TEMA 2. FILOSOFÍA ANTIGUA (II). ARISTÓTELES I. MARCO

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TEMA 2. FILOSOFÍA ANTIGUA (II). ARISTÓTELES
I. MARCO HISTÓRICO-CULTURAL Y FILOSÓFICO DE ARISTÓTELES
Aristóteles vivió durante el siglo IV a. C.. Nació en el seno de una familia
aristocrática en el año 384 a. C. en Estagira (Tracia). Su padre, médico en la corte
macedónica, fue probablemente quien le transmitió el interés por la observación y el
saber científico. En la adolescencia, tras la muerte de su padre, se trasladó a Atenas e
ingresó en la Academia de Platón en la cual permaneció hasta la muerte de Platón.
Posteriormente fundó su propia escuela filosófica y de investigación, el Liceo. Murió en
el 322 a. C.
En el terreno cultural el siglo IV a. C. ateniense es un periodo de grandes logros
y figuras y Aristóteles representa, junto a Platón, la culminación del pensamiento
clásico iniciado por Sócrates y los sofistas.
Desde el punto de vista histórico decir que en el momento del nacimiento de
Aristóteles (384 a. C.- 322 a. C.), Grecia es una sociedad esclavista, formada por un
conjunto de poleis o ciudades-estado independientes política, militar y económicamente.
A finales del siglo V a. C. (404 a.C) el enfrentamiento de Atenas y Esparta (en la guerra
del Peloponeso) concluyó con la victoria de Esparta pero esta polis no logró que su
superioridad durase mucho y durante la primera mitad del siglo IV a. C. hubo tres poleis
que se disputaron la hegemonía en el mundo griego (Esparta, Tebas y Macedonia)
mediante enfrentamientos constantes.
Hacia el año 360 a. C. el protagonismo en el mundo griego lo adquiere
Macedonia un reino bien unido y fuerte que ocupaba un amplio territorio al norte del
mar Egeo. Su rey, Filipo II, comenzó una política expansionista, aprovechando la falta
de acuerdo entre las distintas ciudades griegas para imponer su dominio sobre ellas con
la intención de lograr la unidad entre los griegos y vencer a los persas. En el año 336 a.
C. Filipo fue asesinado mientras preparaba la guerra contra los persas y lo sucedió en el
trono su hijo Alejandro Magno (356 a. C.- 323 a. C.). Este, que tuvo como maestro a
Aristóteles, era más ambicioso que su padre y no solo pretendía unir las polis griegas
para dominar a los persas, sino que proyectaba crear un imperio, lo que suponía acabar
con la independencia de las poleis. Con sus conquistas Alejandro extendió la cultura
helénica y fundó Alejandría, que pasó a ser la nueva capital de todas las manifestaciones
culturales, a excepción de la filosofía, cuyo centro continuó siendo Atenas.
De su maestro Aristóteles, Alejandro aprendió la importancia de virtudes como
la sabiduría, la magnanimidad, la amistad y la justicia. Sin embargo, entre ambos hubo
fuertes discrepancias. Aristóteles no apoyaba el proyecto imperialista alejandrino
porque suponía el fin de la polis como forma de organización política e intentó salvarla,
como había hecho Platón, para lo cual elaboró un proyecto político recogido en su obra
Política defendiendo la idea de que el hombre es un ser social, en el sentido de un ser
cívico que solo en el ámbito de la polis desarrolla sus capacidades. Por otra parte,
desaprobó abiertamente que Alejandro tratase a los persas y otros pueblos enemigos en
un plano de igualdad, que se mezclase con ellos y que adoptase algunas de sus
costumbres.
