pérdida de visión: - El problema de aceptar la pérdida de visón en sí, de una forma tan concreta como sea posible para liberarse de la amargura, el resentimiento, la autocompasión y el sentimiento de aislamiento. - La tarea de adquirir habilidades especializadas. - El problema de saber cómo manejar las actitudes de las personas videntes hacia los ciegos. Al igual que sucede con cualquier deficiencia. Las tendencias de las personas con R.P. que estén bien adaptadas son: Estabilidad sociológica, aceptación realista, tendencia a ser independiente y autodirigirse, asertivas, utilizan ayudas y técnicas adaptativas sin reservas, tienen un autorespeto, reconocen que forman parte de la comunidad de deficientes visuales, hay miembros de su familia que muestran una aceptación realista. La tendencia de las personas con R.P. que están peor adaptadas muestra: mecanismos de negación, demuestran aislamiento, sufren depresiones prolongadas, se sienten ansiosos acerca del futuro, están preocupados por hacer algo mal, intentan satisfacer las expectativas de los demás, suelen tener familias sobreprotectoras. Ante el mecanismo de negación aparecen conductas y actitudes de enfrentamiento desadaptativas. Por ello se dan conductas como: “esconder” su deficiencia en público, ven la situación como algo temporal, búsqueda inapropiada de curas. También suelen ser comunes las conductas desadaptativas como: rendirse, resignarse a una extrema dependencia, posponer decisiones, permitir a los demás que le marquen las metas y los estándares de conducta, hundirse en la vida privada de satisfacciones vacías de significado, persistir en la ignorancia de la ceguera. Son también familiares las conductas desadaptativas asertivas en las que rechaza todo tipo de asistencia y técnicas especializadas prefiriendo hacerlo todo por uno mismo, desean probar la igualdad en todas las situaciones “superciego”, reaccionan con arrogancia, sus posibilidades las ven más allá de las reales, continúan deseando la visión e intentan convencer a los demás de su buena adaptación. La adaptación a la R.P y de cualquier deficiencia pasa por una secuenciación que se pueden dividir en diferentes estadios. 1. Negación. El individuo simplemente niega la existencia de los acontecimientos traumáticos. En esta etapa se incluyen el aturdimiento, la información y el entendimiento de lo que ha pasado afirman rotundamente que ha sido un error. 2. Ansiedad y miedo. Después de reconocer el acontecimiento traumático, la persona experimenta miedo acerca de su minusvalía. Sobretodo manifiestan irritabilidad, hiperactividad, insomnio, pérdida del apetito y quejas somáticas. 3. Irritabilidad. El proceso de retornar a la situación anterior de competencia puede llevar, en algunos casos, a la irritabilidad ú hostilidad, generalmente dirigida a otros por su capacidad de comprensión. 4. Depresión. Antes de llegar un periodo de estabilidad, el individuo puede deprimirse. Son observables manifestaciones como el aislamiento social, la pérdida de interés y desánimo. Están cansados de la situación y más habiendo pasado por ella por segunda vez. 5. Equilibrio. El individuo se da cuenta de que no puede funcionar en el estado de depresión y trata de adaptarse a la situación e intentar desarrollar nuevas conductas, basadas en una aceptación intelectual y emocional de su estado. La aparición de estos periodos en un individuo, que trata de adaptarse a la R.P., no implica su ocurrencia secuencial según el modelo reflejado, pues a menudo aparecen solapándose entre sí. En ciertas personas, predominan las manifestaciones de unos síntomas sobre otros e incluso algunos sujetos no presentan reacciones desajustadas significativas. En el S.U. que la visión se va deteriorando gradualmente, puede que no experimenten shock, ni depresión, ni las demás fases en el proceso de adaptación, hasta que la pérdida sea lo suficientemente severa para inferir con su funcionamiento cotidiano. Las recaídas posteriores en el proceso de la adaptación pueden ocurrir cada vez que haya una pérdida significativa en la evolución de las dos deficiencias. Requerirán conductas y habilidades diferentes. Experimentan gradualmente los problemas psicológicos de adaptación con creciente intensidad a medida que aumenta la pérdida visual. En el proceso de adaptación influyen distintos factores como los internos, los externos y las ayudas técnicas, junto con los recursos profesionales. En cuanto a los internos, depende de la personalidad de cada individuo, las experiencias de enfrentamiento previas en la pérdida auditiva, las actitudes hacia la ceguera que la persona mantenía con anterioridad, la edad de aparición, el momento del trauma, la inteligencia, el grado de visión que tiene dentro de la R.P., las limitaciones que