Joyas de Sabiduría del Tíbet VII Dalai Lama

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Joyas de Sabiduría del Tíbet
VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003.
1
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Loyong - Atisha.
Bases del adiestramiento mental.
El término tibetano Loyong, en el título arriba mencionado, significa “transformación
espiritual” o, alternativamente, “adiestramiento mental”. La naturaleza de los textos
clasificados como loyong es contribuir de forma directa e inmediata a la transformación
espiritual. Hallamos los orígenes del término en los linajes del budismo de Indonesia que el
maestro indio Atisha Dikampara Shriñana llevó a Tíbet en 1042.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 11.
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Primer Dalai Lama.
1391 historia.
El Primer Dalai Lama nació en 1391, se hizo monje al los siete años y alcanzó la realización
espiritual alrededor de los veinticinco, convirtiéndose en el gurú de muchas de las más
importantes personalidades de su época. En particular, dedicó mucho tiempo de su vida de
adulto a viajar y enseñar por todo el sudoeste de Tíbet, y el monasterio que erigió cerca de
Shigatse, de nombre Tashi Lhumpo, se convirtió rápidamente en una de las instituciones más
importantes del país.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 15.
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Budismo y no dualidad.
Vacuidad y mente: luz y oscuridad.
El budismo pone énfasis en la doctrina de la no dualidad. En última instancia, no hay ni
sabiduría ni engaño, pues estos son simples fenómenos relativos establecidos sólo por
imputación mental y tienen una existencia meramente convencional basada en las leyes del
surgir dependiente. Todos los objetos del conocimiento existen únicamente en relación con
otras cosas y, por lo tanto, carecen de una existencia inherente o separada. El engaño no es
más que un fenómeno que aparece relativamente, al igual que la sabiduría. A pesar de ello,
la felicidad y el sufrimiento, los respectivos frutos de la sabiduría y del engaño, aparecen de
forma muy real y substancial ante quienes los experimentan, y los mismo ocurre con sus
causas subyacentes, las fuerzas de la luz y de la oscuridad que recreamos en nuestras
vidas.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 24.
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Los seis reinos del Samsara.
Basado en los sentidos.
El primero consta de seis reinos de renacimiento ordinario: los infiernos, los reinos de los
fantasmas, el mundo animal (incluyendo a los insectos, los peces, etc.), el mundo de los
seres humanos, el de los titanes y el reino de los dioses de los sentidos. Cada uno de ellos
está asociado con uno de los seis engaños raíz o emociones aflictivas que son,
respectivamente, enfado, apego, comportamiento instintivo, arrogancia, celos y suficiencia.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 29.
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Apego es fijación sensorial.
Desarrollo de mente obsesiva.
El Buda dijo que las fijaciones sensoriales son la causa de sufrimiento más generalizada.
Debido a ellas, la persona entra en un estado mental en el que su felicidad depende de los
objetos o las situaciones de su obsesión y, a causa de ello, experimenta estrés y ansiedad,
Seguidamente, se apodera de su ser un sentimiento general de descontento y decide llevar a
cabo las acciones necesarias para satisfacer esa necesidad, que ha percibido como
indispensable, perjudicando a quienes parecen amenazarla y manipulando a quienes
parecen reforzarla.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 31.
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Enfado como klesha.
Es un dolor espiritual.
El segundo de los kleshas raíz, es el enfado. La fijación sensorial puede ser el destructor
más extendido de la felicidad humana, pero el enfado es el más inmediato. No se puede
experimentar enfado y felicidad al mismo tiempo. Cuando el calor del enfado asciende, las
aguas de la felicidad se evaporan instantáneamente. El enfado por sí mismo es un tipo de
dolor espiritual.
Como resultado del enfado, el mundo se implica en interminables corrientes de actividad
nociva. Cuando el enfado controla la mente, el sentido común y la sabiduría dejan de operar.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 33.
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Búsqueda de la felicidad.
Externo y desarrollo espiritual.
No obstante, la eficacia de la búsqueda de felicidad depende de las esferas desde las que la
conducimos. La felicidad que se basa en las condiciones externas será siempre inestable,
pues los fenómenos externos se encuentran constantemente en estado de cambio. Para
resumir, la única felicidad estable es la que se produce en el interior de la propia mente y que
está basada en el conocimiento espiritual.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 45.
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Agregados del Yo.
Karma y engaños.
El budismo habla del ser como de un sentido del “yo” atribuido a los agregados, o facetas del
cuerpo y la mente. La palabra sánscrita para agregado es skanda, lo que significa algo así
como una colección o compuesto de factores. Mi “yo” o mi ser es mi sentimiento de
individualidad formado y condicionado por los factores o agregados que componen mi vida.
