Caballo-Márquez 1 Metamorfosis de celuloide: Un estudio corporal de la adaptación cinematográfica de La hora de la estrella Reyes Caballo-Márquez Georgetown University Cristina Santos asevera que Suzana Amaral es capaz de mantener en su versión adaptada de La hora de la estrella, la esencia feminista que caracteriza a la novela de Clarice Lispector; película y novela son para ella “a cinematic and novelistic example of what Hélène Cixous terms ‘écriture feminine’” (168). Me resulta interesante la afirmación de Santos por la pregunta que lleva implícita. Según Hélène Cixous, la escritura femenina es ante todo un acto mediante el cual la mujer es capaz de recuperar su cuerpo: “To write. An act which will not only ‘realize’ the decensored relation of woman to her sexuality, to her womanly being, giving her access to her native strength; it will give her back her goods, her pleasures, her organs, her immense bodily territories which have been kept under seal; […]” (880). Por lo tanto, su afirmación implica que ambas, novela y película, están moldeadas y escritas con el cuerpo, pero ¿cómo se consigue mantener esa corporalidad inherente a la obra de Lispector en el salto de género novelístico a género fílmico? Partiendo de la afirmación de Santos, voy a hacer un análisis de la corporalidad tal cual es presentada en la película: analizaré y contrastaré la Macabéa de la versión fílmica de Amaral con la de Lispector para entender cómo le habla la película somáticamente a la audiencia, en qué momentos se unen ambos discursos en torno al cuerpo, y cuándo es que el cuerpo fílmico empieza a hablar un lenguaje diferente. El género fílmico, por sus propias cualidades transformativas, así como por estar insertado en un discurso genérico Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 2 y social, le habla a la tradición fílmica y al pueblo brasileño con un lenguaje diferente del de la novela, añadiéndole al cuerpo de Macabéa una pluralidad significativa que va más allá de la literaria: la película vincula el cuerpo de Macabéa dentro de una economía social y fílmica. Mi estudio hará un recorrido por este cuerpo femenino, con especial atención en el salto que se da del texto a la pantalla, para terminar en una reflexión en torno a cómo recibe el espectador (y la espectadora) este cuerpo femenino presentado visualmente durante su experiencia receptiva. Antes de emprender un estudio centrado tanto en la proyección artística como en la experiencia receptora del cuerpo como imagen fílmica, hay que tener presente su dualidad significativa: el cuerpo debe ser entendido como algo natural y cultural, como materia y como construcción social. Como apunta Bryan S. Turner en su estudio The Body and Society, el cuerpo es un concepto fluido, ya que al mismo tiempo es una entidad física, corpórea, que puede ser a su vez la representación de una entidad metafísica o metafórica. El cuerpo es materia y signo. Puede ser entendido como multiplicidad y como individuo, como entidad corpórea e incorpórea. Turner añade que el cuerpo se define tanto por su relación a otros cuerpos, como por su sensorialidad y por su relación a sí mismo (61). Inmersa en una dialéctica sociológica, su teoría somática presenta una concepción del cuerpo que está íntimamente relacionada con la cultura y la sociedad a la cual éste pertenece, y es por eso que afirma que la mejor manera de entender un cuerpo es dentro de su marco social. Esta dualidad que describe Turner encaja muy bien en mi doble análisis y la voy a mantener en mi estudio. Un acercamiento al cuerpo cultural será más pertinente para el estudio del cuerpo como creación fílmica y novelística. Veremos de qué forma el cuerpo de Macabéa hace alusiones simbólicas a Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 3 otros cuerpos, ya sean éstos individuales, sociales o regionales. El cuerpo natural lo constituirán, por su parte, el cuerpo de la actriz, y el del espectador y lector. La forma de escribir de Lispector se inserta en la tradición modernista de la que parten James Joyce y Virginia Woolf, pero además, su escritura señala las diferencias genéricas en la escritura, pues la suya es una escritura llena