5. la baja edad media. la crisis de los siglos xiv y xv.

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TEMA 5: La Baja Edad Media. La crisis de los siglos XIV y XV
5. LA BAJA EDAD MEDIA. LA CRISIS DE
LOS SIGLOS XIV Y XV.
5.1. La organización política y las instituciones en la Baja Edad Media (siglos XIV y XV).
5.2. Crisis demográfica, económica y política en la Baja Edad Media (siglos XIV y XV).
5.3. La expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo.
5.4. Las rutas atlánticas: castellanos y portugueses. Las Islas Canarias.
A partir de mediados del siglo XIV y durante el XV entramos en una etapa de crisis en toda
Europa y en todos los aspectos: demográfica, económica, social, feudal y religiosa. Desde el
punto de vista económico la producción no alimenta a una población que crece, y las malas
cosechas acaban agravando aún más la situación. El hambre y la malnutrición son el caldo de
cultivo ideal para la propagación de terribles enfermedades como la Peste Negra o bubónica
que acabó con un tercio de la población europea. En el plano social la crisis económica genera
tensiones tanto en el campo como en la ciudad, serán frecuentes los levantamientos de los
campesinos contra sus señores o de los artesanos contra el patriciado urbano. En lo político se
complica más la situación ya que los reyes quieren recuperar, basándose en el derecho
romano, todo el poder perdido con el feudalismo, esto enfrenta a las monarquías europeas en
duras luchas contra la nobleza que se resiste a dejar escapar sus prerrogativas
5.1. ORGANIZACIÓN POLÍTICA E INSTITUCIONES.
Durante esos siglos la Península Ibérica estaba ocupada por cinco grandes unidades políticas:
de Norte a Sur estaban el reino de Navarra, la corona de Castilla, la corona de Aragón, el reino
de Portugal, y el reino nazarí de Granada. Para estudiar la evolución de los reinos hispánicos
en estos siglos nos vamos a centrar en las dos grandes coronas, Castilla y Aragón.
CASTILLA
En la zona occidental de la Península aparecieron tres grandes núcleos
políticos: los reinos de Portugal, León y Castilla. Portugal siguió una
historia diferenciada, y León y Castilla vivieron un complejo proceso en
el que ambas coronas se unieron y desunieron a lo largo de los siglos XI y
XII. Finalmente con Fernando III de Castilla tuvo lugar la unión definitiva
en el 1230.
La organización territorial del reino era muy compleja. Dentro del reino de
Castilla existía el reino de Galicia, el señorío de Vizcaya y los territorios
de Álava y Guipúzcoa. Así el monarca tenía los títulos de Rey de Castilla,
León, señor de Vizcaya...
Las Instituciones
El rey se veía asistido en su acción de gobierno por diversas instituciones centrales: el Consejo
Real, la Audiencia, encargada de la administración de justicia, y la Real Hacienda, encargada
de los impuestos.
En estos siglos se fueron construyendo dos instituciones claves para el poder real: un Ejército
Real permanente y una burocracia cada vez más compleja, formada por letrados, expertos
preparados en las universidades.
Las primeras Cortes de las que se tiene certeza fueron reunidas por Alfonso IX en León en
1188: era la primera vez que en Europa participaron las ciudades junto a la nobleza y al clero
en asuntos relacionados con el gobierno del Reino. Sus funciones iniciales fueron:
• Acuñación de moneda.
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Concesión de impuestos extraordinarios solicitados por el rey.
Proclamar al heredero del trono y jurar al nuevo rey.
Eran informadas por el rey de cuestiones importantes de política exterior
e interior.
• El monarca promulgaba ante ellas las normas legales más importantes.
Sin embargo, ni sus funciones, ni sus competencias, ni la periodicidad de sus reuniones
estuvieron bien definidas. La máxima competencia era la concesión de impuestos solicitados
por el rey, a cambio, los representantes de las ciudades exigían al rey la promulgación de
ciertas leyes, por eso su función legislativa era indirecta.