Los agregados de la gente corriente están condicionados por el karma y los kleshas o,
respectivamente, por las predisposiciones del comportamiento y los estados mentales /
emocionales distorsionados.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 51.
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Budismo autoresponsable.
Comparación con otras religiones.
Su función no era, sin embargo, la de un Papa europeo, pues el budismo no tiene
excomunión y no hay verdadera centralización de la autoridad. Por ejemplo, cada monje o
monja es responsable de su propia pureza moral y no existe ninguna institución que obligue
a un monástico impuro a dejar los hábitos. Cada monasterio establece sus propias pautas a
este respecto y, aunque cada uno de ellos puede expulsar de sus propiedades a un monje o
una monja, no puede sin embargo obligarle a de jar los hábitos.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 56.
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Tres reinos inferiores.
Causas que lo generan.
En particular, estos versos nos revelan el modo en el que los tres reinos inferiores
encuentran su camino hacia la vida de un ser humano. Descendemos a los infiernos cuando
aceptamos modos erróneos de sustento; nos transformamos en fantasmas cuando vivimos
en la codicia y el apego; y no somos mejor que una bestia cuando abandonamos la
búsqueda de la excelencia espiritual.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 61.
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Apego a lo bello.
Base del sufrimiento.
El apego a objetos o lugares específicamente bonitos causa infelicidad cuando no están
presentes y uno se pierde, además, la belleza natural que tenga ante sus ojos en ese
momento. Y sucede otro tanto de lo mismo con los olores, los sonidos y las sensaciones.
Una orientación conceptual hacia una clase de cualquiera de ellos produce infelicidad y
desasosiego cuando se halln ausentes, y hace que uno pase por alto la adecuación natural
de lo que está presente en ese momento.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 63.
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Antídotos para acciones negativas.
Arrepentir/ eliminar/ reforzar/ purificar.
El primero de los cuatro antídotos es el arrepentimiento, sin el cual no hay esperanza de
contrarrestar esa pauta de comportamiento. El segundo es la determinación de eliminar dicha
pauta del propio repertorio de actividad aceptable. El tercero consiste en reforzar el
fundamento, lo que quiere decir, invocar a las fuerzas espirituales que moran en nuestro
interior y generar amor y compasión universales. El cuarto es la aplicación de las técnicas de
purificación, como la recitación de un mantra, la visualización, etc.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 65, 66.
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Época degenerada.
Cinco condiciones rigurosas.
La era actual se llama kaliyuga, o “era negra”, pues en ella nos vemos enfrentados a cinco
rigurosas condiciones: la fuerza vital es débil; los tiempos son violentos; los seres vivos
encarnados en esta época son, en su mayoría, de carácter inferior; y las ideas y actitudes
falsas se consideran como verdades. El resultado es que la civilización humana se ve
atestada de estructuras sociales, actitudes filosóficas y normas de comportamiento que están
en contradicción directa con el desarrollo espiritual al que, además, obstruyen.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 69.
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Karma: funcionamiento.
Desarrollo de resultados.
Las causas de todos los sufrimientos son de dos tipos: el karma y los kleshas. Karma
significa literalmente “acción”, pero el sentido es que cada pensamiento, cada palabra y cada
acción física deja una huella en la mente. La resonancia de esta huella concuerda con la
naturaleza del acto y extiende un campo de energía que fomenta el desarrollo de un
resultado. En resumen, las impresiones kármicas negativas traen sufrimiento y las positivas,
felicidad.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 73.
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Las cuatro escenas de Buda.
Enfermedad/ vejez/ muerte/ sabiduría.
Pero un día salió por casualidad de los límites del palacio y vio primero un hombre enfermo,
después un anciano y a continuación un cadáver. Los tres cuerpos estaban retorcidos y
desfigurados por las señales del sufrimiento y de la infelicidad. Estas tres experiencias
causaron un profundo impacto en su mente. Por último, vio a un anciano sabio sentado en
profunda meditación, su rostro irradiando paz y felicidad.
Como resultado de haber visto estas cuatro imágenes, el joven príncipe decidió seguir el
camino del sabio y, poco después, huyó del palacio en busca del conocimiento espiritual.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 75.
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Dos tipos de personas.
La dominadas por otros y uno mismo.
Se podría decir también que hay dos tipos de seres vivos: los que están básicamente
dirigidos por estados mentales negativos y en consecuencia, se encuentran principalmente
“bajo el poder de otro”, y los que son generalmente dirigidos por fuerzas espirituales y se
hallan, básicamente, “bajo su propio poder”. Las personas que pertenecen al segundo tipo
han eliminado los engaños y ls emociones aflictivas groseras y despertado las semillas
innatas de la sabiduría. Tales individuos tienen ls riendas de su destino en sus manos.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 79.
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Budismo y transitoriedad.
Enfrentar bien los cambios.