de sentidos, de sensorialidad, de cuerpo. De hecho, la experiencia femenina narrada en boca de Macabéa nos abre paso a, no a otra, sino a la propia experiencia vivida por Clarice Lispector en sus años en Recife (Lígia 13). La crítica está de acuerdo en cuanto a cómo se percibe la creación de los personajes femeninos de Lispector. Como arguye Earl Fitz, “the prevailing view is that her characters, even her most memorable ones, are thin, weak, and poorly drawn” (51). Sus personajes han sido descritos como personajes vacíos, inexistentes a veces socialmente. Los suyos son personajes débiles, vagamente definidos, que se autoexploran y reflexionan sobre sí mismos, que luchan por encontrar una voz, por encontrarse a sí mismos y por definir su existencia, seres en los umbrales del ser. En La hora de la estrella, las descripciones de Macabéa son construidas igualmente de manera borrosa, a retazos, el sentimiento y los sentidos tienen mucho que ver con su creación. El cuerpo femenino imaginado en la novela se describe como un cuerpo fragmentado, intangible, un cuerpo que va ganando independencia mientras se desarrolla la acción, al mismo tiempo que Rodrigo S.M. se sumerge en el acto de escritura y ésta va surgiendo de la nada. Su cuerpo es el producto de un proceso psicológico, presentado paralelamente junto con el proceso de escritura de Rodrigo S.M., y la fusión de ambos procesos, el de creación literaria y corporal, nos da como resultado Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 4 un cuerpo similar a la propia caracterización: “in a ceaseless process of becoming” (Fitz 53), un cuerpo mediado por la propia experiencia corpórea de Rodrigo S.M. que se desarrolla mientras éste está con sus sentidos puestos en la escritura, luchando con ella. Percibimos que Lispector tiene un gran interés en mostrarnos el esfuerzo físico y psicológico de la escritura: Rodrigo escribe, reescribe, describe a Macabéa, repiensa su descripción, comienza de nuevo a describirla. La fusión sensorial de Rodrigo S.M. y Macabéa es tan intensa que desemboca en la muerte de ambos al final de la novela. Acto de escritura y cuerpo están íntimamente ligados, y se unen en la atemporalidad, en una dimensión mítica, descrita en palabras de Lispector como “that space known as time that has nothing to do with her or with us” (La hora de la estrella 30). La mirada que le ofrece Rodrigo S.M.—y por ende, Lispector—al lector de Macabéa, es una mirada fragmentada; el narrador nos va dejando que entremos en el mundo de Macabéa poco a poco, hasta que, ya para el final de la novela, el lector se encuentra cara a cara con un personaje que ha ganado cierta independencia en su construcción. Pero ni el material del que está confeccionado el cuerpo de Macabéa ni su lenguaje terminan siendo “suyos,” independientes de la voz narratorial y autorial (claro está, en la medida en que esto es posible en la literatura). Si bien es verdad que la protagonista se describe como la representación de una de las tantas Macabéas que habitan el nordeste de Brasil, su vaga descripción nos deja en nuestra experiencia lectora frente a un alguien sin rostro, una Macabéa con una identidad no muy bien definida, ni en el tiempo ni en el espacio. Como George Bluestone afirma, para hacer un análisis comparativo de novela y cine, hay que tener en cuenta las limitaciones que cada género le impone a la Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 5 representación—por ejemplo en términos temporales y espaciales—por el simple hecho de que: “An art whose limits depend on a moving image, mass audience, and industrial production is bound to differ from an art whose limits depend on language, a limited audience and individual creation” (63-4). El cuerpo representado en la novela es tan fluido debido a la versatilidad que el género novelístico le añade, así como por la facilidad que tienen los personajes creados en el universo novelístico para deambular por el tiempo mítico, narratorial y protagonístico, para moverse entre espacios demarcados territorial y metafísicamente. Una de las diferencias primordiales entre el cuerpo de Macabéa creado en la novela y su homólogo creado para la