1 Educación Infancia

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Educación
Infancia
En el mundo moderno occidental son obligatorias tanto la escolarización como la
promulgación por parte del gobierno del Estado de un plan de estudios que examine a
los estudiantes, al personal docente y los libros de texto. En cambio, en la antigüedad la
educación de los niños recaía habitualmente en la figura de los padres. Sin embargo, en
Atenas se seguían los pasos del niño de forma externa: la tribu1 del padre era la
encargada de supervisarlo durante las etapas de su vida. A diferencia de lo que ocurría
con los niños, las niñas no se veían sometidas a este seguimiento externo, ya que una
mujer joven y modesta estaba oculta a los demás. Las chicas, dentro del seno del hogar,
junto a su madre y a otras mujeres, adquirían las habilidades que a una mujer adulta se
le presuponían; al mismo tiempo que acostumbraban a ponerse largos vestidos y
jugaban en casa aprendían a ser madre y a llevar a cabo las tareas domésticas.
Todos los Estados gobernados de manera eficaz se basan en una legislación creativa que
refuerza los ejercicios necesarios para el desarrollo educativo infantil. La educación
forma parte de la organización política y el papel que desempeñan dentro de ella los
padres, el personal docente y los alumnos se construye en consonancia con la jerarquía
social. Solo en Esparta el Estado establecía un programa educativo tanto para chicos
como para chicas que comenzaba en la infancia. Eran los mismos lacedemonios los que
asumían la mayor parte de las actividades pedagógicas, aunque también se sabe que
invitaban a algunas personas extranjeras para que instruyeran a los jóvenes2. Los poetas
eran los educadores con más reputación en la antigua Grecia. No había poetisas viajeras;
no obstante, las autoridades espartanas valoraban el papel de la educación y
consideraban que no había motivo para preocuparse por el contacto inapropiado entre
un profesor varón como Alcmán y los alumnos, ya fuesen féminas o varones3. El origen
de Alcmán, del que se dice que podría ser lidio o esclavo, no planteó ningún obstáculo
insalvable (véase apéndice). La primera prueba sobre el programa oficial de educación
femenina de la que se tiene constancia es muy antigua y permaneció vigente a lo largo
1
Véase Sarah B. Pomeroy, Families in Classical and Hellenistic Greece (Oxford, 1997), 141-42 y
pássim.
2
Terpandro, Estesícoro y otros poetas trabajaron en la Esparta arcaica: Arist. fr. 551 Gigon, Plut. Mor.
1134b, Ateneo. 14.635e, etc.
3
Sin embargo, Alcmán confiesa su interés por las mujeres en PMGF 34, 59a, b, y, con respecto a
Megalóstrata, de la que se dice que no fue su alumna, véase más adelante.
1
2|EDU CACIÓN
de la época clásica; durante el período helenístico el sistema tradicional para chicos y
chicas fue suspendido. Cleómenes III fue quien reactivó el programa de educación
masculina (agogé): no se sabe con certeza si el programa femenino también se recuperó
en este período, aunque hay algunos indicios que muestran que fueron incluidas, quizás
por voluntad de la propia comunidad femenina más que por orden del Estado. Tras el
fracaso de la revolución de Cleómenes, la agogé se mantuvo vigente hasta que
Filopemen la abolió en el año 188 para ser de nuevo restaurada bajo una apariencia
arcaica en la época romana. Así mismo, durante este período, la supervisión de la
educación femenina se restableció bajo la figura del gynaikonomos4.
En la Esparta arcaica y clásica se educaba a las niñas con el objetivo de convertirlas en
el tipo de madres que Esparta necesitaba, del mismo modo que los niños eran
entrenados para que se transformasen en el tipo de soldado que el Estado demandaba. El
programa educativo de ellos era más duro que el de ellas ya que estos abandonaban el
hogar para ser adiestrados en técnicas de supervivencia y para desarrollar las
habilidades que precisaba un hoplita. Su educación era a tiempo completo y fomentaba
la competitividad; los chicos de mayor edad y las autoridades adultas designadas para
este fin probaban su valía constantemente (Jen. Lac. Pol. 2.2 4.1-6, Plut. Lic. 16, 18). El
objetivo del programa educativo diseñado para las chicas lacedemonias era la creación
de madres que produjesen los mejores hoplitas y, a su vez, las mejores madres de
hoplitas. Dicho programa poseía siempre las mismas características5 porque se esperaba
que todas se convirtiesen en madres con cualidades similares; obviamente, para cumplir
este objetivo no eran precisas ni una educación a tiempo completo ni la supervisión a la
que se sometía a los varones. Las chicas vivían y comían en el hogar junto a sus madres,
por lo que puede decirse que disfrutaban de un poco de privacidad y tiempo libre, algo
de lo que carecían los chicos (véase más adelante). Por lo tanto, se puede intuir que en
comparación con el resto de las mujeres del mundo griego, las espartanas disponían de
gran cantidad de tiempo libre para dedicarlo lo que les apeteciese.
Aprendizaje y educación
Véase Nigel Kennell, “The Elite Women of Sparta” (artículo expuesto en el encuentro anual de la
American Philological Association, 28 de dic., 1998; resumen publicado en la American Philological
Association 130th Annual Meeting: Abstracts, 84). En este artículo, Kennell no se muestra tan dispuesto a
aceptar las pruebas de que hubiera una agogé femenina durante la época romana como lo estaba en su
trabajo anterior The Gymnasium of Virtue: Education and Culture in Ancient Sparta (Chapel Hill, N. C.,
1995), 46.
4
5
Aunque ninguna fuente antigua afirma que todas las niñas participasen en el programa educativo, se
deduce que todas se beneficiaban de este debido a la universalidad del objetivo. Véase Jean Ducat,
“Perspectives on Spartan Education in the Classical Period”, en Sparta: New Perspectives, ed. S.
Hodkinson y A. Powell (London, 1999), 57-58.
E DUC ACI ÓN |3
El alcance de la educación en Grecia en general, y en Esparta en particular, ha suscitado
diversas opiniones6. De forma general se acepta que solo una pequeña élite tenía acceso
a la educación en Esparta y que la incapacidad de leer o escribir no ponía trabas a la
participación del ciudadano corriente en el gobierno7. Paul Cartledge afirma que la
mayor parte de las fuentes epigráficas de Esparta proporciona nombres de
aproximadamente doce mujeres, en contraste con los cien varones nombrados8. No
obstante, esta división por sexos no constituye una prueba directa de los niveles
educativos en mujeres y hombres respectivamente, sino que refleja que ellos llevaban a
cabo un mayor número de actividades consideradas dignas de ser recordadas y, al
menos hasta finales del siglo V, solían disponer de más riqueza para pagar
inscripciones. Por ejemplo, aunque las victorias de los atletas generaban un número
sustancial de inscripciones, ninguna mujer obtuvo un triunfo en competiciones hípicas
hasta finales del siglo IV (véase más adelante).
Sin embargo, no hay motivos para suponer que la división por sexos entre los
lacedemonios que habían recibido una educación estaba tan sesgada como lo estaba en
el resto del mundo griego. Por ejemplo, en una polis democrática como Atenas había
fuertes alicientes para que los varones aprendiesen a leer y escribir9, pero ya que la
mujer no participaba en el gobierno, carecía de motivos para recibir educación, aunque
algunas la recibiesen. En Esparta, por el contrario, el propósito con el que se educaba a
los chicos era el de desarrollar las artes militares que, como consecuencia, dejaba poco
tiempo para las artes liberales. Las chicas, en cambio, pasaban el tiempo rodeadas por
sus madres y por mujeres mayores. Además, puesto que contraían matrimonio con
dieciocho años —una edad considerablemente tardía con respecto a sus homólogas
atenienses— tenían tantos años para ser educadas como la mayoría de chicas del mundo
occidental actual. Podían aprender tanto a leer y a escribir como otros aspectos de la
mousike (música, danza, poesía) en el entorno femenino10. Por supuesto, en la época en
que poetas como Alcmán eran contratados para instruir a coros de jóvenes doncellas,
aprendían de los mismos poetas11. La tradición oral estaba muy arraigada a pesar de que
6
Véase William V. Harris, Ancient Literacy (Cambridge, 1989).
7
Véase Paul Cartledge, “Literacy in the Spartan Oligarchy”, JHS 98 (1978), 25-37, esp. 33-37.
Desde los siglos VI al IV: Cartledge, “Spartan Wives: Liberation or License?” CQ 31 (1981), 84-105,
esp. 93 n. 54.
8
9
Véase F. D. Harvey, “Literacy in the Athenian Democracy”, REG 79 (1966), 585-635, esp. 623.
10
En Atenas, las mujeres respetables recibían su educación en casa: Sarah B. Pomeroy, Xenophon.
Oeconomicus: A Social and Historical Commentary (Oxford, 1994), 270, 283. En cuanto al aprendizaje
en un entorno completamente femenino, cf. las jóvenes del entorno de Safo y otras poetas de la Lesbos
arcaica, aunque el paralelismo no es exacto por diversas razones, entre ellas el hecho de que las chicas
lacedemonias dedicaban una cantidad considerable de tiempo al ejercicio físico.
11
Existen pruebas de que había líderes masculinos en los coros femeninos en Egina, aunque no se sabe
con certeza la edad de las componentes: Heród. 5.83.3.
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probablemente el Estado o los archivos privados conservaban las copias escritas de los
poemas (véase apéndice). Sin duda las chicas aprendían la mayor parte de la
información de memoria y no la escribían, ya que no podrían cantar ni bailar al tiempo
que sostenían un rollo de papiro. Mediante la repetición de poemas como los de Alcmán
durante los festivales, las siguientes generaciones espartanas aprendieron tanto su
contenido (que incluía mitología, religión, cortejo y protocolo) como su música. La
repetición de este material tendía a crear nuevas generaciones que pensaban y se
comportaban como sus predecesoras, de tal manera que la sociedad espartana mantuvo
una postura conservadora y consciente de sus tradiciones.
Las metas educacionales del Estado y los programas femeninos quedan reflejados en las
letras que Alcmán compuso para los coros de doncellas lacedemonias:
Primer partenio (PMG 1) de Alcmán12
…Pólux: no me cuido de Liceso entre los muertos, pero sí de Enróforo y
Sebro de pies rápidos, de… el violento, de… el armado del casco, de
Eutiques y el señor Areo y… el mejor de los héroes.
Al… jefe de guerreros y al gran Éurito…, en el tumulto (de Ares) ciego…
los más excelentes… (no) pasaremos en silencio. Pues Poros y Esa, de
todos… (son) los más antiguos. Que ningún hombre vuele hasta el cielo ni
intente casarse con Afrodita, la señora o con una… o una hija de Porco.
Solo las Gracias que respiran amor a la casa de Zeus…
Un dios… a los amigos… dio regalos… hizo perecer la juventud… uno de
ellos por una flecha… otro pereció por una marmórea piedra de molino…
en la mansión de Hades: desgracias crueles padecieron por tramar maldades.
Hay un castigo de los dioses: feliz el que con placidez de espíritu ve
transcurrir el día sin lágrimas. Pero yo canto la luz de Ágido: la veo como al
Sol, que Ágido nos es testigo de que luce; aunque a mí ni alabarla ni
censurarla me permite la gloriosa jefe de coro en forma alguna. Porque
aparece ésta brillante cual si uno coloca en medio de las ovejas un caballo
robusto, triunfador en los juegos, de pies sonantes, un caballo propio de
alados sueños.
¿O no ves? El caballo de carreras es venético; y los cabellos de mi prima
Hagesícora florecen cual el oro puro, y de su rostro de plata ¿para qué
hablarte con detalle? Esta es Hagesícora; la segunda en belleza, Ágido, corre
detrás como un caballo colaxeo tras uno ibeno; pues las Peléades contra
nosotras, que llevamos un peplo a Ortia, luchan a lo largo de la noche
inmortal levantando en alto (el suyo) como la estrella Sirio.
12
Véase apéndice para más comentarios sobre estos poemas y una fotografía de parte del papiro.
E DUC ACI ÓN |5
No hay de púrpura tanta abundancia que nos proteja, ni tampoco la serpiente
variopinta de oro ni el cinturón de Lidia, ornato de las jóvenes de dulces
párpados, ni los cabellos de Nanno, y ni siquiera Areta semejante a una
diosa ni Silácide y Cleesisera; ni puedes ir donde Enesímbrota y decir:
«tenga yo a Astáfide y que me mire Filila y Demareta y Viantemis digna de
amor». Pero Hagesícora me causa contrariedad.
