SOLUCIONES ARTESANALES – Sigmund Freud de Rosario. Laura Gobbato. Miembro de la Escuela de Psicoanálisis “…ESTO NO HACE DE USTEDES, POR ESO, LOS PROPAGANDISTAS DE UNA ERÓTICA NUEVA, ESTO LES SITÚA LO QUE TIENEN QUE HACER EN CADA CASO PARTICULAR: USTEDES TIENEN QUE HACER EXACTAMENTE LO QUE CADA UNO TIENE QUE HACER POR SÍ Y PARA QUIEN TIENE MÁS O MENOS NECESIDAD DE VUESTRA AYUDA, A SABER, ESPERANDO AL COSMONAUTA DE LA ERÓTICA FUTURA: SOLUCIONES ARTESANALES…” Clase 13. 14 marzo 1962. Seminario La Identificación. ¿Puede el Psicoanálisis solucionar o aportar soluciones? ¿Qué sería solucionar en una práctica discursiva como la que sostenemos? Solutio, del Latín, tiene dos grandes usos: acción y efecto de resolver una dificultad o duda, dar respuesta eficaz a un problema o cuestión. También, acción y efecto de disolver. La solución supone la satisfacción de una inquietud con que se destraba un problema. Artesanal refiere a artesanía: arte y técnica de fabricar o elaborar productos a mano, que se diferencia del trabajo en serie o industrial, con un importante grado de originalidad y creatividad. Entre el síntoma como satisfacción sustitutiva y verdadera creación de un sujeto y el sinthome como artificio que remienda un error en la estructura, un importante espectro de invenciones subjetivas puede tener lugar según la estructura y los recursos de quien nos consulta. En el seminario 4 “La Relación de objeto y las estructuras freudianas”, Lacan se refiere a Hans como a alguien que está buscando la solución a lo que le pasa, “una solución última que es una solución aproximativa del complejo de Edipo”. Freud y Lacan hicieron del síntoma una producción a la que un análisis no intenta eliminar sino desplegar, abrir, usufructuar. Señal de un sujeto y no entidad mórbida o enfermedad. “El mapa ya está trazado (seminario 11), ”(…) en él están inscriptos los puntos de referencia significantes, y la solución no podrá nunca rebasarlos (…)”. Entonces respetando y aprovechando ese mapa, solucionar podría ser inventar, fabricar, construir alternativas y posibles salidas, o entradas, a aquello que hace sufrir a alguien. Lacan viene hablando en esta clase de lo que no anda en los matrimonios, de la inexistencia de la relación sexual que define al humano y se ocupa de aclarar, que de lo que se trata es de vérselas con lo que no anda para que artesanalmente, de una manera singular y creativa se haga algo con eso que no genera ninguna completud ni cierre, para que algún modo de andar se encuentre o invente. Solución artesanal sería pensar esa salida subjetiva singular y el quehacer del analista. Esto nos convierte en artesanos o artífices de algo que es del orden del decir, del hacer y de la ética del deseo, no de una moral o de una erótica. La erótica es aquello referido a los asuntos del amor y de las relaciones entre los sexos, pero si no hay relación sexual y el humano parlante se las tiene que ver con la falta, nuestro campo será el de las soluciones artesanales. “En el campo de la sexualidad el análisis no ha cumplido las promesas que, equivocadamente, se esperaban de él y ello porque no tenía por qué cumplirlas. Ese no es su terreno (…). La sexualidad sólo concierne al Psicoanálisis en la medida en que se manifiesta en forma de pulsión en los desfiladeros del ste.” (Seminario 11) Ni técnica, ni moral, ni erótica, ni filosofía, ni cosmovisión, dependiendo de la estructura del analizante, del tiempo lógico en que esté la constitución de la misma el Psicoanálisis se plantea, desde el deseo de analista y la transferencia, acompañar las posibles búsquedas de alguien en relación a lo que no anda. Lejos de cualquier forma de normativa, intenta soluciones que no se proponen resolver la falta en ser sino soportarla a condición de suponerla como punto de partida. Lo que no anda puede manifestarse de diferentes maneras en el campo de las neurosis: inhibición, síntoma y angustia. Desbordes pulsionales, impulsiones y severos impasses en las neurosis narcisistas y en la llamada clínica de los fracasos del fantasma. En el seminario citado, dirá que detrás del amor de transferencia está la afirmación del vínculo del deseo del analista con el deseo del paciente. “Sí, en un análisis se trata del deseo del paciente, pero en su encuentro con el deseo del analista”. Si hay deseo del analista y transferencia, habrá análisis, porque sabemos que un análisis es la cura que dirige un analista. Si hay análisis habrá que producir entre esos dos deseos soluciones artesanales, apostando a un sujeto aunque no se haya terminado de constituir. El deseo del analista es soportar esa función de semblante de objeto separador que significa, como Silvia Amigo explica, cualquier forma de hacer aparecer un ste. Parafraseando a Lacan en su interpretación del sueño de la inyección de Irma, la solución es la palabra porque la magia que