pantalla podríamos decir que se basa en que, mientras que en la novela se crea un cuerpo con identidad tanto física como metafísica, ni fijo en el tiempo ni en el espacio, un cuerpo femenino que es una mezcla sincrética focalizada mediante ambos géneros (sexuales), en la película, sin embargo, tenemos un cuerpo ya engranado dentro de una realidad social representada. La Macabéa que nos brinda Amaral es una Macabéa insertada en un tiempo y espacio fijados en la película mediante el mise-en-scène—el vestuario, la ambientación, el entorno en el que se mueve la protagonista. Se nos expone una realidad física, espacial, reconocible para el espectador brasileño. Esta corporalidad del personaje y de su entorno en la película le resta universalidad a Macabéa; la Macabéa de Amaral tiene una identidad concreta, aunque sea referencial, y muy estereotípicamente marcada: vemos cómo se ha hecho una selección escrupulosa para encontrar a la actriz Marcélia Cartaxo (Macabéa) y al actor José Dumont (Olímpico) para con ellos poder proyectar una imagen de regionalismo, de “nordestinidad.” Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 6 Ambas Lispector y Amaral tienen una agenda sociopolítica similar en la construcción de sus respectivas Macabéas. Lispector, en un programa televisivo al que asistió tras salir su obra al mercado, meses antes de su muerte, afirma que en esta obra conscientemente se propuso escribir una novela con un contenido temático de base social (Lígia 31). En su obra, además de continuar los que ya se habían convertido en tres temas recurrentes en su literatura, como son el existencialismo, la vida de la mujer y la muerte, la autora emprende la hazaña de describir la realidad social del nordestino, una realidad tan marcada por la pobreza y carencias del entorno. Amaral, por su parte, sigue esta última vía de análisis en su proyecto fílmico: ella despoja a la película de todo el contenido metaliterario y metafísico, también lee a Macabéa como su propio alter ego,1 y le da una lectura íntima al personaje. Como la misma directora explica en una entrevista, en su obra no podía incluir a Rodrigo S.M. puesto que, haciéndolo, habría “intelectualizado” la película, y por lo tanto no habría conseguido que el film le llegara al tipo de audiencia al cual ella quería acercarse. Su producción fílmica está muy marcada por las convenciones del mercado cinematográfico norteamericano de los ochenta—lugar donde Amaral emprendió sus estudios de cinematografía—así como por otras cuestiones de economía visual que ella explica de la siguiente manera: […] nós, cineastas, somos muito práticos. Ter eliminado o narrador advém principalmente, do seguinte: em cinema, contar uma história dentro da história (chamada de construção em abismo) torna difícil a compreensão da história, intelectualiza o filme, e isso o público brasileiro que eu queria 1 “Lembro que quando chegue aos Estados Unidos, me senti uma ‘Macabéa.’” (Lígia 96) Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 7 atingir não absorve, não entende. Nos Estados Unidos, um bom filme tem de ter começo, meio e fim, assim o público apreende mais rapidamente. E preciso cortar tudo o que complique a história para o público. (Lígia 97-98) Es por eso que, tanto el género fílmico y la estética que decide utilizar la directora para su producción son muy acordes al tipo de mensaje que quiere transmitir, así como al tipo de audiencia a la que quiere llegarle con su film. Ella quiere conseguir que el brasileño medio reflexione sobre la realidad del nordestino. 2 Para la directora, Macabéa representa sobre todo la realidad del inmigrante que se muda a los grandes centros urbanos brasileños; la vida de Macabéa representa las durezas que sobrelleva el nordestino durante su adaptación a la vida urbana, la cual, como en el caso de Macabéa, puede llegar a tener final fatal (Lígia 97). Si bien es verdad que la película de Amaral es ante todo realista y podría ser clasificada en términos genéricos como un híbrido entre el realismo social y el melodrama, la estética representacional elegida por Amaral para darle vida a la novela de Lispector, como apunta Annabel Martin, está a medio