La obra está estructurada en 7 Tratados, de los cuales, el 1, 2, 3 y 7

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TEMA 16 - LA NARRATIVA RENACENTISTA
1. INTRODUCCIÓN:
En el siglo XVI se observan dos tendencias fundamentales en el uso de la prosa:
1.1.
La prosa didáctica
Sigue el esquema del diálogo ciceroniano (discípulo pregunta y maestro contesta), el
relato lucianesco y recibe la influencia de Erasmo y de los debates medievales de
personajes alegóricos. Destacan: Diálogo de las cosas acaecidas en Roma y Diálogo de
Mercurio y Carón de Alfonso de Valdés; Diálogo de la lengua de Juan de Valdés y El
Crotalón de Cristóbal de Villalón.
1.2.
La literatura de ficción, recreativa
Pese a sus diferencias, ambas se hayan unidas por la voluntad de estilo que anima a los
autores y no se excluyen.
Dentro de la prosa de ficción tenemos:
 La novela del siglo XVI que se desarrolla fundamentalmente en el plano del
idealismo (novela caballeresca, pastoril, bizantina y morisca).
 La novela del Siglo XVII que se orienta más hacia el realismo con el desarrollo del
género picaresco y el cuadro de costumbres.
2. LA FICCIÓN IDEALISTA
2.1. Novela sentimental
La prosa sentimental iniciada en España con Siervo libre de amor de Juan
Rodríguez del Padrón a mediados del siglo XV y fuertemente impulsada por Diego de
San Pedro (Cárcel de amor, 1492), tiene en Juan de Segura a su mejor representante en
el siglo XVI, con una novela, Proceso de cartas de amores (1548).
Desde sus comienzos, el género aparecía caracterizado fundamentalmente por su
permeabilidad. Fusión de la poesía de cancionero y de la narración caballeresca, la
novela sentimental irá aprehendiendo distintos elementos estructurales de la novela
griega, de la función epistolar...
2.2. Los libros de caballerías
Por su argumento, los libros de caballerías son obras fundamentalmente de acción,
que se centran en dos ejes: a) el de las aventuras heroicas y fantásticas, que se
desarrollan en un mundo irreal (tierras lejanas y exóticas donde habitan seres extraños,
como encantadores, magos, gigantes, endriagos o dragones), b) el del tema amoroso.
Es necesario distinguir entre materia caballeresca, a la que pertenecen libros como
Libro del caballero Zifar, y los libros de caballerías, designación que se refiere a las
obras españolas originales de los siglos XVI y XVII y cuya constitución como género se
debió a la recreación que del Amadís de Gaula realizó a finales del siglo XV Rodríguez
de Montalvo. En la obra se crean un mundo de ficción peculiar y una estructura y
técnicas narrativas propias:
a. desarrollo simétrico de aventuras,
b. creación de suspense por el procedimiento de retrasar el cumplimiento de los
deseos del héroe mediante la inserción de aventuras,
c. narrador omnisciente (con frecuencia, un historiador ficticio), aunque se
introduce también el punto de vista de algunos personajes,
d. la configuración del protagonista como héroe de la caballería andante:
extraordinario valor físico, se enfrenta solo a muchos enemigos juntos y, sólo le
afectan las penas de amor.
El Amadís de Gaula fue el inicio de una ola de libros de caballerías. Además del
Amadís, en el Quijote se mencionan las Sergas de Esplandián, Amadís de Grecia,
Belianís de Grecia, Olívante de Laura, El caballero de la Cruz o Lépolemo, Palmerín
de Oliva y Platir, además del Palmerín de Inglaterra entre otros.
2.3. La novela pastoril
El género bucólico o pastoril tema preferente de la poesía y la novela del
Renacimiento, representaba una más de las resurrecciones renacentistas de la
Antigüedad clásica, que había creado el género y que había alcanzado con Teócrito
(Idilios) y Virgilio (Bucólicas) su máximo esplendor.