Sin embargo, para la persona que está firmemente asentada en el camino óctuple, tales
cambios externos no se perciben como catastróficos. Habiendo meditado en la
transitoriedad, en la naturaleza inestable del samsara, etc., la persona se enfrenta con
fortaleza y coraje al declive de su situación mundana. Además, la posición social es sólo una
de las ocho ramas del camino y el poder de las otras siete permitirá que acepte con humor,
serenidad y dignidad cualquier cambio que se produzca en su condición social.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 86, 87.
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Mente, cuerpo y habla.
Las puertas de la experiencia.
El budismo considera el cuerpo, el habla y la mente como las tres puertas por las que pasan
todas nuestras energías kármicas. La mente es la más importante de las tres, pues ella es la
que determina la naturaleza de las acciones del cuerpo y de la palabra. Esto quiere decir que
es la actitud mental la que decide la naturaleza positiva o negativa de las acciones que
efectuamos con el cuerpo y la palabra.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 91.
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Loyong y autoestima.
Su eliminación es necesaria.
En la tradición de la meditación del loyong, literalmente “transformación de la mente”, común
a todas las escuelas del budismo tibetano, se nos enseña a considerar la actitud de
autoestima como la fuente de toda desdicha y sufrimiento, tanto para uno mismo como para
los demás. Eliminar la actitud de autoestima está considerado como una etapa
imprescindible en el camino hacia la felicidad y la Iluminación.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 99.
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Atención consciente.
Base del desarrollo espiritual.
La única herramienta indispensable para el camino a la Iluminación es la atención. Es este
factor mental de presencia agudamente concentrada el que hace posible la aplicación de
todos los demás métodos espirituales. Su opuesto, esto es, la desatención o ausencia de
percepción consciente, es esa debilidad que puede hacer que desaparezca sin que nos
demos cuenta todo lo que hemos logrado.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 103.
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Atacar a seres queridos.
Problema de la ira y el enfado.
No obstante, el problema con los elefantes de batalla es que, si pierde su compostura y le
entra el pánico, ataca a lo que tenga más cerca que, generalmente, son los soldados de su
propio ejército. Lo mismo ocurre con las personas que están dominadas por el odio y la
violencia. En la mayoría de los casos proyectan su enfado y violencia sobre su familia y sus
seres queridos, que son, en realidad, sus principales aliados en la vida y no sus enemigos.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 111.
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Las dos acumulaciones.
Sabiduría y energía positiva.
Estos dos factores, sabiduría y energía positiva, se conocen como “las dos acumulaciones”.
Todas las prácticas de iluminación pertenecen a una de estas dos categorías y todas las
aplicaciones espirituales contribuyen en uno de estos dos modos. Cuando se alcanza
finalmente la Iluminación, el primero se transforma en el darmakaya, la dimensión sin forma
de la sabiduría de un buda, y el segundo se convierte en el rupakaya, la dimensión de la
forma emanada.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 114.
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Codicia social.
Define nuestra era: kaliyuga.
Si el mundo viviera un día una era dorada, probablemente sus gente contemplarían
divertidas nuestro período actual de la historia; pues, en nuestros días, la mente humana
parece estar obsesionada exclusivamente con la acumulación de riqueza personal. El
resultado es que estamos despojando a nuestro planeta de sus recursos naturales,
destrozando el medio ambiente y minando las mismísimas bases de vida en la Tierra. Una de
las razones por las que los budistas llaman a la era presente kaliyuga o “era oscura” es que
la aberración de la codicia está tan extendida que ni siquiera se la considera negativa.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 115.
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Dos niveles de la realidad.
Última y conciencia.
El budismo habla de dos niveles de realidad. Por una parte, está la realidad última de la
naturaleza vacía de las cosas, la manera en la que tanto la persona como los fenómenos
carecen de cualquier tipo de condición última, existencia inherente o identidad que pueda ser
hallada. Por otra parte, está el nivel funcional de las personas y de los fenómenos que
aparecen convencionalmente.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 127.
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Sabiduría budista.
Libera del karma y los engaños.
Es la sabiduría que percibe, directamente y de forma no conceptual, la naturaleza vacía de
existencia inherente del ser y de los fenómenos, los cuales se encuentran más allá de la
dualidad de tener una condición separada e independiente. Esta comprensión profunda y
directa es la que rescata al practicante de las pautas kármicas y de las distorsiones
emocionales y cognitivas, proporcionándole la alegría de la liberación eterna.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 133.
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Sufrimiento del apego.
Creación de adicciones.
Los problemas de atracción hacia el fulgor de la realidad convencional son más ubicuos. Una
vez que se es adicto a uno de ellos, no tiene fácil remedio, aparte del inmenso tiempo preciso
para llegar, finalmente, a la comprensión de la naturaleza insatisfactoria de la adicción.