camino entre la innovación vanguardista y la estética más tradicional del cine de Hollywood (37), ambas estéticas uniéndose para crear su objetivo: atrapar al espectador entre lo reconocible y lo nuevo, entre la creación de un personaje familiar y extraño, a caballo entre el yo y el otro. Así, mientras que Rodrigo S.M-Lispector nos describe el cuerpo de Macabéa y al hacerlo dirigen nuestra mirada lectora, Amaral expone un cuerpo sin describirlo, inmerso en unas coordinadas circunstanciales reconocibles para el espectador brasileño. Una gran parte de la película se dedica simplemente a exponer este cuerpo. El espectador se siente 2 Aunque su intento terminara siendo fallido, puesto que la audiencia que terminó viendo y apremiando el film fue, en la mayor parte, un público intelectual (Lígia 98). Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 8 voyeur, al verse obligado a acompañar al personaje, al estilo del documental, en su “absurda levedad del ser.” La estética de Amaral también guarda un elemento esencial en la literatura de Lispector: el énfasis en lo feo, en lo horrible del ser humano, en lo que nos atrae y nos repele al mismo tiempo, como describe Lispector en La pasión según GH, en el encuentro de la protagonista con la cucaracha. Hay un afán en la película por enfrentarnos, lentamente, a la corporalidad más cruda de la protagonista. Amaral, para conseguir impregnar al espectador del horror de mirar lo feo, lo repudiable, hace uso de largos planos silenciosos que nos aproximan a la porosidad de la protagonista, que nos obligan a ver a una Macabéa sumida en sus actividades diarias más íntimas, que nos exponen a sus fluidos corporales y a que sintamos rechazo, asco al verlos. La dimensión sonora de la película nos obliga además a oír los ruidos animalísticos que Macabéa hace al masticar, sus arcadas al vomitar, el ruido de su orina, así como a presenciar visualmente sus fluidos corporales. La cámara además nos ofrece primeros planos de las uñas sucias, llenas de grasa y de tinta. Con estas largas imágenes silenciosas, expositoras, la directora consigue darle un alcance a la estética de lo feo, de lo repulsivo, que tiene un impacto mucho más fuerte sensorialmente que las descripciones más crudas de Lispector jamás pudieran alcanzar. Amaral, mediante estas imágenes, quiere transmitirle sentimientos mezclados a la audiencia, quiere dar un primer impacto de rechazo, que poco a poco se vaya convirtiendo en compasión, en risa patética mezclada con lágrimas. Como afirma Foucault en su History of Sexuality, es en el discurso donde se unen el poder y el conocimiento, y esta relación nunca es unidireccional: “Discourse transmits and produces power; it reinforces it, but also undermines it and exposes it, renders it Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 9 fragile and makes it possible to thwart it” (101). La propia existencia del film “La hora de la estrella” es un ejemplo de ese poder discursivo que opone resistencia a la historia cinematográfica anterior, pues nos encontramos ante un film acerca de la marginalidad femenina, dirigido por una mujer, basado en la obra de otra mujer, y que feminiza la historia cinematográfica del nordeste de Brasil. El film, sin embargo, denuncia la otra dirección que se puede dar en la relación entre poder y conocimiento, y que desafortunadamente en nuestras sociedades actuales, es un problema que en gran medida afecta a la mujer: el control que la cultura y la sociedad tienen sobre su cuerpo. Las instituciones dentro de una sociedad pueden tener un impacto directo en la comodificación de los cuerpos. Las fuerzas de poder esparcidas en la red del estado ejercen su yugo social por medio de los discursos institucionales y su materialización en una serie de disciplinas sociales, las cuales impregnan al ciudadano, a veces subliminalmente, creándose un discurso internalizado que tiene un impacto directo en el cuerpo de los ciudadanos, aunque éste discurso nunca llegue a articularse de manera explícita y a veces la percibamos como una disciplina individual, impuesta por nosotros mismos. Existen maneras individualizadas en las que normalizar los cuerpos femeninos por