Bosquejo - Ciudadanos del Cielo

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LA DOCTRINA DE LA ENCARNACIÓN.
PERFECTO DIOS, PERFECTO HOMBRE
Plottier, 04/08/2014
Hebreos 2.5-18; 1 Timoteo 3.16; Juan 1.1-4, 14; Filipenses 2.5-8
Un tema fascinante, que desafía nuestra fe.
Un tema profundo para nuestra mente.
Un tema necesario por las implicancias prácticas que tiene para nuestra vida.
Un tema maravilloso porque demuestra la importancia que tiene el hombre para Dios.
Jesucristo es la primordial revelación de Dios al hombre (Hebreos 1.1-2); y ésta revelación se encuentra
envuelta en un misterio tal que la mente humana se haya turbada y confundida cuando trata de entenderla.
Dios, la Trinidad, se ha revelado a Sí misma a los hombres de muchas maneras. La razón de esto salta a la vista
cuando recordamos la oscuridad del hombre y la infinita y trascendente majestad de Dios. Debe haber una
revelación progresiva de Dios al hombre debido a las limitaciones naturales de éste (como si un profesor
universitario de matemáticas quisiera dar su materia a un grupo de prescolares).
Dios encontró necesario tratar con la humanidad de éste modo. Por eso, en los tiempos pasados se reveló en
diferentes medidas y por muchas maneras a los padres. El AT nos relata esa revelación progresiva.
Si la completa santidad y esplendor de Dios le fueran reveladas repentinamente, los seres humanos pecadores
serían cegados por su gloria sin esperanza de recuperación. Dio ha guiado a la raza humana por medio de una
larga serie de revelaciones acerca de Sí mismo.
Esta revelación progresiva fue necesaria debido a la debilidad de la naturaleza humana.
PERO, en cada época Dios, no queriendo que nadie perezca, dio una revelación de Sí mismo que fuera suficiente
para guiar a los hombres de esa época a una relación salvadora con Él.
Esta larga serie en la cadena de la revelación culmina en la persona de Jesucristo, el cual es la última palabra
de Dios para el hombre; Dios no tiene nada más que decirnos. Si le rechazamos, Dios no tiene otro medio para
alcanzar al hombre, pues Cristo es el Dios al cual rechazamos.
¿Qué características tiene la naturaleza humana? ¿Cuáles son los atributos esenciales del hombre?
Es una pregunta fácil de contestar, sin profundizar en la doctrina bíblica del hombre; nada más debemos
mirarnos a nosotros mismos.
Somos limitados (tiempo, espacio, conocimiento), débiles y finitos. Y moralmente, pecadores.
¿Qué características tiene la naturaleza divina?
Estos son llamados Atributos de Dios. Eterno, omnipresente, omnisciente, omnipresente, sabio, justo, santo,
etc.
¿Cómo podemos entender la unión de estas dos “especies” tan diferentes?
Una ayuda es recordar que el hombre cuando fue creado, lo fue a la Imagen y Semejanza de Dios. De aquello
sólo quedan destellos en la actualidad, aunque para Dios el hombre sigue siendo el objeto más importante y
por el que dejó todo para salvarlo.
Evidentemente en la “arquihistoria” de la humanidad, desde los más remotos tiempos de que el hombre caído
caminara sobre la tierra, existió el deseo o el sueño del “súper hombre”. En la mitología griega existen los
semidioses, mitad hombre y mitad dios, surgidos de la unión carnal entre los dioses del Olimpo y mujeres
“humanas”. Ellos creían que los hijos poseían parte de las cualidades divinas, como fortaleza y energía
extraordinarias, poder cruzar el umbral de la vida y la muerte y regresar sin daño, o hacer de intermediarios
tras la muerte, entre dioses y hombres. A estos héroes, tras la muerte se les concedían honores, especialmente
entre aquellos griegos que reclamaban ser descendientes suyos, y que esperaban obtener protección y
patronazgo de algún dios por su intercesión. La veneración de los héroes fue parte de los ritos de la religión de
la Antigua Grecia. Ejemplo de ellos son Hércules, Baco, Nereo, Poseidón, Adonis, Thor, etc.
Hoy tenemos otros más modernos: hombre araña, Superman, Batman, etc.
Pero esto no es ni siquiera parecido a lo que Dios hizo en Jesús.
La Biblia nos enseña que el origen de Jesús no tiene relación con su nacimiento o su concepción; ni su
naturaleza depende de sus antepasados humanos. En Belén no ocurrió su origen, sino su encarnación.
