Una amarga experiencia

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Una amarga
experiencia
El otro día tuvimos que hacer en clase, por escrito,
unos ejercicios de matemáticas y la maestra me puso
una R. Es cierto que yo no fui el único que sacó R. A
Jorge también le pusieron la suya. Los demás
sacaron MB.
La maestra escribió unos recados para que nuestros
papás los firmaran, en donde decía que estábamos
mal en matemáticas, que deberíamos estudiar más, y
otras cosas por el estilo.
Yo
estaba
verdaderamente
preocupado por el recadito de la
maestra, y también porque no
sabía como hacer para que mi
mamá no se enojara....mucho.
Jorge, al notar mi preocupación,
me aconsejó:
Pues haz lo que hace Andrés, mi vecino.
Verás: el otro día que sacó mala
calificación, llegó a su casa callado, callado,
casi arrastrando la mochila, y se sentó
desmadejado en una silla. La mamá lo miró
preocupada.
¿Qué te pasa, Andrés? - le preguntó.
¿Por qué tienes ahora esa cara de aburrido?
Porque sí.
-¿No te habrás portado mal en la escuela,
verdad?
- No, no me porte mal.
- ¿Te peleaste con algún compañero?
- No.
- ¿Rompiste un vidrio, entonces?
- No, no rompí ninguno.
La mamá se fue, muy preocupada, a poner
la mesa y, cuando llamó a Andrés a comer,
él se sentó, pero no comía nada, sólo
contemplaba el plato con cara de
inapetente.
-¿Por qué no comes Andrés?
- No tengo ganas.
- Pues estarás enfermo, porque sólo así dejas de
comer. Ve afuera a jugar un rato para que se te
abra el apetito.
- No tengo ganas de hacer nada.
Entonces sí se preocupó muchísimo la mamá
de Andrés. Le tocó la frente. Le puso el
termómetro.
- No tienes fiebre, Andrés. ¿Qué te pasa? ¡Anda,
dilo de una vez, antes de que me vuelva loca!
- Es que me reprobaron en matemáticas.
-Ajá, ¿de modo que por eso es esta
comedia?
- Sí, por eso.
- Mejor sería que te pusieras a estudiar,
porque además de que es más fácil estudiar
que hacer comedias, nunca te reprobarían.
Andrés, ven a comer, y después de un rato,
te pones a estudiar.
Eso iba contándome Jorge mientras caminábamos
rumbo a nuestras casa, y cuando llegué a la mía, ya
estaba decidido a imitar a Andrés. Así que entré,
me senté en una silla, agaché la cabeza y puse una
cara triste, tristísima. Mi mamá se acercó, me
observó con curiosidad y me preguntó:
- ¿Qué te pasa? Saliste reprobado en
matemáticas, ¿verdad?
- Sí - le contesté.
Y empezó a darme una tunda que recordaré
todos los días de mi vida.
N. Nosov
(Adaptación de Armida de la Vara)
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