Actividad 27 “El otro”

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Actividad 27
“El otro”
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A continuación os presentamos dos obras que abordan el tema de la homosexualidad desde
diferentes perspectivas. En el primer texto, Luis Cernuda escribe desde la experiencia personal
de la homosexualidad. En el segundo, Camilo José Cela, nos da una imagen particular de dos
personas homosexuales desde una descripción externa. Os proponemos profundizar en la visión
de la homosexualidad que están transmitiendo estos dos autores. Para ello, comenzad leyendo
detenidamente los dos textos
Texto 1. Si el hombre pudiera decir1
Si el hombre pudiera decir
lo que ama,
Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
Como una nube en la luz;
Si como muros que se derrumban,
Para saludar la verdad erguida en medio,
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
La verdad de sí mismo,
Que no se llama gloria, fortuna o ambición,
Sino amor o deseo,
Yo sería aquel que imaginaba;
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
Proclama ante los hombres la verdad ignorada,
La verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
Por quien el día y la noche son para mí lo que quiera.
Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
Como leños perdidos que el mar anega o levanta
Libremente, con la libertad del amor,
La única libertad que me exalta,
La única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
LUIS CERNUDA, ANTOLOGÍA, P. 108.
RABINDRANATH TAGORE, ÚLTIMOS POEMAS, PP. 62-63.
Para la obra de Luis Cernuda remitimos a la bibliografía seleccionada en la Antología editada por José María
Capote Benot, que es la que hemos utilizado.
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Texto 2. La Colmena1
-¡Ay, qué rico me sabe! Tiene tu aroma.
Un vecino del principal, don Fernando Cazuela, procurador de los tribunales, miró para el suelo; él sí
había encontrado algo.
El señor Suárez miró a los ojos de su amigo.
El juez interrogó a don Ibrahím.
-¿Vamos a tomarnos unos chatos? Yo no tengo ganas
de cenar; estando contigo se me quita el apetito.
-Vayamos por partes. ¿La finada tenía familia?
-Bueno, vámonos.
-¿Dónde está?
-¿Me dejas que te invite?
-¡Uf, cualquiera lo sabe, señor juez! Es un chico de
malas costumbres.
El señor Suárez se estaba fumando un purito que le
regaló Pepe, el Astilla.
La Fotógrafa y el Astilla se fueron, muy cogiditos del
brazo, por la calle del Prado arriba, por la acera de
la izquierda, según se sube, donde hay unos billares. Algunas personas, al verlos, volvían un poco la
cabeza.
-¿Mujeriego?
-Pues no, señor juez, mujeriego no.
-¿Quizás jugador?
-¿Nos metemos aquí un rato, a ver posturas?
-Pues no, que yo sepa, no.
-No, déjalo; el otro día por poco me meten un taco
por la boca.
El juez miró para don Ibrahím.
-¡Qué bestias! Es que hay hombres sin cultura, ¡hay
que ver! ¡Qué barbaridad! Te habrás llevado un
susto inmenso, ¿verdad, Astillita?
-No, no, tampoco bebedor.
-¿Bebedor?
El juez ensayó una sonrisita un poco molesta.
Pepe, el Astilla, se puso de mal humor.
-Oiga usted, ¿a qué llama usted malas costumbres? ¿A
coleccionar sellos?
-Oye, le vas a llamar Astilla a tu madre.
Don Ibrahím se picó.
Al señor Suárez le dio la histeria.
-No, señor, yo llamo malas costumbres a muchas cosas;
por ejemplo, a ser marica.
-¡Ay, mi mamita! ¡Ay, qué le habrá pasado! ¡Ay, Dios
mío!
-¡Ah, vamos! El hijo de la finada es marica.
-¿Te quieres callar?
-Sí, señor juez, un marica como una catedral.
-Perdóname, Pepe, ya no te hablaré más de mi mamá.
¡Ay, pobrecita! Oye, Pepe, ¿me compras una flor?
Quiero que me compres una camelia roja; yendo
contigo conviene llevar el cartelito de prohibido...