¿Qué significa “encarnación”? ¿Qué entendemos cuando hablamos de ella?
Viene de la unión de dos expresiones “en” que significa estar dentro, y “carne” que habla de un cuerpo
humano. Incorporar un cambio al estado anterior adoptando una nueva forma, y que esta a su vez sea
permanente.
Es la doctrina bíblica que enseña que Dios (en este caso la segunda Persona de la Trinidad), que es Espíritu, se
hizo “carne”, o sea que tomó una naturaleza humana, sin que por ello dejase en ningún momento de ser Dios.
Vamos a tratar de penetrar en este misterio revelado, conscientes de nuestras limitaciones (es la mente creada
tratando de entender al Creador) y que lo que sabemos es lo que Dios quiso que supiéramos. Todo lo demás
le pertenece a nuestro Dios y será el tema de múltiples reuniones de enseñanza como éstas en la eternidad.
Deuteronomio 29.29

Lo primero que tenemos que decir es que Jesús es el Único Ser que posee dos naturalezas: la humana
y la divina.
Ni el Padre, ni el Espíritu Santo, ni los ángeles, ni ningún otro ser creado tiene esta característica, de poseer
dos naturalezas. No hay otro igual.
 Estas dos naturalezas se manifiestan en su totalidad al mismo tiempo.
Jesús es 100 % Dios y 100 % Hombre. Para nuestra lógica, conocimiento y entendimiento, ello no es posible.
Pero, volvamos a recordar que estamos hablando de Dios y de lo que Él quiso revelarnos.
La naturaleza divina del Hijo no cambió ni se alteró cuando se hizo carne. Hebreos 1.3
Las dos naturalezas de Cristo tampoco “se mezclaron” entre sí, ni tampoco sus naturalezas “fueron
combinadas” en una nueva naturaleza.
Ambas están separadas, pero sin embargo, actúan como una unidad en la persona de Jesús.
 A la unión de ambas naturalezas, los teólogos la llaman “unión hipostática”.
¿Qué es?
Hipóstasis es un término de origen griego que se traduce como equivalente de “ser” o “sustancia”. Su
traducción más cercana sería “ser de un modo verdadero” o la “verdadera realidad”.
Es un término técnico que designa la unión de las dos naturalezas, divina y humana, en la sola persona de Jesús.
Cristo es Dios en la carne (Juan 1:1,14; Col. 2:9; Juan 8:58; 10:30-34; Hebreos 1:8). Él es plenamente Dios y
plenamente hombre (Col. 2:9); así, tiene dos naturalezas, la de Dios y la humana. Decididamente, no es "mitad
Dios, mitad hombre". Nunca perdió su divinidad, ni hubiese podido hacerlo.
Esto significa que en la Persona de Jesús hay dos naturalezas diferentes pero definidas. Pero, según vemos en
la Biblia, los atributos de ambas naturalezas son atribuidos a la Persona de Cristo; las propiedades de las
naturalezas, divina y humana, son ahora propiedades de la persona, y por lo tanto, atribuidas a la Persona.
Esto quiere decir que la sola Persona de Jesús puede mostrar atributos de la divinidad, como omnipresencia,
presciencia, etc. y al mismo tiempo mostrar los atributos de la humanidad, como crecer, dormir, cansarse, etc.
No deja, por ello, de ser UNA Persona. Todas las acciones que realizó, lo hizo una sola persona mediante una
u otra de las dos naturalezas, o mediante ambas a la vez: a) Sostener el universo procedían de la Persona de
Jesús únicamente de su naturaleza divina; b) acciones como comer, andar, dormir proceden de su Persona
únicamente de su naturaleza humana, y c) acciones como el hacer milagros, procedían juntamente de sus dos
naturalezas: de la divina como causa principal y de la humana como causa instrumental.
Es de esa SOLA y MISMA Persona de Jesús que se afirman atributos, poderes, dignidades y acciones que
convienen a una de las dos naturalezas.
Continuó existiendo como Dios cuando se encarnó y agregó la naturaleza humana a Su eterna naturaleza divina
(Fil. 2:5-11). Consecuentemente, en Jesucristo está la "unión, en una sola persona, de una plena naturaleza
humana y una plena naturaleza divina".
Esta doctrina “fue definitivamente establecida en el Concilio de Calcedonia (451), que declaró que en Cristo las
dos naturalezas, reteniendo cada una sus propiedades, están unidas en una existencia y en una persona. Ellas
no están ligadas en una unión moral o accidental (Nestorio), ni mezcladas (Eutiques), y sin embargo, ellas están
substancialmente unidas.”