duerme en la palabra, es la de devenir un ste que, leído desde ese semblante, permita a alguien darle otro sentido y separarse así del gocesentido dado desde el Otro. La creación, su saber hacer es producir algo que no está en el Otro. Cada vez y con cada quien transformar con actos de palabra y recrear singularmente esa dirección artesanal con la materialidad que cada paciente ofrece. Varios años de atención clínica en un servicio de Adolescencia, el trabajo con médicos y la experiencia de recibir púberes con importantes complicaciones en la constitución narcisística y yoica y por lo tanto con severos impasses en el pasaje adolescente, me enseñaron malabares y artesanías. La interdisciplina es también un modo de lo que no anda al que hay que encontrarle una solución artesanal. Lo mismo al trabajo con padres. Un déficit yoico en un púber es un modo singular de lo que no anduvo en las funciones paternas, evidentemente no comparable a lo que no anda en un neurótico. Algunos encuentran soluciones menos estables que el síntoma. Recibí en aquellos años a una púber de mirada triste que había silenciado su menarca escondiendo su ropa interior sucia y no contándole a su mamá el acontecimiento. Lo real de la sangre y de la menstruación es ocultado mientras comienza a vomitar y a llorar. Muy angustiada, la madre encuentra los rastros de ese real en un cajón y al descubrir, además, que su hija se provoca vómitos, hace la consulta. En las sesiones Marisol no habla y llora por varios meses. El silencio la habita, ese silencio en el que padeció muchas cosas sin que le fueran explicadas. En las entrevistas con su madre me es revelado que también en silencio ella soportó todos los sometimientos de su marido. Entrelazar ese material con lo que la paciente iba diciendo, me permitió empezar a arrimar stes desde mi posición de semblante. Marisol es hija única de un matrimonio que se disuelve cuando la niña tiene dos años, al finalizar la depresión puerperal que aqueja a la madre. Desde la separación, el papá hace violentos e infructuosos intentos para obtener la tenencia total de la niña, desde acusarla de insana hasta de prostituta. Sin embargo continúa la pelea querellando constantemente con la madre y chantajeando a Marisol para que esté lo más posible con él, sin explicaciones y de manera muy poco tierna y afectuosa. “Yo fui la madre de Marisol”, dice este hombre paranoico y sombrío en una entrevista, “yo me la tengo que quedar, yo le cambié los pañales mientras X estaba tirada en la cama…” La mujer se defiende judicialmente y no pierde la tenencia de la hija, sí pierde algunos bienes que nunca había logrado (sometimiento mediante), que figuraran como gananciales. El modo melancólico y masoquista en que vive tanto el matrimonio como el divorcio, marcan profundamente a la hija. Después de una infancia torturada y solitaria, Marisol llega a su pubertad y “decide” no hablar de eso. Pero al vomitar y al esconder, en un doble movimiento de ocultamiento y mostración, dice sin palabras lo que le pasa, su mostración es un intento de solución y puede ser leído. Cómo contar en un breve trabajo algo de lo que pasó en estos años, cuando Marisol empezó su análisis tenía 12 años y hoy con 27, continúa trabajando. Dónde poner el acento desde la perspectiva de las soluciones artesanales: el poder y saber hacer, es lo que se me impuso como dirección a la hora de escribir. Los primeros años reconstruimos su historia infantil de depresión y sometimiento materno; de querella y chantaje paterno: de tironeo constante de ese cuerpo infantil entre el silencio, la soledad y una gran tristeza. Revisamos la historia de los padres que explicaba las grandes dificultades de ambos, mientras llora amargamente, come y vomita. La imposibilidad de hacer cualquier tipo de actividad física era notoria, y no la ayudaba a bajar de peso ni a verse mejor. Escribía, dibujaba, de a poco iba hablando, pero su cuerpo redondo e inflado de ese goce masoquista y melancólico que había habitado a su madre, no podía ser puesto en ninguna escena con otros ni moverse. Esta paciente me enseñó que a veces el sostén que un analista debe dar es literal, en lo real. Agarrame Laura, me dijo en esos primeros tiempos, agarrame las manos….fuerte… La imagen de un cuerpo primero deslibidinizado, insuficientemente “agarrado” y luego tironeado se pudo dibujar y decir, y desde ese primer intento de armado lo pudo ingresar en un elemento que surgió por azar, el agua. Ahí donde el vóley, la gimnasia, el patín y las caminatas no habían funcionado, el agua sí. Comienza a nadar, a moverse, y a encontrar un goce diferente en ese elemento primario. Ahí donde no había estado la libido materna armando el yo, vienen primero las manos y los stes que la analista subraya y después el agua a suplirla. Eficacia del agua como solución artesanal que se descubre en