Desde el punto de vista filosófico destacar que Aristóteles es la figura central de
su época y la escuela que él fundó, el Liceo, se convirtió en un importante centro de
saber en el que se cultivaban los estudios de ciencias naturales (zoología y botánica) y
los saberes más prácticos, como la ética y la política. Junto al Liceo, destacaron la
Academia de Platón (que siguiendo la línea de su fundador pretendía preparar a los
futuros gobernantes mediante el estudio de la filosofía y las matemáticas) y las escuelas
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socráticas menores (las escuelas cínica y cirenaica).
II. CUESTIONES CONTEXTUALES
1. 1. LA FORMACIÓN DE LA POLIS GRIEGA
Para Aristóteles, como para Platón, la polis era el marco natural donde se
desarrollaba la vida de las personas. Esto es así porque durante la época clásica (siglos
V- IV a.C.) el hombre griego se definía a sí mismo como ciudadano y solo concebía su
vida en la ciudad (polis) porque únicamente la ciudad conseguía el ideal de
autosuficiencia (autarquía) que permitía al hombre alcanzar su perfección y felicidad.
La polis era la organización política y social más adecuada a la naturaleza humana y era
en ella donde se podía ser libre y feliz porque en ella se satisfacían las necesidades
materiales y espirituales de las personas, lo que les permitía disfrutar del tiempo libre y
la cultura.
En la polis estaban los espacios de vida en común, religiosa y política, los
templos, el ágora, los lugares de convivencia en libertad y diálogo y los ciudadanos
sentían que ella era el marco donde podían realizarse plenamente como personas.
La ciudad se basaba en gran parte en el trabajo de los esclavos, que no eran
maltratados, pero que carecían de todos los derechos de los ciudadanos libres y estos, a
su vez, despreciaban las actividades económicas. El trabajo físico estaba mal
considerado e incluso se veía con malos ojos el dedicarse a una actividad remunerada.
El origen de las poleis griegas clásicas hay que situarlo en la época arcaica
(siglos VIII-VI a. C.) cuando los habitantes de las aldeas se trasladaron a las vecindades
de fortalezas en busca de refugio. Las poleis eran estados independientes con leyes y
derechos de ciudadanía propios. Cada una comprendía una zona urbana y otra rural y no
había distinciones políticas entre los habitantes de la ciudad y los del campo
circundante. Su tamaño era muy diverso. Muchas fueron pequeñas ciudades con un
territorio reducido y pocos miles de habitantes. Sin embargo, algunas como Atenas,
Esparta, Corinto y Tebas tuvieron un tamaño considerable y podrían ser consideradas
ciudades desde el punto de vista del urbanismo moderno.
Pese a su autonomía política las poleis griegas compartían una lengua, unas
creencias y unos dioses comunes, además, de la conciencia de su propia superioridad
cultural y el desprecio hacia el mundo bárbaro (los bárbaros no habían logrado alcanzar
la perfección de los griegos porque no tenían la polis, que representaba la forma
perfecta de la vida en común).
A partir de mediados del siglo IV a. C. coincidiendo con la hegemonía de
Macedonia en tiempos de Filipo II y su hijo Alejandro Magno concluye la
independencia de las ciudades griegas. Desde entonces serán los nuevos monarcas y los
caudillos militares los que impongan la ley, pese a que algunas ciudades, entre ellas
Atenas, conserven una aparente libertad. Tras la muerte de Alejandro Magno se inicia el
periodo helenístico (siglo III- I a. C.) en el que ya no es posible la autonomía de las
pequeñas ciudades, ni en el plano económico ni en ningún otro. Desaparecen los
hombres libres de la época anterior, los límites y las fronteras se quiebran y ahora es el
monarca el encargado de proporcionar el bienestar y la felicidad a sus súbditos. Él
representa el poder divino y de él emana toda ley.
2. ANTECEDENTES PRESOCRÁTICOS
Aristóteles tuvo muy presentes a los filósofos presocráticos en la elaboración de
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su filosofía, especialmente en su física.
Para Platón la física no era ciencia sino opinión y por eso su interés por ella fue
muy limitado. Para él la ciencia estudiaba las ideas y a la física le correspondía el
estudio de los seres naturales por lo que no podía llegar a ser un conocimiento
verdadero, era simple opinión.
