Declaracion sobre el Casamiento de Arzobispo

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Declaración sobre el Casamiento de Arzobispo Emmanuel Milingo
y Maria Sung, y su Resultado
Federación de Familia para la Paz Mundial y Unificación
Roma, Italia, Septiembre, 2001
Los inesperados y dramáticos sucesos que rodearon el retorno del Arzobispo Emmanuel Milingo a Roma, su
audiencia personal con el Santo Padre, y su decisión final de dar por terminado el matrimonio de cuatro meses
con Maria Sung y retomar su compromiso a su voto de celibato ha capturado la atención de Italia y el mundo.
Para muchos en la prensa y el público en general, esto fue la opera de bañera en verano o la telenovela que
proveyó diversión durante las soñolientas vacaciones del mes de Agosto en Italia. Las sensacionales historietas
de raptos, hipnosis, y manipulación mental, todo sin fundamento en los hechos, saciaron la imagen de un
ataque contra la Santa Iglesia por parte de un culto siniestro y diabólico. Imagen que periodistas acuciosos y
objetivos rechazan inmediatamente.
A nivel más profundo, los analistas sociales y teológicos han visto estos eventos en el marco de un
enfrentamiento entre la Iglesia Católica y La Federación de Familias para la Paz Mundial y la Unificación,
fundada por el Revdo. y Sra. Sun Myung Moon. Tal caracterización es vergonzosa para el Vaticano, que no
reconoce formalmente a la FFWPU, y frustrante para la Federación de Familias, que, afirma el ideal del
matrimonio y la familia como el valor más santo y más alto, por sobre todo principio religioso, y no pretende
"atacar" la fe Católica o ninguna fe en particular. Mientras la prensa internacional incesantemente buscaba
evidencia de hostilidades y acusaciones, un análisis más atento da a conocer posiciones inevitables, intereses
y malentendidos por las partes involucradas.
I. La Iglesia Católica Romana.
Aunque la FFWPU no puede presumir hablar por la fe Católica, hay ciertas realidades religiosas y doctrinales
que son claras. Para la Iglesia Católica, el casamiento de Emmanuel Milingo y Maria Sung realizado el 27 de
Mayo del 2001 es inválido y no pudo reconocerlo. Desde ese punto de vista, el Arzobispo solo tuvo una opción
a seguir para mantenerse en la iglesia que él claramente deseaba conservar: renunciar al casamiento y retomar
el celibato. Este era un punto entre el Obispo y su iglesia, y la iglesia no deseaba originalmente discutir el
asunto con Maria Sung. La renuencia del Vaticano para facilitar una reunión entre el Arzobispo y Maria, y su
evidente falta de voluntad de discutir el asunto, aunque criticado por quienes defienden y apoyan a María y
otros, radica en esa falta de reconocimiento.
La demanda de esta mujer de reclamar su derecho de hablar con su esposo, y la consistente manifestación
pública del arzobispo de que él deseaba lo mismo, fue algo inesperado. La incursión de esta unión herética
ante la opinión pública fue algo vergonzoso. La determinación de ayunar de María, que agregó peso moral a su
causa, fue una presión inusitada. El acostumbrado sensacionalismo calculado de los medios al publicar y
dramatizar su situación desde luego pareció como un ataque. Para aquellos de la Iglesia Católica que solo
tienen una caricatura de la Federación de Familias como un culto, o no tienen la más mínima valoración de los
profundos principios en que descansa la Ceremonia de Bendición Matrimonial en que el Arzobispo y Maria han
participado, juzgan el asunto incorrectamente como una promoción calculada o una mera fachada.
Mucho más profundos son los puntos levantados por el casamiento del Arzobispo: cuestiona sobre el valor del
celibato y el sacerdocio, las indiscreciones morales, antes ocultadas, que cada vez más salen a la luz. Estos
son los puntos levantados por el Arzobispo Milingo como una parte importante de su motivación para casarse.
Estos son asuntos importantes aunque sensitivos, y su discusión esta viva dentro de la iglesia ahora. El
casamiento público de Arzobispo Milingo ha traído atención fresca a estos intereses, y sus ultimas
consideración no son parte de esta declaración.
II.
La Federación de Familias para la Paz Mundial y la Unificación
Es importante comprender que la visión de la FFPMU del matrimonio y la familia inevitablemente condujo a una
contradicción con la ortodoxia Católica Romana. A simple vista, la visión de la Federación de Familia de
matrimonios centrados en Dios es totalmente consistente con el principio fuerte de familia que yace en el
corazón de la fe Católica. La santidad de la vida, oposición al aborto, eutanasia, control de la natalidad, y otros
intentos de intervenir en el proceso divino de la vida son principios compartidos por ambos grupos. Hay claras
diferencias sacramentales en las ceremonias, pero las verdaderas contradicción son aún más profundas.