Los asistentes a las Cortes, clérigos, nobles y ciudadanos (el número de ciudades,
representadas por procuradores, varió grandemente y llegó a ser muy elevado a comienzos del
XIV, pero en el XV se reducirá a 17, que envían dos o tres miembros cada una), representan al
reino según el concepto medieval y la forma de organizarse la sociedad en este momento.
La administración local se basó en la institución de los concejos. Los concejos o ayuntamientos
terminaron bajo el control de las oligarquías urbanas (nobleza, clero,
burgueses).
ARAGÓN
El reino de Aragón más que un reino unificado fue una confederación de
reinos, Aragón, Valencia y Mallorca, y el Principado de Cataluña que
poseían distintas instituciones y leyes. Al frente de cada reino había un
lugarteniente del Rey que actuaba como su delegado.
A menudo se caracteriza la monarquía aragonesa como una “monarquía
pactista”, en la que el poder del monarca era débil y el rey debía de
pactar con los estamentos privilegiados y respetar las leyes de cada reino
a la hora de tomar una decisión.
Las instituciones
En el siglo XIII nacieron las Cortes en los reinos de Cataluña, Aragón y Valencia. Fueron
organismos independientes en cada reino y fueron adquiriendo un creciente poder. Las Cortes
de Aragón estaban formadas por cuatro brazos ya que el brazo de los nobles se dividía en
ricoshombres (alta nobleza) e infanzones (baja nobleza). A la mayor formalización estamental
corresponde también una reglamentación más estricta, que regula su convocatoria, su
funcionamiento y atribuciones, y que obliga tanto al rey como a la asamblea, cuyo poder
político, en aquellos siglos es mayor que el de las castellanas, sobre todo porque ha
conseguido limitar por vía de pacto los poderes de la Corona y su forma de ejercicio. El peso
político de las Cortes era muy fuerte. Aunque debían ser convocadas por el rey, las Cortes
podían celebrarse bajo la presencia de un lugarteniente, lo que permitía que durasen más. Los
brazos se reunían por separado y era preceptivo responder y resolver judicialmente sus
peticiones o agravios, antes de tratar otros asuntos (lo que les daba más poder que a las
castellanas). Además en la Corona de Aragón surgieron funciones nuevas: para controlar el
intervalo entre dos sesiones y los ingresos y gastos aprobados en Cortes, surgieron la
Diputación General de Cataluña o Generalitat (1353), que se convirtió de hecho en una especie
de gobierno del Principado y la Diputación General de Aragón (1412), que poco a poco
empezaron también a vigilar el cumplimiento de los demás acuerdos aprobados en Cortes, es
decir, acabaron siendo algo muy parecido al gobierno de un territorio.
Otras instituciones eran el Consejo Real y la Audiencia.
En Aragón existió la institución del Justicia de Aragón, cargo asignado a un miembro de la
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nobleza que velaba por el mantenimiento de los privilegios estamentales frente al poder del rey.
La Administración territorial se organizó en merindades o veguerías. El órgano de poder en las
ciudades fue el municipio que a fines de la Edad Media quedó bajo el control de las oligarquías
locales (Concell de Cent de Barcelona)
5.2. CRISIS DEMOGRÁFICA, ECONÓMICA Y POLÍTICA.
Los siglos XII y XIII habían sido de expansión económica, pero la llegada de la Peste Negra
(1348) inauguró una etapa de catástrofes demográficas, crisis económica y enfrentamientos
sociales.
Crisis demográfica
Una sucesión de malas cosechas entre 1310 y 1346, provocó la desnutrición de la población,
sobre todo en los sectores más desfavorecidos. En esas circunstancias de desnutrición, la
población era fácilmente atacada por las epidemias. La Peste Negra 1348-1851 fue la más
brutal, pero no la única. El impacto demográfico fue muy importante en la Corona de Aragón,
especialmente en Cataluña, donde la población disminuyó casi un 40%. En Castilla se produjo
un descenso de un 25% de la población
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Crisis económica
La disminución del número de campesinos supuso el abandono de muchas explotaciones
agrícolas. Amplias zonas se despoblaron y en muchas zonas, escaseaba la mano de obra
campesina. A esta disminución de mano de obra siguió una reducción de la producción agrícola
y un aumento de los precios. También supuso la caída de las rentas señoriales, que para
compensar la pérdida de beneficios exigieron a los reyes mayores concesiones territoriales,
también se incrementaron los impuestos y se endurecieron las sujeciones feudales de los
campesinos (malos usos en Cataluña).