Pues no está aquí Hagesícora de bellos tobillos, junto a Ágido… permanece
y hace con ella el elogio de la fiesta.
De ellas, dioses… aceptad; pues de los dioses es el cumplimiento y el fin.
Quiero decirlo, yo soy una doncella que en vano canta la lechuza desde la
viga del techo; pero es a Aotis a quien más quiero agradar; pues de los
males nuestros ha sido médico. Guiadas por Hagesícora estas jóvenes han
iniciado el camino de la paz deseada.
Que el caballo bridón… y al piloto es preciso obedecer antes que a nadie en
la nave. Y ella no es más melodiosa que las sirenas, pues son diosas, pero
estas diez doncellas cantan igual que once; su voz es como la del cisne en
las corrientes del Janto. Y ella con su deseable, rubia cabellera…
Segundo partenio (PMG 3) de Alcmán
Fr. 1 …las (Musas) Olímpicas mi alma en torno… el canto… oír… la voz…
de las que cantan una hermosa canción… el dulce (sueño) alejará de sus
párpados… me incita a ir al agón (donde)… los pies delicados.
Fr. 3 …y con la añoranza que desata los miembros y mira más suave que el
sueño y que la muerte, y no en vano es ella deseable; pero Astimelesa nada
me responde, sino que, llevando la guirnalda, cual estrella fugaz que
atraviesa el esplendente cielo o vara de oro o suave plumón… ha pasado
entre nosotros con sus pies finos… de cabellos… la flexible gracia de
Cíniras se asienta en su cabellera juvenil.
Astimelesa a través del gentío… amor del pueblo… cogiendo… digo…
ojalá una copa de plata… yo viera: si ella me quisiera y, acercándose, me
cogiera de la mano, al punto yo sería su suplicante.
Pero ahora… a una chica inteligente… a mí que llevo… la chica…
favor…13
Como ya se ha mencionado, Esparta fue la única polis en la que las autoridades públicas
establecieron y apoyaron el entrenamiento femenino. Adquiere especial interés la
13
Para la asociación con cuadrigas y caballos en lugar de la interpretación común relativa a pilotar una
nave, véase LSJ s. v. kubernao 2.
6|EDU CACIÓN
educación espiritual e intelectual de estas, sobre todo porque los chicos no recibían una
educación superior a la de ellas (a diferencia de lo que ocurría en Atenas). Por lo tanto,
el nivel cultural femenino bien pudo haber sido superior al masculino dado que ellos
tenían que dedicar mucho tiempo a la instrucción militar. La intensidad del
entrenamiento de ambos sexos no tuvo parangón en el resto del mundo griego. La
competitividad formó parte tanto del terreno cultural como del programa físico. A
Alcmán se lo contrató para adoctrinar a doncellas para que actuasen en coros que hacían
hincapié en la competición entre sus miembros, tanto de forma individual como en
grupos de coros rivales, y sus poemas trataban sobre clasificaciones de competiciones y
concursos14.
Se sabe que a principios de la época clásica algunas mujeres sabían leer. Según una
anécdota, este era el caso de la precoz Gorgo (506 a. e. c.), hija y esposa de reyes.
Cuando Demarato, desde el exilio, envió un mensaje secreto a Esparta escrito en una
tablilla de madera y cubierta de cera, Gorgo les dijo a los destinatarios que le raspasen
el barro y leyesen el mensaje (Heród. 7.239). Aunque se desconoce si la propia Gorgo
leyó el mensaje cuando este fue revelado, sí que se dio cuenta de que podría haber algún
escrito en la tablilla. Otras historias sobre su desenvoltura y precocidad también
muestran indicios de que posiblemente supiese leer15. Puede ser que para haber
aprendido a leer no hubiese recibido necesariamente clases formales, sino que, bajo la
presencia de su indulgente padre, escuchase discretamente los textos que poetas,
diplomáticos, burócratas y otros eruditos consultaban, o (a juzgar por lo que sabemos de
su seguridad en sí misma) que hiciese preguntas continuamente acerca de los mismos16.
Las anécdotas sobre madres lacedemonias que enviaban cartas a sus hijos exhortándolos
a ser valientes también sugieren que las mujeres no eran analfabetas17. Aunque la fuente
de las anécdotas es tardía y no pueden ser fechadas o verificadas, la idea de que las
madres se comunicasen con sus hijos mediante cartas no es impensable, dado que estos
pasaban largos períodos de tiempo en el servicio militar.
A finales del siglo VII, las mujeres escribían dedicatorias a las deidades femeninas
firmando, además, con su nombre para que quedase constancia. Esta fecha coincide con
la propagación y uso del alfabeto en el mundo griego; sin embargo, estas inscripciones
en las que se incluye la dedicatoria no constituyen una prueba irrefutable de la
alfabetización de la mujer ya que existe la posibilidad de que la firma hubiese sido
añadida por algún artesano en lugar de por la propia mujer. No obstante, el hecho de que
las inscripciones que conmemoraban hechos de protagonistas femeninas se encontrasen
14
PMGFTA 2. 34-35, PMGF 1.58, 59 y pássim., PMGF 3.8
15
Véase cap. 3 nn. 25, 34, y cap. 4.
16
C.f. el rey espartano Agesilao, que disfrutó de la compañía de sus hijos, dos chicas y un chico: Plut.
Ages. 25.6, Máximas de Espartanos, 213.70.
17
Plut. Máximas de mujeres espartanas, 241a3, d10, 11. Para esta fuente véase apéndice. Cf. las cartas de
los olimpios a Alejandro: Plut. Alex. 39. 4-5.
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en santuarios que frecuentaban mujeres apunta a que algunas podrían saber leerlas
(véase más adelante en las Hereas). Tales inscripciones concuerdan con las pinturas que
ofrecen otras fuentes y nos permiten llegar a la conclusión de que, al menos, algunas sí
que sabían leer.
No hay duda de que hubo un cambio en la tasa de aprendizaje femenina y en su relación
con la tasa de aprendizaje masculina. Tras la guerra del Peloponeso, una vez que
Esparta dejó de estar aislada, se puede decir con bastante certeza que una lacedemonia
podía alcanzar el mismo nivel intelectual que una mujer perteneciente a la clase
aristocrática de cualquier parte del mundo griego18. Por ejemplo, Anonymous Iamblichi,
una obra escrita algún tiempo después de la guerra del Peloponeso en dialecto dórico,
expone que los espartanos creían que no era necesario que sus hijos aprendiesen ni la
mousike ni las letras19, aunque es plausible que se refiera exclusivamente a los chicos20.
En cualquier caso, a mediados del siglo IV, Platón describe que el plan de actividades
femenino consistía en gimnasia y mousike y añadió que este programa dejaba gran
cantidad de tiempo para la lujuria, los gastos y las actividades no regladas (Laws 806A,
cf. Rep. 5.452A). También expone que en Creta y Esparta no solo los hombres, sino
también las mujeres, se enorgullecían de su educación y demostraban sus capacidades
en discusiones filosóficas (Prot. 342D: paideusis), virtud que muestra las habilidades
retóricas femeninas. A las lacedemonias se las animaba y entrenaba para hablar en
público, elogiar la valentía y vilipendiar tanto a la cobardía como a los hombres solteros
(Plut. Lyc.14.3–6). Aristóteles pensaba que el silencio era una cualidad natural en la
mujer (Pol. 1260a28-31), y casi quinientos años más tarde Plutarco escribió: «una mujer
debe hablar solo con el marido o por boca del marido21». En Atenas se alentaba a las
mujeres respetables a mantenerse en silencio. En el Oeconomicus de Jenofonte (7.10),
un marido describe que su joven esposa ha sido «sometida a una gran vigilancia, para
que viera, oyera y preguntara lo menos posible». Su esposo opina de forma diferente al
pensar que él debe ensañarla primero a hablar, ya que lo considera algo básico en la
educación de su pareja y necesario para supervisar las tareas del hogar (7.10).
Mujeres ilustradas
Véase Sarah B. Pomeroy, “Technikai kai Mousikai: The Education of Women in the Fourth Century
and in the Hellenistic Period”, AJAH 2 (1977), 51-68, y Women in Hellenistic Egypt: From Alexander to
Cleopatra (con nuevos prólogo y apéndice, Detroit, 1989), 59-72.
18
19
Diels-Kranz6, vol. 2, pág 408, 2.10, y véase Kathleen Freeman, The Pre-Socratic Philosophers
(Oxford, 1946), 418-19. Para la traducción, véase Rosamond Kent Sprague, The Old Sophists (Columbia,
S. C., 1972), “Dissoi Logoi”, 282.
Para la ambigüedad de paides, que puede significar ‘niños, ‘chicos’ o ‘esclavos’, véase más adelante,
apéndice nº. 77.
20
Advice to the Bride and Groom, 32: véase Sarah B. Pomeroy, ed., Plutarch’s Advice to the Bride and
Groom and A Consolation to His Wife (New York, 1999), ad loc.
21
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Está claro que la educación va de la mano de la desenvoltura oral, y en Grecia, incluso
en los círculos cultos, la poesía se recitaba o se cantaba a menudo en voz alta. Según
algunos relatos confusos, había dos poetisas en Esparta que trabajaron aparentemente
durante la época arcaica, cuando Safo y otras poetisas menos conocidas afloraron en
otras partes del mundo griego, a pesar de que no queden restos de sus trabajos. En
Alcmán encontramos a Megalóstrata, a la que describe como «una doncella de cabellos
dorados poseedora de los dones de las musas22». El papel de las musas durante este
período fue relevante ya que los poetas no solo se dedicaban a escribir, sino que también
componían acompañamientos musicales y, en algunos casos, coreografías. Ateneo de
Náucratis (13.600f) afirma que Megalóstrata atraía a sus amantes por su don de habla y
que Alcmán se enamoró perdidamente de ella. Aunque no se la identifica
específicamente como lacedemonia, se la llama «doncella» y, como hemos visto,
Alcmán pasó gran cantidad de tiempo en Esparta componiendo poesía para las chicas
solteras. Además, como Helena, Megalóstrata era rubia, y su nombre era adecuado para
un espartano, pues significa ‘gran ejército’. Existen dudas acerca de un posible romance
con Alcmán ya que en la tradición biográfica griega, escrita cientos de años después de
la muerte de los protagonistas, era común establecer hipotéticas relaciones amorosas
entre las mujeres que habían inspirado los poemas y los poetas, en lugar de concederles
una existencia independiente o una relación puramente intelectual23.
También había una leyenda que hablaba sobre Clitágora, una poetisa cuyo nombre se
usaba para identificar un skolion (canción de banquete)24. La clitágora aparece en
Aristófanes (Lis. 1237, Avispas 1246) y en Cratino (254 Kassel-Austin). El pasaje de
Lisístrata sugiere que fue lacedemonia, mientras que Avispas ofrece la posibilidad de
que fuese tracia: en cada obra el escoliasta extrae una conclusión que se contrapone a la
conclusión extraída de la otra obra. La primera conclusión, no obstante, tiene más
posibilidades de ser correcta por varios motivos: primero, en el contexto de Lisístrata,
en la que los personajes femeninos protagonistas son una ateniense y una visitante
lacedemonia, es más apropiado que entone un canto una lacedemonia, de ahí que el
embajador diga en Lisístrata que no es correcto recitar el cántico llamado «Telamón» en
lugar del «Clitágora»25. Además, de todas las mujeres griegas, las lacedemonias eran las
únicas que bebían vino no solo en los festivales, sino en su vida diaria26. Por lo tanto, lo
22
PMGF 59, Poralla2 510.
Sobre las tradiciones que unían a las filósofas a los hombres en sus círculos véase Pomeroy, “Technikai
kai Mousikai”, 58.
23
24
Véase Denys Page, PMG 912; Jeffrey Henderson, Aristophanes: Lysistrata, ed. con introducción y
comentarios (Oxford, 1987), ad loc.; y Douglas M. MacDowell, Aristophanes: Wasps, ed. con
introducción y comentarios (Oxford, 1971), ad loc.
25
Según el escoliasta de Lys. 1237 Clitágora era mencionada en Aristófanes, Danaids (= fr. 271 KasselAustin). Según Hesiquio, s. v. Kleitagora (k 2913 Latte) era de Lesbos.
26
Jen. Lac. Pol. 1.3, y véase más adelante, cap. 6 nn. 3, 19, 21-22.
E DUC ACI ÓN |9
normal es atribuir una canción de banquete a una lacedemonia que seguramente la
hubiera compuesto para un festival femenino.