Aristóteles, en cambio, retoma la tradición física de los pensadores
presocraticos. Todos ellos se habían ocupado de la Physis y pretendían dar una
respuesta a la pregunta por el origen de esta (la arche). La excepción sería Parménides
que rechazaba el movimiento y el cambio propios del mundo natural y que consideraba
a la física como mera opinión.
Concretamente es en el libro I de la Física donde Aristóteles recoge las teorías
de los presocráticos y muestra porque todas ellas fueron incompletas o confusas. Al
mismo tiempo en esa obra propone su propia explicación de la naturaleza que, según él,
las completaba y superaba.
Desde su punto de vista, el principal error de los presocráticos radicó en no
haber identificado más que la causa material de la Physis (agua, aire, homeomerías…).
Solo Platón habría sido capaz de proponer una causa formal, las Ideas. Además, al igual
que Platón, rechazó el mecanicismo atomista (el azar no puede explicar la Physis)
defendiendo una concepción finalista.
Para finalizar decir que también superó a Parménides al dar cuenta de la
posibidad lógica del movimiento y el cambio (lo hará introduciendo las nociones de ser
en acto y ser en potencia) y a Heráclito, al rechazar que la realidad estuviese en
constante devenir. Para Aristóteles la realidad tiene una dimensión eterna e inmutable
asociada a las formas o esencias y una cambiante y sensible propia de la materia.
3. EL TRÁNSITO HACIA EL MUNDO HELENÍSTICO.
Tal como hemos señalado, la vida de Aristóteles transcurre en medio de una
gran crisis política que llevará a la desaparición de la polis como forma de organización
política.
A partir de mediados del siglo IV a. C. coincidiendo con la hegemonía de
Macedonia en tiempos de Filipo II y su hijo Alejandro Magno concluye la
independencia de las ciudades griegas. Desde entonces serán los nuevos monarcas y los
caudillos militares los que impongan la ley, pese a que algunas ciudades, entre ellas
Atenas, conserven una aparente libertad.
Tras la muerte de Alejandro Magno se inicia el periodo helenístico en el que ya
no es posible la autonomía de las pequeñas ciudades, ni en el plano económico ni en
ningún otro. Desaparecen los hombres libres de la época anterior, los límites y las
fronteras se borran y ahora es el monarca el encargado de proporcionar el bienestar y la
felicidad a sus súbditos. Él representa el poder divino y de él emana toda ley.
El rasgo fundamental de esta nueva época es el individualismo. Con el
hundimiento de la polis se pierde la concepción de que es en ella donde el hombre se
desarrolla plenamente como ser humano. La polis deja de ser el marco de referencia y
en su lugar los hombres reclaman para sí la autosuficiencia y autonomía que antes
poseía la polis. Sin embargo, en este nuevo mundo los hombres se sienten solos y la
seguridad personal y la felicidad individual se van a convertir en las grandes
aspiraciones de la época. Las escuelas filosóficas de esta época, epicúreos y estoicos, se
harán eco de estas aspiraciones y orientarán su filosofía hacia estas preocupaciones.
III. COMPRENSIÓN. PENSAMIENTO DEL AUTOR
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1. FÍSICA Y METAFÍSICA EN ARISTÓTELES: HILEMORFISMO, CAMBIO Y
CAUSALIDAD.
1.1. LA TEORÍA HILEMÓRFICA Y LOS PRINCIPIOS DEL CAMBIO
A la metafísica u ontología le corresponde el estudio de los seres en tanto que
seres (frente a las ciencias particulares que estudiarían determinados tipos de seres –
animales, plantas, clima…).
Aristóteles explica que la metafísica es un saber teórico y la distingue de la ética
y la política que son saberes prácticos que pretenden orientar al ser humano para que
obre adecuadamente. Un saber teórico que se centra en estudiar a los seres en general
(a los que podemos llamar también sustancias, entes o entidades).
