Ley de Antenas chilena, entre las cinco más restrictivas a nivel

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Lunes 21 de septiembre de 2015 • www.pulso.cl
Según un estudio realizado por la U. de Concepción, por
encargo de Atelmo, las exigencias que impone la normativa
que se implementó en el país a partir de junio de 2012
impactan en el despliegue, operación, expansión y
modernización de las redes de servicio de las empresas de
telecomunicaciones. El informe compara la legislación
chilena con países que integran la OCDE.
Ley de Antenas
chilena, entre las
cinco más restrictivas
a nivel mundial
Un reportaje de
ESTELA LÓPEZ GARCÍA
CIFRAS CLAVE
E
222
L fuerte crecimiento de la telefonía y del servicio de internet móvil trajo de la mano
una invasión de antenas celulares
instaladas por doquier, sin mayor
consideración por el impacto urbanístico, tras años de un crecimiento prácticamente sin regulación.
La falta de restricción y regulación
en esta área tuvo su punto de quiebre en junio de 2012, cuando tras
una década de discusión parlamentaria entró en vigencia la ley de antenas que regula instalación de torres para celulares.
La normativa que reduce el impacto urbanístico de estas infraestructuras también entregó facultades a los municipios para compatibilizar la demanda por más
antenas y las mitigaciones que deben hacer las empresas de telecomunicaciones con las comunidades afectadas.
Al poco andar de la aplicación de
la ley, las compañías dieron luces de
lo restrictiva que resultaba, así como
de las fuertes exigencias que implicaba cumplir con los estándares
establecidos. Esto no generó mayor
sorpresa, porque desde un principio
las autoridades coincidieron en que
para asegurar la cautela de forma
preventiva de la salud de las personas se habían fijado límites para
las emisiones radioeléctricas que
ubicaban a Chile entre los cinco
países más estrictos de la OCDE.
A tres años de la puesta en marcha de la ley, la Asociación de Telefonía Móvil (Atelmo), encargó un
estudio a la Universidad de Concepción que confirmó lo que se temía:
la normativa chilena es una de las
más estrictas del mundo, considerando tanto los límites para la emisión de radiaciones como el proceso de consulta a la comunidad y la
obligación de colocación de la infraestructura.
Este último punto tiene relación
con las 222 zonas saturadas que
fueron identificadas por la Subsecretaria de Telecomunicaciones
(Subtel) y que debían intervenir las
empresas de telefonía móvil para
Las zonas declaradas como saturadas por Subtel. De estas, 43
fueron objetadas por las compañías de telecomunicaciones.
US$150 mills.
Es la inversión que debieron realizar las compañías en las zonas
saturadas. La solución común fue
compartir infraestructura.
2012
Entró en vigencia la ley de antenas luego de diez años de discusión en el Congreso. A la fecha
parlamentarios de distintos sectores políticos han presentado
ocho indicaciones que piden más
exigencias de la normativa.
La solución recurrente
a esta problemática ha
sido compartir infraestructura, dejar dos
torres y botar las que ya
no sirven.
reducir el número de infraestructura a una o dos (con previa autorización) para terminar con los llamados bosques de antenas, donde
había casos de incluso 5 compañías instaladas cada una con su
monoposte en un radio menor a
100 metros a la redonda.
El estudio indica que “se encontró que la normativa chilena es bastante más restrictiva que la de países referentes mundiales como Alemania, Corea, Estados Unidos,
Finlandia, Francia, Japón, Reino
Unido y Suecia”. (Ver gráficos).
Dado que la ley de torres y antenas obliga entre otras cosas a guardar una distancia mínima entre el
sistema radiante y zonas declara-
das como sensibles (para el caso
de colegios, hospitales, salas cunas, asilos, etc.); a generar medidas de compensación a los vecinos
que se encuentren cerca de las
antenas y a entregar reportes
anuales de mediciones de radiación electromagnética.
El estudio plantea que esta ley
impacta fuertemente a la industria de las telecomunicaciones “debido a los altos estándares que se están exigiendo a las compañías en
términos de la radiación que emiten al ambiente, el impacto urbanístico y económico que generan en
el entorno y en las restricciones
que imponen a las compañías para
poder desplegar sus redes de servi-
cio y su necesaria expansión y modernización futura”.
También se precisa que en la legislación chilena la idea de relacionar la altura de una antena con
la distancia a una zona sensible no
tiene sustento técnico “debido a
que la densidad de la potencia medida a la altura humana promedio,
disminuye exponencialmente con
la altura a la que se encuentra la antena radiante. Por lo que es mejor
privilegiar antenas altas en las cercanías de las zonas sensibles”.
A modo de conclusión, se añade
que la normativa “no incentiva la
planificación de las redes futuras.
La planificación de redes permitiría simplificar el procedimiento de
solicitud de permisos a los operadores, evitando demoras y paralización de inversiones”.P
PULSO EDITORIAL
Revise en la versión iPad y en la web de
PULSO, el estudio completo elaborado
por la Universidad de Concepción.
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