En la época arcaica también destacó al menos una filósofa lacedemonia: Quelónide, hija
de Quilón de Esparta, uno de los Siete Sabios de Grecia, que fue discípula de
Pitágoras27. Jámblico (VP 267) nombró a diecisiete o dieciocho mujeres entre los 235
discípulos de Pitágoras; aproximadamente un tercio de las citadas eran de origen
lacedemonio mientras que por el contrario, solo tres de los 218 hombres eran
lacedemonios. Algunas de las pseudoepigrafías atribuidas a mujeres, que estaban
escritas en dialecto dórico, originaron un grupo de pitagóricos alrededor de Tarento, una
colonia espartana28. Junto a Quelónide, Jámblico menciona a Teadusa29 y Cleecma,
hermana del laconio Autocáridas30. Destaca a Timica, esposa de Milias de Crotona, por
su valentía al oponer resistencia al tirano siciliano Dionisio I de Siracusa (cuyo reinado
se extendió desde el 396 al 379), que la torturó cuando se encontraba embarazada de
seis meses. Ella, antes que revelar los secretos de los pitagóricos, prefirió morderse la
lengua31. Cratesíclea, cuyas fechas de nacimiento y muerte se desconocen, también fue
una pitagórica que se casó con Cleanor, otro seguidor del matemático32. A diferencia de
Quelónide, de la que se cree que fue contemporánea de Pitágoras, Cratesíclea y Cleanor
fueron probablemente neopitagóricos. Lo normal dentro de los miembros de una misma
familia, especialmente dentro de un matrimonio, era ser pitagórico, ya que el filósofo
dictaba órdenes para la vida diaria que incluían prohibiciones alimenticias y períodos
adecuados para mantener relaciones sexuales. No hay duda de que para los espartanos
era normal la idea de que unas normas y una estructura previamente establecidas
rigieran cada pequeño detalle del día a día en la sociedad. Además, estos tenían lazos
culturales con Samos, lugar de nacimiento de Pitágoras.
El interés por la filosofía continuó en la época helenística. Como ya se ha mencionado,
una de las pitagóricas pudo haber sido neopitagórica. El estoicismo también influyó en
las espartanas aunque fuese una doctrina dirigida a los varones. Cleómenes III invitó a
27
P. ej., Cheilonis: Iambl. VP 267, Poralla2 n. 760. Para su padre, que fue éforo en el año 556, véase
Poralla2 n. 230. Véase Conrad M. Stibbe, Das andere Sparta (Mainz, 1996), 211.
28
Véase Holger Thesleff, An Introduction to the Pythagorean Writings of the Hellenistic Period (Abo,
1961), esp. 77-78, 99, 103-5, 114-16.
29
Los manuscritos no concuerdan. Nesteadusa aparece entre signos de interrogación en Diels-Kranz 58,
“Pythagoreische Schule: A. Katalog des Iamblichos”, pero no se la nombra ni en Poralla2 ni en LGPN 3A.
Para estas mujeres, véase Gilles Ménage, Historia mulierum philosophorum (1690-92), trad. por B. H.
Zedler como The History of Women Philosophers (Lanham, Md. 1984), cap. 11.
30
LGPN 3A s. vv. sitúa a Cleecma en el siglo VI, mientras que a Autocáridas lo sitúa en el V.
31
Jámblico. VP 267.31, véase también Porphyry, Pythag. 61, Poralla2 n. 702, y LGPN 3A s. v.
32
Jámblico. VP 267, Poralla2 nn. 450, 420. Para más información sobre mujeres neopitagóricas, véase
Sarah Pomeroy, Women in Hellenistic Egypt, 61-65.
10 | E D U C A C I Ó N
Esfero Bosforano, discípulo de Cleantes, a dar conferencias a los jóvenes y los efebos33
aunque, tras el fracaso de la revolución espartana, Cleómenes y su familia pidieron
ayuda y derecho de asilo en Egipto (véase cap. 4). Tras embarcar en calidad de rehén
por el comportamiento de su hijo, Cratesíclea demostró con un ejemplo su
comportamiento vigoroso: «Vamos, rey de los lacedemonios, que cuando estemos fuera
nadie nos vea llorar ni hacer nada indigno de Esparta. Esto es lo único que está en
nuestra mano; la suerte será como la divinidad disponga». No temía a la muerte34. El
sacrificio, la creencia en una única divinidad omnipotente y el valor para afrontar la
muerte eran rasgos propios del estoicismo.
Mousike
La música era una característica básica en las religiones antiguas, de ahí que a los
espartanos se los instruyese en el arte del canto, la danza y los instrumentos musicales.
Ateneo de Náucratis (14.632f-633a) observa que el arte de la música se cultivó en
Esparta con mayor frecuencia que en cualquier otro lugar debido a que provocaba una
sensación de libertad agradable que suavizaba el autocontrol y la austeridad del día a
día. Las estatuillas votivas representan a mujeres que tocan diferentes instrumentos, ya
sean de viento, cuerda o percusión (véase cap. 6). En Alcmán, Primer Partenio (97, 99),
las chicas jóvenes emiten juicios críticos sobre sus propias habilidades de canto: aun sin
alcanzar la perfección de las sirenas, su melodía es muy dulce. La mayor parte de las
descripciones que nos han llegado sobre mujeres practicando la mousike hacen
referencia a la danza. Incluso Aristófanes, a pesar de no haber sido nunca testigo de ello,
menciona a las doncellas que bailan a orillas del Eurotas (Lis. 1307-10). El hiporquema,
en el que el coro canta al mismo tiempo que baila, lo representaban laconios de ambos
sexos35; Ateneo de Náucratis (14.630e) lo asocia al baile cómico y popular llamado
kordax y afirma que ambos son divertidos. Las lacedemonias también destacaban por
bailar una danza poco decorosa llamada bibasis (Pólux 4.102, Aristóf. Lis. 82) para la
cual eran necesarias una buena forma física y coordinación, ya que la bailarina tenía que
saltar y golpearse las nalgas con los talones para competir por los premios. Una
estatuilla de bronce que se pensaba que representaba a una chica corriendo puede ser la
imagen de una chica bailando enérgicamente (Il. 1)36.
33
Plut. Cleom. 2, FGrH III. 585, y véase Pomeroy, Families, 65-66.
34
Plut. Cleom. 22.6-7, 38.4. Este vívido episodio no solo deja constancia de un hecho real, sino que
refleja también la predilección por el estoicismo de la fuente de Plutarco, Filarco: véase cap. 4 n. 48, y
apéndice.
35
Ateneo 14.631C, cita a Píndaro fr. 112 Snell.
S. Constantinidou, “Spartan Cult Dances”, Phoenix 52 (1998), 15-30, esp. 24. Para detalles sobre la
fabricación y las interpretaciones, véase apéndice y más adelante.
36
E D U C A C I Ó N | 11
Educación física
La mayor parte de los testimonios, tanto escritos como arqueológicos, nos ha permitido
reconstruir la práctica deportiva femenina espartana con mayor precisión que cualquier
otro ámbito relacionado con la mujer. Además, la información existente sobre el deporte
femenino en Esparta es superior a la suma de información existente sobre el deporte
femenino en las diferentes poleis que conformaban la antigua Grecia37. Por supuesto,
estas prácticas deportivas atrajeron la atención de los escritores y llevan a la conclusión
de que es factible que el alto grado de participación de las lacedemonias en dichas
prácticas fuese único en el mundo griego. Así mismo, sorprende la proporción relevante
de obras de arte de calidad contrastada relacionadas con la actividad deportiva, ya que
se conservan relativamente pocas obras relacionadas con la vida de las lacedemonias en
otros ámbitos. Algunas de estas obras aún se conservan; de otras se tiene conocimiento
por las descripciones de Pausanias y de otros autores.
Muchas de las actividades deportivas formaban parte de ceremonias religiosas que se
celebraban para honrar a divinidades femeninas. Es difícil separar el deporte de la
religión:
Il. 1. Chica de Prizren o Dodona.
Ataviada como corredora, su mirada atrás, en lugar de hacia delante, sugiere que está
bailando. Londres, British Museum 208. Foto cortesía del Consejo de Administración del British
Museum.
no obstante, trataremos ambos aspectos en el presente y en el sexto capítulos
respectivamente.
Giampiera Arrigoni, “Donne e sport nel mondo greco: Religione e società”, en Le donne in Grecia, ed.
Giampiera Arrigoni (Bari, 1985), 55-201, dedica las págs. 65-101 (de un total de 73 del texto [las
restantes contienen ilustraciones e interpretaciones especiales]) y las págs. 29-185 (de un total de 259) a
Esparta y la utiliza como piedra de toque a lo largo del artículo.
37
12 | E D U C A C I Ó N
Jenofonte (Lac. Pol. 1.4) afirma que Licurgo estableció un entrenamiento físico para las
mujeres similar al de los hombres, incluyendo las carreras y las pruebas de fuerza.
Eurípides (Andr. 595-601) alude específicamente a las carreras y a los ejercicios de
palestra. Plutarco (Lic. 14.2) proporciona una explicación más explícita de los
programas físicos, con menciones a las carreras, a la lucha y a los lanzamientos de disco
y jabalina38. Desarrollar habilidades relacionadas con estas actividades era
particularmente útil para los soldados. El programa de actividades femeninas era
selectivo y conformaba una versión más sencilla que el de los hombres, aunque sus
características eran similares. Tal y como las chicas de Teócrito39 sostienen: «Y de
nosotras, todas las compañeras de su misma edad, que, ungidas a usanza de varones y a
la vera de los baños del Eurotas hacíamos la misma distancia a la carrera». El rostro de
plata al que hace referencia Alcmán en el Primer Partenio (55) puede ser el efecto
brillante resultante del aceite que se mezclaba con las gotas de sudor causadas por la
práctica intensa de ejercicio. Teniendo en cuenta que las actividades para ambos sexos
eran las mismas, surge la pregunta de si la educación era mixta. En la República 5 de
Platón, los hombres y las mujeres recibían entrenamiento para desempeñar los mismos
trabajos, ya fuese en el gobierno o el ejército, por lo que se deduce que la educación era
mixta. Al proponer este tipo de educación, Platón muestra una idea más radical que la
realidad espartana de su tiempo. Aunque las fuentes concuerdan en que no se
avergonzaban por revelar su desnudez, no está claro que los chicos y las chicas
siguiesen el mismo ejercicio en el suelo y el hipódromo (dromos)40. Jenofonte y Platón
abordan el tema de la educación infantil en capítulos diferentes y describen a las agelai
(‘rebaños’) como de un único sexo41. Dada la diferencia de fuerza y velocidad de
hombres y mujeres, las competiciones y pruebas mixtas de fuerza en la mayoría de los
casos no resultaban tan eficaces como los ejercicios unisex si el objetivo era el
entrenamiento de futuros hoplitas. Las dos pinturas decimonónicas ambientadas en
Platanistas que se muestran a continuación representan, en primer lugar, chicas
Véase B. B. Shefton, “Three Laconian Vase Painters”, ABSA 49 (1954), 299-310, esp. 307, n. 17, para
ninfas o jóvenes nadando. Alcmán también escribió una obra titulada “The Female Swimmers”
(Kolumbosair, PMGFTB 1, fr. 158).
38
39
Teócrito, por supuesto, no fue testigo directo de las prácticas de la época clásica, pero su descripción es
realista en relación con las anteriores, procedentes de fuentes más fiables.
No existen testimonios sobre Platanistas (‘platanar’) antes de la época helenística, cuando dos equipos
de jóvenes organizaron una batalla en la que se intercambiaban mofas.
40
Contra Cartledge, “Spartan Wives: Liberation or License?” 91. T. Scanlon, “Virgineum Gymnasium:
Spartan Females and Early Greek Athletics”, en The Archaeology of the Olympics, ed. W. Raschke
(Madison, Wis., 1988), 185-216, esp. 190, también expone que la educación era mixta, pero las pruebas
que cita son tendenciosas (Eur. Andr. 99-100) y de origen romano (Ovid. Her. 16. 149-52, Prop. 3.14),
por lo que el sensacionalismo puede haber dado lugar o intensificado la participación en deportes de
contacto mixtos de manera que la lucha de las mujeres en las épocas arcaica y clásica se tornase en
pancracio en la época romana. Filóstrato, Imag. 2.6.3, especifica el pancracio como el pancracio de los
hombres (andron). Para la agele (es decir, el agela) femenina, véase n. 110 más adelante.
41
E D U C A C I Ó N | 13
ejercitándose individualmente (Il. 2), y en segundo lugar, provocando a los chicos para
involucrarlos en una lucha mixta (Il. 3).
