2014 Docudismo Pablo Campos Nieto Pablo Casas Quiroga Sofía Caamaño Deus Laura Filloy Martínez Tania Brandariz Portela LAS DROGAS, ¿LEGALIZACIÓN O PROHIBICIÓN? Introducción Las drogas son, según la Real Academia Española, sustancias o preparados medicamentosos de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno. El término “droga” puede ser utilizado en varios contextos: lo podemos entender como todo fármaco o principio activo de un medicamento, un elemento de origen biológico natural o producto obtenido de él por diversos métodos o también como sustancias producidas artificialmente que produce efectos en el sistema nervioso central. En todas las drogas hay un riesgo y no existe consumo alguno que pueda considerarse totalmente seguro. Su ingesta se ha intensificado en varios países en los últimos años, al igual que su accesibilidad. Se han desarrollado diversos métodos para determinar su abuso, por ejemplo a través de la orina, el suero, la bilis o el pelo. La mayor experiencia en el tema de la identificación de las drogas la tiene Estados Unidos, esto es debido a que se posiciona como uno de los lugares de mayor consumo. En el país americano existen organismos como la DEA (US Drug Einforcement Administration) que establece las formas de análisis y muestran los casos que se van presentando de consumo de mezcla de drogas e innovaciones de los consumidores para que los análisis den resultados negativos. Generalmente se utilizan inmunoensayos para realizar los primeros análisis en hospitales, centros de rehabilitación y/o laboratorios de "respuesta rápida", pero estos ensayos sólo permiten detectar un grupo limitado de sustancias a bajas concentraciones. . Es por ello, que desde hace más de una década varios grupos de investigación, que incluyen los laboratorios de los autores, algunos de ellos en conjunto con empresas de elementos de cromatografía( método físico de separación para la caracterización de mezclas complejas), han intentado desarrollar y/o mejorar los métodos cromatográficos de análisis simultáneo de un rango amplio de drogas. Para poder comprender el tema de las drogas, debemos conocer distintos términos que se relacionan, por lo general, con el asunto a tratar: Legalización: La legalización de una conducta supone la permisibilidad de realizar ese acto. Existen casos en los que se puede llegar a la despenalización de la misma. En conclusión, la conducta constituía delito o infracción administrativa, por lo que acarreaba una pena o una multa. Tras este proceso de legalización, los ciudadanos pueden realizar dicha conducta libremente. Liberalización: Se trata del proceso por el cual se pasa de una economía sujeta al control del Estado a una economía de mercado. Supone siempre un cambio de manos públicas, que sería el Estado, a manos privadas. Despenalización: Eliminación del carácter penal de una acción considerada delictiva. Un ejemplo claro puede ser una idea conocida por todos: La despenalización del aborto. Regularización: Regulación. Puesta de algo en estado de normalidad, ajuste o determinación de unas normas. Características del mercado de las drogas Las personas que defienden la legalización de las drogas alegan que si esto ocurriera se pondría fin al negocio del narcotráfico (comercio de substancias tóxicas que engloba la fabricación, distribución, venta, control de mercados, consumo y reciclaje de estupefacientes potencialmente dañinos para la salud), al traer a la superficie el mercado negro existente. Sin embargo, esto no es así ya que la legalización no supondría el fin de los capos del narcotráfico. Estos simplemente se organizarían como oferentes legales. Es cierto que sí supondría una bajada de los precios, pero esto conllevaría un mayor volumen de venta-consumo. Por lo tanto, el abaratamiento del precio no anularía la delincuencia pero sí aumentaría el volumen de adquisición. No obstante, es difícil esclarecer e identificar una cantidad exacta que represente el dinero que mueven las drogas en el mundo ya que se trata de sustancias ilegales que no están sometidas a ningún tipo de control. El último intento de cuantificar la industria de las drogas lo realizó la Organización de las Naciones Unidas, el