Ley de cuotas para los y las jóvenes* en Colombia: ¿por qué no? Escribo este artículo motivado y preocupado quizás por mi reciente participación en el ENCUENTRO IBEROAMERICANO: JUVENTUD Y GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA, organizado por la Organización Iberoamericana de juventud (OIJ), en el cual representantes de los países ibéricos tuvimos la oportunidad de analizar el estado de la juventud en nuestros países. La Constitución Política de Colombia en su artículo 1°determina que somos un Estado Social de Derecho organizado en forma de República unitaria, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana… Frente al concepto de “dignidad”, posteriormente la Corte Constitucional en la Sentencia T-881 de 2002, logra una clara definición de la Dignidad Humana “Una síntesis de la configuración jurisprudencial del referente o del contenido de la expresión “dignidad humana” como entidad normativa, puede presentarse de dos maneras: a partir de su objeto concreto de protección y a partir de su funcionalidad normativa. Al tener como punto de vista el objeto de protección del enunciado normativo “dignidad humana”, la Sala identificó a lo largo de la jurisprudencia de la Corte, tres lineamientos claros y diferenciables: (i) La dignidad humana entendida como autonomía o como posibilidad de diseñar un plan vital y de determinarse según sus características (vivir como quiera). (ii) La dignidad humana entendida como ciertas condiciones materiales concretas de existencia (vivir bien). Y (iii) la dignidad humana entendida como intangibilidad de los bienes no patrimoniales, integridad física e integridad moral (vivir sin humillaciones). De otro lado al tener como punto de vista la funcionalidad, del enunciado normativo “dignidad humana”, la Sala identificó tres lineamientos: (i) la dignidad humana entendida como principio fundante del ordenamiento jurídico y por tanto del Estado, y en este sentido la dignidad como valor. (ii) La dignidad humana entendida como principio constitucional. Y (iii) la dignidad humana entendida como derecho fundamental autónomo”. Y, sí a este pronunciamiento de la Corte Constitucional le sumamos que la carta política establece en su artículo 13 que todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica. Y que el Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas en favor de grupos discriminados o marginados. Además es de aplicación inmediata según el artículo 85 CPN. Y, más aún si consideramos en pleno que el artículo 45 CPN, establece que: El Estado y la sociedad garantizan la participación activa de los jóvenes en los organismos públicos y privados que tengan a cargo la protección, educación y progreso de la juventud. Y como también muchos otros tratados internacionales. El pluralismo y diversidad que caracteriza a Colombia como nación los que han sido determinantes en su estructura político - administrativa en la medida y el establecimiento de políticas públicas con enfoques diferenciales y para poblaciones específicas (Mujeres, minorías étnicas, primera infancia. Etc.), que en mi concepto, han segregado a la población y han profundizado conflictos de intereses y han deslegitimado el concepto de nación unitaria. “Los y las jóvenes deben empoderarse de sus Derechos Políticos para garantizarse sus Derechos Civiles” Pero si de sostener el modelo de la Democracia Pluralista en la que se enmarca Colombia, los y las jóvenes deben ahondar en la búsqueda y puesta en marcha de los mecanismos que les permitan el goce pleno de sus derechos. Deben buscar la materialización social del derecho constitucional de igualdad, ya que su omisión es en sí mismo, un atropello contra la dignidad humana en el Estado Social de Derecho. Los y las jóvenes deben exigir el reconocimiento político real de la misma manera como se le ha reconocido a otros grupos poblacionales en la medida que vienen siendo excluidos del régimen de partidos y el régimen electoral. Por esta razón, los y las jóvenes en virtud del alto porcentaje que representan en Colombia deben exigir su propia ley de cuotas, entendidas éstas como medidas positivas por medio de las cuales se busca impedir la exclusión de grupos históricamente relegados de la participación política. De acuerdo al DANE (2010), en Colombia aproximadamente hay 11.000.629 de jóvenes, que representan el 23,7% de