Tal como ya hemos dicho, para Aristóteles no hay más mundo que este, un
mundo formado por seres concretos e individuales a las que el filósofo llama
sustancias.
La sustancia es el individuo particular y concreto; cada animal, cada piedra,
planta o persona, es decir, cada ser, cada ente, es una sustancia.
Respecto a la composición de las sustancias Aristóteles sostiene la teoría
hilemórfica según la cual todas las sustancias (salvo Dios), tanto las naturales como las
artificiales, son un compuesto de dos elementos: la materia y la forma.
- La materia (en griego, hylé) es aquello de lo que está hecha la sustancia, sus
elementos físicos y materiales.
- La forma (en griego, morphé) es la esencia, aquello que la sustancia es y que la
define.
Estos dos elementos, materia y forma, no pueden existir separadamente, lo único
que existe es el compuesto, la sustancia (según esto, la esencia es inmanente y no
trascendente a las cosas, está en las propias cosas no en un mundo independiente y
separado, como decía Platón).
El estudio de las sustancias naturales corresponde a la física y una de las
características esenciales de las sustancias es que están sujetas a cambio, devenir,
movimiento. Ese cambio que observamos en las substancias puede ser de dos tipos,
sustancial y accidental.
- Sustancial: es la generación de alguna sustancia nueva o la corrupción de alguna
ya existente, es decir, el nacimiento y la muerte.
- Accidental: las sustancias sufren alguna modificación en aspectos no esenciales.
Estos cambios pueden ser:
Cuantitativo o de cantidad
Cualitativo o de cualidad
Local o de lugar
Para explicar cómo es posible el cambio que acabamos de describir, Aristóteles
introduce los conceptos de acto y potencia. Todas las sustancias (salvo Dios) son un
compuesto de acto y potencia. El acto es aquello que la sustancia es y la potencia
aquello que puede llegar a ser. De acuerdo con esto, el movimiento y el cambio se
entienden como el paso de la potencia al acto.
Además existe un paralelismo entre los conceptos de materia y forma, y potencia
y acto puesto que la materia es pura potencialidad, puede llegar a ser cualquier cosa y es
la forma o esencia la que hace que la materia sea esto o aquello, es la que actualiza su
posibilidad de ser esto o aquello.
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1.2. LA TEORÍA CAUSAL
TEXTO 1 (Física, libro II)
Vinculada al estudio del movimiento y el cambio está la teoría causal que se
centra en explicarlo. Según Aristóteles, para que cualquier cambio quede
adecuadamente explicado debemos proporcionar sus cuatro causas, que son:
- Causa material: materia a partir de la que se produce algo (está relacionada con la
potencia). Por ejemplo, el bronce de que está hecha una estatua.
- Causa formal: la forma o esencia que se actualiza con el cambio y que otorga a la
cosa un determinado modo de ser. La forma de la estatua.
- Causa eficiente: ser en acto que produce el movimiento propiamente dicho, sea
este accidental o sustancial. El escultor.
- Causa final: la meta que persigue el cambio. Es la causa de la que dependen todas
las demás. En la naturaleza nada se hace sin una finalidad, pues todas las causas
motoras dirigen sus efectos hacia algún fin. Adornar un edificio o conmemorar
un acontecimiento.
1.3. LA JERARQUÍA DE SERES Y MODOS DE SER
TEXTO 5 (Metafísica 1028b 33-1029a 9)
Como hemos dicho, Aristóteles aplicó el término sustancia (ousía) para referirse
a los seres individuales (por ejemplo, para referirse a un perro). Sin embargo, en este
autor aparece también un uso distinto del término sustancia, referido al concepto
universal que se forma en la mente por abstracción a partir de los individuos (por
ejemplo, el concepto de perro). Esto es lo que lo lleva a hablar de:
- sustancia primera (sujeto primero): para referirse a los seres individuales, ya
que son lo primero que conocemos.