transferencia, invención de un espacio que le permite hacer borde y completar un circuito pulsional sin tener que recurrir al vómito. Por esa línea llegó a decidir, años más tarde, hacer un curso de guardavida que es uno de sus actuales trabajos. Resuelve un problema y gana una solución, algo del objeto se recorta y algo de goce empieza a recuperarse en la escala invertida de la ley del deseo “guardando” vidas y obteniendo dinero a cambio. Movimientos e invención que también producen un primer descompletamiento del Otro. Entre la madre inapetente y pasiva y el padre voraz y pendenciero, sigue buscando soluciones. A la par de las clases de natación decide tomarse en serio su interés por el idioma alemán, origen de su apellido paterno, y comienza a pensar en la posibilidad real de viajar a Alemania, lo que a ella le parecía imposible. Avanza a tal punto con el idioma que descubre que puede dar clases, haciendo algo con ese saber y con ese linaje. No alcanza para mejorar la relación con su padre, que sigue tensa y difícil ya que dice odiarlo por lo que le hizo, pero algo del Nombre del padre se “realiza” por ese hacer, inventa una eficacia del padre con el origen y la lengua de ese padre, se sirve de eso. Meter el cuerpo en el agua y hablar una lengua no materna, le abren un camino y logra salir del impasse en el cual estaba detenida luego de una segunda vuelta puberal complicada. Festejar los 15 años a pesar de las discusiones de los padres, terminar el secundario sin dejar de ir a Bariloche, tener su primera relación sexual y su primer novio, son los hitos subjetivos que, con mucho trabajo y dolor, logra al salir de tal impasse. Hay un tratamiento del goce en esos quehaceres con el agua y con el lenguaje, y la invención de algo nuevo que le permite salir al mundo, hacer una primera vuelta de descompletamiento del Otro y de caída del objeto. El “pasaje” a Alemania, becada, provoca la interrupción del análisis por un año pero a la vez abre otra puerta y otro tiempo al retomarlo a su regreso. En este segundo momento se instalan como síntomas en el análisis dos dificultades, ya del mundo joven y del orden del llamado desasimiento de los padres, que en su caso es más que nada de la madre. Teniendo un cuerpo y un nombre, hacer algo con eso para vivir sola. Lo cual difiere de no tener sostén narcicístico. Síntoma como avance de lo Simbólico sobre lo Real, formación del inconsciente y retorno de lo reprimido, intento de solución que ya implica un goce fálico y una respuesta del sujeto. Modo de satisfacción alternativo y diferente, sustitutivo, acotamiento del goce del Otro que en una primera instancia sólo se podía expulsar vomitando, descargando, sin ningún recorte. Es recién después de estos primeros haceres artesanales, que puede crear estos síntomas y también presentar un cuento en un concurso llamado “La historia la ganan los que escriben”, ste que la representa como sujeto en este nuevo momento. Recorta un objeto sacando sus cuentos de la caja donde estaban escondidos y los ingresa en la cultura. El analista vira en su función de semblante, de acompañar a hacer, acercando stes y preguntas, a poder empezar a interpretar los síntomas en el sentido del desciframiento. Arma el yo y el cuerpo. Sale al mundo. Inventa soluciones artesanales. Sin embargo estos síntomas en el análisis son la evidencia de lo que Marisol no puede todavía: obtener un título, poner un galardón simbólico y una habilitación social a eso con lo que ya puede hacer. Es guardavidas, da clases de alemán, escribe y da clases de lengua, pero necesita su título de profesora de lengua para inscribir socialmente esos haceres con la enseñanza, para poder vivir oficialmente de eso, para poder ser una más y a la vez, única y singular. Quizás después de eso, por añadidura, se pueda ir de la casa materna. Resta en el recorrido de su análisis la vuelta en la que, con la obra de su propio título, lo que constituiría una solución ya de otro orden, termine de descompletar al otro y se sitúe como potente y deseante, en falta. En eso está, intentando cercar el agujero del deseo y la extracción del unario para estabilizar y regular un narcisismo que pudo armar a prepotencia de trabajo, como diría su amado Roberto Arlt, y de soluciones artesanales. Para decirlo en sus palabras: “Quiero ser un sujeto escribiente y armarme un nuevo proyecto de vida”. Otro modo de volver a aquel “La historia la ganan los que escriben”. Si con Freud y Lacan aprendimos a pensar al sujeto constituido desde el Otro y como efecto del orden simbólico que lo antecede, desde esa misma concepción, la solución está en eso que lo habita pero de lo cual nada sabe, y esa es su potencia y posibilidad. Esto es lo que da sentido al término solución en nuestra práctica. Laura Gobbato. Miembro de la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud de Rosario.