Algunos pasajes bíblicos:
Juan 17.5: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el
mundo fuese”. ¿Cómo puede Jesús, el hombre, reclamar Su gloria ya que Él como hombre no existió como tal,
hasta que nació en la tierra? La respuesta es que Jesús, la Persona, tiene dos naturalezas, la divina y la humana,
y que los atributos de la divina fueron atribuidos a la sola Persona de Jesús.
Juan 3.13: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre que está en el cielo”. Aquí
Jesús afirma haber descendido del cielo.
Juan 1.1-2, 14: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio
con Dios… Y Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito
del Padre) lleno de gracia y de verdad”. Esto significa que, en la encarnación, comienza su naturaleza humana,
pero su naturaleza divina continúa en Él.
Juan 6.62: “¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?” Jesús afirmaba su real y
divina procedencia. Después de su resurrección ascendió a donde estaba primero.
Esta unión es importante que la podamos entender, para poder discernir toda la vida del Salvador. Cuando
tratemos el tema del vaciamiento de Cristo que veremos un poco más adelante, podemos caer en el error de
muchos, que tratando de definir este vaciamiento, acaban privando a Cristo de sus atributos de la Deidad.
Algunos dicen que cuando el Señor andaba por la tierra, ya no tenía todo conocimiento ni todo poder; ya no
estaba en todos los lugares al mismo tiempo, o que estaba sujeto a las limitaciones de todos los hombres, o
que era susceptible al error. Esto no era así. Él seguía siendo omnisciente, omnipresente y omnipotente. Su
Única persona encerraba ambas naturalezas, perfectas y completas.
Estas dos naturalezas no se mezclan, no se comparten.
También hay que entender que las dos naturalezas de Jesucristo no eran IGUALES, sino que eran DESIGUALES.
Porque Jesucristo en su naturaleza humanara era menor o inferior que su naturaleza divina: …el siervo no es
mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió (Jn.13:16). Pero vemos a aquel que fue hecho
un poco menor que los ángeles, a Jesús… (Heb.2:9). Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la
obediencia (Heb.5:8).
Y porque Jesucristo en su naturaleza divina es mayor o superior que su naturaleza humana: …el Padre mayor
es que yo (Jn.14:28).
Por ser Jesucristo en su naturaleza humana menor o inferior que su naturaleza divina, y por ser Jesucristo en
su naturaleza divina mayor o superior que su naturaleza humana, fue que él dijo: A todo aquel que dijere alguna
palabra contra el Hijo del Hombre será perdonado; pero el que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será
perdonado (Lucas 12:10)
Era el hombre quien debió someter su Voluntad a la del Padre, en una sumisión perfecta y sin pecado.
 Los dos Títulos de Jesús.
Hijo del Hombre: habla de su humanidad. El Señor lo utilizaba preferentemente para referirse a Sí mismo.
Aparece 30 veces en Mateo, 15 en Marcos, 25 veces en Lucas y 12 en Juan. En Hechos 1 sola vez y en Apocalipsis
2 veces
Hijo de Dios: habla de su Deidad. Jesús solo lo utilizó 2 veces, según el relato de los evangelios.
Cuando analizamos el tema, surgen una multitud de interrogantes en nuestra mente.
Entre el momento de su concepción, en que nadie dudaba que nacería un ser humano y solo un puñado de
personas (María, José, Elizabeth, Zacarías, el feto Juan, Simeón y Ana) conocían el origen sobrenatural del niño,
hasta su resurrección en que quedó confirmada la naturaleza divina (Romanos 1.4) y en que cientos de
creyentes reconocían la Deidad de Jesús, pasaron aproximadamente 33 años.
Años de silencio, años en los cuales el Espíritu Santo tendió un manto ocultando muchos acontecimientos. No
sabemos mucho de la familia en la que nació Jesús, de su crianza, de su niñez, de las relaciones con sus
hermanos, con sus padres. ¿Sería fácil ser el papá humano de Jesús? ¿Cómo sería tener a Jesús como hermano
mayor? Sabemos que al comienzo la familia no creía en Él, y que en una oportunidad vinieron a tomarle porque
pensaban que estaba loco.
¿Cuándo se hizo consciente Jesús de su doble naturaleza?
Ayudado sin ninguna duda por su madre María (que guardaba todo en su corazón) y su padre José. Le deben
haber contado la historia de los ángeles y pastores en Belén, de la primera visita al Templo en Jerusalén, de los
magos del Oriente, del cuidado providencial de Dios con Herodes, de Egipto. Le habrán leído las profecías del
AT, y en la medida que entendían habrán ido grabando los primeros albores de su grandioso destino y de la
espada que atravesaría el alma de María dicho por Simeón (Lucas 2.34-35).