- sustancia segunda: para aludir a lo universal, la esencia y el género.
Es importante destacar que solo las sustancias primeras existen en la realidad;
las sustancias segundas, solo están en nuestro entendimiento.
Por otra parte, al referirse a las sustancias Aristóteles añade también que se la
puede definir como aquello que es en sí y por sí y que no depende de otro para existir
(“aquello que no se dice de un sujeto, sino de lo que se dicen las demás cosas”).
Frente a la sustancia estarían los accidentes, que son las modificaciones que
sobrevienen a la sustancia (cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, situación,
posesión, acción y pasión). Los accidentes son algo real, pero no existen en sí y por sí,
sino en otro sujeto del que dependen, la sustancia. Por ello se define la sustancia como
el "ser en sí", para distinguirlo del accidente que es un "ser en otro".
1.4. EL MOTOR INMÓVIL
TEXTO 6 (Metafísica, 1073ª 3-13)
Al comienzo se indicó que la metafísica aristotélica se ocupa del estudio de los
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seres, de los entes. Pero a la metafísica (a la que también llama Filosofía Primera) le
corresponde también el estudio del ser por excelencia, el que es causa primera de todos
los demás.
Este ser es el que mueve a todos los demás (todo lo movido necesita una causa)
y es, a su vez, Primer Motor Inmóvil capaz de mover sin ser movido. Él es la
explicación última de todos los cambios: un primer motor inmóvil que es causa del
movimiento eterno del mundo.
Este Primer Motor Inmóvil es la causa suprema de toda la realidad y trasciende
el mundo físico. Es eterno e inextenso, Forma Pura, por tanto, inmaterial y Acto Puro
sin potencia, pues si en él hubiera materia y potencia tendría que moverse.
Características del Dios aristotélico
A esta Causa Primera o Primer Motor Inmóvil podemos llamarlo Dios pero
teniendo presente que el Dios de Aristóteles no tiene nada que ver con el Dios del
cristianismo.
El Dios aristotélico se piensa a sí mismo por ser lo perfecto, pero no piensa en
aquello que es imperfecto, aquello que contiene materia, es decir, no piensa en las
realidades del mundo y en los seres humanos.
Además, este Dios no creó el mundo como en el caso del Dios cristiano. El
mundo no ha sido creado ni habrá un final de los tiempos ya que el mundo es eterno.
Es un Dios que es objeto de amor, pero no ama. Dios es amado por los hombres,
pero Él no los puede amar porque los desconoce. Para los griegos es absurdo que Dios
(lo absoluto) ame algo distinto de sí mismo, ya que se ama a aquello de que se carece, y
resulta absurdo pensar que Dios que es la perfección carece de algo que, por tanto, deba
amar (es una inteligencia que se piensa a sí misma y nada más que a sí misma).
2. ÉTICA Y POLÍTICA EN ARISTÓTELES: LA ARETÉ, LA IDEA DE POLIS Y LA
CONDICIÓN DE CIUDADANO.
2.1. LA ÉTICA DE ARISTÓTELES
TEXTO 2 (Ética a icómaco, libro I)
TEXTO 3 (Ética a icómaco, libro II)
Como ya hemos dicho, la metafísica (al igual que las matemáticas y la física) es
un saber teórico que solo persigue el conocimiento por sí mismo. En cambio, la ética, al
igual que la política y la economía, es un saber práctico que orienta las acciones
humanas, la praxis (praxis, en griego significa acción), indicándonos cómo obrar.
Concretamente, a la ética le corresponde regular la conducta individual; a la política, el
gobierno de la polis y a la economía, el gobierno de la casa.