En la ilustración 2, las chicas luchan delante de un tribunal compuesto por ancianos
(Gerusía)42 que observa desde un lado y ejerce de jurado. Licurgo, sentado arriba y en el
centro, corona a la chica que ha obtenido la victoria. A su derecha y abajo se ubica un
anciano con barba que toma nota de los nombres de las triunfadoras en una tablilla y,
detrás, se alza el monte Taigeto. La estructura del centro es probablemente el altar de
Alcón43 o el santuario de Poseidón (cf. Paus. 3.14.8). La arquitectura sobria de los
monumentos refleja el refreno y la austeridad de los espartanos. Aunque la mirada de
los hombres hacia las mujeres no era lasciva, el espectador moderno encontrará difícil
distinguir entre un desnudo deportivo y uno erótico, y es bastante factible que el artista
no pretendiese hacer tal distinción.
Il. 2. Giovanni Demin, La lotte delle Spartane («Lucha espartana»). Fresco, 1836. Villa Patt,
Sedico. Foto, Zanfron.
Las tradiciones tardías griega y romana, que sugerían que las lacedemonias resultaban
sexualmente atractivas durante la práctica del deporte, pueden haber ejercido influencia
en Demin.
En la ilustración 3 es necesario fijarse en que la tercera figura de la izquierda acaricia
los pechos de la segunda chica y la besa44. No hay ninguna fuente fiable antigua que
describa la vestimenta femenina: para el espectador moderno recuerda a la especie de
42
Para una descripción más detallada, véase Giovanni Paludetti, Giovanni de Min (Udine, 1959), 290,
307, 310-11, 320, apéndice 1, e il. 31.
43
Un hijo de Hipocoonte, hermano mayor de Tindáreo, cuyos hijos son mencionados al comienzo del
fragmento de Alcmán Primer Partenio.
Carol Salus, “Degas’ Young Spartans Exercising”, Art Bulletin 67 (1985), 501-6, expone que el
objetivo de la pintura es la seducción y que la figura que toca los pechos de la chica es masculina (504).
Sin embargo, Degas puede estar representando las reconocidas relaciones homosexuales entre mujeres.
44
14 | E D U C A C I Ó N
falda que llevaban las mujeres de algunas tribus de nativos americanos. En el grupo de
detrás se sitúa Licurgo entre las madres. El propio Degas aclaró que la roca que aparece
al fondo se trata del monte Taigeto, desde el cual se arrojaba a los recién nacidos que no
pasaban el examen oficial45. Degas estudió griego y latín y muchos años después de
haber acabado la pintura afirmó que su fuente había sido Plutarco46. No hay duda de que
esta confianza en Plutarco es un factor fundamental en el hecho de que Degas evitase
interpretaciones potencialmente más licenciosas que la representación de Demin.
La mujer lacedemonia no fue adiestrada para el combate propiamente dicho aunque
podría haber estado preparada si hubiese participado en pruebas mixtas durante el
período educativo. Platón (Las Leyes 806A) y Aristóteles (Pol. 1269b) les reprochaban
que a pesar de su preparación física no tuvieran mayor capacidad que el resto de
mujeres griegas para defender a su polis47. Cuando los tebanos invadieron Esparta bajo
el mando de Epaminondas en el año 369 a. e. c., las mujeres huyeron presas del pánico
ya que Esparta no había sido invadida nunca antes48. Es necesario señalar que en aquel
momento los espartanos no tenían mejores soldados que el resto de poleis griegas, de
ahí que fueran derrotados. Un siglo más tarde, anticipándose a un ataque de Pirro de
Epiro, Arquidamia, abuela de Agis IV, congregó al resto de mujeres para oponerse al
plan trazado por los hombres, que consistía en enviarlas de forma segura a Creta. Las
mujeres declararon que no tenían intención de seguir viviendo si Esparta era destruida y
desarrollaron una gran labor manual para ayudar a Esparta, ayudando a los hombres a
excavar una trinchera en una única noche para defenderse de los elefantes de Pirro49.
Finalmente, les dijeron a los soldados que quedaban que se fuesen a dormir y ellas
mismas acabaron las trincheras. Al día siguiente alentaron al ejército. Quelónide, esposa
del rey Cleónimo, rodeó su cuello con una soga para que no pudiesen prenderla viva
(véase cap. 4).
Martin Davies, The French School (London, 1957), 70, y véase M. H. Sykes, “Two Degas Historical
Paintings: Les jeunes spartiates s’exercent à la lutte and Les malheurs de la ville d’Orleans” (tesis de
máster, Columbia University, New York, 1964).
45
Phoebe Pool, “The History Pictures of Edgar Degas and Their Background”, Apollo 80 (1964), 306-11,
esp. 308.
46
Nicolas Richer, Les éphores: Études sur l’histoire et sur l’image de Sparte (viiie-iiie siècle avant JésusChrist) (París, 1998), esp. 83-84, ve una conexión entre los partheniai (‘hijos espurios’) que eran
enviados a Tarento y los tresantes (‘temblorosos’, ‘cobardes’), ya que a ambos se los consideraban
mujeres. Véase más adelante cap. 2 n. 45.
47
48
49
Jen. Hel. 6.5.27-8; Plut. Ages 21.4-5; Arist. Pol. 1269b37-9.
273-272 a. e. c. Plut: Pirr. 27. 2-5, 29.6. Cf. Polieno 8.49 y 70 para el apoyo militar de las
lacedemonias en Cirene. Jacoby FGrH 81, Komm. F 48, sugiere que el episodio similar de Pompeyo
Trogo en Justino se basa en Filarco. Véase David Schaps, “The Women of Greece in Wartime”, CPh 77
(982), 193-213, y Maria Luisa Napolitano, “Le donne spartane e la guerra: Problemi di tradizione”, AION
(archeol.) 9 (Naples, 1987), 127-44.
E D U C A C I Ó N | 15
Il. 3. Hilaire Germain Edgar Degas, Les jeunes Spartiates s’exercent à la lutte («Los jóvenes
espartiatas practican la lucha»). 1860. Londres, National Gallery. Foto cortesía del Consejo de
Administración de la National Gallery.
Cabe la posibilidad de imaginarse que las lacedemonias podían defenderse
perfectamente en caso de ser necesario según Plutarco (Mord. 227d12), que afirma que
el objetivo de que entrenasen el físico era posibilitar que defendiesen a sus hijos, a su
polis y su propia vida. En cualquier caso, así como escasean pruebas que demuestren
que se practicaba el adulterio en Esparta, también se carece de pruebas que testifiquen
las violaciones50. Sin embargo, durante la cruenta segunda guerra mesénica,
Aristómenes y su ejército capturaron a varias doncellas que se hallaban en un lugar
aislado bailando. Durante el transcurso de la noche los guardias intentaron violarlas,
pero Aristómenes asesinó a los más agresivos, salvó a las doncellas y las dejó en
libertad a cambio de una gran suma de dinero51. Las lacedemonias tenían fama de
arrastrar a los solteros alrededor del altar y golpearlos para que contrajeran matrimonio
en el momento oportuno52. Aunque la fuente de esta anécdota procede de un escritor
que tiende a la exageración, se deduce que las mujeres eran extremadamente fuertes,
capaces de arrastrar a un hombre en la flor de la vida, algo difícil incluso durante una
ceremonia en la que el hombre no opusiese resistencia; cabe la posibilidad que las
mujeres trabajaran coordinadas en equipo.
Cuando las actividades atléticas no formaban parte del entrenamiento femenino,
simplemente practicaban deporte. Algunas de las habilidades adquiridas servían de
utilidad para la caza. Jenofonte (Cin. 13.18) afirma que las mujeres usaban la caza como
50
Jerome párr. 308 Migne narra algunas anécdotas relativas a la violación de vírgenes espartanas en
conflicto bélico. Véase también Orosius 1.21 y Justin 3.4.1-5.
51
52
Paus. 4.16.9-10, y véase cap. 6 n. 11.
Clearco de Solos (fl. ca. 250 a. e. c.) fr. 73 Wehrli = Ateneo 13.555C. Los bomberos neoyorquinos,
tanto hombres como mujeres, son entrenados para poder llevar personas adultas de ambos sexos.
16 | E D U C A C I Ó N
divertimento y, aunque las que menciona son las míticas Atalanta y Procris, quizás las
mujeres también practicaban este deporte (véase más adelante). Además no tenían que
desplazarse lejos, ya que la región del monte Taigeto poseía gran riqueza salvaje (Paus.
3.20.4-5). No cabe duda de que, al igual que los jóvenes lacedemonios, estas podrían
acorralar a una liebre superándola en velocidad. Como ya se mencionó anteriormente,
eran adiestradas en el lanzamiento de jabalina; en este caso se especula que habrían
aumentado el consumo de proteínas ya que la carne no formaba parte de la dieta
habitual femenina si no se debía a esta razón53. Sea como fuere, las espartanas no
padecían anemia y el ejercicio les avivaba el apetito. Un poeta de la comedia media
habla de una Helena que engullía una inmensa cantidad de comida. El nombre de
Helena sugiere que era lacedemonia, o que al menos se quería que lo fuese, y su
consumo de alimento igualaba al de los atletas masculinos54.
Aparentemente, la educación en Esparta influía en la estructura social religiosa. Plutarco
exagera al asegurar que todas las deidades lacedemonias portaban armas55. No obstante,
a muchas de las divinidades principales en Esparta, entre ellas Atenea Calcieco,
Afrodita Morfo y Afrodita Areia, se las representaba como guerreras56, mientras que a
Ártemis Ortia se la representaba con yelmo, arco y lanza. A diferencia de Esparta,
Atenas representaba a Atenea, su diosa principal, completamente armada. A pesar del
antropomorfismo de las divinidades griegas, sería de ingenuos dar por supuesto que las
diosas fueran el reflejo de sus fieles57. Por ejemplo, el yelmo, el escudo y la lanza de
Atenea no tenían ninguna consecuencia directa sobre las atenienses, y a otros dioses
importantes de Atenas no se los representaba armados. Por otro lado, y según apuntan
las pruebas, en Esparta sí que tuvieron consecuencias, ya que las mujeres sí
desarrollaban habilidades marciales58.
53
Véase cap. 3 para las raciones de comida seca y las bebidas. Jen. Lac. Pol. 15-3 habla de hombres
comiendo carne en el syssitia (banquetes comunales). Los espartiatas criaban animales en sus propiedades
(Plut. Alcib. I 122d).
54
Ateneo 10.41.4d cita al cómico Heráclito (también conocido como Heráclides) en Anfitrión.
55
Máximas de Espartanos 232d5, Lac. 239a (28).
56
Paus. 3.17.6, 3.15.105 Greek Anthology, Planudian Appendix 173-76, etc., y véase J. G. Frazer,
Pausanias’s Description of Greece, vol. 3 (London, 1913), 338.
57
OCD3 s. v. Afrodita tiene en cuenta la posibilidad de que la Afrodita armada tuviese relación con la
educación femenina, pero prefiere interpretar la armadura como una referencia que contrapone a Afrodita
con su polo opuesto, Ares. Robert Parker, “Spartan Religion”, en Classical Sparta, ed. A. Powell
(Norman, Okla. 1989), 142-72, esp. 146, sugiere que los retratos de divinidades con armadura se
conservaron en Esparta desde las primitivas imágenes de culto. Véase Fritz Graf, “Women, War and
Warlike Divinities”, ZPE 55 (1984), 245-59, y cap. 6 n. 72 más adelante.
Sobre la Afrodita armada: Julianus (siglo sexto e. c., Anth. Pal. 9.447) y Graf, “Women, War, and
Warlike Divinities”, 250-51.
58
E D U C A C I Ó N | 17
Equitación
La equitación y las carreras de cuadrigas no formaban parte del plan físico tradicional
griego para la mayor parte de los chicos ni, evidentemente, para las chicas59. Sin
embargo, en toda Grecia se esperaba que entre las familias nobles hubiese jinetes y que
estos pudiesen servir en la caballería60.