Sabemos que el niño Jesús “crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él”.
Lucas 2.40 El niño Jesús debió aprender como todos nosotros.
Sabemos también que a los 12 años, cuando fue por la Pascua y presentado en el Templo como “hijo de la ley”
como a todo niño judío, se quedó en el Templo “porque en los negocios de mi Padre me es necesario estar”.
La pregunta que el niño les realiza a José y María revela sorpresa, como que ellos ya debían saberlo. Los padres
no entendieron las palabras de Jesús, dando a entender que el niño ya había sobrepasado en su conocimiento
a sus padres terrenales. Las preguntas que les realizaba a los doctores y las respuestas que les deba demuestran
que su conocimiento no era completo, aunque muy superior a lo que ellos esperaban de un niño de esa edad,
de tal manera que “todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas”. Al regresar,
volvió a estar sujeto a sus padres terrenales y “crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los
hombres. Lucas 41-52
De allí a la vida adulta, cuando inicia su ministerio terrenal, en plena posesión del conocimiento de Su Persona,
de Su obra, de Su destino, le vemos apareciendo a la orilla del río Jordán a comenzar identificándose
plenamente con el hombre, bautizándose en un bautismo de pecadores.
1- LA HUMANIDAD DE JESÚS.
Las herejías sobre la Persona de Jesucristo pueden clasificarse en tres grandes grupos:
 Las que afectan la realidad de las naturalezas de Cristo.
 Las que afectan la integridad de dichas naturalezas.
 Las que afectan la unión personal de las dos naturalezas.
Doctrinas erróneas que enfatizaron esta verdad por encima de la Deidad.
¿Fue realmente un hombre? ¿Era real su humanidad? ¿Era como nosotros?
Juan 1.1, 14 “Habitó entre nosotros”. Nadie se percató de que no fuera humano. Entró en la historia de la
humanidad por el mismo camino de todos los hombres. Tuvo una madre humana y una genealogía. Se sometió
a las mismas limitaciones de la humanidad. El mismo proceso de aprendizaje de todos los mortales.
Durmió, caminó, comió, se rio, se enojó, lloró, se cansó, sintió emociones básicas como la angustia, el dolor, la
compasión, el amor.
Tuvo necesidad de orar.
Su sangre era humana, como todo su cuerpo.
Sometió su humanidad a los deseos de Dios, disciplina, obediencia, sometimiento.
Ejerció un perfecto autocontrol.
La Biblia presenta a Jesucristo como el Hombre con mayúsculas, el hombre ideal, la contrapartida del Adán
caído. Hebreos 2.5-18
El Salmo 8 nos presenta al hombre tal cual salió de las manos de Dios. Hecho un poco menor que los ángeles
en naturaleza, pero coronado de gloria y de honra; destinado a sojuzgar la tierra y señorear sobre el Universo
creado como un virrey de Dios.
Por el pecado, el hombre quedó alienado, un ser extraño en un clima que ya no era el que le pertenecía; por
su causa la tierra fue maldita y se le tornó hosca e inhóspita. Esta condición no cambia en esta vida aunque el
pecador se convierta a Dios, puesto que aguardamos todavía la redención de nuestro cuerpo. La creación
entera gime con dolores de parto esperando la manifestación gloriosa de los hijos de Dios. Romanos 8.19-24
Es dentro de esta perspectiva que Hebreos 2.9 ss. Sitúa la condición gloriosa y la obra perfecta de Cristo. Él es
el “postrer Adán”, la réplica final y única del “primer Adán” (1 Corintios 15.45). En el primero recibimos la
muerte; en el segundo, la vida.
 Jesús es llamado Hombre.
La Biblia lo presenta como hombre: tuvo su genealogía, como todo israelita. Pilato dijo de Él: “he aquí al
hombre”. Los enemigos reconocían de Él: “ningún hombre ha hablado como este hombre”. Pablo lo presenta
como el Mediador entre Dios y los hombres: “Jesucristo, hombre”.
Mateo 4.4; 11.19; Juan 1.14; 8.40; Hechos 2.22; Romanos 5.15; 1 Corintios 15.21; 1 Timoteo 2.5; 3.16; 1 Juan
4.2
 Jesús poseyó una verdadera humanidad.