conlleva ésta, la estabilidad de su visión acerca de su propia visión, la filosofía de vida y sus propias creencias. Y por último, siendo uno de los más importantes, las complicaciones adicionales. En conjunto las dos deficiencias simultáneamente le hacen estar más vulnerables, hay un doble mal estar. Por ello, es vital que las personas que padecen el síndrome estén informados y de cierta forma “preparados” para la pérdida de visión. Los factores externos se refieren a diferentes aspectos que infieren de una manera muy directa. El médico especialista a la hora de dar un diagnóstico debe de estar preparado para informar sobre las asociaciones y recursos que está persona tiene a su alcance. La red de apoyos tanto para él como a la familia. La voluntad de trabajar en el cambio de valores y de conductas de enfrentamiento con la persona en cuestión. Y por ultimo, el factor de ayudas técnicas y recursos profesionales que ofrecidos a tiempo pueden facilitar el proceso de adaptación. Cómo ya hemos visto todo lo que rodea a la persona que padece el S.U. tiene que aceptar la nueva situación y como no, los compañeros y amigos. Estos, que en algunos casos serán los mismos, es parte a destacar ya que comparten el día a día en la escuela o en su tiempo libre. En 1992 la doctora Wendy Lynas realizó unas investigaciones sobre el S.U. y sus implicaciones psicológicas. Se observó que una fuente de apoyo muy útil procedía del grupo de compañeros del alumno. En conjunto, el resto de los alumnos no parecían ser conscientes de su discapacidad visual. De hecho, parecía que intentaba no convertir las dificultades del compañero en el centro de atención. Incluso la mayoría de los alumnos habían asumido conductas positivas. Me parece sorprendente, ya que no eran conscientes de ello. Estas conductas eran por ejemplo: ofrecer una mano que le guiase en entornos extraños y oscuros, establecer un contacto táctil antes de iniciar la comunicación, etc. Las conductas positivas que manifiestan estas investigaciones ayudan a que el alumno con el síndrome acepte con mayor normalidad sus limitaciones y diferencias con los demás. Hay que tener en cuenta que las personas que la padecen se ponen continuamente a prueba en sus relaciones sociales, y no iban a ser menos éstas. Por ello tendremos que preguntarnos: ¿Es capaz de enfrentarse con las reacciones de sus compañeros y amigos? No en todos los casos, las reacciones son positivas y por lo tanto, los compañeros como sus amigos deberían ser un poco empáticos e intentar actuar desde otra perspectiva. En la mayoría de los casos se llegan a conseguir, aunque las personas que tienen S.U. deben pensar que para ellos también es difícil y no saben cual es la mejor manera de ayudarle. Como ya sabemos los niños con S.U. nacen sordos, y al final de su infancia o adolescencia, desarrollan síntomas oculares de R.P. Los padres ante esta circunstancia pueden sentirse abrumados ante un segundo diagnóstico: la posible pérdida de visión de su hijo. Puede que no vean futuro alguno y pierdan la esperanza, lo que hará que sean incapaces de controlar su propio pesar o, incluso, de dar a su hijo la información y el apoyo que éste necesita en esos momentos. Desde la ONCE. y las asociaciones de padres con hijos que padecen el S.U., vienen realizando ponencias en las que tanto profesionales como padres exponen sus experiencias, investigaciones, información y conclusiones, que ayudan a los padres a una mejor aceptación. Otra de las finalidades es prestar la mejor ayuda en beneficio de sus hijos. • Apoyo para los padres. Cuando los padres descubren que su hijo tiene S.U. sienten que son la única familia en el mundo con un hijo afectado por el síndrome. Por ello, buscar un apoyo es muy importante para el bienestar de la familia. El primer lugar al que pueden acudir es a las asociaciones para estar informados. En ellas les facilitaran el apoyo y las alternativas que tienen. Por ejemplo: - Se pueden incorporar a reuniones de personas mayores con síndrome de Usher, para que vean que tienen una familia, que trabajan y se las arreglan para ganarse la vida razonablemente. - También se forman grupos de apoyo con colaboración de instituciones, escuelas, clubes. Suelen estar dirigidos por padres con la asistencia de uno o dos profesionales. - En Reino Unido un padre edita un boletín trimestral que se les envía a todos los padres vinculados de alguna manera con el S.U. Este boletín es utilizado para intercambiar opiniones, experiencias y sobretodo para prestarse apoyo mutuo. Las investigaciones de Wendy Lyan confirman que la magnitud del problema aumenta con la confirmación de la R.P. y que el mayor apoyo es ver que su hijo puede tener una buena calidad de vida, aún teniendo sus limitaciones. Un joven que tiene