Dos de los elementos por los que Esparta gozaba de fama eran las razas equinas y las
carreras. Para ser jinete se requiere más habilidad que fuerza bruta 61. Está claro que es
poco lo que se sabe de la educación de la mujer durante las épocas arcaica y clásica en
otras poleis que no fuesen Atenas y Esparta; de lo que no cabe duda es de que la
excelencia ecuestre en Esparta tuvo gran influencia en la mujer. Tanto féminas como
varones participaban de forma activa en las carreras de caballos, en la conducción de
carros tirados por caballos y en competiciones hípicas. Las pruebas escritas y los
hallazgos arqueológicos de la época arcaica demuestran la larga historia que tiene la
equitación. Por ejemplo, se hallaron fragmentos de estatuillas de terracota montando a
horcajadas y a la amazona en el santuario de Ortia62, así como un número superior de
estatuillas votivas de caballos al número de estatuillas que representaban otros
animales63. Así mismo, se descubrieron estatuillas que representaban a Helena a caballo
en el Menelaion64, similares a las encontradas en el santuario de Ortia. Las estatuillas de
bronce de ambos santuarios representan figuras femeninas que no se sabe si eran
mortales o Ártemis y Helena montando a la amazona. Las costumbres divinas no
siempre eran imitadas por las personas, pero, como la ambivalencia en la identidad de
las estatuillas deja claro, parece haber una conexión directa entre las diosas y las
mujeres en calidad de jinetes65.
59
Para la versión de Plutarco véase más adelante. Arist. Pol. 1337b24-25 enumera la lectura, la escritura,
la gimnasia, las artes musicales y quizás la pintura. En Platón, Las Leyes (804E), se le recomendaba a la
mujer montar a caballo.
60
Jen., Sobre la caballería, Hipárquico y véase Pomeroy, Xenophon, Oeconomicus 2, 219, 226, 231, 243.
61
El dueño del caballo que montó Julie Krone, primera mujer en ganar la Triple Corona, dijo de ella:
«posee unas manos preciosas y finas para cabalgar, y una buena comunicación. No hay que intimidar al
caballo, sino comunicarse con él». Joe Drape, “Krone Adds Another First to Her Accomplishments”, New
York Times, 8 de agosto de 2000, sec. D. págs. 1, 5, esp. 5.
62
Dawkins, AO, 146, todas las fechas. Algunas estatuillas de jinetes datadas entre los años 700 y 600
deben montar a la amazona: Dawkins, AO, 150.
63
Dawkins, AO, 157.
A. J. B. Wace, M. S. Thompson, J. P. Droop, “The Melenaion”, ABSA 15 (1908), 108-57, esp. 124,
todas las fechas, H. W. Catling, “Excavations at the Melenaion, Sparta, 1973-76”, AR (1976-77), 24-42,
esp. 38 e Il. 42.
64
Mary Voyatzis, “Votive Riders Seated Side-Saddle at Early Greek Sanctuaries”, ABSA 87 (1992), 25979, esp. 272,274, para catorce estatuas del santuario de Ortia, una del siglo VII, las otras del siglo VI, y
cinco del Melenaion, todas del siglo VI.
65
18 | E D U C A C I Ó N
En el Primer Partenio de Alcmán, las chicas se comparan a sí mismas con caballos
conducidos por jinetes66 y comentan que la raza colaxea era inferior a la venética y a la
ibena67. Dada la función educativa de la poesía, esta observación sugiere que las chicas
habrían adquirido un conocimiento especializado acerca de las diferentes razas equinas:
el colaxeo era un poni robusto, el venético era utilizado para tirar de cuadrigas y
competir en carreras y el ibeno era quizás celta o jónico68. También entendían las
carreras de cuadrigas y hacen referencia al caballo bridón y al piloto (línea 90). Durante
las Jacintias, las chicas lacedemonias conducían carros ricamente decorados y tenían la
oportunidad de desplegar sus habilidades ecuestres a ojos de la sociedad. Algunas
corrían en cuadrigas tiradas por caballos69 y, en algunos desfiles, cabalgaban en
carruajes en forma de grifo o hircocervo70. Aparentemente estas mujeres se divertían
mucho más que las que describía Nausícaa en la Odisea (6.37-38, 57-58, etc.), las
cuales tenían que pedir permiso a sus padres para conducir a dos mulas que tiraban de
un carro cargado de mujeres y sacos de ropa sucia.
Las espartanas no solo sabían dirigir caballos, sino también montarlos. A Agesilao II le
gustaba jugar con el «caballo de palo» con sus hijos pequeños, Arquídamo, Eupolia y
Prolyte (Plut. Ages. 25.6, Máximas de Espartanos 213.70), lo que indica que las chicas
jugaban a montar a caballo a horcajadas, y que el juguete del caballo de palo no era
considerado como un juego «exclusivo para niños». Hacia los años 220-219, al final del
reinado de Cleómenes III, la heroica esposa de Panteo huyó rumbo a la costa a galope71,
donde embarcó para unirse a su esposo que se hallaba exiliado junto con Cleómenes en
Alejandría (Plut. Cleóm. 38). Al igual que los terratenientes varones, las lacedemonias
podían ir y venir para inspeccionar sus propiedades72. Cabalgar proporcionó a las
espartanas una autonomía que no tuvo parangón en el mundo griego.
Por el contrario, en Atenas, las leyes y medidas suntuarias que buscaban restringir la
aparición pública de la mujer prohibieron que estas montasen en carruajes. No se han
hallado testimonios de que montasen a caballo73 y es poco frecuente encontrar
66
Primer Partenio, 47-59; véase también Aristóf. Lis. 1307. Teóc. Id. 18.30 compara a Helena con un
caballo tesalio, y véase cap. 6 n. 47.
67
Scholion B, fr. 6, col. i (P. Oxy. 2389).
68
J. K. Anderson, Ancient Greek Horsemanship (Berkeley, 1961), 36-37.
69
Quizás sean mulas: el texto de Ateneo no es claro. Véase más en Kaibel (ed.), Ateneo 1.317.
70
Ateneo 4.139f, Jen. Ages. 8.7, Plut. Ages. 19.5-6.
71
Para modelos públicos, obsérvese que las reinas helenísticas eran honradas públicamente con estatuas
ecuestres: véase E. Fahtham et al., Women in the Classical World (New York, 1994), 220, 222. En Roma,
se retrató a Clelia a caballo, aunque sus hazañas estaban relacionadas con la natación: Liv. 2.13.11.
72
73
Jen. Hel. 3.3.5 para espartanos varones fuera de sus propiedades.
La única excepción es una mujer que se disfrazó para hacerse pasar por Atenea y montó en una
cuadriga. Pudo, sin embargo, haber tenido un auriga: Heród. 1.60.
E D U C A C I Ó N | 19
representaciones artísticas de mujeres en carruajes, salvo en los desfiles matrimoniales.
Algunas veces, desde luego, era necesario desplazarse hacia un funeral o un festival,
aunque, según leyes tradicionales atribuidas a Solón, no les estaba permitido viajar
durante la noche salvo que el carro estuviese iluminado por una antorcha en la parte
delantera (Plut. Sol. 21.4). En Roma, donde abundaba la riqueza, la ley Oppia, aprobada
como medida suntuaria en el año 216 a. e. c., también prohibió a las mujeres cabalgar en
cuadrigas a menos que se debiese a motivos religiosos74.
La primera estrella femenina en el atletismo griego fue una laconia, algo que no
sorprende. Cinisca era hija del rey euripóntida Arquidamo II y hermana de dos reyes,
Agis II y Agesilao. El nombre de Cinisca es poco común y pudo tratarse de un apodo
para una mujer poco femenina. A su abuelo paterno Zeuxidemo también lo apodaban
Cinisco (Heród. 6.71). El significado de ‘pequeño perro de caza’ alude, quizás, al
interés por la caza75. Los nombres de su madre y su sobrina, Eupolia, (‘buen potro’)76, el
nombre de su hermana, Proauga (‘relámpago’), y el de su sobrina, Prolyte (‘disidente’),
aluden al interés por la equitación en la línea femenina. Cinisca es la primera mujer
cuyos caballos obtuvieron la victoria en Olimpia, a la edad aproximada de quince
años77. Los eleos prohibieron a Esparta participar en las Olimpiadas del año 420 (Tuc.
5.49-50). Tras la guerra del Peloponeso, Esparta atacó Elis y Agis ofreció sacrificios en
Olimpia en el año 397 (Jen. Hel. 3.2.21-31). Cinisca atravesó la meta en primer lugar y
se alzó con la victoria en dos Olimpiadas consecutivas, las correspondientes a los años
396 y 392. No es sorprendente que Pausanias (3.8.2) resaltase su ambición. Cinisca
debió saltar de impaciencia durante varios años, albergando la esperanzada de tener la
oportunidad de correr con sus caballos en Olimpia antes de morir.
La cuadriga de Cinisca fue una prueba de la gran riqueza que poseía, al igual que
algunos de sus coetáneos que también se alzaron con la victoria, entre ellos los tiranos
de Sicilia. Los monumentos conmemorativos de Cinisca reflejan lo mismo; fueron
ejemplos de un gasto notorio similar a los gastos masculinos78. Siguiendo el ejemplo de
los hombres que poseían sus propios caballos, Cinisca contrató jinetes en lugar de
conducirlos ella misma. De hecho, podría no haberse encontrado presente en muchas de
las victorias dado que a las mujeres les estaba prohibido asistir a los juegos79. A pesar
74
Liv. 34.1-8; Tac. Ann. 3.34, Val. Max. 9.1.3, Oros. 4.20.14, Zonaras 9.17.1, y véase más en Sarah B.
Pomeroy, Goddesses, Whores, Wives, and Slaves: Women in Classical Antiquity (New York, 1995), 178.
75
Según Arist. HA 608a25, las perras laconias eran más inteligentes que los machos.
76
Poralla2, n. 310.
77
Según Moretti, IAG, págs. 41, 43, Cinisca nació algo antes del año 427, probablemente alrededor del
440.
Para la pequeña ofrenda de Cinisca a Helena en el Menelaion, véase A. M. Woodward, “The
Inscriptions”, ABSA 15 (1908), 40-106, esp. 86-87, n. 90 = IGV. 1.23.
78
79
Pausanias (5.6.7; 6.20.9) afirma que las parthenoi (mujeres solteras y vírgenes) podían observar los
juegos, pero que las mujeres casadas eran excluidas. Esta disposición parece bastante improbable vista la
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de ello, su imagen permaneció en el santuario. El megarense Apeleas, hijo de Calicles,
esculpió su cuadriga, a su auriga y una estatua de la propia Cinisca80, así como estatuas
de bronce que representaban a sus caballos, aunque de tamaño inferior al real (Paus.
5.12.5), todas ellas alzadas en Olimpia. Fueron los primeros monumentos que
conmemoraron las victorias de una mujer en unos juegos panhelénicos. La elección de
Apeleas lleva a pensar que Cinisca se había preocupado en encontrar a un escultor que
procediese de una polis aliada y cuya especialidad fuesen las imágenes femeninas.
Apeleas era aficionado a representar mujeres orando81 por lo que es bastante factible
que representase a Cinisca honrando con gratitud a los dioses. Se desconoce la identidad
del autor del epigrama que se halla inscrito en la base de la estatua. El poema presenta
una métrica cuidada, sencilla al estilo «laconio» y, por supuesto, escrito en dialecto
dórico.
Cinisca está representada en el momento en que lanza el discurso:82
Reyes de Esparta mis padres y hermanos,
con el carro de caballos de rápidas patas ha vencido Cinisca
y ha erigido esta imagen. Y afirmo que yo sola entre las mujeres
de toda Grecia he obtenido esta corona.
Este epigrama fue el segundo que se compuso para conmemorar un hecho llevado a
cabo por la realeza espartana (Paus. 3.8.2). El primero lo había escrito Simónides de
Ceos y se grabó en Delfos en honor al general Pausanias, que derrotó a los persas en la
batalla de Platea. Es obvio que Cinisca debía estar acompañada por las figuras más
necesidad de acompañar a las jóvenes. Matthew P. J. Dillon, “Did Parthenoi Attend the Olympic Games?
Girls and Women Competing, Spectating, and Carrying Out Cult Roles at Greek Religious Festivals”,
Hermes 128 (2000), 457-80, esp. 461-62, sugiere que los padres acompañaban a sus hijas. Es probable
que Pausanias pensase que las parthenoi no acudiesen como público, sino como participantes en las
carreras en Elis. La única excepción (a la que no hizo referencia Pausanias) fueron la sacerdotisa de
Deméter y una mujer procedente de Éfeso: véase L. Robert, “Les femmes théores à Éphése”, CRAI
(1974), 176-81 = OMS 5.669-74. Es factible que incluso a su avanzada edad Cinisca fuese técnicamente
una parthenos. Quizás había quedado viuda siendo muy joven. En cualquier caso, no hay indicios de que
estuviese casada ni tuviese hijos, y los intentos de su hermano por manipularla (véase más adelante)
apuntan a que no tenía marido. Su dedicación única y exclusiva a las carreras pudo no haberle dejado
tiempo para dedicarse a los deberes conyugales.