influencias externas: Through the exacting and normalizing disciplines of diets, make-up, and dress-central organizing principles of time and space in the day of many women—we are rendered less socially oriented and more centripetally focused on self-modification. Through these disciplines, we continue to memorize on our bodies the feel and conviction of lack, of insuffiency, of Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 10 never being good enough. (Bordo 91) Virtualmente, en el imaginario colectivo, existe la idea en la sociedad moderna de que el cuerpo femenino tiene que ser atractivo, ante todo, si bien para ello se tenga que hacer uso de cualquier artefacto comodificador. La entrada del cuerpo de Macabéa en la sociedad moderna es una entrada trágica, difícil, y su uso de los artefactos comodificadores resulta patético para el espectador del centro, insertado en los convencionalismos de esa economía consumista centrada en la comodificación corporal. La sociedad moderna nos obliga a formar parte de rituales de belleza, a ser cuerpos comodificados, en permutación constante. Con el advenimiento de la televisión y el cine, la sociedad es capaz de engranar este discurso en torno al cuerpo femenino en el imaginario colectivo con más facilidad que nunca antes en la historia de la humanidad, puesto que: “[w]e are no longer given verbal descriptions or exemplars of what a lady is or of what femininity consists. Rather, we learn the rules directly through bodily discourse: through images that tell us what clothes, body shape, facial expression, movements, and behaviour are required” (Bordo 94). El cuerpo de Macabéa, como el de Iracema, el personaje femenino del documental del mismo nombre de Jorge Bodansky (“Iracema: Uma Transa Amazônica” (1976)), funciona como pantalla sobre la cual se deja ver cómo el sistema socioeconómico erosiona los cuerpos sociales más desventajados a nivel individual. Tanto el sistema socioeconómico del que proviene Macabéa como el nuevo sistema urbano en Rio de Janeiro en el que se intenta abrir camino, la victimizan y tienen un impacto directo en su corporalidad. En Rio, Macabéa es la víctima de una gran paradoja: aunque es esclava de una economía de mercado globalizado, la cual reduce su dieta a hot-dogs y coca-cola, ella Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 11 ansía sufrir las exigencias que este mercado le impone al cuerpo femenino, quiere sentirse insertada en el sistema. Amaral juega con esta idea en su discurso visual, y en cierto modo nos obliga a presenciar los esfuerzos que Macabéa hace por entrar en este nuevo discurso corporal que la modernidad le brinda, aunque no la entienda propiamente. Amaral, mediante las imágenes de Macabéa en las que se nos muestran, de manera grotesca, sus labios pintados en exceso, consigue transmitir la idea de patetismo asociada al personaje, en su afán por engranarse en una sociedad de consumo, cuando ella no puede consumir. Con Macabéa, en sus esfuerzos por hacerse atractiva, nos enfrentamos a una imagen de feminidad absurda, subvertida. Su rostro mal pintado nos provoca risa, al mismo tiempo que nos arroja una imagen de Macabéa que la describe como un cuerpo femenino “mal comodificado,” debido a su situación como subalterna, en la periferia de las “convenciones sociales.” El cuerpo de Macabéa que construye Amaral es además un cuerpo que reacciona contra la tradición cinematográfica de construcción de una concepción de feminidad basada ampliamente en su domesticidad y en su belleza, en la maternidad, fertilidad, y en la función propagandística de la comodificación y transformación del cuerpo en la sociedad de consumo. Como se muestra claramente en su caracterización, la forma de representar a Macabéa en la película le habla a gritos a la tradición cinematográfica de representación de la mujer y de la feminidad: Macabéa rompe todos los estereotipos femeninos, y mediante su comportamiento “animalesco,” “pre-cultural,” nos dice que el cuerpo femenino construido en Hollywood es un cuerpo insertado en los centros: el cuerpo femenino de la periferia, sin embargo, aunque intente hacer uso de los artefactos comodificadores, siempre