Esta nueva situación (falta de mano de obra, zonas despobladas y tierras no cultivadas que
podían ser utilizadas para pastos) llevó a que en Castilla la ganadería trashumante ovina se
impusiera como principal actividad económica. Los privilegios del Honrado Concejo de la
Mesta, asociación de los grandes ganaderos castellanos fundada por Alfonso X el Sabio en el
1273, aumentaron notablemente.
La artesanía también entró en declive ante el descenso de la demanda provocado por el
descenso demográfico y el empobrecimiento de la población.
El gran comercio fue la actividad menos afectada por la crisis:
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El castellano continuó creciendo. Basado en la exportación de lana y la importación de
productos manufacturados de lujo y dirigido esencialmente a Flandes.
El comercio catalán en el Mediterráneo, se basó en la exportación de productos textiles y
la importación de sedas y especias, se mantuvo en el siglo XIV, aunque decayó en el XV.
Crisis social
El malestar social provocó numerosos levantamientos campesinos contra la nobleza.
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Guerras irmandiñas en Galicia.
Payeses de remensa en Cataluña que concluyó con Sentencia arbitral de Guadalupe de
1486 adoptada por Fernando el Católico que puso fin a la última reminiscencia de la
servidumbre medieval en España.
El malestar social dio lugar a otros tipos de conflicto. Conflictos
sociales urbanos, como el que enfrentó a la Biga, alta burguesía, y la
Busca, clases populares, en la Barcelona del siglo XV. Rebrotó del
antisemitismo (se culpaba a los judíos de todos los males) que llevó
a múltiples progroms contra las comunidades. Como resultado,
muchos judíos se convirtieron al cristianismo, serán los conversos o
cristianos nuevos.
Crisis política
La crisis generalizada tuvo también su expresión política. El foco de conflicto principal fue la
pugna entre los monarcas y los grupos privilegiados, nobleza y clero, por la hegemonía política.
En Castilla hubo varios conflictos de gran gravedad:
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La guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastámara a fines del siglo XIV trajo al trono a
una nueva dinastía, los Trastámara, y significó el triunfo coyuntural de la nobleza
Los reinados de Juan II y Enrique IV en el siglo XV se caracterizaron por múltiples
conflictos. A Enrique IV le sucedió su hermana Isabel de Castilla.
En Aragón estalló la guerra civil al enfrentarse el rey Juan II con la nobleza y el clero catalanes
(1462-1472). La confluencia de esta guerra civil con los conflictos de los remensa en el campo y
el de la Busca y la Biga en Barcelona dejaron al principado de Cataluña destrozado. A Juan II le
sucedió Fernando de Aragón.
5.3. LA EXPANSIÓN DE LA CORONA DE ARAGÓN EN EL
MEDITERRÁNEO.
La Corona de Aragón inició su expansión mediterránea en 1229 con la conquista de las
Baleares. Con Jaime II (1291-1327) el imperialismo catalano-aragonés en el Mediterráneo
experimentó un gran crecimiento. El coste económico de estas empresas forzó a los reyes de
Aragón a pedir ayuda continuamente a la nobleza y al clero. Este es uno de los factores que
explican que la monarquía aragonesa fuera una “monarquía pactista”
SICILIA: Carlos de Anjou se hizo con el control de Nápoles y Sicilia constituyendo el reino de
las Dos Sicilias. La presencia francesa en la isla era cada vez más impopular y los sicilianos
pidieron ayuda al rey Pedro II de Aragón, cuya esposa tenía derechos al trono de la isla. Tras
años de lucha, los monarcas aragoneses, con la ayuda de los almogávares, consiguieron en
1302 incorporar Sicilia a la Corona de Aragón.