80
Paus. 6.1.6: véase en Bianchi-Bandinelli, EAA, 1.460-61.
81
Su nombre pudo haber sido Apeles. Bianchi-Bandinelli, EAA 1.460-61, Plinio el Viejo HN 34.86. La
variante del manuscrito adornantes (‘que se adornan a sí mismos’) tendría sentido con bastante seguridad
también en el caso de Cinisca, cuyo carácter parece haber sido vanidoso y para nada modesto. Para los
monumentos conmemorativos, véase J. G. Frazer, Pausanias’s Description of Greece (London, 1913),
vols. 3, 4, ad loc.
82
Paus. 6.1.6 = Ant. Pal. 13.16 = IG V.1.1564a = I. Olympia, nº. 160 = Moretti, IAG, nº. 17, y Moretti, I.
Olympia, nn. 373, 381.
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ilustres, ya que había ganado dos veces la carrera hípica en los juegos panhelénicos de
mayor prestigio. Las esculturas conmemorativas de Cinisca en Elis se ubicaron entre las
de Troilo de Elis83 y las de los lacedemonios varones. Pausanias (6.2.1) incluye a
Cinisca en su apreciación de que tras las Guerras Médicas los lacedemonios eran los que
poseían mayor habilidad para criar caballos. A Cinisca no se le conoce marido o hijo84.
Sin embargo, Jenofonte y Plutarco centran su atención en la relación que mantuvo con
su hermano, el rey, que la había animado a participar en las carreras de cuadrigas en
Olimpia con el propósito de demostrar que tales victorias se basaban en la riqueza y la
inversión, pero no en la virtud (andragathia, ‘virtud varonil’)85. Ya fuese por Agesilao
estimulado por una energía mezquina y por la rivalidad con su hermana o por las
altaneras razones expuestas por Jenofonte y Platón, la anécdota apunta a que pensó que
los caballos de su hermana tenían una gran oportunidad de salir victoriosos. Como otros
hombres que poseían caballos de carreras ganadores86, Cinisca no solo atesoraba una
enorme fortuna, sino que también poseía una gran destreza en el arte ecuestre. Según
Pausanias (3.8.2), ambicionaba salir campeona de Olimpia y ser la primera mujer que se
dedicase a la crianza equina. Al aumentar la riqueza de los particulares, mucha de ella
en manos de mujeres, y con el interés creciente en el atletismo y el conocimiento
equino, era natural que las espartanas poseyesen sus propios caballos de carreras.
Cinisca perteneció al primer grupo de mujeres que amasaron grandes fortunas y que
empezaron a ser visibles tras la guerra del Peloponeso (véase cap. 4).
En honor a Cinisca se levantó un heroon, cerca de Platanistas, donde se celebraban los
juegos en los que participaban los jóvenes lacedemonios. En Grecia era algo común
elevar al atleta al estatus de héroe; Cinisca fue la primera mujer en alcanzar este estatus.
Su altar se situó junto a otros altares de héroes míticos, tales como los hijos de
Hipocoón. Con toda probabilidad el heroon fue construido tras su muerte y sirvió de
inspiración para otras mujeres87.
El ejemplo de Cinisca lo siguieron rápidamente otras mujeres, sobre todo espartanas;
Pausanias (8.1) ve en sus victorias una tendencia. De entre ellas destaca la lacedemonia
Eurileónide, que se alzó con la victoria en Olimpia sobre una cuadriga tirada por dos
caballos en el año 36888, y a la que se le levantó una estatua que se ubicó junto a otros
83
Llamado así por Troilo, famoso por sus caballos, al que Homero denominó hippiocharmes (Il. 24.257
‘que combatía en carro’).
84
LGPN 3A s. v., y véase n. 77 más adelante.
85
Jen. Ages. 9.6, sim. Arete en Plut. Ages. 20.1, y en Máximas de Espartanos, Ages. 49.
86
Véase más en Pomeroy, Families, 93-94. Al igual que Cinisca, Belistica de Macedonia recibió honores
divinos, aunque fue adorada como parte de la tendencia helenística a divinizar a miembros de las familias
reales y a algunos de sus vínculos más íntimos.
87
Moretti, IAG, pág. 44, apunta a que las esculturas de Apeles se erigieron tras la muerte de Cinisca, y
que las encargaron bien su familia, bien el Estado.
88
Moretti, I. Olympia, nn. 396, 418.
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personajes destacados como el general Pausanias en los alrededores del templo de
Atenea Calcieco (Paus. 3.8.1, 3.17.6). Las laconias Cinisca y Eurileónide fueron las
primeras mujeres en triunfar en Olimpia con sus cuadrigas. Alrededor de un siglo más
tarde, otras mujeres de la realeza y que tenían relación con la corte de los generales
sucesores de Alejandro siguieron sus pasos (véase más adelante)89.
Competiciones
Las carreras y las pruebas de fuerza, tanto para hombres como para mujeres, formaban
parte del plan de educación física que estableció Licurgo (Jen. Lac. Pol. 1.3-4, cf. Arist.
Pol. 1269b). No cabe duda de que algunas de estas pruebas se organizaban de manera
rutinaria; otras, sin embargo, formaban parte de celebraciones religiosas. Es acerca de
estas últimas de las que hay mayor información.
El único evento deportivo en el que participaban las mujeres durante las ceremonias
religiosas eran las carreras, que se celebraban en honor a Helena90, Dionisos91, Hera92 y
dioses locales denominados Driodones93. Teócrito habla en su Epitalamio a Helena
(18.22-25) de que 240 doncellas se ungían con aceite mientras los hombres corrían
siguiendo el curso del Eurotas. Se decía que las chicas tenían la misma edad que Helena
cuando contrajo matrimonio con Menelao, lo que indica que las carreras estaban
relacionadas con la pubertad. Según cuenta Teócrito, había también una competición de
belleza en la sombra que ganaba Helena (véase conclusión). La carrera femenina de los
Juegos Hereos de Elis era la que gozaba de mayor prestigio; era el equivalente femenino
a las carreras masculinas de las olimpiadas94:
89
Belistica de Macedonia, concubina de Ptolomeo Filadelfo, de la que se decía que era oriunda de Argos,
Macedonia o Fenicia, es la siguiente mujer de la que se conocen sus victorias: véase Pomeroy, Women in
Hellenistic Egypt, 53-55. Debió de conseguir sus victorias en los años 268 y 264: Moretti, IAG, pág. 42.
Tras Belistica de Macedonia, Berenice II fue la siguiente mujer en alzarse con el triunfo en competiciones
hípicas. Era originaria de Cirene. Su interés por la equitación es un testimonio adicional de los vínculos
entre Cirene y Esparta. Sobre los caballos de Cirene véase, p. ej., Píndaro, Pit. 4.2. Según Estrabón
(17.3.21 [837]), Calímaco se deshacía en elogios a los caballos de Cirene. Para un epigrama que se
atribuye a Posidipo de Pela que compara a Berenice con Cinisca véase P. Mil. Vogl. VIII. 309, XIII 3134.
90
Escoliasta de Teóc. 18.22-5, 39-40: véase A. S. F. Gow, Theocritus, vol. 2 (Cambridge, 1952), 354,
358.
91
Véase más adelante. También había una carrera llamada drionas de la que se conocen pocos datos:
véase Hesiquio. s. v. E2823 (Latte).
92
Hesiquio s. vv. Driodones, en Drionas.
93
Véase T. Scanlon, “The Footrace of the Heraia at Olympia”, AncW9 (1984), 77-90.
94
Para el vínculo entre las doncellas espartanas y las carreras de Hera, véase prefacio, y apéndice,
“Mirrors and Bronze Statuettes”.
E D U C A C I Ó N | 23
Cada cuatro años, «las dieciséis mujeres» tejen un peplo para Hera y las
mismas organizan también los Juegos Hereos. Los juegos consisten en una
competición de carreras para muchachas. No son todas de la misma edad,
sino que corren en primer lugar las más jóvenes, en segundo lugar las
siguientes a estas en edad y, finalmente, las muchachas de más edad.
Y corren de esta manera: su cabello está suelto, la túnica les llega un poco
por encima de la rodilla, y muestran el hombro derecho hasta el pecho. Estas
tienen también el estadio olímpico asignado para los juegos, pero para la
carrera en el estadio les quitan la sexta parte aproximadamente95. A las
vencedoras les dan coronas de olivo y una parte de una vaca sacrificada a
Hera y pueden ofrendar estatuas con una inscripción.
En lugar de los retratos actuales, no hay duda de que las estatuas eran imágenes de
chicas corriendo en las que se inscribía el nombre de la ganadora96. Obviamente, el
triunfo de la mujer o de su familia conllevaba la misma fama e inmortalidad que el
triunfo del hombre, y también se hallaban dispuestas a pagar por un monumento
conmemorativo.
Desnudo deportivo
El término griego gymnos significa ‘desnudo’ o ‘escasamente vestido’97. Para poder
explicar el desnudo en Esparta es necesario hacer referencia a la religión, a los ritos de
iniciación, al estímulo erótico y a los requisitos deportivos, aspectos que, a pesar de
encontrarse interrelacionados, dividiremos debido a motivos heurísticos. Nuestra
atención la ocupará la desnudez como costumbre deportiva (para otras implicaciones,
véase cap. 2 y conclusión).
P. ej., 160 metros. David G. Romano, “The Ancient Stadium: Athletics and Arete”, AncW 7 (1983), 915, esp. 14, sugiere que la longitud de la carrera femenina estaba relacionada con la medida del estilóbato
del templo de Hera en Olimpia, mientras que la longitud de la carrera masculina estaba relacionada con la
medida del estilóbato del templo de Zeus. Según Heród. 2.149, la longitud del estadio era de seis plethra
o 600 pies (168,6 m.) Según la fórmula de Romano (pág. 14), el estadio que albergaba la carrera femenina
mediría ca. 128 metros.
95
96
La chica representada anteriormente en la Il. 1 puede estar corriendo como parte de la danza, ya que
mira hacia atrás aunque, por otro lado, también podría estar pendiente de si algún rival la estuviese
alcanzando.
Para un estudio sobre la desnudez en la antigüedad, véase Larissa Bonfante, “Nudity as a Costume in
Classical Art”, AJA 93 (1989), 558-68.
97
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Las espartanas no solo vestían un peplo que dejaba al descubierto sus muslos98, sino que
habitualmente practicaban deporte completamente desnudas99, ya fuesen mujeres
adultas, embarazadas o incluso ancianas100. Los atletas masculinos descubrieron que
durante la carrera lo mejor era llevar ropa ligera o ir completamente desnudo. Incluso en
la actualidad (o al menos antes de que comenzara a usarse la licra), los corredores llevan
la menor cantidad de ropa posible. Tucídides (1.6) atribuye a los espartanos la
costumbre de practicar ejercicio desnudos.
Las chicas que participaban en las Hereas se dejaban al descubierto el hombro y el
pecho derechos101, rasgo característico de esta celebración. Ninguna de las fuentes
antiguas especifica la procedencia exacta de las chicas que competían en Elis102.
Podrían haber sido chicas de los alrededores o procedentes de la ciudad, aunque parece
más factible pensar que los juegos eran panhelénicos, aunque a menor escala que los
juegos masculinos en Olimpia103. No obstante, conociendo la tendencia ateniense a
aislar y proteger a sus mujeres jóvenes y a mantener su nombre en secreto, es poco
probable que las doncellas atenienses participasen en los juegos en Elis. En Atenas, y
seguramente en el resto del mundo griego, la mujer carecía de valor y los gastos que
causaba el viaje eran considerables. Por lo tanto, si los Juegos Hereos eran
panhelénicos, solo las chicas que vivían relativamente cerca podrían haber participado.
Teniendo en cuenta la posibilidad de que el único lugar donde la mujer recibía una
educación deportiva fuese Esparta, y dadas las pruebas históricas de la dominación
lacedemonia sobre Elis en el período arcaico, es plausible que los juegos se creasen bajo
los principios espartanos y que la mayor parte de competidoras y triunfadoras fuesen
lacedemonias. La mayor parte de las esculturas del templo de Hera eran obra de artistas
lacedemonios (Paus. 5.17.2). Finalmente, las estatuillas de bronce, fabricadas en Esparta
(véase apéndice), representan a jóvenes corredoras que ataviadas con peplos cortos
descubren el pecho derecho. Como ya mencionamos anteriormente, las prendas que
dejaban desnudo un pecho solo las vestían las chicas que corrían en los Juegos Hereos.
