Tema N° 3/ Ciclo 1

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Reunión N°3/ ciclo 1
PAUSA DIARIA O EXAMEN DEL DIA
Objetivo de la reunión
- Iniciar y motivar en el hábito de la Pausa Diaria
- Dar elementos necesarios para desarrollar una vida espiritual de discernimiento.
- Generar el aprendizaje para reconocer a Dios actuando en todas las cosas.
1. Motivación inicial
- Realizamos una lectura del texto “Vivir bajo la acción divina” Hurtado SJ. (Anexo 1)
- Discutimos en la comunidad las resonancias del texto, intentando dejar en evidencia las
dificultades que en tenemos para equilibrar nuestra vida diaria, obligaciones y actividades
con una actitud contemplativa. Preguntar que tanto nos sentimos “como una roca golpeada
por todos lados por las olas que suben”, desbordados, corriendo… sin tomarnos un tiempo
para volver a contactarnos con nosotros mismos y con Dios.
2. Pausa Diaria
Frente a eso les proponemos comenzar a incorporar la Pausa Diaria.
- La Pausa Diaria o el examen de conciencia ignaciano es una herramienta fundamental y
muy fructífera para seguir más de cerca al Señor.
- A través de la Pausa Diaria se busca mirar la propia vida desde los ojos de Dios para
encontrarlo a Él actuando en el mundo y en nosotros mismos.
- Consiste en una práctica habitual para revisar cada día, para no vivir tan distraído, más bien
tomando conciencia y reconociendo los movimientos más profundos del propio interior,
donde Dios continuamente nos está hablando.
- Es el hábito esencia para hacer el camino de la espiritualidad ignaciana (y por lo tanto de
CVX). Un hábito que es preciso adquirir por medio de un ejercicio repetido.
Por lo tanto, la Pausa Diara es una manera de orar la vida diaria, a fin de buscar a Dios en
todas las cosas, de convertirse en contemplativo en la acción y de practicar el discernimiento
espiritual en las distintas opciones de la vida.
3. Oración guiada de Pausa Diaria
Se explican los pasos de la Pausa Diaria, realizando una oración guiada siguiendo sus pasos.
Pauta para guiar la oración:
- Presencia de Dios: Ponerse en sintonía con Dios, en su presencia. Silencio y respiración.
- Petición: Vamos a pedirle al Señor que nos ayude a desentrañar el día, que nos dé su luz
para comprender cuál ha sido su revelación en este día. Pedir la gracia de ver nuestra vida
desde su mirada.
- Recorrer el día y examinar: Lo primero es dar gracias. En una actitud de agradecimiento,
reconozco que todo me viene de Dios. Le pido a Dios reconocer los dones que he recibido
hoy.
Repaso los momentos del día, los lugares y los acontecimientos. ¿Cómo fue el día en
general? ¿Cómo me sentí? ¿Cuáles fueron los acontecimientos marcantes del día? ¿Qué
estados o movimientos espirituales experimenté durante el día: alegría, tristeza, paz,
tranquilidad? ¿Con qué se relacionan estos estados espirituales? ¿Dónde Dios se hizo más
-
-
-
presente en el día y cómo le respondí?
Intento identificar en particular ¿Dónde he encontrado a Dios en este día? Busco la
presencia de Dios en lo que he vivido en este día: en la familia, en la comunidad, en la
amistad, en la creación, en el pobre, en la Iglesia, en mi corazón, en la Eucaristía, en la
oración, en todas partes…..
Pedir perdón: Tomo conciencia de lo que podría haber sido mejor en el día. Miro donde mi
respuesta a Dios y a mi prójimo ha sido poco generosa. ¿Dónde perdí la paz? ¿Qué cosas me
hicieron alejarme de Dios en el día? Pido ayuda a Dios para corregir estas actitudes que me
hacen alejarme de Él y de otras personas.
Pedir luz y fuerzas: Me dispongo para el día de mañana y para el tiempo que viene. Con la
confianza que me viene de Dios, deseo hacer las cosas mejor, cada vez más cerca de Él.