En los primeros años del siglo XVI el italiano Sannazaro publicó la más famosa
novela pastoril del Renacimiento, La Arcadia, que amplía y fija el género
definitivamente en todos sus rasgos esenciales, y que fue el modelo más estrecho y
próximo para la Diana de Montemayor. Se trata de un tipo de novela poética
refinadamente literaria. Los pastores protagonistas, no están pintados de forma realista,
sino que son cultos y delicados seres idealizados, como en Virgilio y Garcilaso,
entregados a declamar sus cuitas de amor, generalmente frustrado o no correspondido.
La naturaleza (locus amoenus), idealizada por lo común, es componente capital.
Los sentimientos están teñidos de suave y melancólica tristeza, nostálgica de
pretéritas edades áureas. En general se trata en estos libros de amores honestos. Se
pretendía un amor virtuoso que encajara con los platónicos ideales de la época,
difundidos por León Hebreo, (aunque con frecuencia hay un fondo de suceso real
acaecido a personajes cortesanos o gentes notables, a veces autobiográfico).
2.4. Los libros moriscos
En los siglos XIV y XV surge una corriente de atracción por la vida, arte y
costumbres de los árabes del reino de Granada que tras la reconquista da lugar a este
proceso de idealización del mundo musulmán granadino.
La expresión más conseguida de novela morisca es El Abencerraje y la hermosa
Jarifa, que conocemos en tres versiones diferentes de las cuales la interpolada en el
capítulo cuarto de la Diana de Montemayor, es la versión más amplia.
3. LA FICCIÓN REALISTA
3.1. La novela picaresca
Frente a todo ese mundo idealizado y heroico que hemos visto en los apartados
anteriores nos encontramos con la novela picaresca.
El pícaro está lleno de defectos, de pecados, pertenece a los bajos fondos, es, en
definitiva, antiheroico. La materia es lo cotidiano y se realiza una descripción de ciertos
tipos y ambientes. No se trata pues de un realismo en el sentido de aspiración a la
plasmación literaria de una visión completa de la realidad. En estas obras aparece la
realidad más negativa, triste y turbulenta.
De 1554 son las primeras ediciones que conservarnos del libro que inaugura un
nuevo género, La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades. Y
aunque hay obras de este corte en el resto de Europa, como el Simplicísimus alemán, la
picaresca española es más compleja y perfecta.
La palabra pícaro tiene, en los primeros tiempos, un matiz peyorativo que alude
particularmente a la situación social de una persona más que a su carácter moral.
Lázaro de Tormes no es un pícaro propiamente dicho, ya que no lo es
voluntariamente, dice Parker. Es en el fondo una buena persona, un muchacho cuya
falta de experiencia, lo convierte en víctima de los que lo rodean, y cuando la adquiere,
la utiliza como medio para defenderse. El pícaro del siglo XVII, cuando la novela
picaresca ha madurado e incluso está en proceso de desintegrarse, terminará pagando
sus culpas en galeras, y la sociedad es ahora la que necesita defenderse de él.
Este tipo de obras denuncia una verdad incómoda: frente a los sueños imperiales de
Carlos V, este género nos informa de que hay en la realidad una problemática social de
mendicidad, honra, pobreza, es decir, un mundo sin caridad, visión erasmista de la que
es máximo exponente El Lazarillo.
El precedente más inmediato de este género es La lozana andaluza, de Francisco
Delicado, en la que se describe el ambiente de los bajos fondos de Roma. En 1528
publica anónimamente en Venecia La lozana andaluza, tachada de inmoral, ya que
habla por ejemplo de distintas clases de prostitutas y utiliza un lenguaje acanallado,
vulgar, grosero, con expresiones de mal gusto. El personaje no es picaresco como
Lázaro, se comporta de forma estática ya que no hay una evolución del personaje.