98
Íbico, fr. 339 PMGF; Eur. Andr. 595-601, cf. Héc. 932-36; Sóf. fr. 872 Lloyd-Jones, Aelius Dionysius
(siglo II e. c., 4-35 [140] Erbse), para chicas que vestían solo el himation, sin cinturón ni chiton; de
manera similar Mocris, un lexicógrafo (siglo II e. c., d27).
99
Jen. Lac. Pol. 1.4; Plut. Lic. 14.4-15.1; Nic. Dam. FGrH 103 F 90, cf. Anacreon fr. 99 (PageCampbell).
100
Aristóf. Lis. 78-84, Critias fr. 32 (Diels-Kranz 2.1969).
Véase más en N. Serwint, “The Female Athletic Costume at the Heraia and Prenuptial Initation Rites”,
AJA 97 (1993), 403-22. Beth Cohen, “Divesting the Female Breast of Clothes in Classical Sculpture”, en
Naked Truths: Women, Sexuality and Gender in Classical Art and Archaeology, ed. A. O. KoloskiOstrow y C. L. Lyons (London, 1997), 84 n. 15, cuestionan la fecha que Serwint atribuye a la corredora
del Vaticano (siglo V), por lo demás considerada una obra clásica de época romana.
101
102
Véase más en Scanlon, “The Footrace of the Heraia at Olympia”, 83, prefacio y más adelante.
Serwint, “The Female Athletic Costume at the Heraia and Prenuptial Initation Rites”, 419, sugiere que
el cambio tuvo lugar aprox. en el 580 cuando se reestructuró la celebración.
103
E D U C A C I Ó N | 25
A pesar de que algunas atenienses prepubescentes corrían desnudas al menos una vez en
su vida por el santuario de Ártemis en Braurón, solo las espartanas vestían de forma
habitual vestidos cortos y practicaban deporte desnudas. Además, fuentes históricas
atribuyen la institución de las carreras femeninas en toda Grecia a Licurgo. Debido a
estos motivos, por norma general se acepta que, al menos cuando la política entre
Esparta y Elis era favorable, las chicas que corrían en los Juegos Hereos procedían en su
mayoría de Esparta.
El desnudo femenino apunta a que su destreza atlética constituía una gran prioridad: lo
cierto que es que llamó la atención tanto artística como lascivamente. Íbico y escritores
más tardíos describieron a las mujeres como «piernas intermitentes» (véase más
adelante). Eurípides alude en Andrómaca (595-602), escrita durante la guerra del
Peloponeso, a las piernas desnudas y a las carreras mixtas y a la lucha. Anonymous
Iamblichi cuenta que las lacedemonias se desnudaban para hacer ejercicio104.
Aparentemente Platón tenía conocimiento acerca de las prácticas espartanas, por lo que
generalmente se acepta que el ejercicio al desnudo de las mujeres de su República
(457A) se basa en la realidad, y se refiere a ellas como atletas naturales (Rep. 456A).
También insinúa que los cuerpos de las ancianas son motivo de risa (Rep. 457B), y, de
hecho, se inspira en la desnudez de las mujeres adultas en Las Leyes (833L). En la
República (452B), todas las mujeres hacen ejercicio desnudas, aunque las más ancianas
son descritas como feas y llenas de arrugas. En Las Leyes (833C), Platón recomienda
que solo corran desnudas las chicas que no han alcanzado la pubertad, y que las
adolescentes corran vestidas hasta alcanzar la edad casadera a los dieciocho o veinte
años. La distinción que hace Platón debe de reflejarse en los retratos artísticos de las
corredoras lacedemonias, aunque el espectador moderno pueda malinterpretar las claves
en cuanto a la edad de los sujetos en el arte antiguo105. Los espejos de bronce y las
estatuillas que representan a chicas completamente desnudas parecen haber tomado
como modelo a jóvenes prepubescentes de caderas estrechas. Aquellas estatuillas que
visten el chiton representan a adolescentes cuyo pecho está totalmente desarrollado.
Quizás el grupo de mayor edad aparezca vestido debido a que ya haya alcanzado la
menarca y necesite llevar una prenda interior que absorba la menstruación106.
Tras el matrimonio, las chicas se graduaban de acuerdo con el sistema educativo del
Estado. Al menos algunas de ellas conseguían mantener todavía una buena forma física,
como informan algunos autores no espartanos. Lampito, una mujer casada, se encuentra
en una gran forma física, lo que le permite que al saltar llegue a darse con los pies en las
nalgas (Aristóf., Lis. 82), posición que las espartanas tenían que ser capaces de adoptar
104
Diels-Kranz 2.90.9, y véase Freeman, The Pre-Socratic Philosophers, 418-19.
Véase más en Christiane Sourvinou-Inwood, Studies in Girls’ Transitions: Aspects of the Arkteia and
Age Representation in Attic Iconography (Athens, 1988).
105
106
Para el taparrabos, véase cap. 6 n. 59. Mi interpretación acepta que no se creía que la menstruación
fuese señal de contaminación que restringiese la idoneidad para competir en ceremonias religiosas
limitadas a chicas.
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durante los bailes de algunas ceremonias religiosas107. Como ya hemos señalado, Platón
afirma en la República que incluso las mujeres adultas practicaban deporte desnudas,
costumbre que puede reflejar la realidad espartana. En cualquier caso, como hemos
visto, algunas mujeres adultas seguían interesándose por la equitación y es factible que
cabalgasen en los límites de sus propiedades.
La educación en durante las épocas helenística y romana
¿Existió una agogé femenina? Y, en tal caso, ¿tenía un carácter similar a la agogé
masculina? La respuesta a estas preguntas es harto complicada debido a las cuestiones
historiográficas que circundan a la agogé masculina. Según el revisionismo histórico, la
agogé que Plutarco describió con todo lujo de detalles fue en buena parte una
concepción helenística que se volvió a poner en práctica en época romana108. Por lo
tanto, aunque la descripción de Plutarco ha gozado de gran popularidad e influencia, la
información que nos ha legado Jenofonte debería ser entendida como una explicación
más precisa del sistema educativo de la época clásica. En cualquier caso, tanto los
autores antiguos como los expertos modernos están de acuerdo en que se debió
establecer algún tipo de sistema educativo femenino, fuese cual fuese el sistema
masculino109.
El poder económico de Esparta se debilitó en la época helenística (véase cap. 4).
Mantener un buen equipo para competir en carreras era caro; sin embargo, en los
registros de las victorias panatenaicas del año 170 a. e. c. se encuentra anotado el triunfo
de una lacedemonia en las carreras de cuadriga110. Esta laconia es una de los diecinueve
107
Véase más en cap. 6, n. 16.
108
Nigel M. Kennell, The Gymnasium of Virtue: Education and Culture in Ancient Sparta (Chapel Hill,
N. C. 1995), 98, 147 y pássim.
Píndaro fr. 112 Snell: «Lakaina… pathernon» citado por Ateneo 14.631c, véase anteriormente n. 41;
Jen. Lac. Pol. 1.4; Lic. 14.2; Nic. Dam. FGrH 90 F 103; etc. Véase el artículo más reciente de Ellen
Millender, “Exercise, Nudity and Spartan Female Sexual License: A Reconsideration” (artículo expuesto
en el encuentro anual de la American Philological Association, 28 de dic., 1998; resumen publicado en la
American Philological Association 130th Annual Meeting: Abstracts, 82), en concordancia con Kennell,
The Gymnasium of Virtue, 46, que trata sobre un sistema educativo femenino organizado por el Estado.
Sin embargo, en “The Elite Women of Sparta” (artículo expuesto en el encuentro anual de la American
Philological Association, 28 de dic., 1998; resumen publicado en la American Philological Association
130th Annual Meeting: Abstracts, 82), Kennell se muestra menos optimista en relación con la existencia
de una agogé formal femenina en época romana. Jean Ducat, “Perspectives on Spartan Educational in the
Classical Period”, en Sparta: New Perspectives ed. S. Hodgkinson y A. Powell (London, 1999), 43-66,
esp. 64 n. 31, argumenta que no existieron unas agelai femeninas, pero en “La femme de Sparte et la
cité”, Ktema 23 (1998), 385-406, esp. 387, apunta que hubo un sistema de iniciación y educación
femenino, aunque no se encontraba estructurado según la agogé masculina. Véase también A. Brelich,
Paides e Parthenoi, vol. 1 (Rome, 1969), 157-59.
109
Stephen V. Tracy y C. Habicht, “New and Old Panathenaic Victor Lists”, Hesperia 60 (1991), 197236, esp. 205, 213, 214.
110
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no atenienses, entre las que se incluyen siete mujeres, cuyos nombres están anotados en
los registros de las victorias de esta época (170, 166, 162 a. e. c.). Su nombre, Olimpio,
puede hacer referencia tanto a una profecía de su logro como a un apodo que aluda al
triunfo olímpico, lo que no ha sido comprobado.
En época romana, y debido a que Esparta era uno de los destinos turísticos por
excelencia, se resaltaron las características propias espartanas, acentuándose el atletismo
femenino. Los turistas extranjeros tuvieron la oportunidad de ver lo que nunca antes
había sido posible: lacedemonias entrenando. Había otras atletas profesionales en el
mundo romano por lo que, para atraer al público, las espartanas no solo debían ser
buenas atletas, sino que también tenían que dar una imagen única. Su historia y sus
tradiciones se convirtieron en reclamo publicitario. El atletismo espartano era algo
genuino. Las descripciones de Plutarco (véase anteriormente) y Propercio (3.14) indican
que el plan femenino estaba firmemente establecido y articulado en la Esparta romana.
Propercio alude a la lucha mixta desnuda; a los juegos de pelota; a los juegos con aro; al
pancracio (lucha libre); al lanzamiento de disco; a la caza; a las carreras de cuadrigas; y
al entrenamiento con armaduras. Así mismo Virgilio (Aen. 1.314-24) describe a las
cazadoras espartanas con vestidos cortos, armadas con arco y flecha y persiguiendo a un
jabalí mientras que Ovidio (Her. 16.151-52) escribe sobre una Helena desnuda luchando
en la palestra. No cabe duda de que, como otras griegas, continuaron ungiéndose con
aceite. Se dice que una laconia del siglo I a. e. c. se embadurnó con tanta manteca que el
olor hizo enfermar a una princesa gálata (Plut. Mor. 1109b). Al laconio, a su vez, le
producía repulsa el olor del perfume de otra mujer, quizás debido a que en Esparta
seguía muy arraigada la prohibición de los perfumes.
Las competiciones atléticas en las que participaban las mujeres respetables se
celebraban bajo la vigilancia estatal111. Los fragmentos de una inscripción fechada en el
siglo II e. c. señalan que los magistrados (biduoi) que se encontraban a cargo de las
competiciones efébicas también vigilaban a las doce «seguidoras de Dionisos»112. Estas
Dionisíadas eran vírgenes; once de ellas participaban en una carrera en el festival de
Dionisos113. Otra inscripción grabada en una estatua recuerda a una mujer que logró un
triunfo114. Estos juegos se fundaron bien bajo el gobierno de Tiberio, bien bajo el de
Claudio.
111
Véase P. A. Cartlegde y A. J. Spawforth, Hellenistic and Roman Sparta: A Tale of two Cities (London,
1989), 205-6.
112
SEG XI (1954), nº. 610, 1-4, y Paus. 3.11.2.
113
Hesiquio. s. v. Dionisíadas, D1888 (Latte); Paus. 3.13.7 menciona a once, y no doce, corredoras.
Kennell, Gymnasium of Virtue, 46-47, sopesa la posibilidad de que estos eventos formasen parte de la
herencia de una agogé femenina antigua.
114
SEG XI, 830. Su nombre es indescifrable, aunque el editor insinúa que podría ser Pantálida, hija de
Agis, como recoge IG V. 1.588, 2-3.
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La lucha femenina en Esparta gozaba de gran reputación. Además, desde el momento en
que el desnudo frecuentó la lucha y otras competiciones deportivas, la competición
adoptó un carácter picante (véase Il. 3). En época de Nerón, una lacedemonia se
enfrentó en Roma al senador romano Marco Palfurio Sura115. Ateneo de Náucratis
(13.602e) cuenta que los espartanos exhibían desnudas a sus chicas para que las viesen
sus invitados. Ateneo debió de exagerar: la tendencia griega a clasificar el mundo en
categorías diferentes pudo haber dado lugar a que Ateneo interpretase algunos desnudos
como una exhibición indecente y gratuita, en lugar de ver que tenían unos fines
específicos y adecuados (como hizo Plutarco). Por otro lado, si lo que cuenta es real y
según los gustos del mundo romano, esta práctica debió ser entendida como un
espectáculo escandaloso.