Poseyó los elementos integrantes de una naturaleza humana: cuerpo (Mateo 26.26; 28.9; Lucas 24.39-40),
alma (Mateo 26.38; Marcos 14.34) y espíritu (Lucas 23.46; Juan 11.33; 19.30)
Experimentó situaciones realmente humanas: padeció hambre (Mateo 4.2); sed (Juan 19.28); cansancio (Juan
4.6); sueño (Mateo 8.24); miedo (Mateo 26.37); tristeza (Mateo 26.38); llanto (Juan 11.35); sufrimientos físicos
y morales (Mateo 27.46; Lucas 22.34); muerte cruenta (Juan 19.30).
Percibió emociones: amor (Juan 11.5); amistad (Juan 11.3); ira (Juan 2.15); compasión entrañable (Mateo 9.36);
tristeza (Marcos 3.5); sorpresa (Lucas 7.9).
Estuvo sujeto a las leyes del crecimiento (Lucas 2.52); de la obediencia (Lucas 2.51); de la limitación (Marcos
6.5); de la tentación (Mateo 4.1). Hubo que enseñarle a hablar, a caminar, a leer y escribir, preguntaba para
saber y se asombraba de lo que no sospechaba, pues en cuanto hombre no lo sabía todo (Lucas 9.18; Juan
4,52; 11.34; Mateo 8.10; Lucas 7.9)
Poseyó una naturaleza humana perfecta, modelo del ideal humano. Salmo 8.4-8 comp. Hebreos 2.6-8; 1
Corintios 15.45, 59; 2 Corintios 3.18; Filipenses 3.21; Colosenses 1.18; 1 Pedro 2.21
Su atractivo físico se encontraba profetizado en Salmo 45.2; Cantares 5.10
Poseía libre albedrío, con su consecuente juego de valores y motivaciones psicológicas. Juan 10.18
 Fue un ser humano perfecto.
Todos tenemos conciencia de nuestros propios pecados y faltas. Jesús nunca se refirió a Sí mismo con culpa o
conciencia de su propio pecado. Juan 8.46
Nunca pudieron presentar una prueba de su debilidad. Sus enseñanzas tuvieron la confirmación de la perfecta
inocencia de su vida. Sus enemigos jamás pudieron tomarle con alguna acusación verdadera. Los que
estuvieron presentes en sus últimas horas pudieron confirmar que era diferente. Juan 18.38; 19.4, 6; Lucas
23.41; 23.47
Otros pasajes que hablan de su perfección: Hebreos 4.15; 7.26-27; 1 Pedro 1.19; 2.22; 1 Juan 3.5
2- LA DEIDAD DE JESÚS.
Muchos enemigos de Jesús se orientaron a demostrar que Él no era Dios.
 La Biblia presenta a Jesucristo como el Hijo de Dios.
La lógica de la confesión de Pedro (Mateo 16.16) se basa en el dato implícitamente revelado de que en
Jesucristo hay una sola persona con dos naturalezas, y de que esa persona es la Segunda de la Santísima
Trinidad. Una lectura imparcial y sin prejuicios de ese pasaje no deja lugar a dudas que Jesús sí reconoció y
aceptó su posición como Hijo de Dios.
En el Jordán (Mateo 3.16-17) se escuchó la voz del Padre llamándolo “mi Hijo, el amado”. Años después, en el
monte nuevamente el Padre se refiere a Él como “mi Hijo amado, en Quien tengo complacencia; a él oíd”
(Mateo 17.5). Ambas expresiones tienen una referencia directa al Salmo 2.7: “Yo publicaré el decreto; Jehová
me ha dicho: Mi Hijo eres Tú”
El mismo Satanás estaba consciente de esa especial relación de Jesús con el Padre: Mateo 4.3, 6
Los demonios reconocían en la Persona de Jesús al Hijo de Dios y se arrodillaban delante de Él como lo hicieron
en la eternidad pasada. Mateo 8.29: “¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para
atormentarnos antes de tiempo?”
Que los israelitas contemporáneos de Jesús entendieron las implicancias de la afirmación del Señor es
incuestionable. Juan 10.30-33 En Juan 5.18 le otorgan el verdadero significado a las elevadas pretensiones del
Señor: “por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino
que también decía que Dios era su Padre, haciéndose igual a Dios”.
 Jesús es llamado Dios.
Juan 1.1, 14, 18
Juan 20.28
Mateo 1.23
Romanos 9.5
Filipenses 2.6-8
Tito 2.13
1 Juan 5.20
Hebreos 1.8
Isaías 9.6
1 Timoteo 3.16
2 Pedro 1.1
Judas 25
Tito: 1.3 “Dios nuestro Salvador”; 1.4 “Jesucristo nuestro salvador”
2.10 “Dios nuestro salvador”; 2.13 “gran Dios y salvador Jesucristo”
3.4 “Dios nuestro salvador”; 3.6 “Jesucristo nuestro salvador”
 Jesús tenía conciencia de su divinidad.