Medito un momento. ¿A qué me siento invitado por Dios?
Padrenuestro
4. Explicación de los pasos. Pauta para la semana y para compartir en la próxima reunión
Luego de la oración guiada se retoman los pasos de la Pausa Diaria explicando cada uno.
Puede ser bueno ver si alguno lo practica y qué frutos ha ido encontrando. También se puede
compartir algo de lo rezado.
Se los invita a intentar incorporar la Pausa Diaria en su rutina de todos los días,
reconociéndola como una herramienta ignaciana esencial, que ayuda el discernimiento personal y
de lo cual se va nutriendo la vida comunitaria.
5. Para terminar la reunión
Se invita a hacer una evaluación de la reunión. Se pide a cada integrante de la comunidad que
medite un momento las siguientes preguntas. Luego se comparten:
- ¿Me ayudó la reunión? ¿Qué aprendí? ¿Qué es lo que me llevo como enseñanza?
- ¿Qué fue lo mejor logrado de la reunión?
- ¿Hay algo de la reunión que no me haya gustado?
- ¿Hay algo que mejorar para la siguiente reunión?
- ¿Cuáles son los desafíos que me deja la reunión para el tiempo que viene, desafíos hasta
la próxima reunión de comunidad?
Se reza un Ave María o un Alma de Cristo.
Anexo 1.
TEXTOS DE APOYO PARA PREPARAR LA REUNIÓN
Vivir bajo la acción divina
Alberto Hurtado SJ
El apóstol no es el activista, sino el que guarda en todo momento su vida bajo el impulso divino.
Toda la teología de la acción apostólica está en la preciosa oración: "Prevén Señor, te lo rogamos,
todas nuestras acciones con tus inspiraciones, prosíguelas en nosotros con tu auxilio, para que toda nuestra
acción por Ti comience y por Ti termine".
Después de la acción hay que volver continuamente a la oración para encontrarse a sí mismo y
encontrar a Dios; para darse cuenta, sin pasión, si en verdad caminamos en el camino divino, para escuchar
de nuevo el llamado del Padre, para sintonizar con las ondas divinas, para desplegar las velas, según el soplo
del Espíritu. Nuestros planes de apostolado necesitan control y tanto mayor mientras somos más generosos.
¿Cuántas veces queremos abrazar demasiado, más de lo que puedan abrazar nuestros brazos? ¡Hay que
reducir aún las ambiciones apostólicas, para hacer bien lo que se hace! Lo demás ha de expresarse en
oraciones, pero su ejecución hay que dejarla a Dios y a los otros.
Para guardar el contacto con Dios, para mantenerse siempre bajo el impulso del Espíritu, para no
construir sino según el deseo de Cristo, hay que imponer periódicamente restricciones a su programa. La
acción llega a ser dañina cuando rompe la unión con Dios.
Ud. me pregunta cómo se equilibra mi vida. Yo también me lo pregunto. Estoy cada día más y más
comido por el trabajo: correspondencia, teléfono, artículos, visitas; el engranaje terrible de los negocios,
Congresos, Semanas de Estudio, conferencias prometidas por debilidad, por no decir no, o por no dejar esta
ocasión de hacer el bien; presupuestos que cubrir; resoluciones que es necesario tomar ante acontecimientos
imprevistos. La carrera a ver quién llegará primero en tal apostolado urgente, en que la victoria materialista
aún no es definitiva. Soy con frecuencia como una roca golpeada por todos lados por las olas que suben. No
queda más escapada que por arriba. Durante una hora, durante un día, dejo que las olas azoten la roca; no
miro el horizonte, sólo miro hacia arriba, hacia Dios.
¡Oh bendita vida activa, toda consagrada a mi Dios, toda entregada a los hombres, y cuyo exceso
mismo me conduce, para encontrarme y dirigirme hacia Dios! Él es la sola salida posible; en mis
preocupaciones, mi único refugio.
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