jocotitlán, una ciudad heroica - Universidad Autónoma del Estado

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO
SECRETARIA DE RECTORÍA
DIRECCIÓN DE IDENTIDAD UNIVERSITARIA
COLEGIO DE CRONISTAS
JOCOTITLÁN, UNA CIUDAD HEROICA
C.P. CARLOS CHIMAL CARDOSO
CRONISTA DEL CENTRO UNIVERSITARIO UAEM ATLACOMULCO
“Jocotitlán, una ciudad heroica”
C.P. Carlos Chimal Cardoso
Cronista del Centro Universitario UAEM Atlacomulco
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“Jocotitlán, una ciudad heroica”
El pasado 15 de abril reunidos en la plaza cívica en ceremonia solemne el Presidente
Municipal acompañado de los integrantes del cabildo, de la Diputada Local y los
integrantes de la Comisión de Ciudades Heroicas de la Asociación Nacional de Cronistas
de Ciudades Mexicanas, A. C., teniendo como testigos a los Delegados Municipales, así
como a la comunidad reunida, se develó la placa alusiva que acredita a la Villa de
Jocotitlán, como Ciudad Heroica.
Por lo anterior es importante hacer una relatoría de los hechos ocurridos a través de la
historia que hicieron posible este título.
La población de Jocotitlán se ubica en las faldas del cerro Xocotepetl o cerro Jocotitlán,
aunque para los mazahuas era el dios Enguemore.
La Villa de Jocotitlán se encuentra a 45 kilómetros de la ciudad de Toluca y a 15 de la
ciudad de Atlacomulco.
En cuanto al significado de la palabra náhuatl Xocotitlan, esta se deriva de xocotl, “fruta
agridulce” y titlan, “entre”; que significa “entre arboles de fruta agridulce o acida”.
Se cree que la población fue fundada entre los años 200 y 600 d. c. y en 1478 pasa a
formar parte de la Triple Alianza.
Se considera que en la población se estableció el señorío de mazahuacan, principal
centro de los mazahuas.
En 1520 la población fue sometida por los españoles, el seis de agosto de 1540 por
Cedula Real el Rey de España da por fundado el pueblo de Xocotitlan, en 1595 pasa a
formar parte de la corona española y en 1597 queda al cuidado de los frailes
franciscanos.
Al inicio de las encomiendas Xocotitlan junto con Atlacomulco quedaron en manos de
Francisco de Villegas.
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El padre Diego Nájera y Yanguas es asignando al curato de Jocotitlán en 1592, siendo
considerado apóstol de los mazahuas, fue autor de la obra “Doctrina y Enseñanza de la
Lengua Mazahua de cosas muy útiles y provechosas para los ministerios de doctrina y
para los naturales que hablan la lengua mazahua”, que se editó en 1637, cuando él ya
había fallecido.
En el año de 1810, en el camino que siguió Hidalgo rumbo al Monte de las Cruces, pasó
por el Municipio de Jocotitlán, primero por Santiago Casandeje, después por el paraje
conocido como Desviación a Jocotitlán en la autopista Toluca-Atlacomulco y por la
entrada de la Hacienda de Pasteje, en los tres lugares se encuentran unas estelas con
una cabeza de águila con la inscripción “Ruta de Hidalgo”.
Cabe mencionar que estas cabezas de águila señalan la ruta que siguió el Padre de la
Patria en todo su recorrido, colocadas cuando el Lic. Adolfo López Mateos era Presidente
de los Estados Unidos Mexicanos.
El 27 de octubre de 1810 Hidalgo llega a Ixtlahuaca donde el cura de Xocotitlan, Don José
Ignacio Muñiz y Acosta le entrego e l edicto de excomunión, quien al redactar su informe al
arzobispo de México el 6 de noviembre dice: “Entro Hidalgo a Ixtlahuaca; lo recibió el cura
Don José Agustín Mateos, anciano que con respeto a sus canas y a su ministerio debió
darnos el ejemplo de un Eleazar; lo recibe, ilustrísimo señor, con toda pompa bajo el palio,
cruz, ciriales, ministros revestidos y repique de campanas.
La primera ceremonia es presentarle los edictos de mi excelentísimo prelado, del señor
obispo de Valladolid y el sabio santo y adorable de vuestra señoría ilustrísima. Este y los
otros se rompen, despedazan y se pisan contra el suelo por la miserable comitiva de
clérigos y religiosos de Valladolid y se dice públicamente en voz alta que cuarenta
excomuniones que vuestra ilustrísima fulmine, viene con ellos quien les absuelva. Se
cantó después un Te Deum”.