Mateo 5.22, 28, 32, 34, 39, 44: “pero Yo os digo”. La Autoridad de Cristo.
Mateo 10.37: requiere para Sí un afecto superior al de sus propios padres.
Mateo 22.41-46
Mateo 7.21; 10.32.33; 11.27; 12.50; 15.13; 16.16-17; 18.10, 19, 35; 20.23; 25.34; 26.39, 53; etc. forman una
fabulosa cantidad de pasajes en que se pone de manifiesto que Jesús tenía una especialísima relación filial suya
respecto del Padre, la cual solo puede encuadrarse en su calidad de Hijo del Dios Padre en un sentido trinitario.
 Jesús asumió el Nombre de Jehová.
Dada la naturaleza de Dios, entronado en santidad, siempre ha habido la necesidad de contar con un mediador
entre el Dios y el hombre. 1 Timoteo 2.5
Siempre existió ese mediador, Único entre Dios y el hombre. Se presenta en la revelación bajo diferentes
nombres, aunque sin embargo, siempre se refieren a la misma persona.
Entre los nombres sagrados de Dios, el de JEHOVÁ, es el nombre más santificado de todos, con el cual se lo
conoció en el AT.
Jesús asumió ese nombre de Jehová: Juan 8
El tema en discusión era el origen y la naturaleza del Salvador.
v. 53-58: de acuerdo a la Ley ellos tenían el derecho de apedrearle, porque ellos entendieron que estaba
proclamando su identidad con el Dios que habló a Moisés desde la zarza.
Los YO SOY (ego eimi)
Yo soy el Pan de Vida. Juan 6
Yo soy la Luz del mundo. Juan 8
Yo soy la Puerta. Juan 10
Yo soy el Buen Pastor. Juan 10
Yo soy la Resurrección y la Vida. Juan 11
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Juan 14
Yo soy la Vid verdadera.
 Jesús tenía conocimiento sobrenatural.
Mateo 11.27: del Padre.
Mateo 21.2: del pollino.
Mateo 24: de la destrucción de Jerusalén.
Juan 13.38: de la negación de Pedro.
Marcos 14.14-15: del aposento alto.
Lucas 5.5: donde estaban los peces.
Lucas 20.13-15: de su propia muerte.
Juan 1.42, 47-48: podía ver personas y acciones a la distancia.
Juan 2.24-25; 4.17-18, 39; 6.64: lo que pensaban otros y lo que había dentro del hombre.
 Demostró poseer otros atributos divinos.
Juan 3.13: omnipresencia. Efesios 1.23; Juan 14.23; Mateo 18.20; 28.20
Juan 10.18: omnipotencia. 1 Corintios 15.25, Filipenses 3.21
Juan 8.58; 17.5: Eternidad. Colosenses 1.17
Mateo 2.11; 14.33; 15.25; 28.9; Lucas 24.52; Juan 9.38: Majestad infinita, que demanda la adoración debida
únicamente a Dios.
Bondad infinita.
Santidad inmanente.
Gloria. Juan 1.14; 17.5
Inmutabilidad. Hebreos 1.10-12; 13.8
 Ejerció prerrogativas y poderes divinos.
Perdonó pecados. Mateo 9.6
Resucita muertos. 2 Corintios 1.9 dice “Dios que resucita a los muertos”. Juan 5.21, 28-29
Juzgar Mateo 25.31; Juan 5.22; Apocalipsis 20.12
Demandó para Sí toda potestad. Mateo 28.28
Demandó ser fuente de vida eterna. Juan 3,36
Pretendió hacer todo lo que hace el Padre. Juan 5.17
Pretendió que su mano es tan poderosa como la del Padre. Juan 10.28-33
Reclamó tener la unidad esencial con la Deidad. Juan 10.30
Reclamó ser el reflejo del Padre. Juan 14.9
Exigió para Sí el mismo trato que al Padre. Juan 5.23
Aceptó adoración. Juan 5.23; 9.38; 20.28; Lucas 24.52
 Jesús reclamó para Sí los atributos y la autoridad de Jehová.