termina siendo una representación grotesca de la feminidad: es Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 12 por eso que, cuando Macabéa se pinta los labios, éstos se convierten en algo grotesco para el público de clase media. Macabéa está intentando hacer uso de un código social femenino al cual la mujer nordestina, por su situación económica y desventajada, no tiene fácil acceso. Ambos cuerpos representados, tanto el de la novela como el de la película se pueden entender como cuerpos políticos. Como afirma Roland Walter, Lispector modifica el mito nacional de armonía y sincretismo cultural, al marcar las diferencias regionales, y al hacerlo redefine “the nation-space as a cultural borderland and culture ‘as a site of social struggle’ (Saldivar 295)” (123). El cuerpo de Macabéa adopta el papel que hubiera tenido dentro del Cinema Novo el sertón, y se convierte en metáfora para representar la realidad del nordestino, una realidad que a su vez está muy marcada por las diferencias de género. El cuerpo de Macabéa se puede entender como metáfora que define no sólo una región física del Brasil, sino los sufrimientos que el pueblo nordestino tiene que sobrevenir al emigrar hacia los centros urbanos; situación agravada por las diferencias genéricas. Amaral le habla también a la tradición de representación femenina dentro de la propia producción cinematográfica brasileña. Macabéa contrasta con otros personajes femeninos de la historia cinematográfica brasileña, sobre todo contrasta con las mujeres esbozadas por directores-hombres en paralelas representaciones cinematográficas con nivel metafórico de representación del cuerpo femenino (por ej. Iracema, Xica da Silva y Dona Flor). Si comparamos a Macabéa, por ejemplo, con Iracema, encontramos enormes diferencias en cuanto a la óptica representacional utilizada. El cuerpo de Iracema, de forma similar al de Macabéa toma significados metafóricos para la representación de Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 13 Brasil o del estado de la Amazonia. En “Iracema,” Bodansky va mostrando los efectos destructivos que los factores económicos y ecológicos tienen en la selva Amazónica; durante el documental, la deforestación y el deterioro de la mujer indígena se presentan mano a mano, cada una de ellas añadiéndole plurisignificación a la representación de la otra. El cuerpo de Iracema, como el de Macabéa, viene a ser (co)modificado negativamente por las circunstacias precarias en las que se encuentra. Sin embargo, tanto la estética como la óptica de representación difieren enormemente en la proyección de un cuerpo femenino a la proyección del otro. Aunque el cuerpo de Iracema se deteriore, en ningún momento pierde su belleza de niña nómada. Iracema nunca deja de ser un cuerpo femenino construido en la película como un ser objetificado sexualmente, mediante el cual, además de exaltarse en la historia narrada la precariedad del Amazonas, nunca deja de ser puramente carnal: Iracema se inserta en una óptica masculina, ella sirve para el disfrute del espectador que contemple el documental. En sus encuentros sexuales, vemos cómo se ha objetificado el cuerpo de Iracema y se ha convertido en objeto de deseo, un cuerpo insertado en una cosmovisión patriarcal y para un público primordialmente masculino. Macabéa, sin embargo, escapa esa construcción sexualizada tal cual la proyecta el universo masculino. Como cuerpo sexual, es a veces ridiculizado, animalizado y victimizado. Nos choca el hecho de que, mientras Iracema está integrada en esa objetificación sexual, Macabéa luche incansablemente por ser objetificada. En vez de ser construida como un ser objetificado mediante la mirada masculina, Macabéa se nos presenta en la película como un ser que posa para que el hombre la mire, ella quiere ser contemplada como otras mujeres. Macabéa se nos presenta en una lucha constante por Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 14 conseguir ser deseada, y su tragedia se debe en parte a ese rechazo continuo por entrar en diálogo con el hombre de la sociedad de Rio de Janeiro. Hay varios momentos en la película en los que se resalta esta mirada no correspondida. Uno de