3.1.1. El Lazarillo
- Ediciones
De la Vida del Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades se conocen tres
ediciones fechadas en 1554 y aparecidas en Burgos (ed. de Juan de Junta), Amberes
(Martín Nucio) y Alcalá de Henares (Salcedo), esta última como “nuevamente impresa,
corregida y de nuevo añadida en esta segunda impresión”. Morel-Fatio consideraba la
edición de Burgos como edición príncipe, de la que procederían las otras dos, y, por lo
tanto, negaba la existencia de ediciones anteriores. Por el contrario, para FoulchéDelbosc cada una de las tres ediciones conocidas era independiente de las otras. Su
orden de aparición sería otro, y los tres textos derivarían de otra edición anterior.
- La fecha de composición
Es mayor aún la polémica sobre la fecha de composición de la obra. El texto ofrece
algunas referencias históricas fechables, pero que entrañan cierta ambigüedad: el autor
dice al final del libro que lo acabó el año en que Carlos V celebró Cortes en Toledo:
hubo dos reuniones de Cortes en esta ciudad, en 1525 y en 1538-39. Lázaro nos dice
que su padre murió, siendo él niño, en una expedición militar a los Gelves. Hubo dos:
una en 1510 y otra en 1520. En cuanto a una alusión a “los cuidados del rey de Francia”
se podría pensar en la prisión de Francisco I, en l525.
Francisco Rico, en su edición de la obra, es decidido partidario de la fecha de 1538,
apoyándose en que viene avalada por la tradición. Se refiere concretamente a que la
Segunda parte del Lazarillo, publicada en 1555, da comienzo a la continuación de las
aventuras de Lázaro contando cómo el pregonero “se fue a embarcar para la guerra de
Argel” de 1541.
Navarro Durán ha aportado recientemente argumentos para demostrar que la novela
es de fecha muy anterior a la que proponen críticos como Rico, y ello en el contexto de
la defensa de que la obra fue compuesta por Alfonso de Valdés, muerto en 1532.
- Autor
El autor de la obra puso todos los medios para darle a su libro apariencia de verdad.
El más importante de ellos fue, sin duda, que no apareciera su nombre, sino sólo el de
un pregonero, Lázaro, que relata su autobiografía. Así pues, es probable que al menos
en un primer momento los lectores del Lazarillo se acercaran a la obra como si de una
historia real se tratara.
Indudablemente el autor era un hombre culto, un humanista. Es culto por lo bien que
escribe y por las alusiones bíblicas y a la literatura clásica.
Se han barajado distintos posibles autores, todos ellos rechazados casi
unánimemente por la crítica actual: Diego Hurtado de Mendoza, Fray Juan de Ortega o
Fray Sebastián de Orozco. Recientemente se ha reabierto el debate ya que Rosa Navarro
Durán propone, con argumentos renovados, como autor de El Lazarillo, a Alfonso de
Valdés. Esta afirmación tendría implicaciones en la propia datación de la obra, que
necesariamente debería adelantarse si, efectivamente, su autor fuese el escritor
erasmista: 1) El texto hace referencia al momento en que Carlos V entra en Toledo y
tuvo Cortes en ella. La obra se escribió, por tanto, pocos años después, y no en los años
50. Para el autor del Diálogo de los hechos acaecidos en Roma tendría un gran valor
significativo hacer terminar su obra con esta entrada triunfal en la ciudad imperial. 2) El
verdadero objetivo de la obra es criticar a algunos de los amos de Lázaro, especialmente
a la gente relacionada con la Iglesia. 3) Sólo en la obra de Alfonso de Valdés se pueden
hallar los mismos rasgos ideológicos; son, además, llamativas las coincidencias léxicas.
4) La investigación sobre las lecturas e influencias que aparecen en los diálogos de
Valdés coinciden con las que se aprecian en el Lazarillo.
- Estructura
La obra (estructurada en 7 Tratados, de los cuales, el 4, 5 y 6 son más cortos) se
presenta como una carta a “Vuestra Merced”, aunque muchas veces se le olvida al
narrador. Así, Lázaro, escribe en el presente cosas que le acaecieron en el pasado, con
un punto de vista distinto al de entonces.
Hay una gran cantidad de materiales de origen popular como el vino, el toro de
piedra, la casa lóbrega y oscura, el episodio del golpe final al ciego, y las relaciones de
éste con Lázaro, tomados de colecciones de cuentos del medioevo. En el Lazarillo, se
difumina el límite de los cuentos, convirtiendo al pícaro en protagonista de los mismos.
