Dossier Los FeosTeatro

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La
Compañia
No nos vamos a andar ni con eufemismos ni con medias palabras:
reclamamos nuestro derecho a ser feos y no avergonzarnos por
ello. Asumimos nuestra fealdad con toda la diginidad de la que
somos capaces de mostrar en público.
Afeados por las ircunstancias que nunca nos permitieron elaborar nuestra fealdad, decidimos, los feos quienes forman esta
compañía, mostrarnos tal cual somos. La fealdad regirá el destino de esta compañía teatral que nace con vocación de fracaso.
No nos asusta la derrota porque la fealdad ha curtido nuestra piel
y nuestra defensa emocional y es por ello que nuestros proyectos solo contemplarán la consecución de un objetivo primordial:
exorcizar el mal que la belleza y la pulcritud nos han inoculado.
Estamos dispuestos al combate.
Nadie habla aquí de encontrar la belleza en la fealdad, hemos dicho que no nos andaremos con eufemismos, sino de encontrar la
fealdad en la fealdad, hallar aquello que no puede ser rescatado
desde el sentimiento paternalista que lanza la hermosura de la
media aritmética.
Los que forman esta compañía han escuchado en algún momento sentencias tales como “es mono”, “es peculiar”, “es diferente” cuando en realidad oían “es feo”, “es feo” y “es feo”. Nuestros
espectáculos no serán monos, ni peculiares ni diferentes, serán
feos y nada más que feos y todo aquello diferente a la fealdad que
provoquen deberá contar en el haber de los espectadores y no el
nuestro. Declinamos toda responsabilidad si nuestras historias
y personajes provocan otra cosa que no sea la sensación de contemplar la fealdad.
Deseamos compartir nuestra fealdad. Deseamos extender la fealdad. Somos una compañía fea para espectadores guapos porque
para nosotros todos los espectadores son guapos y, por tanto,
susceptibles de ser mutados en su naturaleza bella.
La
Compañia
No nos vamos a andar ni con eufemismos ni con medias palabras: reclamamos
nuestro derecho a ser feos y no avergonzarnos por ello. Asumimos nuestra fealdad con toda la dignidad de la que somos
capaces de mostrar en público.
Afeados por las circunstancias que nunca
nos permitieron elaborar nuestra fealdad,
decidimos, los feos quienes forman esta
compañía, mostrarnos tal cual somos. La
fealdad regirá el destino de esta compañía teatral que nace con vocación de fracaso.
No nos asusta la derrota porque la fealdad ha curtido nuestra piel y nuestra
defensa emocional y es por ello que
nuestros proyectos solo contemplarán la
consecución de un objetivo primordial:
exorcizar el mal que la belleza y la pulcritud nos han inoculado. Estamos dispuestos al combate.
Nadie habla aquí de encontrar la belleza en la fealdad, hemos dicho que no
nos andaremos con eufemismos, sino de
encontrar la fealdad en la fealdad, hallar
aquello que no puede ser rescatado desde
el sentimiento paternalista que lanza la
hermosura de la media aritmética.
Los que forman esta compañía han escuchado en algún momento sentencias tales
como “es mono”, “es peculiar”, “es diferente” cuando en realidad oían “es feo”,
“es feo” y “es feo”. Nuestros espectáculos
no serán monos, ni peculiares ni diferentes, serán feos y nada más que feos y todo
aquello diferente a la fealdad que provoquen deberá contar en el haber de los
espectadores y no el nuestro. Declinamos
toda responsabilidad si nuestras historias
y personajes provocan otra cosa que no
sea la sensación de contemplar la fealdad.
Deseamos compartir nuestra fealdad.
Deseamos extender la fealdad. Somos
una compañía fea para espectadores
guapos porque para nosotros todos los
espectadores son guapos y, por tanto,
susceptibles de ser mutados en su naturaleza bella.
La gente fea no
se baña en la playa
La playa es un lugar terrible. Es maravillo y terrible a la vez. Es maravilloso para
quienes pueden quitarse la camiseta con
absoluta tranquilidad y es un lugar terible
para quienes quitarse la camiseta supone
un esfuerzo titánico.
Los protagonistas de esta nuestra historia pertenecen al segundo grupo, a quienes consideran un suplicio despojarse de
la camiseta aunque estén en la playa y lo
habitual en la playa sea despojarse de la
camiseta.
A través de su angustia, de su miedo, de
su zozobra y de su torpeza, asistiremos a
un espectáculo sobrecogedor en el que la
risa podrá congelársenos incluso bajo el
sol abrasador de la playa. Es un espectáculo para reír..., ¿o no?
Y además hay un eclipse.