síndrome de Usher ¿Qué necesita de los padres? Precisa que sus padres comprendan cuáles son sus sentimientos sobre lo que está sucediendo, que sus padres estén informados sobre el síndrome y que sean capaces de comprender cómo puede afectar la R.P. a su visión. El joven se desarrolla de manera más satisfactoria cuando las personas que les rodean, especialmente sus padres, tienen confianza en él y en su capacidad para superar algunos de los problemas, que el hecho de ser sordos y perder la visión, le planteará cuando llegue a la edad adulta. Los padres tienen que ser honestos con sus propias actitudes hacia el diagnóstico del S.U. Sentir ganas de llorar o enfadarse con emociones normales en estas circunstancias. Y lo importante es que sean trasmitidas y expresadas. El niño debe apreciar que puede hablar sobre su visión, sin ser un tema tabú. Si fuera un tema tabú, los padres no ayudarían ni lo más mínimo a su hijo a fortalecer su confianza, ni a fomentar la resistencia que necesita para afrontar el futuro. Conocer a fondo el S.U. lleva tiempo. Es importante que lean sobre el tema, se enteren del trabajo que se realiza en otros países y establezcan amistades con otros padres que experimentan vivencias similares y pueden compartir con ellos ideas útiles. El conocimiento más valioso consiste en saber cómo afecta el S.U. a su hijo. Todos los niños son diferentes y hay unas variables como la edad de aparición, el desarrollo de la enfermedad, que hacen que se manifiesten de manera diferente dependiendo de la persona. También hay que tener claro cómo se debe adaptar el hogar al niño. Se han de considerar las mejoras en el mobiliario, para que le resulté “más fácil” ver los obstáculos y las cosas. Por último, los miedos de los padres. Cuando estos piensan en un futuro se muestran muy aprensivos con respecto a lo que le ocurrirá a su hijo cuando ellos mueran. Este miedo tiende a hacer que se preocupen más por un futuro lejano que por el presente y el día a día con su hijo. • Preparación del docente ante el síndrome. Los profesores deben tener una formación periódica y un reciclaje constante sobre las implicaciones de la R.P. Estos son una figura que puede detectar signos de R.P. y por ello, debe ser una persona que sea vigía del alumno, pero no de forma llamativa para que el alumno no se sienta herido, sino de una manera discreta y sobretodo observando las conductas del alumno. También es importante la relación con la familia, ya que los aprendizajes han de generalizarse y cuanto mayor apoyo y comprensión haya entre ambas partes habrá una mayor adaptación del joven. El profesor debe de adoptar una actitud positiva y realista frente al individuo que la padece y su familia. Muchos de los padres vendrán asustados ante un segundo diagnóstico. Nuestro deber será prestarles apoyo, asesoramiento de los lugares a donde deben acudir y la información sobre su hijo en cuestión. Pero siendo siempre muy cuidadosos en no dar falsas esperanzas. Principalmente, los docentes debemos confiar en nuestro alumno y en sus posibilidades a la hora de la intervención educativa. Sobretodo desde un punto de vista razonable, ni exigirle demasiado ni exigirle poco, sino a medida de sus posibilidades. Para ello, será necesario una buena adaptación e intervención de los profesionales del centro. Y como no, una buena comunicación con la familia a modo de revisión periódica. Es imprescindible ser asertivo con una persona que padezca S.U. , ya que aceptar una situación desestabilizadora y al tiempo otra, es difícil de encajar, siendo una realidad plasmada por especialista, familiares y amigos y profesionales relacionados con su educación en la diferentes referencias bibliografías y en las ponencias o artículos que se refieren al tema. Habitualmente desde la ONCE, hay profesionales que llevan años trabajando e investigando ante la educación de estos jóvenes. Cada vez se pueden ofrecer mejores recursos para las personas sordociegas a través de esta entidad. María Martínez, Martínez. Bibliografía. Fortes, M ª Carmen. 1996. Bases psicológicas de educación Especial. Aspectos teóricos y perceptivos. Promolibro Valencia Guest Mary. 1991. Trabajo con padres que tienen hijos con síndrome de Usher. Formación padres. . Ponencia en la IX Reunión del grupo de estudio del Síndrome de Usher. ONCE Madrid. Lahtinen Riitta, Palmer Russ. (Enero 1995)La comunicación con personas con Usher: Ideas prácticas para la familia y profesionales. Articulo publicado en DEAFBLIND EDUCATION N º 2 edición española. Tamayo Fernández, M, Bernal Villegas, J. Y otros (2005) Alteraciones visuales y auditivas de origen genético. Editorial CEJA. Bogotá Colombia. http://perso.wanadoo.es/grubira/bol99jun/bolj99d6.html Reflexión de unos padres con síndrome de Usher.