Cuando no se conoce la naturaleza vacía de los fenómenos, es difícil relacionarse con un
objeto desde un estado libre de las disposiciones mentales de atracción, aversión o
complacencia.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 141.
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Mente y problemas.
Causa interna y externa.
El Buda dijo: “Al subyugar la propia mente se subyuga al mundo entero”. Los budistas ven
cualquier problema o conflicto externo como parte de un proceso psíquico y espiritual de
mayor envergadura. La situación que aparece como real es sólo la punta del iceberg de lo
que está ocurriendo. La eliminación del problema externo no es tan importante como la
localización, en el propio proceso interno, de la razón de su origen.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 143.
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Mente bodi.
Y cultivo de la compasión.
En las escrituras budistas, los métodos que abogan por el despertar de la mente bodi utilizan
repetidamente las palabras “para beneficio de todos los seres vivos”. Por ejemplo, los textos
sobre la práctica del Loyong recomiendan que comencemos cualquier actividad con la
oración consciente de que la acción sea de beneficio para todos los seres vivos. Debemos
mantener este pensamiento altruista a lo largo de nuestra actividad y, al término de la misma,
dedicar cualquier energía positiva que hayamos generado con ella para el logro de la
Iluminación en beneficio de todos los seres.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 152.
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Definición del dharma.
Protegernos del sufrimiento.
Una de las definiciones de darma, o impulso espiritual, es “lo que protege la mente del
sufrimiento”. En otras palabras, un método es sólo realmente espiritual si su aplicación
extrae, del continuo mental el practicante, las dos causas del sufrimiento: el karma negativo y
las emociones aflictivas. Los supuestamente llamados métodos espirituales que fracasan en
este aspecto no son más que desviaciones. Cualquier método que efectúe esta extracción es
darma.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 160.
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Vacuidad y tres círculos.
Hacer la acción y el objeto.
…tenemos la imposibilidad de encontrar la naturaleza vacía de sus tres círculos. No es
posible hallar ni al hacedor de la acción, ni la acción que se efectúa, ni el objeto de tal
actividad. Estos tres círculos no tienen una realidad verdadera, separada, inherente o que
pueda ser hallada; carecen de naturaleza propia. Existen sólo convencionalmente como
etiquetas o imputaciones mentales.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 165.
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Voluntad e iluminación.
Dar a los otros.
El acto supremo de voluntariado es ofrecerse para alcanzar la mente de la Iluminación; la
caridad suprema es dar al mundo nuestra propia trascendencia; y la suprema causa política
es la propia liberación del karma y de los engaños. Cuando sea éste el centro de nuestra
atención, todas las otras buenas tareas que realicemos serán significativas.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 171.
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Meditación como dhyana.
Chan chino/ Zen japonés.
El quinto paramita es el de la absorción meditativa, o dhyana en sánscrito. Es este término el
que se tradujo al chino como ch’an y al japonés como zen, dando lugar a las escuelas
budistas de esos nombres.
La absorción meditativa se describe como un estado mental estable y concentrado que ha
evolucionado a partir de la atención y la alerta. Es un requisito indispensable para el cultivo
de un conocimiento intuitivo más profundo de la vacuidad y de la naturaleza vacía de la
existencia.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 179.
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Camino medio e iluminación.
Dos obstáculos: nirvana y samsara.
Las personas que siguen el camino de la liberación y la Iluminación deben evitar dos peligros
principales: la tendencia a la complacencia en el samsara, o gloria mundana, y el camino
hacia la complacencia en el nirvana, o goce trascendental. La aspiración del bodisatva, que
es la base para la práctica de las seis perfecciones, ayuda al practicante a evitar estos dos
obstáculos.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 186.
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Mente de luz clara.
Todo ser la tiene.
…los seres que se hallan en los niveles básicos de conciencia caen presa de las distorsiones
y de los engaños porque no comprenden la naturaleza de su ser. Movidos por estos factores,
se implican en comportamientos negativos y crean sufrimiento para sí mismos y para los
demás. Incluso la persona que parece más malvada tiene la mente de la luz clara primordial
como centro de su existencia.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 190.
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Mente de luz clara.
Buda, Dalai Lama: esperanza.
El Buda dijo: “El mundo está dirigido por la mente, que es la creadora de todos los actos,
buenos y malos. Gira como una rueda de fuego, se mueve como las olas, quema como un
incendio en el bosque y se ensancha como un gran río.
Como su Santidad el presente Dalai Lama la expuso una vez: “La mente de la luz clara, que
yace dormida en los seres vivos, es la mayor esperanza de la humanidad”.
Joyas de Sabiduría del Tíbet, VII Dalai Lama, Ediciones Dharma, 2003, p. 190, 191.
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