El Equipo
Juan Alberto Salvatierra López
Es feo y nació en Algeciras. Algeciras es una de las
ciudades más feas de Europa y quizá esto influyó en
su propia fealdad. Cursó estudios de Interpretación
y Dirección de Escena en la Escuela Superior de Arte
Dramático de Málaga, ciudad donde también desarrolló toda una justificación a su propia fealdad que con
el tiempo se plasmaría en su obra dramática. Como
dramaturgo ha obtenido algunos reconocimientos hermosos tales como el premio Miguel Romero Esteo o el
accésit Marqués de Bradomín y como director ha tenido
la suerte de trabajar con compañías tan guapas como Remiendo Teatro o Tenemos gato. Imparte clases feas de literatura dramática para alumnos inteligentes en la ESAD de Málaga. El encuentro con los otros feos que participan
en esta compañía ha sido uno de los momentos más bizarros de su vida.
Antonio Romero Cortés
Es un feo nacido en la ciudad cordobesa de Lucena.
Decidió abandonar su ciudad para estudiar Interpretación en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga donde coincidió con los otros dos integrantes de la
compañía. En ese momento no emprendieron un camino
artístico juntos porque se veían demasiado feos como
para compaginar encima de un escenario. La mayoría
de los mejores profesores de interpretación de este
país han admirado la fealdad de Antonio: desde Antonio
Fava hasta William Keen pasando por Julio Fraga. Su
fealdad no le ha impedido, sin embargo, encarnar una miríada de personajes
para compañías como El Ojo del Bululú o Remiendo y, lo más asombroso, en
algunos de ellos interpretaba a un galán. Su fealdad no es óbice para que se
atreva con la dramaturgia, la dirección y la docencia, labores todas que ejerce con absoluta profesionalidad.
El Equipo
Antonio Ramos Leiva
Considerado democráticamente como el menos feo de la
compañía, Antonio Ramos Leiva nació en Málaga. En esta
misma ciudad cursó los estudios de Interpretación en la Escuela Superior de Arte Dramático. Se llevaba bien con Antonio Romero pero no tan bien con Juan Alberto Salvatierra.
Puede que el ser considerado el menos feo de la compañía
tenga que ver con el hecho de que Antonio Ramos Leiva viajara a Italia y se especializara en Commedia dell’Arte con
profesores tan guapos como Antonio Fava. Fundamental
para él fue ingresar como actor feo en la hermosa compañía granadina de Laví e Bel con la que ha obtenido bonitos premios a nivel colectivo e incluso a nivel individual, habiendo sido distinguido como el actor revelación
para quienes otorgan los premios de Teatro Musical.
Karla Meneses
Ella es, sin duda, la nota discordante en esta compañía:
es guapa. Aún no sabemos cómo una actriz tan guapa
ha acabado trabajando con unos actores y director tan
feos. Nació en Oaxaca, en México, y aún desconocemos
si este dato está relacionado con su belleza. En su país
natal se formó como actriz, nutricionista y escritora.
Todo a la vez. Ha entrenado disciplinas tan dispares
como la danza Butoh y el circo. Es licenciada en Nutrición y Ciencia de los Alimentos y, por si fuera poco,
ganadora de certámenes literarios otorgados por instituciones de prestigio. En España, además de tropezarse con los feos, ha
seguido formándose y decidido cursar los estudios de Arte Dramático en la
RESAD de Madrid en la disciplina de Interpretación Gestual. Solo una actriz
guapa sería capaz de centrarse en la interpretación gestual.
Unas palabras sobre la
dirección y la dramaturgia
Siento, al hablar de “La gente fea no se
baña en la playa”, que yo no he dirigido
esta obra pese a que en el cartel y en
este mismo dossier aparezca mi nombre asociado a la dirección escénica y
sea a mí, indudablemente, a quien ha
correspondido la mayoría de las decisiones de carácter artístico que se
aprecian en el escenario.
Sin embargo, considero que el trabajo
de dirección no ha sido más que una
prolongación del trabajo dramatúrgico pero no sobre el papel, sino sobre el
escenario, no con personajes de ficción
sino con actores. Quizá sea esta, para
mí lo es, una de las ventajas de escribir y dirigir a la vez: la frontera entre
ambos territorios se disipa y permite
un diálogo más fluido entre la escritura y su concreción escénica. La palabra
escrita ha ido y venido de los ensayos
con mucha fluidez.
Me resulta complicado hablar del
género al que pertenece esta pieza.
Creo que esta es una tragedia sobre
cosas cotidianas, sobre cosas tan
pequeñas, tan pequeñas, que puede
resultar hasta cómico. Hay risas, o las
esperamos, pero confiamos en que
estas se hielen ante la tragedia que se
cierne sobre los personajes.