Esto hace que explote las posibilidades del mismo personaje, pudiendo seguir un orden
cronológico, una causalidad psíquica y psicológica de las acciones, siendo una
consecuencia de las otras dando importancia así, al papel que juega la experiencia.
Los tres personajes-amos que aparecen en estos 3 primeros tratados son:
El Ciego: La pareja del ciego taimado y astuto, y del niño, pertenece al folklore
popular y en esta obra no presenta un gran cambio, aunque se aprecia una actitud
ambigua por parte de Lázaro ya que le odia y le respeta, siente admiración, y esta
reacción no es tan popular (antes el niño sólo odiaba).
El Clérigo: Es una figura más desdibujada, por lo que creemos que podría tener una
menor importancia.
El Escudero: Es un personaje más dibujado y complejo, al que le importa mucho la
apariencia, es el único que le propone a Lázaro una relación humana y que le pregunta
sobre su vida. Al principio parece un personaje más humano, saca lo mejor de Lázaro.
Es el único que tiene una biografía anterior; se le presenta desde un enfoque amable.
Poco a poco se pasa de la simpatía a la ridiculización cívica.
- Tema
Dos temas fundamentales se destacan en el Lazarillo: la honra y la religión.
Advierte Rico que el contenido ideológico del libro está tan íntimamente fundido con la
narración, que resulta muy difícil delimitar lo que corresponde al decoro horaciano o
coherencia del personaje, y a las convicciones del escritor.
La obra arranca y concluye con un caso de honra, y si a esto se añade el tratado III,
centro del libro, cuyo eje es el contraste de dos actitudes y concepciones opuestas sobre
la honra (la del mozo y el escudero), se puede concluir que el tema es una obsesión para
el autor. La historia de Lázaro es la historia de un proceso educacional pervertido. Así
Rodríguez Puértolas señala cómo a pesar de la dura crítica hecha al escudero, el mozo
ha quedado prendado por su empaque, y por ello no resiste a integrarse en la sociedad
cuyos valores tan radicalmente ha censurado.
Sobre el tema religioso se dan diversas interpretaciones y, a veces, encontradas.
Parece evidente una actitud de condena y desprecio hacia ese mundo, actitud que da al
Lazarillo un claro aire de anticlericalismo.
Hay autores que prefieren considerar la crítica en un sentido positivo, y que estaría,
por tanto, inspirada en valores erasmistas (tesis criticada por Bataillon). Así la obra sería
una denuncia de la sociedad irremisiblemente cristiana de la época.
- Estilo
Desde el punto de vista estilístico, lo más destacable es que el decoro del personaje
obligó al autor a un estilo «humilde», ajustándose el libro, por otro lado, a las normas
estilísticas expuestas por Valdés en su Diálogo de la lengua: sobriedad, economía
expresiva, selección del léxico, huida de toda afectación. El fondo básico de la lengua
del Lazarillo lo proporciona el habla de Toledo. El autor concede destacado valor al
refranero y otras expresiones populares, que usa con frecuencia en sus páginas.
3.1.2. Evolución y desarrollo del género picaresco
El género picaresco se desarrolla durante el siglo XVII llega hasta el siglo XVIII,
con la Vida de Diego Torres de Villarroel.
La picaresca evoluciona desde el descriptivismo del Lazarillo, con la pintura
minuciosa de amos como el clérigo o el hidalgo, hacia la complicación de las aventuras
en el siglo XVII, cuando se van olvidando la coherencia psicológica y las digresiones
morales debido a que el público quiere aventuras, más literatura de divertimento.
La conciencia que el pícaro tiene de su existencia como tal tipo social, el
naturalismo como recurso de la narración, el pesimismo abrumador, la sátira social
sistemática, y las largas reflexiones morales son características que existían como
gérmenes ya en el Lazarillo y fructificarían en la picaresca del siglo siguiente, que las
exageraría y retorcería.
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