PROLETARIZACIÓN Y URBANISMO MODERNO EN MÉXICO Jorge Isauro Rionda Ramírez La presencia de la industrialización en el medio urbano es causa de que los empleadores de la ciudad compitan con las haciendas en el campo por atraer mano de obra. La mano de obra está encasillada por un sistema de endeudamiento generacional impagable, lo cual sujeta al peón a su relación laboral con su patrón de una forma casi esclava. Para la industrialización la mano de obra debe liberarse, por ello, el primer escollo que enfrenta la modernidad en México es precisamente el carácter casi feudal existente en las relaciones industriales de la mano de obra campesina con respecto a los dueños de las haciendas. Necesariamente la revolución mexicana en el fondo no es una lucha por el reparto de tierras, sino de liberación de la mano de obra, de su proletarización. Para hacerse de mano de obra, las industrias urbanas ofrecen sueldos superiores a la mano de obra con respecto a los pagados en el campo. Asimismo, las empresas extranjeras traen operarios con niveles salariales muy por encima a los vigentes en el país, cuestión que presiona aún más la liberación de la mano de obra. La modernidad por otra parte no es un proceso uniforme ni generalizado en el territorio nacional. Desde su origen, el desarrollo se va marcando de forma distinta para las distintas entidades del país, se vienen conformando las regiones económicas. Estados como el de México, Sonora y Veracruz muestran una tasa de crecimiento superior a la media nacional en materia de desarrollo económico. Indica Basurto (1975) que en el crecimiento económico regional se tienen tres patrones: “a) en donde en cada uno de los periodos considerados el total de fuerza de trabajo y paralelamente aumenta, más que proporcionalmente, la cifra correspondiente de la fuerza de trabajo industrial; tal es el caso de los Estados de México, Sonora y Veracruz; b) donde el aumento en el porcentaje considerado se debe tanto a la disminución continua de la cifra correspondiente al total de la fuerza de trabajo como al aumento o conservación de la que se refiere a la fuerza de trabajo industrial; en este caso se encuentran los Estados de Guanajuato, Nuevo León y San Luis Potosí; c) donde el aumento en el porcentaje se debe a una disminución, primero, y una recuperación, después del total de la fuerza de trabajo, y a una elevación constante de la fuerza de trabajo industrial; en esta situación se encuentra el Estado de Yucatán…”. Para 1895 la industria de la transformación ocupa el 80% de la población económicamente activa. Lentamente su partición se ve disminuida por otras industrias tales como la extractiva y de la construcción. Esta última se debe a la construcción de gran infraestructura pública que propicia el régimen de Porfirio Díaz. Mismo que es parte de la expansión urbana que durante 1880 se inicia y que se ve acentuado para 1910. México acompaña su ascenso industrial con su crecimiento urbano, uno muy del lado del otro. Fuente: Basurto, Jorge (1975) El proletariado industrial en México (1850 – 1930). IIS- UNAM. México. P, 298.