A su nivel más simple, la ceremonia de Bendición Matrimonial en la que el Arzobispo Milingo y Maria Sung
participaron es una afirmación espiritual e interreligiosa sobre la familia como la primera institución establecida
por Dios en el Jardín del Edén, y como el fundamento en todas las religiones y sociedades para el desarrollo
moral individual, armonía social y paz mundial. Clérigos y seguidores de muchas fe participan en estas
ceremonias sobre esta base universal. ¿Pero por qué permitiría la Federación de Familias participar a un
prelado Católico, que juró al celibato?
El núcleo de la Ceremonia de Bendición Matrimonial es el conocimiento Unificacionista de que la caída fue, en
realidad, no solamente la separación del individuo de Dios, sino la destrucción y caída de la familia como el
vehículo para el amor verdadero de Dios. Adán y Eva, antes bendecidos y abrazados, fueron maldecidos y
expulsados del Jardín. Al momento que ellos se separaron de Dios, esposo y esposa se separaron también el
uno del otro por la desconfianza y la acusación. Padre e hijo, hermano y hermano se separaron también, y Dios
ya no estuvo más presente en la primera familia humana.
Es la convicción de la Federación de Familia que el trabajo definitivo de todas las religiones es la restauración
del ideal de Dios de la familia, y que en este nuevo milenio comienza una nueva era de cooperación
interreligiosa, centrado en la familia. La Federación de Familias de hecho tiene profundo respeto por la tradición
de celibato sacerdotal, como protector de la pureza del amor a lo largo de la historia de inmoralidad sexual y
amor falso del hombre. Pero la solución a la inmoralidad no es ocultarla, pretendiendo que no existe, sino
limpiarla mediante el amor duradero y Matrimonios Santos. Nosotros creemos que es el momento, para
trascender los límites tradicionales de todas las fe, y restablecer la tradición original de familias centradas en
Dios, como dijo Jesús en Mateo 19: 4-9.
La Federación de Familia respeta todas las religiones que enseñan a vivir para otros y la pureza moral. La fe
Católica Romana en particular es un ejemplo global de estas virtudes en práctica. El Papa Juan Pablo II ha sido
un ejemplo de compasión, conciliación y unidad, y es amado por miembros de la Federación de Familias en
todas partes. Pero nosotros reconocemos que la solución a los problemas de la humanidad no radica en las
tradiciones de la iglesia Romana ni en la iglesia del Rev. Moon, sino en la restauración de la primera institución
de Dios, la familia, en donde los seres humanos deben aprender amor, moralidad, y vivir para los demás.
III. La Confrontación.
Es importante anotar que, a pesar de la inferencia de "amargura" o "ataque," por parte de los medios de
comunicación la única crítica expresa por representantes de la FFPMU fue en lo concerniente a la renuencia
evidente del Vaticano de abordar el asunto, y que se cumplieran promesas que se habían hecho. En dos
ocasiones Maria Sung, al ver una carta o una videocinta de su esposo, lloró con comprensible emoción
declarando que su esposo estuviera bajo el efecto de drogas o víctima del lavado de cerebro. Pero ningún
portavoz de FFPMU jamás hizo tales cargos difamatorios, tampoco se animó a Maria a hacerlo.
Aunque el Arzobispo Milingo fue claramente separado de su esposa, mediante un plan reconocido
públicamente por sus perpetradores, ninguna sugerencia se hizo de un complot que involucrara altos
funcionarios de la iglesia Católica. Jamás se concibió o implementó un plan para denunciar o acusar legalmente
a la Iglesia Católica. Hubo una declaración apresurada por un portavoz Italiano de la FFPMU en el sentido de
que posiblemente se estuvieran utilizando técnicas clásicas de deprogramación en el Arzobispo, pero no fue
dirigido hacia ninguna institución o funcionario Católico, y se basó en información de los seguidores del
Arzobispo mismo.
Con el paso de los días la intensidad de la disensión aumentó, la Federación de Familia comenzó a recibir
llamadas telefónicas y testimonios escritos de muchos que sostenían haber sido victimizados por amores con
sacerdotes, niños ilegítimos, abortos forzados, e incontables formas de otros escándalos. Nosotros hicimos una
decisión prudente y clara para evitar tales alegaciones coercitivas y escandalosas, por el respeto a la dignidad
de la fe Católica y la simple pureza de la causa de María. Desde el comienzo, su pedido fue claro, y reclamaba
simplemente: el derecho de reunirse con su esposo en privado, sin interferencias, para decidir el futuro de su
matrimonio. Y desde el principio la posición de la FFPMU fue igualmente clara: apoyar el derecho de Maria
Sung de reunirse con su esposo, y la intención públicamente manifiesta del Arzobispo de reunirse con su
esposa, y cumplir la promesa de honrar el resultado de tal reunión. Estas intenciones nunca variaron, y se
sostuvieron. Los diplomáticos de Corea del Sur quienes mediaron en la situación pueden dar testimonio de la
sinceridad, flexibilidad, y honradez con que los miembros de Federación de Familia encararon este problema.