Aristóteles desarrolla su ética partiendo de la constatación de que lo propio del
ser humano es la búsqueda de la felicidad. La felicidad es el fin último que mueve las
acciones humanas y todas las actividades que el ser humano realiza la tienen como
objetivo. Es más, cualquier otro fin que persigamos no es más que un medio para lograr
ese Bien Supremo y Fin Último al que llamamos felicidad.
Por otra parte, la felicidad consiste en realizar del modo más perfecto posible
aquella función que nos es propia, es decir, en realizar del modo más perfecto posible
nuestra propia naturaleza, nuestra esencia o forma. Dado que la función propia del ser
humano, su esencia, consiste en la actividad racional, debemos concluir que la
auténtica felicidad radica en ella. Esto significa que solo podemos ser plenamente
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felices cuando dedicamos nuestra vida a las tareas intelectuales (“la felicidad perfecta es
una actividad contemplativa”, una actividad que nos asemeja a los dioses) y que los
sabios son los más felices de los hombres.
Al mismo tiempo, Aristóteles se da cuenta de que para conseguir la felicidad
entendida tal como la acabamos de definir son imprescindibles ciertos requisitos
materiales mínimos (salud, alimentos, vivienda…) pues nadie puede ser feliz viviendo
en la indigencia y la miseria absoluta, y que se necesitan también ciertos bienes como la
amistad.
Por otra parte, el medio con el que contamos para conseguir la felicidad, es
decir, para vivir según la razón, es la virtud (areté), que Aristóteles define como un
hábito adquirido (obtenido mediante la constante repetición de actos), operativo
(predispone al hombre a actuar de un modo determinado) y voluntario. Al decir que la
virtud es un hábito, Aristóteles dice que no se nace virtuoso y que conocer el bien no
basta para hacerlo, sino que se requiere, además, voluntad y esfuerzo.
Aristóteles divide las virtudes en dos grupos, morales e intelectuales.
a) Las virtudes éticas o morales: aseguran el buen funcionamiento de la parte
sensitiva del alma, esto es, nos permiten controlar racionalmente nuestros deseos,
emociones y sentimientos. Aristóteles define las virtudes éticas como el hábito de
saber elegir en lo relativo a nuestros deseos, emociones y sentimientos, un término
medio entre dos extremos, ambos vicios, uno por defecto y otro por exceso. Término
medio no abstracto sino personal, definido por la razón y tal como lo establecería una
persona prudente. Son virtudes morales: el valor, la generosidad, la justicia, la
magnanimidad y el ingenio.
b) Las virtudes dianoéticas o intelectuales: aseguran el buen funcionamiento de la
parte racional del alma que debe ser la rectora de la conducta humana y perfeccionan los
actos de la inteligencia humana. Son dos:
- Prudencia: es la virtud que nos dice cuál es el término medio adecuado para
nosotros, dando así la pauta a las virtudes morales.
- Sabiduría: es la virtud más elevada y consiste en el conocimiento de la verdad, su
práctica proporciona al ser humano la máxima felicidad (como ya hemos dicho,
la vida auténticamente feliz es la vida contemplativa dedicada a la investigación).
Sin embargo, la ética no puede separarse de la política. La razón de ello es
que Aristóteles, al igual que Platón, no concibe a las personas viviendo fuera de la
ciudad. Los seres humanos somos seres sociales. No somos individuos por una parte y
ciudadanos por otra. Somos ciudadanos y es en el ámbito de la ciudad donde nos
realizamos plenamente como personas. Por tanto, la ética nos lleva a la política.
2.2. LA IDEA DE POLIS Y LA CONDICIÓN DE CIUDADANO.
TEXTO 4 (Política, libro I)
El aspecto más destacado de la teoría política de Aristóteles es su definición del
ser humano como animal cívico o político (zoon politikòn). Los seres humanos no
conviven en sociedad por una casualidad o por un pacto entre los individuos, sino que
son sociales por naturaleza, reside en la propia esencia del ser humano la sociabilidad y
solo podemos desarrollar nuestras capacidades viviendo en sociedad.
