Entrevista con Tomás de Mercado Fray Tomás era dominico

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Entrevista con Tomás de Mercado
* Simulación de un viaje por el tiempo realizado por un periodista económico, a través de un programa de
realidad virtual capaz de reproducir el comportamiento pasado de la economía. Incluido en el libro
Momentos estelares de Econolandia
Fray Tomás era dominico, recordamos que la orden encargada por el Papa de
mantener la limpieza de costumbres, el control de las ideas y la ortodoxia religiosa,
principalmente a través de la Santa Inquisición. El tristemente célebre Torquemada era
dominico y también lo eran la mayoría de los enemigos de Fray Luis de León.
Por eso tiene aún más valor el que, cuando a Fray Luis le habían presentado,
para su censura, hace un par de años la obra de Fray Tomás sobre Tratos y Contratos, él
informase con estas palabras: “Yo he visto este libro del arte y trato de mercaderes, con
las demás obras que van junto con él; y paréceme que el autor de él es un hombre de
mucho ingenio y doctrina y el libro, muy acertado y provechoso”.
En una reducida sala del convento de los dominicos de Sevilla, Fray Tomás me
observaba con sus inquisitivos ojos (que no inquisidores, en su caso) como queriendo
descubrir, debajo de mis ropas de funcionario relativamente acomodado, qué tipo de
persona tenía delante. La vida le había enseñado a no fiarse demasiado de las
apariencias externas, así que fue él quien empezó preguntando:
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¿Cuál es el motivo real de su viaje, licenciado Newsletter?. Me dicen que
está su merced recorriendo varias ciudades de España tratando de conocer
las condiciones reales de vida de los españoles.
Así es, Fray Tomás, soy escribano de juzgados en Viena y mi inquietud
sobre las tensiones políticas, sociales y económicas que vengo observando
durante los últimos años me han llevado a solicitar esta misión. He recorrido
ya muchas leguas de Madrid a Medina, Salamanca y Sevilla, para ver la vida
en ciudades, pueblos y caminos. Pero también para poder conversar con
personas especialmente enteradas como el mercader Simón Ruiz, la Madre
Teresa de Jesús, Fray Luis de León o vuecencia.
Las guerras siempre han de ser motivo de preocupación para todos, aunque
puedan responder a la justa causa de defender la doctrina católica frente a
protestantes o musulmanes. La rebelión empezada en nuestros Países Bajos
hace una par de años nos está llevando a enormes ejércitos y gastos militares
sin precedentes. Nuestro ejército tiene unos 200.000 efectivos y es, con
mucho, el más grande de Europa, pero lo pagamos con una sangría de dinero
que está endeudando a nuestra Hacienda.
¿Pero un país rico como España, no puede mantener los gastos que conlleva
administrar todo un Imperio?, -me atreví a preguntar sin ninguna convicción.
Mire, licenciado, sólo la deuda exterior (principalmente a banqueros
alemanes, genoveses o portugueses) durante el reinado anterior del
Emperador Carlos, alcanzó los 37 millones de ducados. Para que se haga una
idea de su magnitud, esta cifra supera en dos millones al valor de todos los
metales preciosos asignados a la Corona que llegaron a Sevilla en esa época.
Y el deterioro financiero del Reino continúa con nuestro monarca Felipe II al
que dios guarde muchos años.
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Pero Fray Tomás, eso explica solamente una parte de las dificultades que
parecen existir. Si el monarca tiene derecho al quinto de la producción de
metales, ¿qué ocurre con el resto?
Castilla y los otro reinos de la Corona han ido apartándose de la producción
de bienes, como nuevos ricos que ven sus bolsas llenas de ducados y reales
ganados por el rendimiento de juros y censos. Nuestros hidalgos (sólo aquí
en Sevilla hay más de 6.000) viven sin crear directamente riqueza, como es
obligado por su condición. Pero, cada vez más, el mundo del comercio y los
intercambios monetarios va imponiéndose sobre la actividad de los
agricultores o de los artesanos.
Es decir, ¿qué compraremos fuera, con el oro y la plata que nos regala el
Nuevo Mundo, lo que no producimos dentro?
Así es, hijo mío. Aquí hay falta de muchos productos y los precios no paran
de subir. A la Corona no le queda otro remedio que tratar de impedir que
salga del país lo escaso que producimos y cambiar nuestro exceso de metales
por nuestra falta de alimentos, vestido u otros bienes.
¿Pero entonces, Fray Tomás, el oro y la plata del Nuevo Mundo, quedará
finalmente en manos de otros países?
Justa apreciación. De hecho, hoy día Sevilla va reduciendo su papel a ser el
punto de reparto de esa riqueza en metal. Mientras, otras ciudades como
Amsterdam van acumulando oro y plata y van creciendo en su importancia
para el comercio y los pagos internacionales.
Y a todo esto, ¿cuál es el papel de los mercaderes sevillanos o de vuestro
reino, más en general? -pregunté sabiendo que le tocaba ahora en uno de sus
puntos fuertes.
En un mundo cambiante como el que nos está tocando vivir, con grandes
movimiento de dineros y mercancías entre todos los países, incluidos los del
Nuevo Mundo, los comerciantes se encuentran con frecuentes problemas de
conciencia sobre lo que es lícito o no. La regla básica de conducta es que el
cambio es lícito, pero no la usura -afirmó con convencimiento Fray Tomás.
He estado con Simón Ruiz, como vuecencia conoce sin duda uno de los
comerciantes castellanos más importantes. Él maneja elevados capitales
moviendo, a través de letras de cambio, dinero por el mundo entero. Don
Simón es un buen cristiano y está convencido de que su actividad es
perfectamente lícita. ¿Es así?
Mire licenciado. El trueque real de unas monedas por otras, incluso en
diferente lugar, es legal y moralmente aceptable. La degeneración viene
cuando a un préstamo inicial de dinero se le añaden recargos excesivos no
justificados en la devolución. Ese es el «intercambio seco» o usura. Sólo
resulta aceptable una operación de préstamo cuando sin engaño ni violencia
se añada a lo prestado unas cantidades moderadas y justas, es decir que el
interés sea piadoso, humano, no subido para la necesidad de otros.
Permítame una última pregunta, Fray Tomás. Vengo observando una carestía
creciente en todo tipo de productos. ¿A qué se debe esta subida de los
precios?. ¿Es por falta de producción?
En mi opinión -ahora Tomás de Mercado se sentía como pez en el agua- hay
varias causas para el aumento que viene observándose en los precios. Están
los gastos crecientes de la Hacienda Real, principalmente consecuencia de
las guerras, que han elevado todo tipo de impuestos y gravámenes. También
han contribuido las devastaciones de algunos años por causas naturales o la
menor inclinación de las gentes hacia actividades productivas. Pero creo que
la razón principal es el aumento de la cantidad de oro y plata, que hace que
los demás bienes expresados en dinero exijan mayor cantidad de los mismos,
es decir más ducados y reales.
Antonio Pulido, Momentos estelares de Econolandia
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