Salvador: Isaías 42.11; 45.22
Lucas 19.10; Juan 10.9 (4.42)
Pastor: Salmo 23.1; Isaías 40.11
Juan 10.11
Vida inherente: Deuteronomio 30.20
Juan 5.26
Luz de los hombres: Isaías 60.15-20
Juan 8.12
Señor de la Ley: Éxodo 20.1-3
Mateo 5.21-22, 31-32
Señor del Sábado: Éxodo 20.10-11
Mateo 12.8
Perdona pecados: Jeremías 31.34; Salmo 103.1-3; 130. 3-4
Mateo 9.1-7
Objeto de fe: Jeremías 17.5, 7
Juan 14.1
Aceptó la adoración de los hombres: Mateo 4.10 (Deuteronomio 6.13)
Mateo 28.9; 14.33; Juan 9.38
Resucita muertos: 1 Samuel 2.6; Isaías 26.19
Juan 5.21, 28-29
Primero y Último: Isaías 41.4; 44.6
Apocalipsis 1.17; 2.8; 22.13
Poseedor de la Gloria de Dios: Isaías 42.8; 48.11
Juan 17.1, 5
 La Biblia lo presenta como el Creador de todas las cosas.
Causa, medio y propósito de todo. Heredero de todas las cosas (la herencia cósmica de Dios que incluye todo
lo creado). Juan 1.3, 10; Colosenses 1.15-16; Hebreos 1.10
 La Biblia lo presenta como el Preservador de todas las cosas.
El Universo se mantiene en coherencia mediante el poder de una Persona omnipotente. Hebreos 1.3;
Colosenses 1.17

Los apóstoles, quienes conocieron al Señor Jesucristo, aplicaron a Su Persona y obras los textos del AT
que se refieren a Jehová.
Creador: Isaías 40.28
Juan 1.3, 10; Colosenses 1.16-17; Hebreos 1.3
Rey: Salmo 10.16; Isaías 32.1-2; 33.22; 44.6; Jeremías 51.57; Sofonías 3.15
Juan 1.49
Juez: Isaías 33.22; Génesis 18.25; Jueces 1.27; Salmo 9.7-9; 7.11; 50.6; 75.7
Mateo 25.31 y ss.; Juan 5.22, 27; Hechos 10.42; Romanos 14.10; 2 Corintios 5.10
Redentor: Isaías 41.14; 44.6; 47.4; 49.7; Oseas 13.14; Salmo 19.14; Jeremías 50.34
Colosenses 1.14; Apocalipsis 5.9; Efesios 1.7; Tito 2.14; Hebreos 9.12
Rey de reyes y Señor de señores: 1 Timoteo 6.15
Apocalipsis 17.14; 19.16
Roca: Salmo 18.2
1 Corintios 10.4
El Santo: 1 Samuel 2.2
Hechos 3.14
Señor de todos y Dueño de todas las cosas: 1 Crónicas 29.11-12; Ezequiel 18.4
Hechos 10.36; Romanos 10.11-13
Es sobre todos: Salmo 97.9
Juan 3.31
Gloria de Israel: Isaías 4.2; 28.5; 60.19
Lucas 2.32
Adorado por ángeles: Salmo 148.2
Hebreos 1.6
Confesado como Señor: Isaías 45.23
Filipenses 2.11
Buscado en oración: Salmo 32.6; 69.13; 5.2
Hechos 7.59; 1 Corintios 1.2
Objeto de fe: Jeremías 17.5-7
1 Pedro 2.6
Objeto de la vida de los santos: Romanos 6.11
2 Corintios 5.15
Esposo: Isaías 54.5; 62.5; Oseas 2.16
Efesios 5.25-32
Compañero e igual a Dios: Zacarías 13.7
Filipenses 2.6
Creó las cosas para su gloria: Proverbios 16.4
Colosenses 1.16
Los hombres deben invocar su Nombre: Jeremías 2.32
Romanos 10.12-13; 1 Corintios 1.2
Calma el mar: Salmo 89.9; 93.4
Marcos 4.41
Conoce corazones: Salmo 44.21; Jeremías 20.12
Lucas 9.47; Mateo 9.4; Marcos 2.8
Juan el Bautista: Isaías 40.3 con Mateo 3.3
Jeremías 23.6 con 1 Corintios 1.30
Salmo 24.10 con 1 Corintios 2.8; Santiago 2.1
Traducción de la palabra “Jehová” del AT a “Señor” en el NT cuando se cita un pasaje:
Deuteronomio 6.5
Mateo 22.37; Marcos 12.30
6.13; 10.20
4.10
6.16
4.7
18.15
Hechos 3.22; 7.37
23.23
Mateo 5.33
32.35-36
Hebreos 10.30; Romanos 12.19
Salmo 24.1
1 Corintios 10.26, 28
94.11
1 Corintios 3.20
Isaías 28.11-13
1 Corintios 14.21
40.3
Mateo 3.3; Marcos 1.3
Jeremías 31.31
Hebreos 8.8
Oseas 11.1
Mateo 2.15
Joel 2.32
Romanos 10.12-13
3- EL VACIAMIENTO DE JESÚS.