IV. El Arzobispo Emmanuel Milingo y Maria Sung
Al centro de esta trágica historia queda esta pareja, cuyo amor y preocupaciones de uno hacia otro se mostró
claramente de principio a fin. En cada apariencia pública desde su regreso, el Arzobispo mostró su ternura y
sentimientos hacia esta mujer. Las aseveraciones de que el matrimonio era una mera farsa fue desmentida en
la bien conocida despedida de tres horas con lágrimas. Sin proferir recriminaciones, ni intercambio de
acusaciones. Tomados de la mano y por un momento abrazados el Arzobispo le explicó su lealtad y amor
profundo por la iglesia y el llamado irresistible del Santo Padre, él le dijo que la amaría por siempre como una
hermana, mientras Maria rogaba que se quedara. Todos los presentes fueron conmovidos por la sinceridad y
profundidad de los sentimientos expresados. No fue un simple encuentro cosmético o una fría formalidad. La
iglesia ha ganado apropiadamente la devoción de uno de sus hijos, pero Maria merece el reconocimiento y
respeto de una relación verdadera y total.
¿Y qué del pasado Maria Sung? Aunque ella había compartido su vida anterior con el Arzobispo, ella rehusó
discutir el creciente interés de su corta vida en Nápoles, y un secreto que ella quería proteger. ¿Su razón? Ella
no quiso distraerse ni distraer la atención pública de su principal objetivo que era reunirse con su esposo. Ella
se prometió que una vez que ellos se unieran nuevamente, ella le contaría a Italia y al mundo quien era ella y
todo lo ocurrido.
Cuando la pareja decidió separarse, Maria continuó protegiendo su pasado. Pero determinados periodistas
desenterraron la verdad: ella había estado casada antes con un napolitano. Pero al descubrirse la verdad, era
claro una vez más, que María había sido la víctima. Ella se había comprometido con un hombre quien, si ella
saberlo, no se había divorciado aún de su matrimonio anterior. Cuando ella descubrió la verdad, Maria esperó
meses y años por él. Cuando él fracasó en liberarse a sí mismo y comprometerse a ella totalmente, María se
alejó. Este era el secreto, que María guardó para proteger al Arzobispo Milingo más que a sí misma.
¿Conoció el Arzobispo a María antes de que ellos se casaran? Ella dio a conocer ampliamente que ella lo había
tratado meses antes, y de hecho le había curado de parálisis mediante medicina oriental. Pero lo que no tiene
ninguna discusión es que la idea de casamiento existió hasta apenas días antes que ellos se casaran. Y él
mismo ha reconocido públicamente que el casamiento habido sido la idea menos pensada en su mente.
V. Conclusiones
Un análisis honesto debe reconocer que el conflicto dentro del corazón del Arzobispo Milingo, el cual dio a
conocer públicamente el 8 de Agosto del 2001. Desde el momento en que él se casó con Maria hasta su
renuncia a ella, el Arzobispo proclamó su lealtad a la fe Católica, e hizo saber que el Rev. Moon nunca le pidió
que se convirtiera. El Arzobispo y los que le apoyaron pudieron haber sido ingenuos al esperar que la iglesia
cambiaría para acomodar su nuevo papel definiéndolo como prelado casado. Pero cuando se vio forzado a
hacer una elección entre el matrimonio y la iglesia, el Arzobispo Milingo eligió lo qué él había mantenido
siempre como su prioridad -seguir al Papa- y permanecer Católico. La Federación de Familia, como
coherentemente prometimos, apoyamos su decisión, y la Iglesia Católica Romana parece tener prescrita una
trayectoria para su perdón y conciliación.
Muchos se preguntan quien ganó o perdió en esta situación. Algunos indican al retorno del Arzobispo al seno
de su fe, mientras otros consideran que fue la cobertura mundial de la FFPMU durante el incidente. Tales
consideraciones, aunque interesantes, son secundarias. Los verdaderos perdedores son el Arzobispo Milingo,
cuyo futuro tanto en la opinión pública como actividad de la iglesia tiene todavía un signo de interrogación, y
María, quien hizo un compromiso de fe y se clavó a él, y fue victimizada por fuerzas y decisiones más allá de su
control.
Pero el Arzobispo y María son ganadores también. Monseñor Milingo, siempre controversial, ha levantado
cuestiones profundas que repercutirán dentro de las paredes de la iglesia de ahora en adelante. Aún su alta
devoción a la iglesia y al Vicario de Cristo sobre la tierra surge como su más fuerte valor. La simple devoción de
María es conmovedora, ya que ella se ha determinado no tener otro esposo, apoyará y esperará al Arzobispo
hasta la eternidad. Ambas son una expresión de su respeto hacia la devoción del arzobispo por la iglesia como
también un testimonio de su convicción que su Bendición matrimonial es verdadera y eterna.
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