Después de la batalla del Monte de las Cruces, rumbo a Aculco, el día 4 de noviembre
Hidalgo pasa por Ixtlahuaca, toca Jocotitlán y llega a la Hacienda de Nixini donde pasa la
noche, aquí dio la orden a cuarenta soldados del regimiento de dragones para que
acudieran hasta la parroquia de Jocotitlán, tomaran preso al párroco Ignacio Muñiz y lo
condujeran a su presencia.
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Ya anteriormente Hidalgo había enviado emisarios a la parroquia invitando al cura a
unirse al movimiento, pero el párroco rechazo la invitación por lo que Muñiz escribió que
“Hidalgo lo am enazo de privarle de sus beneficios”.
Al llegar los soldados a la parroquia de Jocotitlán no encontraron al párroco quien había
huido a la Ciudad de México, debiendo regresar al cuartel sin su presa, para lo cual el
cura escribió “Librolo Dios de sus manos”.
En México el cura Ignacio Muñiz acudió a las autoridades con un informe detallado y
documentos “sobre los fundamentos de la Insurrección y las originales providencias que la
dirigían y la movían”.
Al regreso, en su parroquia continuó desde el pulpito defendiendo al gobierno virreinal,
satanizando el movimiento insurgente, además de amenazar a la feligresía con fuertes
castigos espirituales en caso de adherirse al movimiento con perversas y malévolas ideas.
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Sin embargo las semillas que dejo la insurgencia rendían fruto, toda vez que se mantenía
vivo el espíritu emancipador.
Jocotitlán no se quedó atrás en las acciones y a pesar de la férrea vigilancia y las
constantes amenazas del párroco y la milicia, surgió el espíritu libertario y no fueron pocos
los que se sumaron a la causa reconociendo como jefe a Ignacio López Rayón.
Los involucrados se reunían en distintos domicilios para no llamar la atención, en altas
horas de la noche y disfrazados con el argumento de asistir a reuniones de tipo social.
Sin embargo la traición y el espionaje cobraron fuerzas provocando que a principios de
abril de 1811 el padre Muñiz hiciera del conocimiento del Virrey esta situación, quien
envió un oficio con la orden de acudir a “apaciguar a la gente de Xocotitlan”, siendo
recibido en Ixtlahuaca por Don Juan García de la Cueva, quien dispuso salir
inmediatamente en compañía de 36 “patriotas” entre los que se encontraba don Francisco
Gómez Fraile, quien era el Subdelegado.
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Lo que no sabían es que los insurgentes también tenían su servicio de espionaje,
enterándose de la llegada de los soldados. Así Juan García llego a la población el día
siete de abril a las nueve de la mañana, lugar que encontró en aparente calma, ya que
parecía que no había problema alguno, llegando hasta la plaza y observo los alrededores
en calma.
Fue recibido por el vicario y el cura quienes les aseguraron que “solo había allí una
chusma despreciable de insurgentes”, disponiéndose a concentrarse en la Iglesia, cuando
de pronto una multitud salió de entre los magueyes, cientos de hombres y mujeres
gritando y atacando a pedradas a los soldados, causando gran desconcierto provocando
como única reacción el emprender desordenadamente la huida.
El cura, el vicario y unos tres “patriotas”, corrieron a refugiarse al interior del templo,
encontrándose entre ellos el subdelegado Góme z Fraile.
Juan García seguido de su compañía logro salir a todo galope del pueblo en medio de
una lluvia de piedras, llego a Ixtlahuaca donde envió un informe acerca de que los de
Jocotitlán los seguían, que al cura y vicario del lugar los habían hecho prisioneros,
además viendo el lastimoso estado de sus hombres, dispuso marchar a la ciudad de
Toluca donde llego a las dos de la tarde.
Mientras se daba la huida de Juan García la gente se arremolino frente al templo
golpeando la puerta y exigiendo a gritos la salida del subdelegado. Para apaciguar a los
que gritaban el Padre Muñiz abrió la puerta y salió a enfrentar a la muchedumbre tratando
de calmar los ánimos y volver la paz, pero la gente ya no lo escucho, lo aprehendieron,
rodeado de lanzas y palos lo condujeron a la cárcel donde entre gritos, ofensas y palos le
exigían se desdijera de todo lo que había predicado acerca de los insurgentes para
después amenazarlo de muerte.