-¡Ya! Bien, señores, muchas gracias a todos. Retírense a
sus cuartos, por favor; si los necesito ya les requeriré.
Pepe, el Astilla, sonrió, muy ufano, y le compró al
señor Suárez una camelia roja.
-Póntela en la solapa.
-Donde tú quieras.
(...)
Don Ibrahím le decía al señor juez:
-Mire usted, señor juez, nosotros nada hemos podido
esclarecer. Cada vecino registró su propio domicilio
y nada hemos encontrado que nos llamase la atención.
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-Sí, señor juez, un hijo.
Los vecinos, obedientemente, se fueron volviendo a
sus cuartos. Don Fernando Cazuela, al llegar al
principal derecha, se encontró con que su mujer
estaba hecha un mar de llanto.
-¡Ay, Fernando! ¡Mátame si quieres! Pero que nuestro
hijito no se entere de nada.
-No, hija, ¡cómo te voy a matar con el juzgado en
casa! Anda, vete a la cama. ¡Lo único que nos faltaba ahora es que tu querido resultase el asesino
de doña Margot!
LA
COLMENA, PP.
CAMILO JOSÉ CELA,
147-148 Y 151-152.
Para La Colmena hemos utilizado la edición de Jorge Urrutia, donde se puede encontrar una excelente bibliografía.
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Completa la tabla de sensaciones y emociones que os sugieran los dos textos, tal y como hemos
venido trabajando en actividades anteriores.
Si el hombre pudiera decir. Luis Cernuda
Elementos
textuales
Levantar su
amor por el
cielo.
Nube en la
luz.
Muros que
se
derrumban.
Derrumbar
su cuerpo.
Cuyo nombre
no puedo oír
sin escalofrío.
El día y la
noche.
Leños
perdidos que
el mar anega
o levanta.
Ópticas
Acústicas
Olfativas
Gustativas
Térmicas
Ponderales
Táctiles
Cenestéticas
Esterognósicas
Homoerotismo:
elementos textuales
Si el hombre pudiera decir lo que ama.
Pudiera levantar su amor por el cielo.
Para saludar la verdad erguida.
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su
amor.
La verdad de sí mismo.
Sino amor o deseo.
Proclama ante los hombres la verdad ignorada.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien.
Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina.
Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina.
Mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu.
Tú justificas mi existencia.
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
Tribu – Agrupación
a la que pertenece
Clan
Clasificación
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La Colmena. Camilo José Cela
Homoerotismo:
elementos
textuales
Un
purito.
-¡Ay, qué
rico me
sabe!
Tiene tu
aroma.
-¿Vamos
a
tomarnos
unos
chatos?
La
Fotógrafa y
el Astilla se
fueron, muy
cogiditos
del brazo.
-¿Nos
metemos
aquí un
rato, a ver
posturas?
Quiero
que me
compres
una
camelia
roja.
Registró su
propio
domicilio.
Un
marica
como
una
catedral.
Ópticas
Acústicas
Olfativas
Gustativas
Térmicas
Ponderales
Táctiles
Cenestéticas
Esterognósicas
Homoerotismo:
elementos textuales
Estando contigo se me quita el apetito.
Muy cogiditos del brazo.
Algunas personas, al verlos, volvían un poco la cabeza.
El otro día por poco me meten un taco por la boca.
Un susto inmenso.
Pepe, el Astilla, se puso de mal humor.
Al señor Suárez le dio la histeria.
Yendo contigo conviene llevar el cartelito de prohibido...
Pepe, el Astilla, sonrió, muy ufano,
Un vecino del principal (...) miró para el suelo.
Don Ibrahím se picó.
Un marica como una catedral.
Su mujer estaba hecha un mar de llanto.
Tribu – Agrupación
a la que pertenece
Clan
Clasificación
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247
Detecta las diferencias de sensaciones y de sentimientos y emociones en los dos textos.
DIFERENCIAS
VISIÓN DEL OTRO
Texto de Luis Cernuda
Sensaciones
Emociones y
sentimientos
VISIÓN SOBRE EL OTRO
Texto de Camilo José Cela
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