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DUCADOS DE ATENAS Y NEOPATRIA: en la zona oriental el protagonismo corrió a cargo de
las compañías de almogávares (significa en árabe 'el que hace algaradas o correrías')
licenciadas en 1302 tras el fin de la batalla por Sicilia. Con Roger de Flor al frente, marcharon al
imperio bizantino para combatir a los turcos. Los rápidos éxitos de los almogávares provocaron
la desconfianza de las autoridades imperiales que, en 1305 asesinaron a Roger de Flor y
diezmaron sus compañías de mercenarios. Éstas, en represalia, emprendieron la “venganza
catalana”. Saquearon las ciudades de Grecia y, con refuerzos sicilianos, crearon los ducados de
Atenas y Neopatria donde se mantuvieron independientes hasta 1390.
CERDEÑA Y NÁPOLES: la alianza entre Francia y Génova amenazaba los intereses de
Aragón en Córcega y Cerdeña. Desde 1420, Alfonso V hizo frente a la situación. En los veinte
años siguientes, tras asedios, combates y acuerdos, el monarca controló Cerdeña, renunció a
Córcega y conquistó el reino de Nápoles (1443). Instalado en la ciudad, Alfonso V abandonó la
política ibérica, se convirtió en árbitro de la situación italiana y en mecenas del Renacimiento.
Ésta expansión por el Mediterráneo benefició al comercio catalán que pudo mantener un
contacto activo con los países ribereños y con el Oriente próximo, teniendo así acceso a la Ruta
de las Especias.
5.4. LAS RUTAS ATLÁNTICAS: CASTELLANOS Y PORTUGUESES.
LAS ISLAS CANARIAS.
Los reinos de León y Castilla se interesaron por la fachada costera y la navegación marítima en
el siglo XII. En el XIII, tras la conquista del valle del Guadalquivir, se configuraron los dos polos
mercantiles de la Corona:
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En el norte, Burgos y los puertos cantábricos que miraban al Atlántico. Castilla desarrolló
un importante comercio de venta de lana hacia Flandes, Inglaterra y las costas
alemanas. Los mercaderes castellanos fueron creando colonias en algunas ciudades de
la costa atlántica: Ruán, Nantes, destacando de manera especial la colonia de
castellanos y vizcaínos de la ciudad de Brujas.
En el sur, Sevilla con una estratégica posición entre el Atlántico y el Mediterráneo. Un
episodio destacado fue la apertura del estrecho de Gibraltar a la navegación cristiana.
Fue objetivo de mercaderes castellanos, genoveses y de otras repúblicas italianas que
preferían el camino del mar al de tierra para las relaciones entre Italia y Flandes. La
guerra por el control del Estrecho concluyó en 1340.
LA CONQUISTA DE CANARIAS
Otra línea expansiva por el Atlántico es la que lleva a los portugueses principalmente, pero
también a los castellanos a la exploración de las costas del occidente africano. En el marco de
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esa expansión hay que incluir la conquista de las islas Canarias. Grupos de marinos
cantábricos y andaluces, tras realizar viajes a las islas, informaron al rey de que su dominio
sería fácil. En 1402, Enrique III aceptó el ofrecimiento de dos nobles franceses, Juan de
Bethencourt y Gadifer de la Salle, de ocupar las islas y someterlas a vasallaje del rey
castellano. La primera que se conquistó fue la isla de Lanzarote. Después vendrían las
conquistas de Fuerteventura, La Gomera y El Hierro. Estas primeras conquistas se hacían a
título particular, de manera que los conquistadores se reservaban esas tierras que los monarcas
castellanos les entregaban como feudos. Más adelante fueron los propios monarcas quienes se
encargaron de la conquista del resto de las islas, pero reservándoselas para la corona. La
última conquistada fue Tenerife en el año 1496.
LAS ASPIRACIONES PORTUGUESAS
En 1415, los portugueses conquistaron Ceuta, que pasó a dominio español cuando Felipe II se
convirtió en rey portugués. Entre 1420 y 1440 los portugueses se instalaron en Madeira y
Azores y tuvieron aspiraciones a las Canarias. Esta expansión finalmente llevaría a fines del
siglo XV a las expediciones de Bartolomé Diaz, que dio la vuelta al Cabo de Buena Esperanza,
y de Vasco de Gama, quien finalmente conseguirá llegar a la India costeando el continente
africano.
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