Después de 24 horas de suplicio y gracias a la intervención de gentes fieles al párroco, se
logró el indulto y le permitieron regresar al templo exigiéndole que dijera al Subdelegado
se entregara.
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Para calmar la situación ya que los gritos y amenazas seguían, el padre toma sus
vestiduras y el santísimo, saliendo en procesión buscando un milagro, pero la
muchedumbre la emprendió contra el a pedradas y con custodia en mano lo regresaron al
templo obligándolo a encerrar al santísimo en el sagrario y lo condujeron nuevamente a la
cárcel, mientras tanto los insurrectos en el templo buscaron al subdelegado y
acompañantes, quienes estaban escondidos en el mobiliario, los capturaron y llevaron al
centro de la pequeña plaza donde los ataron y dieron muerte a lanzadas.
Este alboroto propicio que los fieles al párroco nuevamente lo liberaran de su prisión y lo
conminaran a huir facilitándole caballos, por lo que Muñiz emprendió nuevamente camino
a la capital, donde acudió ante la corte, llegando con las ropas hechas girones,
informando de lo sucedido en Jocotitlán.
Cuando el Virrey recibió el parte de Juan García y hablo con el padre Muñiz monto en
cólera y envió la orden al capitán Juan Bautista de la Torre para que uniera sus fuerzas
con las de Gerónimo Torres Cano y juntos fueran a “castigar al pueblo de Xocotitlan”.
Sabedores los insurrectos de la proximidad de unos dos mil quinientos soldados los
aguardaron en el entronque del camino real.
El 15 de abril de 1811 se llevó a cabo la batalla en forma desigual, la cual resulto
encarnizada, por un tiempo los lugareños los mantuvieron a raya pero por el numero y el
armamento utilizado los insurgentes fueron replegados y después de dos horas de lucha
los soldados entraron a la población atacando e incendiando sin misericordia todo a su
paso, dando muerte a todo aquel que vieran en su camino, sin importar sexo, edad o
condición, ocasionando que las calles y plaza quedaran sembradas con cientos de
cuerpos masacrados.
Una vez conocido el resultado de la batalla y habiéndosele dado atenciones al párroco
Muñiz, el virrey en persona le expreso su reconocimiento y admiración, aprovecho el
padre para solicitarle el indulto para la población ofreciéndole en garantía que retornaría al
camino de la obediencia.
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Al Padre le autorizaron regresar a su parroquia en cuanto sanara de sus lesiones, se le
hizo entrega de tres mil pesos, que invirtió en su recuperación y reparar los destrozos de
la iglesia y casa cural.
Por su aportación al virreinato al padre Muñiz se le otorgo la facultad de otorgar indultos
con el mismo respeto y crédito que al Virrey.
Mientras tanto Juan Bautista de la Torre se dirigió a San Felipe del Obraje (hoy del
Progreso) y en el camino se detuvo para hacer su parte e informar al Virrey donde decía
“que con el gusto de dejar en el campo más de cuatrocientos cadáveres los insurgentes
de Jocotitlán quedaron bien castigados”.
Es menester mencionar los nombres de algunos insurgentes destacados como un
homenaje a los muchos hombres y mujeres que se unieron en contra de los realistas,
destacando a José Mariano García, José Bernal, José Valentín Dávila y el Teniente
Coronel José Manuel Alcántara, este ultimo recibió de López Rayón la indicación de
quedarse al frente de un pequeño grupo de insurgentes y retomar el control del norte del
Valle de Toluca asolando a los realistas.
El 3 de septiembre de 1812 ataco con tan solo treinta hombres la guarnición de 115
soldados destacados en Jocotitlán y el 6 de diciembre del mismo año se enfrentó a las
fuerzas del Coronel Altamirano en Atlacomulco.
Esta batalla del 15 de abril de 1811 es la que aporto la prueba valiosa para que la
Comisión de Ciudades Heroicas aprobara a Jocotitlán como la numero cuarenta del país,
sin menospreciar otros hechos ocurridos en la población.
Siguiendo Con los acontecimientos históricos es importante destacar que en 1820 el Rey
de España Fernando VII Jura la Constitución de Cádiz, ordenándose nombrar autoridades
municipales donde existieran mil almas, situación que reunía Xocotitlan.