los domingos en los que Macabéa sale a pasear en su rutinario viaje por Rio, vemos cómo, mientras espera el metro, un guardia la está mirando, por haber cruzado la línea amarilla de protección para los pasajeros. Sin saber por qué la mira, Macabéa disfruta ser el punto de mira, se imagina objeto de deseo. Igual ocurre en una escena en la que Macabéa está en un bar, y el hombre quien ella cree que la mira resulta ser ciego. En el metro, ella olfatea a los hombres que en su conversación la ignoran por completo. Todos los encuentros de Macabéa con el sexo opuesto terminan en fracaso, y sobre todo, se dramatiza su situación de fémina marginalizada mediante su patética relación con Olímpico. Aun en sus más afanados intentos, Macabéa fracasa como mujer sensual. Ella quiere estar cerca de los hombres, olerlos y sentirlos, por eso le gusta el metro, pero al mismo tiempo vive su sexualidad sola, en silencio, al ser incapaz de compartirla con nadie. En la proyección del deseo de Macabéa que realiza Amaral resaltan algunas de las diferencias más notables entre la representación fílmica y la novelística. Amaral nos muestra con esta recreación del personaje femenino en su adaptación una lectura “performativa,” su propia manera de entender a Macabéa, su cuerpo y su sexualidad, una lectura personalizada y subjetiva de la obra de Lispector. Esta forma de representar al sujeto femenino como ser aislado que disfruta de su sexualidad sola en la intimidad de su habitación, se inserta además, como hemos visto, de manera lógica en la historia cinematográfica brasileña, ya que parece nacer de una reacción contra la mirada impuesta por las convenciones cinematográficas precedentes. Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 15 La descodificación espectatorial generalmente se describe como mirar, observar, aunque verdaderamente es mucho más complicada de lo que parece. Cómo nos sentimos va a influenciar mucho nuestra recepción de una obra; también influye nuestra cultura, el momento histórico y nuestras pasiones. La mirada del espectador es inconsciente, a veces irracional. El espectador es otro cuerpo que reacciona ante las imágenes representadas en la pantalla, como arguye Bruce Morrissette, de manera somática (26). En una discusión similar en torno a la experiencia receptiva del espectador que va al teatro, Patrice Pavis afirma que debemos problematizar la complejidad de la percepción puesto que: “spectators, are not “simply” intellectuals, cerebral beings, computers with human faces; they are also participants, reactive and affective beings” (229). Por lo tanto, la corporalidad del espectador, junto con las bases del cine, provocan que la experiencia espectatorial esté guiada por las emociones, puesto que el cine no es sólo una manera de contar historias, el cine es también “about creating an affect, an event, a moment which lodges itself under the skin of the spectator” (Rutherford IV). Mientras que la Macabéa de Lispector se nos hace cruda y difícil de contemplar en la lectura, la imagen grotesca que Amaral ha creado de Macabéa parece poder chocar a la audiencia más directamente. Como afirma Morrissette, las palabras que describen una imagen chocante en una novela, por muy chocantes que sean, nunca pueden llegar a tener el mismo impacto en el cuerpo del espectador que tienen las imágenes: “Has the novel ever evoked, even in its most intense action sequences, the physical empathy affecting the muscles, glands, the pulse and breathing rate that chase, suspense, and other extremely dynamic sequences in film bring about in most, if not all, viewers?” (26) El espectador no puede escapar instantánemente de las imágenes crudas representadas en la Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 16 escena, a no ser que cierre los ojos, o apague la pantalla. El lector, sin embargo, tiene más control sobre la proyección de una imagen similar cuando ésta es imaginada. Como afirma Anne Rutherford, el ser humano es capaz de digerir imágenes mucho más crudas mediante la imaginación que a través de la vista, puesto que “vision obtains information about both the environment and the self” (Gibson 183). En la experiencia de recepción