“las células madre podrán curar el cáncer, el alzheimer y cardiopatías”

entrevista
AnNa veiga
“las células madre
podrán curar el cáncer,
el alzheimer y cardiopatías”
Ocupa un lugar privilegiado en la ciencia española gracias a su
aportación al desarrollo de las técnicas de reproducción asistida.
Enfrascada en una nueva aventura, Anna Veiga sigue destilando
pasión y confianza en el futuro de la medicina.
A
unque ha viajado por medio mundo participando en conferencias, impartiendo
cursos y formándose como científica,
Anna Veiga, directora del laboratorio
de Fecundación In Vitro del Departamento de
Medicina de la Reproducción del Instituto Universitario Dexeus entre 1982 y 2004 (uno de los
centros del grupo hospitalario USP, con quien
sigue colaborando como asesora científica), confiesa que aún no ha podido hacer realidad su viaje
soñado: una escapada al África más profunda.
“Todo científico tiene algo de aventurero, de explorador en busca de nuevos horizontes”, confiesa una de las protagonistas del nacimiento, en
1984, de Victòria Anna, el primer bebé nacido en
España por fecundación in vitro, y cuyo nombre
es un elogio al triunfo de la ciencia y un tributo a
una de sus artífices.
Veiga ejerce desde mayo de 2005 como directora
del Banco de Líneas Celulares del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB). Una nueva
y apasionante expedición científica que permitirá
“trabajar para, en un futuro, paliar enfermedades
como el cáncer, el Alzheimer o las cardiopatías”,
afirma Veiga, esbozando una sonrisa. >
Ciencia en femenino
De unas décadas a esta parte, en la ciencia
española se ha producido un incremento
notable de la presencia de investigadoras.
Pero, ¿sigue padeciendo la mujer escollos?
“No más que la que quiere ser piloto o
empresaria”, sostiene Veiga. “Las mujeres
seguimos teniendo dificultades añadidas a
las de los hombres a la hora de tener una
vida profesional satisfactoria y reconocida
–subraya–, como es una mayor responsabilidad doméstica.” Según Veiga: “Las mujeres
siempre hemos tenido la disyuntiva de repartirnos entre el trabajo y el cuidado de los
hijos. Te sientes culpable y es agobiante.”
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“Todo científico tiene algo de
aventurero, de explorador en
busca de nuevos horizontes”
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¿Cuál es su ámbito de investigación y por qué es
tan importante para desarrollar nuevas terapias
el trabajo con células madre embrionarias?
En el Banco trabajamos con varios proyectos en el
campo de la derivación de líneas celulares procedentes de embriones congelados que las parejas,
que ya no los quieren para la reproducción asistida,
ceden para la investigación. Este área de estudio
es importante porque nos proporcionará un empujón muy fuerte, tanto en investigación como
en el tratamiento de enfermedades. Lo que nos
interesa estudiar de las células madre embrionarias es, en primer lugar, por qué están en ese
estado indiferenciado, es decir, por qué aún no se
han convertido en ningún tipo de célula concreta,
y, en segundo término, por qué en un momento
dado sí se produce esa especialización. Descubrir
eso será determinante para, por ejemplo, poder
lograr que una línea de células madre embrionarias se convierta en células del corazón.
“El nacimiento de Victòria Anna
fue la experiencia profesional
más apasionante que he vivido”
A los científicos no les gusta hablar de fechas en
torno al avance de sus trabajos, pero ¿cuánto
tiempo falta para que éstos empiecen a revolucionar la medicina del siglo XXI?
Probablemente menos de lo que imaginamos,
porque el área de las células madre es un campo
de investigación en el que se está progresando rápidamente y hay muchos grupos trabajando a la
vez. La única fórmula de llegar a una investigación
aplicada, es decir, que un enfermo pueda llegar a
beneficiarse de estas células, es ir progresando en
la investigación básica, sin la cual eso nunca sería
Fotos Javier Pardo
¿Y podrán trasplantarse en caso de cardiopatías o de otras enfermedades, como cáncer o
Parkinson?
¡Exacto! Llegar a esos conocimientos es clave para
utilizar esas células transformadas en células especializadas para trasplantes, se podrán desvelar
los mecanismos de distintas enfermedades. Si
queremos estudiar cómo funciona una célula
cardíaca y por qué a veces se produce un infarto,
la investigación es clave.
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Un espíritu libre
Trabajadora incansable, doctora en Ciencias
Biológicas por la Universidad Autónoma
de Barcelona y Premi Nacional de Cultura
Científica 2006, Veiga araña un poco de
tiempo para recrearse en sus pasatiempos
favoritos: la lectura y el cine. Entre sus
libros preferidos, La célula, de Bruce Alberts,
ADN. El secreto de la vida, de James Watson,
La casa de los espíritus, de Isabel Allende,
y Cadaqués, de Josep Pla. “Precisamente,
tengo una casa allí, donde voy en bicicleta,
salgo a cenar (la cocina no es mi fuerte) y
disfruto de los espacios abiertos.”
posible. De hecho, una compañía norteamericana
estaría a punto de iniciar los primeros ensayos
clínicos con células embrionarias…
¿Cuál sería la repercusión de ese logro?
La posibilidad de que esa empresa trasplante a
pacientes con una lesión de médula espinal reciente (entre una semana y diez días tras la lesión)
precursores neuronales conseguidos a partir de
células madre. Sería la primera vez que se lleva a
cabo un ensayo clínico con este tipo de células.
“Un científico debe querer
descubrir horizontes nuevos y
mantener siempre la curiosidad”
¿No da cierto vértigo saber que el resultado de su
trabajo podrá salvar la vida de mucha gente?
Ése es, sin duda, el objetivo final: unir el laboratorio de investigación con la clínica, lo que por
añadidura también supone uno de los grandes
alicientes de la investigación científica.
Aunque ya conoce la satisfacción, tras su etapa en
Dexeus, de dar esperanza a personas con problemas de salud, concretamente, de infertilidad...
Trabajar con la vida, ya sea con células madre o en
reproducción asistida, es una experiencia apasionante y gratificante. En el mundo debe de haber
cuatro millones de niños nacidos gracias a las técnicas de reproducción asistida. Esos niños son el
resultado de ilusiones, de deseos de parejas que lo
están pasando mal. Saber que tú has participado
en brindar alegría a esa pareja es maravilloso.
En julio, Victòria Anna cumplió 23 años. ¿Cómo
recuerda ese hito del que fue protagonista?
Fue la experiencia profesional más apasionante
que he vivido, no sólo por el nacimiento y la culminación del éxito, sino también porque se trataba de
un campo científico absolutamente virgen y que
abría un panorama esperanzador en España.
¿Sigue manteniendo relación con ella?
Sí, claro. Perdura un vínculo muy fuerte. Su madre,
Dolors, de la que soy muy buena amiga, siempre
me dice que me considera como de la familia.
¿El secreto para mantener esa pasión científica?
Un investigador debe querer descubrir horizontes,
tener inquietudes, porque sin esa curiosidad se
dedicaría a otra cosa. Somos como los antiguos exploradores: siempre abriendo nuevas veredas. Q
Por David Revelles
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