Por tal motivo la Comandancia de Armas de Ixtlahuaca a cargo de Juan García de la
Cuesta dio instrucciones al señor Manuel Iturbide y Gómez, dueño de la Hacienda de
Pasteje para que de común acuerdo con el párroco José Ignacio Muñiz convocaran al
pueblo para que el 23 de julio se integrara la Junta Electoral que erigiría al primer
Ayuntamiento.
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En la votación resulto electo Presidente Interino Don Antonio del Valle, quien pertenecía a
la acaudalada familia propietaria de la Hacienda de Tiacaque.
Don Juan García, manda el 7 de agosto de 1820 a Don Antonio del Valle que el domingo
13 de agosto se celebren elecciones para designar a los representantes del pueblo a
participar en las votaciones de diputados a las cortes y se ratifique el nombramiento de
alcalde de Xocotitlan.
El domingo 13 de agosto de 1820 los vecinos se reunieron en la plaza como resultado de
la cita que el alcalde Antonio del Valle había hecho, al llegar este se dirigieron a la iglesia
donde el cura celebro una misa de espíritu santo, luego de ello se retiraron al curato para
llevar a cabo la junta como acto inicial del primer cabildo, se nombró a dos escrutadores y
secretario cuyos cargos recayeron en don José María Gómez de Barreda, Don Pedo
Valverde y Don Manuel Iturbe y Gómez.
Se vota para elegir presidente siendo electos como Alcalde Primero Don Antonio del Valle
y como alcalde segundo Don Francisco Campos, además se nombraron 21
compromisarios que asistirían a Ixtlahuaca el día 18 a la elección de Diputados, se
levantaron las actas respectivas y se dirigieron a la iglesia donde se cantó un Tedeum.
Es importante mencionar que el acta original de este cabildo se encuentra en exhibición
permanente en el Salón de Cabildos de la Presidencia Municipal desde agosto del año
2000, cuando se remodelo este recinto.
En la Ley del 9 de febrero de 1825 el Ayuntamiento de Xocotitlan recibió su ratificación
como Municipio.
En 1823 el municipio sufre la segregación de parte de su territorio para formar el
Ayuntamiento auxiliar de Tapaxco dependiente de Xocotitlan, pero en 1824, con la
erección del Estado de México, se separa definitivamente.
Los habitantes del municipio siguiendo sus ideas conservadoras, el 14 de marzo de 1847
se unen en contra de Valentín Gómez Farías con la finalidad de sostener la religión y el
sistema federal existente, el 22 de enero de 1853 secunda el plan de Jalisco.
Xocotitlan contribuyo con hombres para la milicia y con dinero para apoyar la guerra
contra Estado Unidos.
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Durante la Guerra de Reforma y de acuerdo a las actas levantadas en Toluca los días 11
y 14 de enero de 1858 se menciona que los Ayuntamientos del Estado de México apoyan
el Plan de Tacubaya, siendo necesario en algunos casos convencerlos y forzarlos a que
aceptaran, como Xocotitlan, quien además debía otorgar un préstamo económico para el
sostenimiento de la causa conservadora, correspondiéndole la cantidad de $4,600.00.
En virtud de que la situación financiera del municipio era precaria, el Alcalde Francisco
Espinoza convoco al Ayuntamiento, al revisar las actas y de acuerdo con la opinión
unánime del cabildo se acordó no adherirse a este plan, notificándolo al Subprefecto de
Ixtlahuaca haciéndole saber que por este motivo el Ayuntamiento de Xocotitlan quedaba
disuelto.
Con el nombramiento de nuevas autoridades en el Estado de México se persuadió y
acorraló al cabildo de Xocotitlan para que aceptara firmar el Plan de Tacubaya, con
argumentos de que debían tener “sentimientos de religión” y tener “voluntad nacional en el
plan salvador”, por tal motivo los integrantes del cabildo regresan a sus cargos y firman el
acta de adhesión el 9 de febrero de 1858 y es enviada al Subprefecto de Ixtlahuaca.
Por lo anterior el 25 de abril los constitucionalistas saquean la población y es en estas
fechas cuando se presenta un problema grave por una sublevación de indígenas
mazahuas.