fílmica, el espectador siente que la corporalidad de Macabéa tiene referencialidad personal; en Macabéa, el espectador puede ver tanto lo que los define y separa a ambos, a su yo y al otro. Por otra parte, la dimensión metafísica de la novela borra en cierta forma ese repudio que sentimos frente a la crudeza de las imágenes del cuerpo de Macabéa. Si comparamos la recepción de ambas, novela y película, podemos observar que las dos modalidades representativas del cuerpo femenino le están hablando a una tradición de representación muy marcada por las diferenciaciones genéricas. Ambos son esfuerzos por escapar las garras de la representación que la cultura patriarcal tiene de la mujer. Pero sin embargo, el impacto que el producto corporal visual creado por Amaral tiene en el público, por los diálogos genéricos y sociales que se crean en este género, difiere enormemente de la recepción de la novela. Hemos tenido presente hasta el momento las reacciones que el cuerpo representado en la pantalla tiene en el espectador, pero para concluir nuestro análisis doblemente somático, algo también interesante a tener en cuenta es si la mujer se identificaría o no con el cuerpo de Macabéa tal cual es representado en la pantalla. Nuestra manera de mirar a Macabéa está muy influenciada por las tendencias en la tradición cinematográfica, la cual nos ha acostumbrado a mirar con limitaciones Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 17 genéricas. Como Laura Mulvey señala en su artículo “Visual Pleasure and Narrative Cinema” el espectador que la larga tradición cinematográfica de Hollywood ha tomado como punto de referencia es un hombre imaginado: In a world ordered by sexual imbalance, pleasure in looking has been split between active/male and passive/female. The determining male gaze projects its phantasy on to the female form which is styled accordingly. In their traditional exhibitionist role women are simultaneously looked at and displayed, with their appearance coded for strong visual and erotic impact so that they can be said to connote to-be-looked-at-ness. (441) Esta modalidad escapofílica de tipo genérico que nos impone la cámara se produce mediante la identificación directa entre el enfoque y el punto de vista de la cámara y el espectador. En su experiencia receptiva de La hora de la estrella, el espectador, que en la tradición fílmica está acostumbrado a arrojarle una mirada sexualizada a la mujer, se enfrenta ante una visión no tradicional de la misma. La forma en la que se presenta Macabéa nos puede servir para mostrarnos a las espectadoras, hasta cierto punto, lo influenciada que está nuestra mirada cinematográfica por una experiencia y una manera de ver el mundo masculinas. Pero esa mirada no es tan simple como lo que pueda parecer a priori. Amaral parece plantear un juego perceptivo con la espectadora en la manera que tiene de representar a la mujer. Hay algo más que impone una barrera espectatorial que está íntimamente ligado con la realidad socioeconómica de la protagonista. La espectadora, fuera del sistema social y económico que victimiza a Macabéa, vagamente puede sentirse identificada por la feminidad tal cual la presenta este cuerpo. Al escapar Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 18 las reglas sociales de los centros urbanos, Macabéa nos choca por su comportamiento. Amaral, con su película le está lanzando al público un mensaje transgresor muy sociopolíticamente cargado: hay otras maneras de mirar. Por lo tanto, como hemos podido observar a lo largo de nuestro análisis, podría argüirse que la mirada arrojada al cuerpo de Macabéa, la que le dirige la cámara, es una mirada femenina, pero fuertemente cargada con una óptica de clase. Hispanet Journal 1 (December 2008) Caballo-Márquez 19 Obras citadas Bluestone, George. Novels into Film. Berkeley: U of California P, 1966. Bordo, Susan. “The Body and the Reproduction of Femininity.” Writing on the Body: Female Embodiment and Feminist Theory. Ed. Conboy Katie and Nadia Medina. New York: Columbia UP, 1997. 90-110. Cixous, Hélène. “The Laugh of the Medusa.” Signs. 1.4 (1976): 875-893. 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