La “Kenosis” de Cristo. Gr. “keeno” significa “vaciar”
Filipenses 2.5-8: “Se despojó a Sí mismo”.
¿Dejó de ser Dios?
¿Qué cosas dejó al venir y hacerse hombre?
La “forma de Dios”. La palabra usada aquí implica exactitud en esencia. La vuelve a utilizar en el mismo sentido
en el vs. 7
Ser “igual a Dios”. La palabra implica igual en calidad, cantidad, tamaño, carácter y número.
La “kenosis” de Cristo fue un acto voluntario de renuncia, que no implica que dejara de ser Dios al momento
de encarnarse, que se despojara de su divinidad para vestirse de humanidad.
Sí debió renunciar o dejar a un lado sus privilegios en varios sentidos:
 Dejó la gloria celestial. Juan 17.5 Dejó su igualdad posicional con Dios y veló la gloria de la Deidad en
un cuerpo de carne humana
 Dejó su autoridad independiente.
 Limitó el uso de sus atributos divinos sujetándose a la guía del Espíritu Santo. No dejó sus atributos,
no dejó de ser Dios. Solo escondió y abdicó al ejercicio independiente de sus atributos. Esto fue
voluntario y temporal. Pero no hubo ni siquiera un momento en su vida en la tierra en que no poseyese
todos los atributos de Dios
 Dejó las riquezas eternas para hacerse pobre en la tierra. 2 Corintios 8.9
 La relación eterna y especial con el Padre, para llegar a ser objeto de su Ira en la cruz.
Se hizo “semejante a los hombres”, estando en la “condición de hombre”. Una humanidad plena y perfecta,
adoptó todos los atributos esenciales de la humanidad. Eso ya de por sí es vaciarse para el Eterno Dios.
4- LA IMPORTANCIA DE LA ENCARNACIÓN.
Por la Encarnación Él llega a ser nuestro:
 Representante.
1 Juan 2.1-2
Hebreos 4.15-16: Puede compadecerse de nosotros. Nos entiende.
Hebreos 2.14-18: se hizo carne para VENCER (v. 14)
LIBRAR (v. 15)
PERDONAR (v.17) y
SOCORRER (v. 16,18).
“Oh, que triunfo más brillante, en el cielo un hombre entró, y es allá representante de su pueblo a quien salvó”
 Sustituto.
Pagó nuestra deuda al llevar sobre Sí mismo la culpa de nuestros pecados. Se ofreció voluntariamente. Su
sangre era perfecta y tenía el valor de ser el Hijo de Dios. La Ira de Dios fue descargada sobre Él; la justicia de
Cristo fue imputada a nosotros. 2 Corintios 5.21
 Primogénito.
Romanos 8.29. La meta del propósito predestinado de Dios para los suyos es que sean hechos semejantes a
Jesucristo. Este es el premio del supremo llamamiento (Filipenses 3.20).
Él es el Primogénito, el Preeminente, el Único que es en realidad el justo heredero. Jesucristo es el que más
sobresale entre aquellos que se han convertido en "hermanos" al ser hechos semejantes a Él.
 Cabeza racial.
Jesús tomó el conflicto en el lugar donde lo había dejado Adán y restituyó al hombre a una posición de gloria
superior a la que poseía en el Edén. 1 Corintios 15.22, 45 Un ser humano trajo la muerte a toda la raza; pero,
también un ser humano, por medio de su resurrección, trajo la vida a todo el género. Él es el prototipo. Por el
primer Adán recibimos un cuerpo natural; por el postrer Adán recibiremos un cuerpo espiritual. Portaremos la
imagen de su cuerpo adecuado para el cielo por la eternidad, así como hemos portado la imagen del cuerpo
del primer Adán en nuestra vida terrenal.
Vamos a Él, adonde esté Él estaremos nosotros.
 Salvador.
Es la ofrenda perfecta. La sangre derramada tiene el valor infinito por ser Dios y puede salvar a todo el mundo.
Es el Pontífice (puente) perfecto, aquel que con su humanidad nos abraza y representa, y que con su divinidad
nos perdona.
Es el Único Mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2.5), es el Único que puede intervenir entre las dos
partes y restaurar la paz entre Dios y los hombres. Porque es Dios, y es hombre.
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