Interpretación social del comportamiento sexual
Plutarco (Lic. 18.4) dice que los lazos eróticos entre mujeres jóvenes y mayores eran
corrientes. En Alcmán, Primer Partenio.73, las chicas hablan de visitar a Enesímbrota,
que debía de ser quien concedía el amor entregándoles sustancias, hechizos y artilugios
mágicos que atrajesen el objeto de deseo116. Hagnón de Tarsos, filósofo académico del
siglo II a. e. c., afirma que antes del matrimonio los espartanos acostumbraban a
relacionar tanto a las jóvenes vírgenes como a los paidika (jóvenes muchachos)117.
Costura
Según Jenofonte (Lac. Pol. 1.1), Licurgo decidió sabiamente que la labor de las esclavas
(doulai) debía abastecer de vestimentas a los espartanos, aunque las doulai no eran las
únicas mujeres en Esparta que sabían coser. Para diferenciar a las lacedemonias y al
resto de mujeres griegas, Jenofonte y Platón (Las Leyes 806A) exageran el hecho de que
las primeras no tuviesen que coser. Además, el término costura englobaba a todas las
tareas domésticas que desempeñaban las griegas; de hecho, las espartanas podían coser
y vigilar el trabajo de sus esclavas, pero no tenían que coser todo el tiempo porque su
reputación no dependía de ello. Una de las Máximas que se atribuía a las espartanas
subraya esta distinción étnica:
115
Escoliasta de Juvenal 4.53: Moretti, IAG, pág. 168 para la fecha.
116
Véase más en M. L. West, “Alcmanica”, CQ 15 (1965), 188-202, esp. 199-200.
117
En Ateneo 13.602d-e: véase más en C. Calame, Les choeurs de jeunes filles en Grèce archaique, vol. 1
(Rome, 1977), 434, y en Jan Bremmer, “An Enigmatic Indo-European Rite: Paederasty”, Arethusa 13
(1980), 279-98, esp. 292-93. K. Dover, Greek Homosexuality (London, 1978), 188, interpreta el pasaje
como una penetración anal de las chicas por parte de los chicos, y afirma que «el sentido sexual original
de ‘lakonize’ habría sido ‘la práctica del coito anal’, independientemente del sexo de la persona
penetrada».
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Cuando una mujer de Jonia se enorgullecía por uno de sus vestidos que era
muy lujoso, una espartana señalando a sus cuatro hijos, muy completos en
todo, dijo: «tales debieran de ser las obras de la noble y honrada señora, y de
ellas enorgullecerse y jactarse».
Aunque las esclavas tejían las prendas de uso rutinario, las mujeres libres tejían con
objetivo ritual: en el altar de Ártemis Ortia se descubrieron utensilios de costura y
cientos de placas que representaban piezas de tela118, ofrendas que datan de la época
arcaica, aunque la mayoría pertenece seguramente a los siglos sexto o quinto119; los
testimonios literarios corroboran los hallazgos arqueológicos. Diez chicas jóvenes en un
coro sobre el cual Alcmán escribió un Partenio (1.61) entonan un canto sobre la entrega
de una capa a Ártemis Ortia. Presumiblemente, como las arréforas que comenzaron a
tejer peplos de Atenea en Atenas, participaron en la confección de la capa120. Pausanias
(3.16.2) afirma que cada año las mujeres tejían un chiton para Apolo Amicleo en una
habitación denominada Quitón121.
El xoanon (imagen de madera) de Ártemis Ortia vestía un polos (atuendo para la cabeza
que representaba la bóveda celeste) y un vestido previamente tejido que llegaba hasta
los pies122. La figura debía ser pequeña y liviana, ya que la sacerdotisa la sostenía
durante la ceremonia de la flagelación (Paus. 34.16.10)123. Por lo tanto, la confección
118
Utensilios de costura: Dawkins, AO, pl. 185, nn. 14, 15, 17, 23, 24; utensilios aptos para su uso:
Dawkins, AO, 242, pl. 174, nn. 2; placas: Dawkins, AO, pl. 181, 27, 28; pl. 185, nn. 12, 21, 22; pl. 186,
nn. 20, 21.
Para estas ofrendas votivas, véase el artículo más reciente de Lin Foxhall, “The Women of Artemis
Orthia, Sparta” (artículo expuesto en el encuentro anual de la American Philological Association, 28 de
dic., 1998; resumen publicado en la American Philological Association 130th Annual Meeting: Abstracts,
83).
119
120
De igual manera, cada cuatro años dieciséis mujeres de Elis vestían un peplo para el xoanon de Hera y
organizaban los Juegos Hereos: Paus. 5.16.2, 6.24.10. Es probable que se comenzasen a tejer los peplos
de Hera aprox. en el año 575 al mismo tiempo que se introducían las dieciséis mujeres en las Hereas:
Paus. 1.16.5, John Magruder Mansfield, “The Robe of Athena and the Panathenaic Peplos”, (tesis
doctoral en la University of California, Berkeley, 1985), 470.
121
No se sabe con certeza si esta práctica comenzó durante la época arcaica, ya que las estatuas de Apolo
estaban tradicionalmente desnudas. Véase más en Irene Bald Romano, “Early Greek Cult Images” (tesis
doctoral en la University of Pennsylvania, 1980), 103, que duda sobre el hecho de que se tejiese de forma
anual una prenda que vistiese a una estatua apolínea en forma de columna de 30 codos. Sobre la
vestimenta de las estatuas, véase Frazer, Pausanias’s Description of Greece, vol. 2, 574-75, y véase ahora
Irene Bald Romano, “Early Greek Cult Images and Cult Practices”, en Early Greek Cult Practice:
Proceedings of the Fifth International Symposium at the Swedish Institute of Athens, 26-29 June, 1986,
ed. R. Hägg, N. Marinatos, y G. C. Nordquist (Stockholm, 1988), 127-34.
122
Una placa de marfil con una imagen de la figura de culto muestra patrones textiles grabados. Para la
placa: Dawkins, AO, 208, y pl. 96, n. 2. Para la costura: Romano, “Early Greek Cult Images”, 123 en
contraposición a P. Ziehen, “Sparta”, RE 18.3 (1949), col. 1466.
La estatua de culto de Hera mediría seguramente siete pies, o menos: Romano, “Early Greek Cult
Images”, 441. Pausanias (5.17.1) se refiere a ella como una agalma (imagen).
123
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cada año o cada cuatrienio de prendas para las divinidades no pudo haber sido una carga
pesada para las espartanas. Además, la necesidad de tejer prendas no conllevaba la
obligación de preparar madera ni de llevar a cabo tareas tediosas y sucias tales como
lavar, batir, peinar, cardar, teñir o hilar. En lugar de eso, como hizo Helena, que hilaba
con su rueca dorada124 (servidora cree que no de manera muy enérgica), a las espartanas
no se les pedía que empleasen mucho trabajo en la confección de atuendos para sus
imágenes de culto. Alcmán menciona al menos a diez chicas en el Primer Partenio, y
solo confeccionaron una capa. Vestir el xoanon de Ártemis era similar a vestir a una
muñeca enorme.
Por el contrario, las atenienses no solo cosían para los oikos (familia, hogar, propiedad),
sino que también eran responsables de tejer un peplo para Atenea año tras año. Es
bastante probable que la imagen de madera no fuese de tamaño real, y que la tela
representada en el friso de las Panateneas midiese alrededor de 2,0-2,5 x 1,8-2,3
metros125. Cada cuatrienio, sin embargo, su trabajo aumentaba. El peplo que tejían las
atenienses para las Grandes Panateneas era un tapiz elaborado, de tamaño tal que se
suspendía como una vela en el Barco Panatenaico126. Es plausible que este alcanzase
aproximadamente entre cuatro y ocho metros cuadrados127, y todo el que acudía al
festival podía admirar o criticar el resultado.
Debido a que las vestimentas espartanas estaban menos elaboradas que las atenienses,
las mujeres que tejían en Esparta tenían menos trabajo. Los chicos jóvenes vestían un
chiton o iban desnudos: se les asignaba una sola capa para todo el año, y no dormían
sobre colchones, sino sobre paja que ellos mismos se ocupaban de reunir (Plut. Lyc.
16.6-7). Los hombres adultos llevaban una capa roja corta y se los enterraba solo con tal
capa y una corona de hojas de olivo128. Puesto que las capas formaban parte de una
especie de uniforme, el Estado era quien debía proporcionarlas. Los peplos de las
mujeres eran extremadamente cortos: para correr vestían el chiton exomis (túnica de una
sola manga) que rara vez cubría las rodillas. A diferencia de las atenienses, no era
habitual que llevasen muchas capas de ropa. Es factible que vistiesen según el tiempo
atmosférico (véase cap. 2, Il. 4, crátera Vix y conclusión). No era el vestido lo que
llamaba la atención, sino su sobriedad. Cuando las mujeres se prepararon para excavar
una trinchera para defender el ataque de Pirro de Epiro, algunas vestían prendas
externas (himatia) sobre sus túnicas, y algunas simplemente vestían túnicas
(monochitones, Plut. Pirr. 27.3). El inteligente tirano de Siracusa Dionisio I pensó que
unos costosos chitones sicilianos para las hijas de Lisandro serían un soborno al que no
124
Homero, Od. 4.131-35. Teócrito (18.33-34) describe a Helena como una hábil hilandera y costurera.
125
Mansfield, “The Robe of Athena”, 6, 23 n. 14.
126
Mansfield, “The Robe of Athena”, 98, 89 n. 26.
127
Mansfield, “The Robe of Athena”, 58.
128
Aristóf., Lis. 1138-41, Jen. Lac. Pol. 11.3, Plut. Lic. 27.2-4, Mor. 238d, Eliano VH 6.6.
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podría resistirse. Al principio Lisandro rechazó aceptarlos, pero más tarde, cuando el
emisario siciliano le mostró dos vestidos y le pidió que eligiese uno para su hija,
Lisandro cogió ambos, ya que tenía más de una hija (Plut. Lis. 2.5). No cabe duda de
que el visible aumento de propiedades privadas tras la guerra del Peloponeso también se
vio reflejado en los armarios femeninos.
El corto chiton exomis que llevaban las espartanas causó tanto revuelo entre el resto de
Grecia como la minifalda en los años sesenta. Ártemis retratada como cazadora y las
amazonas eran las únicas mujeres conocidas en el mundo griego por llevar tales faldas
cortas, y solo aparecían en el arte, nunca en la vida real. El hecho de que las
lacedemonias tuviesen una gran condición física debió hacer que sus escuetos vestidos
las favoreciesen. Por el contrario, las atenienses respetables practicaban como único
ejercicio las tareas domésticas, normalmente de puertas para adentro o en los patios de
sus casas. Las artes plásticas retratan a las atenienses totalmente vestidas bajo muchas
capas de ropa, con faldas que alcanzaban los tobillos, e incluso las chicas llevaban
largos vestidos. En las leyes suntuarias promulgadas por Solón se juzgaba necesario
especificar el límite de cantidad de ropa que las atenienses debían incluir en sus dotes,
llevar en funerales, o usar para vestir al difunto129.
La costura era la única actividad femenina que la mayor parte de los griegos
consideraba de provecho130. En los hogares acaudalados se tejía más de lo que se podía
utilizar, lo que provocaba que las prendas se almacenasen, sirviesen como regalos,
formasen parte de la dote o, en caso de necesidad monetaria, se vendiesen o se
comerciasen en la plaza del mercado. En Esparta, ningún hombre o mujer desarrollaba
actividades cuyo fin fuera la producción de objetos para uso propio o para la venta. De
hecho, estaba prohibido.
Los nombres de las atenienses que tejían el peplo para Atenea no fueron desvelados
hasta la época helenística. Sin embargo, como cualquier griego de signo masculino que
alcanzase la fama, las espartanas fueron conscientes de su labor, algo que se hizo llegar
al observador. Su orgullo reluce en la poesía de Alcmán, en las Máximas de mujeres
espartanas de Plutarco y en las dedicatorias de las imágenes de victoria en el santuario
de Hera en Elis y el santuario de Zeus en Olimpia. Como chicas y mujeres, las
espartanas dejaron su huella en los registros históricos en el contexto panhelénico.
129
130
Plut. Sol. 20.8, 21.4-5, y véase más en Pomeroy, Families, 101.
Sobre las mujeres y la costura véase más en Pomeroy, Xenophon: Oeconomicus, 60-64, 270, 274, 284,
297, 307.
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