Ausentándome voluntariamente de la
figura del regisseur omnipotente, los
propios actores han tenido que tomar
decisiones que normalmente escaparían a su control y dominio, enriqueciendo no solo la puesta en escena
sino, y es lo más importante, la propia
creación del personaje dramático.
Dos ideas han vertebrado este proceso
de escritura sobre la escena: dos feos
y una guapa en la playa y un eclipse.
Con esta premisa básica, los actores y
yo hemos ido configurando, sobre una
base estética previamente pactada, los
elementos que acabarían conformando la obra completa. No es mucho, lo
sé, pero tampoco hacía falta más para
concretar nuestro propósito.
La playa puede resultar un lugar infernal para quienes sienten sobre sí el
peso de la mirada del otro y para los
protagonistas de esta historia, lo es. La
disposición escénica circular pretende
subrayar este aspecto permitiendo a
los espectadores observar y, al mismo
tiempo, ser observados.
La sencillez, la diversión y la honestidad han guiado el proceso de ensayos
de esta pieza y esos mismos principios
han quedado plasmados en la puesta
en escena: hemos compuesto una obra
divertida, honesta y sencilla. Deseamos que el espectador la juzgue así.
Juan Alberto Salvatierra
Reseña de
EL CLUB EXPRESS
(estreno en Madrid en la Sala Garaje Lumiere)
La gente fea no se baña en la playa
llega a Garaje Lumiere dentro del
contexto del festival La Alternativa
2013.
El montaje, que podrá verse el sábado 9 y domingo 10 de marzo, demuestra con muy buen humor como lo
aparentemente insignificante puede
provocar el mayor de los tormentos.
Los personajes de este montaje se
sienten especialmente feos y un
buen (o mal) día deciden ir a la playa
para observar un eclipse solar veraniego. Éste es el punto de partida de
la sencilla y ocurrente historia creada y dirigida por Juan Alberto Salvatierra. La playa puede ser un lugar
aterrador para quien se siente feo, y
con igual pánico afrontan los protagonistas de esta pieza, interpretados
por Antonio Leiva, Antonio Romero
y Karla Meneses, su “maravilloso”
día de arena y mar. Las pequeñas,
pero verdaderamente trágicas, situaciones con las que deberán lidiar se
convierten en el motor cómico de
esta obra.
Para Salvatierra “es una tragedia
sobre cosas tan pequeñas que es
una comedia. Quitarse la camiseta
para los personajes es una absoluta tragedia. Los personajes sufren
muchísimo en escena pero a ojos del
espectador resulta cómico.”
La idea que constituye el espectáculo fue creciendo y desarrollándose en
una tarea conjunta de creación, donde texto, trabajo actoral y dirección
emergían armónica y sincrónicamente. El dramaturgo y director confiesa: “en este montaje he borrado la
línea que separa la dramaturgia de
la dirección. La dramaturgia es mía
pero el texto es de todos, también de
los actores”.
Aunque ya habían coincidido sobre
las tablas, es la primera ocasión en
la que Salvatierra trabaja dirigiendo
a este fantástico elenco y confiesan
estar muy satisfechos con todo el
proceso.
Texto Xoel Yáñez
Necesidades
técnicas
El espectáculo La gente fea no se baña en la playa tiene unas necesidades técnicas mínimas
y puede representarse en una gran variedad de espacios escénicos.
Escenario
Idealmente, La gente fea no se baña en la
playa es un espectáculo para teatro circular. Con un espacio mínimo de actuación
de 9m2, los espectadores pueden disponerse rodeando la escena.
También puede representarse en espacios
a la italiana. En ese caso, podrán ubicarse en el escenario, junto a los actores, un
limitado número de plazas para espectadores.
Sonido
Basta con un doble reproductor de CD. No
necesitamos más.
Iluminación
La iluminación de La gente fea no se baña
en la playa es muy sencilla. Apenas se
necesitan crear un par de atmósferas y
estas podrán ser confeccionadas con muy
pocos aparatos de iluminación: con 6 aparatos PC y 2 aparatos PAR puede realizarse la iluminación del espectáculo.
Si el lugar es un espacio a la italiana y se
dispone de ciclorama o cámara blanca,
esta podría iluminarse.
Cualquier control de iluminación nos servirá ya que solo hay tres efectos a lo largo
del espectáculo.
DISTRIBUCIÓN
CARAVANSAR Gestión Cultural
Luis Fas - Dirección y Gerencia
[email protected]
C/ Cárcel alta 7 bajo
18010 Granada
Tel. 649 396 340
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PÁGINA WEB
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VIDEO PROMOCIONAL
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DISEÑO
www.luismontero.com.es
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