La prueba de que somos seres sociales radica en la existencia del lenguaje
humano. Los animales pueden expresar placer o dolor con sus sonidos, voz (phoné),
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pero los humanos además pueden expresar lo justo y lo injusto porque tienen lenguaje
racional, la palabra (logos), que se lo permite.
Por otra parte, distinguió tres tipos de comunidades sociales:
a) la familia, a la que se pertenece por nacimiento.
b) la aldea, que consiste en una reunión de familias.
c) la polis, que es una agrupación de aldeas organizadas bajo un mismo
gobierno.
De estas tres, la polis es la más perfecta y se equivocan quienes creen que las
diferencias entre ellas se refieren solo al tamaño. Las diferencias nacen de los distintos
tipos de necesidades que satisfacen.
Las comunidades familiares sirven para satisfacer las necesidades cotidianas de
sus miembros y estas comunidades se asocian en pequeños grupos o aldeas para cubrir
otras necesidades menos cotidianas. Por su parte la polis surge por la asociación de
aldeas como la forma de organización que satisface las necesidades materiales de sus
ciudadanos (en ella se da una autosuficiencia total –autárkeia) y que tiene como fin
principal proporcionar a los ciudadanos una vida buena y feliz (para ello ha de
promover, ante todo, las virtudes intelectuales y la justicia, que es la principal virtud de
la sociedad política).
Aristóteles define a la ciudad como la comunidad de hombres libres orientada a
la vida buena y afirma su carácter natural. Del mismo modo que el hombre por
naturaleza tiende a crear familias y estas, por naturaleza, se asocian en aldeas, ambas,
igualmente por naturaleza, tienden a constituir ciudades porque solo en ellas el hombre,
la familia y la aldea podrán llegar a un desarrollo pleno. Se establece así una íntima
relación entre los individuos y la ciudad. El fin de ambos es el mismo: si los individuos
son buenos, la ciudad alcanzará la justicia y viceversa.
En resumen, el ser humano sólo puede ser concebido en la polis. Fuera de la
polis encuentran su lugar las bestias y los dioses. Los últimos no necesitan la
convivencia para satisfacer sus necesidades. Las bestias pueden dedicar todo su tiempo
a sobrevivir cumpliendo así con su naturaleza (recordemos que carecen de alma
racional). Pero el ser humano solo se puede humanizar si dispone de tiempo de ocio
para la vida espiritual y contemplativa y para poder disponer de este tiempo es preciso
que la satisfacción de las necesidades se realice en la polis donde el trabajo se reparte.
Es en ella donde alcanzará la plenitud el ser humano y ser ciudadano implica participar
en las tareas de gobierno y de la justicia, condición de la que quedan excluidas las
mujeres, los metecos (extranjeros) y los esclavos.
A lo dicho anteriormente, añadir que, para responder a la pregunta sobre cómo
organizar la sociedad para que sus ciudadanos alcancen su plenitud, Aristóteles clasifica
las formas del estado utilizando dos criterios: el número de los que gobiernan y el bien
que persigan al gobernar. El buen gobierno busca el bien común y el mal gobierno
busca el bien particular del que gobierna.
Para Aristóteles la forma ideal de gobierno sería la monarquía pero fácilmente
puede degenerar en tiranía; la democracia, por su parte, es la menos buena de las
buenas, aunque la mejor de las malas. Por estas razones, siendo realista, considera
Aristóteles que el mejor gobierno es una oligarquía, gobierno de unos pocos que sean
prudentes y estén dispuestos a ser sometidos a control. Además, para que un gobierno
de este tipo tuviera éxito serían necesarias además ciertas condiciones. El filósofo habla
de una polis pequeña, alejada del mar y de sus tensiones comerciales, con un territorio
fértil, capaz de ser autosuficiente (ideal de autarquía) y que contara con la presencia de
una clase media relevante capaz de garantizar la estabilidad.
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