la población total del país. Como varios países en vías de desarrollo, está pasando por una etapa de transición demográfica dónde la mayor parte de la población es joven. Según la Organización de Cooperación Internacional Sueca (CIVIS), la situación de los y las jóvenes no es muy alentadora. De acuerdo al informe “Cifras de la situación de los jóvenes en Colombia” presentado por el CIVIS, en Colombia un 44.4% de la población joven vive en condiciones de pobreza y un 15.3% en condiciones extremas de vulnerabilidad, visiblemente la tasa más alta en América Latina, según cifras de la CEPAL en 2008. (ECLAC (2008) “Estudio Económico de América Latina y el Caribe”. Extraído el 28 de Febrero de 2012 en: http://www.eclac.org/publicaciones Otros indicadores sociales son dicientes respecto de la precariedad general existente de condiciones educativas y laborales de esta población. En efecto, un total de 1.6 millones de niños y jóvenes se encuentran por fuera del sistema educativo. Asimismo, de acuerdo con el DANE, en Colombia el fenómeno del desempleo afecta a un 23 % de esta población (el Programa Presidencial Colombia Joven en sus presentaciones oficiales revela que es de 21.6%), elevándose hasta un 94% la tasa de jóvenes trabajadores en este segmento que lo hace en condiciones de informalidad. Sin embargo, es importante mencionar que con esfuerzos del Ministerio de Trabajo, mediante la expedición en el 2010 de la “Ley de Primer Empleo” para reducir los altos índices de desempleo de jóvenes en el país, en el año 2011, se redujo la desocupación de menores de 28 años. En cuanto al sistema de salud, tan sólo 6 de cada10 jóvenes se encuentran afiliados al régimen de salud, una cifra muy baja al tomar en consideración que en Colombia los menores de 18años se consideran beneficiarios de sus padres. Por último, podríamos hacer alusión a la participación política de la población juvenil en el país según cifras de la CEPAL de 2008, la participación política es también muy baja, pues sólo un 6% de los jóvenes hace parte de un partido político y un 3% de sindicatos, sin dejar de lado que un 29% se considera discriminado de los espacios de gestión pública. El fondo de la Naciones Unidas para las Poblaciones UNFPA expresa que se conoce como bono demográfico aquella situación en la cual la proporción de personas en edades productivas crece de manera sostenida respecto a la proporción de personas en edades potencialmente inactivas (menores de 15 y mayores de 60 años). En estos momentos Colombia atraviesa por una situación de bono demográfico que podría prolongarse hasta cerca del año 2020. A menos de una década del vencimiento de esta oportunidad de desarrollo el Gobierno Colombiano sigue siendo indiferente, en la medida que los esfuerzos son pocos. (La cursiva es mía). El bono demográfico también es conocido como “oportunidad demográfica”, pues posibilita el mejoramiento de las condiciones de vida del total de la población, por la vía del crecimiento económico y de la productividad general de la sociedad. Sin embargo, esto depende del mejoramiento de las capacidades, las oportunidades y la inserción en el mercado laboral de la población en edad productiva y, en particular, para los y las jóvenes. (http://www.unfpa.org.co). James Gribble, vicepresidente de Programas Internacionales en Population Reference Bureau en su artículo: INVERTIR EN LA JUVENTUD PARA FOMENTAR EL DESARROLLO NACIONAL (Informe de Política, mayo de 2010), afirma: “Al invertir en la juventud se contribuye a lograr los objetivos de desarrollo del milenio: promover la igualdad entre los géneros, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna y combatir el VIH/SIDA…El desarrollo económico depende de la realidad actual y las posibilidades futuras. Al invertir en las necesidades de salud reproductiva de los jóvenes en el presente se tendrá una población activa sana, lo que fortalecerá la economía en años venideros” Para concluir expreso que esta situación plantea retos frente a los cuales Colombia no ha sido proactiva ni asertiva, olvidando su propio desarrollo y sostenibilidad y dejando envejecer a sus jóvenes en inequidad y morir en pobreza. Por lo tanto, la participación de los y las jóvenes en el presente debe ser eminentemente política para lograr generar incidencia y cambios sustanciales en la agenda pública.