Era tal la situación precaria en la economía del Municipio que Pablo Carrillo encargado de
aplicar vacunas, solicito al Ayuntamiento la cantidad de 50 pesos anuales recibiendo solo
como ofrecimiento la cantidad de 10 pesos, que además debían obtenerse de todos
lados, llegándose a la gravedad de cobrar multas a los ciudadanos que no mandaran a
sus hijos a la escuela.
Durante el Imperio de Maximiliano, las tierras del municipio se desamortizaron,
adquiriéndolas gran cantidad de individuos de la comunidad.
En esta época llega al pueblo Agapito Sambrano, pagador de las fuerzas francesas en
Querétaro, estableciendo su residencia provisional en Jocotitlán y San Juan del Rio que
también le servían de descanso y en uno de sus viajes en Jocotitlán lo esperaron a que
entrara a su casa, lo tomaron prisionero matándolo en la plaza, de donde surgió la
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leyenda de sus famosas siete mulas de oro de las cuales se supone que la carga de una
quedo enterrada en dicho lugar, esta leyenda de manera oral se viene trasmitiendo en la
comunidad.
También Jocotitlán aporto soldados que junto con los de Toluca fueron a Puebla y
participaron al lado de Zaragoza en la defensa de la plaza.
Resulta importante mencionar que el municipio participo en la feria internacional de
Chicago del siglo XIX, con cereales producidos que se unieron a otros de lugares distintos
del Estado de México.
Durante el Porfiriato se puso en marcha el proyecto liberal, las reformas a la
administración pública, el florecimiento del arte y ciencia, también el esplendor de las
haciendas y de unas cuantas familias, este sistema no permitió que hubiera movilidad
social ya que trajo pobreza y descontento.
En esta época el Municipio destaco en educación ya que envió alumnos becados al
Instituto Literario de la Ciudad de Toluca y en la Cabecera Municipal existían una escuela
de varones y otra para niñas.
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En la Cabecera Municipal existía un periódico llamado “El Demócrata” cuyo director fue
Antonio María Espinoza, teniendo como sus colaboradores a Miguel Rosales, Jesús
Rondero y Jesús M. Chimal.
Como en muchas partes del país, durante la Dictadura del General Díaz la alternancia
política era poca, centrándose el poder en las gentes acaudaladas o de amistad con el
Gobernador y los poderes económicos del centro del Estado, resaltando la participación
de Jesús Cardoso, José C. Ruedas, Jesús M. Chimal, Apolinar Legorreta y Román
Cedillo, como Presidentes Municipales en varias ocasiones.
De estos acontecimientos nace el cuento de que al acercarse cada fecha de elecciones
un vecino le dice al tendero, ahora a quien vamos a apoyar, quien quedará de alcalde, a
lo que le contesta, “pues de no ser mi compadre Regis o yo, no veo quien”
Existió una organización denominada “Club Mutualista de Jocotitlán”.
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Antes de estallar la revolución se puede mencionar que existieron simpatizantes al
movimiento como el de Moisés Legorreta Espinoza, quien mantuvo comunicación con los
hermanos Flores Mogón.
Aunque no se habla de grupos revolucionarios si se menciona a individuos que
participaron en la lucha armada como el general zapatista Aureliano Reyes y al villista
Alberto Cedillo Alcántara.
Las autoridades municipales encabezadas por su ayuntamiento al principio dieron su
apoyo al general Porfirio Díaz e intentaron sofocar “los pequeños actos revoltosos”, sin
embargo como avanzó la lucha, trataron de mantenerse al margen, prueba de ello es la
digna participación del comerciante León Paniagua que en 1913 siendo primer regidor del
Ayuntamiento evitó el saqueo de la población al proporcionar atención a los
revolucionarios que esporádicamente llegaban a la población con alimentos, ropa y
cambio de caballos, con una gran participación de la población.
En estos episodios se señala que pusieron vigías en las torres de la iglesia y en la entrada
de la población quienes avisaban de acercamientos de grupos armados, así con
oportunidad a las mujeres se les escondía en montones de paja en las eras de los
ranchos pegados al cerro.
Se comenta que el 16 de abril de 1915 Jocotitlán fue atacada por un grupo armado de
alrededor de 200 zapatistas, quienes a gritos de viva zapata robaron cuatro comercios y
mataron a tres vecinos que se negaron a entregar sus pertenencias y al abandonar la
población se llevaron dos rehenes que mataron en Juchitepec.
Terminada la lucha armada Jocotitlán volvió al trabajo y siguió en la continuidad del
progreso, generando mejores condiciones de vida para sus habitantes, participo en el
reparto de tierras de los hacendados formándose 13 ejidos en el municipio, sobresaliendo
por su tamaño el de San Juan y San Agustín donde participan ciudadanos de la cabecera
municipal y algunas poblaciones cercanas, con una superficie mayor a las 3,000
hectáreas.
Al inaugurarse la columna de la “América” en la plaza central de la población recién
remodelada, el 16 de septiembre de 1941 el Ayuntamiento coloco una urna con las
reliquias encontradas que consistieron en osamentas, balas de las fuerzas españolas
incrustadas en cráneos de insurgentes y pequeñas medallas o condecoraciones de
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soldados españoles, que correspondieron a los participantes en la batalla tan comentada
del 15 de abril de 1811.
Estando a la par con la modernidad de otras ciudades y poblados los habitantes de
Jocotitlán junto con su Ayuntamiento se dieron a la tarea de mejorar los servicios públicos,
así en la época de los años 1930 a 1960 se introdujo la energía eléctrica, se entubo el
agua potable de los manantiales, bombeándola a cárcamos en la parte alta para que por
gravedad llegara a todos los hogares.
Se construyeron o mejoraron los espacios educativos, aumento la cultura con el
establecimiento de obras de teatro donde participaban actores del lugar y se formó una
típica de música que encabezaba don Melitón Medrano con su familia y otros ciudadanos
de la población, quienes se dieron el lujo de hacer una gira por la República Mexicana y
hoy sus descendientes son artistas egresados del conservatorio de la Ciudad de México o
siguen tocando en grupos musicales de la región.
En 1960 se establece la Unidad Industrial Pasteje, conocida hoy como ciudad Industrial
Alejo Peralta y Díaz Ceballos en terrenos de la hacienda del mismo nombre, con un
crecimiento mayúsculo que a la fecha permite tener entre obreros y empleados cerca de
15,000 trabajadores, en un consorcio de más de 35 empresas de ramos como cobre,
watorimetros, werever, etc., aunque hay que mencionar que en los años 1970’s se
armaron avionetas fumigadoras, se contó con una escuela de peloteros de beis bol, con
otra escuela para toreros y novilleros y se estableció el canal 10 de televisión, hoy cuenta
con 100 hectáreas de invernadero para exportar jitomate a Europa y América del norte.
Lo anterior evolucionó a la población del municipio, ya que actualmente se considera
industrial y agropecuario, con un índice alto de profesionistas debido a que se cuenta con
una infraestructura educativa desde preescolar hasta la educación superior con el
Tecnológico de Estudios Superiores de Jocotitlán, resaltando que además el municipio se
vio favorecido con el establecimiento de la zonas industriales de Atlacomulco en los años
1970’s y la de Ixtlahuaca en el año 2000.
En 1973 por decreto de la legislatura del estado el cerro Xocotepetl lleva en nombre de
“Parque Estatal Isidro Fabela”.
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En este año se llevó a cabo el programa Operación Progreso del Gobierno del Estado en
la población, que consistió en pintar las fachadas de las casas de diferentes colores para
que a lo lejos pudiese verse como un “balcón en la montaña”, como le llamara Carlos
Hank González y desde la autopista se apreciara la población debido a la topografía del
mismo, también contemplaba este programa el cambio de alumbrado público, el arreglo
de calles principales, modificar la fachada de la Presidencia Municipal, el arreglo del
Jardín Central y su Plaza Cívica con la colocación de una fuente y la construcción de un
kiosco.
Cabe mencionar que después de tres años, los habitantes por iniciativa propia pintaron
sus casas de blanco con un guardapolvo rojo, el cual sigue predominando hasta la fecha.
Al estar realizando los trabajos de remodelación de la plaza cívica con maquinaria pesada
se encontraron restos humanos, considerados de la batalla celebrada el 15 de abril de
1811, los cuales se depositaron en una urna y quedaron resguardados en la Presidencia
Municipal por cerca de dos años.
En la ceremonia cívica del 16 de septiembre de 1975 esta urna se depositó por los
integrantes del Ayuntamiento en el asta bandera y mientras se llevaba a cabo el acto
protocolario un servidor estuvo reseñando en el micrófono la historia de estos restos
humanos.
En la ceremonia de erección del municipio del 13 de agosto de 1997 fue cuando el
Ayuntamiento develo una placa alusiva a los restos que se encentraban depositados en el
asta bandera y que hoy descansan en el monumento que se erigió para tal efecto en el
año de 2012.
En 1983, la legislatura del estado mediante decreto 170 del 30 de junio cambia de
categoría a la Cabecera Municipal elevándola a Villa, y a los Barrios de
Mavoro,
Huemetla y San José Boqui a Pueblos.
La participación del municipio en los Concursos de Desarrollo Municipal que ha llevado a
cabo el Gobierno del Estado, Jocotitlán ha tenido un primer lugar en 1972, un segundo
lugar en 1992, un primer lugar en 1994 y un segundo lugar en 1998, esto se logró gracias
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a la gran colaboración de sus habitantes en la realización de las obras de carácter social
que se han llevado a cabo.
Jocotitlán también ha destacado por recibir Preseas Estado de México a sus hijos Ilustres,
siendo los siguientes: Ernesto Peralta Quintero, Presea Filiberto Gómez 1983, Ing. Alejo
Peralta y Días Ceballos, Presea Filiberto Gómez 1987, Maestro Eduardo Medrano
Alcántara, Presea Felipe Villanueva 1987, José I. Cardoso Rodríguez, Presea José Ma.
Coss 1995, Lic. Luis Miranda Cardoso, Presea Adolfo López Mateos 1998, Ing. Carlos
Peralta Quintero, Presea Filiberto Gómez 1999.
Otros personajes destacados del Municipio por méritos propios son: Diego de Nájera
Yanguas, el apóstol de los mazahuas, Roberto Legorreta Sicilia, integrante del
“Escuadrón 201”, Amando Barranco, profesor y dramaturgo, Adrián Correa Cedillo,
Presidente de la Academia de Ciencias en México, Antonio B. Zimbron, Gobernador
interino del Estado de México, Pedro Laguna Representante mexicano en el congreso de
Estocolmo quien regalo un reloj para la iglesia, Luis Rio Chimal, Tesorero de la Nación
durante el Gobierno de Miguel Alemán Valdés, Ma. Concepción Gloria Arce Chimal
primera mujer regidora en el Ayuntamiento de Toluca en 1952-1954.
En el año 2011 la Asociación Identidad Cultural Nuevo Jocotitlán, gestiono ante las
Autoridades Municipales la erección de un monumento donde se trasladaron las urnas
con los vestigios de las batalla del 15 de abril de 1811, contando con la participación de
muchos vecinos entusiastas en que se reconociera a quienes dieron su vida por la libertad
de México, la cual quedo oficialmente establecida al cumplirse el bicentenario de la batalla
y queda como testimonio para recordar cada año en esta fecha el ofrecer un
reconocimiento a sus participantes.
Todos estos acontecimientos en la vida del Municipio de Jocotitlán, permiten que hoy
orgullosamente ostente la distinción de CIUDAD HEROICA, obligando a sus Autoridades
y habitantes a seguir buscando y luchando por tener un mejor nivel de vida y hacer que
sus visitantes lo conozcan, se enamoren de este pedazo de tierra y cuando platiquen de
digan, estuve en el “Paraíso del Estado de México”.
Dentro de las proyecciones a futuro están en hace que Jocotitlán pronto sea un PUEBLO
MAGICO para bien de sus moradores y de todos aquellos que lo visiten.
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Seguro estoy que con la participación de todos, ciudadanos, organizaciones y autoridades
lo lograremos en muy poco tiempo.
POQUI NAPOQUI
Muchas Gracias
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FUENTES DE CONSULTA:
GOBIERNO DEL ESTAD O DE MEXICO.- Monografía Municipal de Jocotitlán, Mèx.
LA GUERRA DE INDEPENDE NCIA EN EL ESTADO DE MEXICO.- Dionisio Victoria
Moreno.- Biblioteca Mexiquense del Bicentenario.
MEXICO A TAVES DE LOS SIGLOS.- Tomo VIII.- La Guerra de Independencia.- Vicente
Riva Palacio.- Editorial Cumbres S.A.- México.- 1984.
JOCOTITLAN CIUDAD HEROICA.- Alberto Ramírez González.- H. Ayuntamiento
Constitucional de Jocotitlán, Mèx., 2013-2015.
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