año 2005. Según la ONU el comercio de drogas llega a los 64.000 millones de euros al año, más del doble de los 28.000 millones del comercio de cereales, principal fuente de alimentación mundial. Pero esto es sólo una pequeña parte del negocio. Cuando las drogas llegan a los mercados de distribución local, su comercio llega a tener un movimiento de 220.000 millones de euros, una cantidad que supone 55 veces lo que invierte toda Europa en la investigación sobre el cáncer. Y es que las drogas aumentan muchísimo de precio durante el proceso de distribución. Desde el productor hasta el comprador final hay muchos intermediarios y cada vez que la sustancia pasa de mano en mano se encarece su precio. Cuando un consumidor compra una droga ilegal, paga hasta 25 veces el precio que cobró el productor. Este dinero procede de las personas que compran estos productos. Si este mercado fuera un país, el PIB de este estraperlo estaría en el puesto 21. En el supuesto de que se distribuyera el precio de las drogas que se consumen en el mundo entre los habitantes del planeta, obtendríamos que a cada uno le correspondería un gasto de 50 euros al año. El comercio de drogas genera la mitad de las ganancias de la delincuencia organizada: solo el tráfico de cocaína mueve más de 64.600 millones de euros. Sudamérica es epicentro de la producción de coca; por ejemplo, los agricultores andinos obtuvieron 760.000 millones de euros del comercio de cocaína en América Latina. La cocaína y la heroína son los dos mercados de droga que más dinero generan; suman 116.000 millones de euros, aunque el consumo de ambas sustancias se mantiene estable, e incluso desciende, como en Europa, donde ha tocado techo. La mayor parte del dinero del mercado de la cocaína se blanquea en América del Norte y Europa, pero hay ganancias de otros mercados que se lavan en el Caribe. Destacable es el caso de Afganistán, donde la producción de opio aumentó un 133% en Afganistán y genera 1.064 millones de euros, el 9% del PIB. La ONU calcula que el 90% del opio que se consume en el mundo proviene de este país. Aunque drogas también son otras como el alcohol y el tabaco. Sólo en España, cada año nos gastamos en estos productos más de 18.500 millones de euros. En el caso concreto del alcohol, la capitalización del mercado conjunto de los cinco mayores productores de bebidas alcohólicas del mundo ronda los 227.000 millones de dólares. Hace seis años, en 2004, se vendieron a nivel mundial unos 200.000 litros de alcohol, y la cifra no ha parado de crecer desde entonces, gracias en gran parte a la contribución de los países en vías de desarrollo. Los países productores de café, sustancia que también consideramos como droga legal, ingresaron 23,6 mil millones de dólares de sus exportaciones de café en 2011. Relación sociedad-drogas Hoy en día, el consumo de drogas no parece ser aceptado socialmente. De hecho, muchas de las sustancias que generan dependencia están ilegalizadas por la mayor parte de los gobiernos y las personas que hacen uso de ellas no tienen una buena consideración en su entorno. Al menos, es el canon general, el modelo al que parecen responder los casos de este tipo. Sin embargo, si echamos la vista atrás y hacemos una valoración diacrónica de la consideración de las drogas en las diferentes culturas, podemos comprobar que esto no ha sido siempre así. Podemos ir analizando la historia por bloques. El primero de ellos, al que hacemos mención, es la Prehistoria. Obviamente, toda la información extraída de este análisis es fruto de los estudios de los expertos. No existe documentación sobre esta época. Por el contrario, podemos vaticinar que durante esta etapa se consumían sustancias adictivas o alucinógenas que se usaban en los ritos religiosos. Con más seguridad en lo argumentado, en la Antigua Grecia se consumían drogas con efectos psicodélicos en los sacrificios y fiestas en honor a los dioses. Como podemos comprobar hasta el momento, este tipo de sustancias han sido consumidas por las diferentes sociedades históricas y han acompañado la evolución del hombre hasta la actualidad. De este modo, aunque las sustancias alucinógenas han sido una constante en muchas comunidades, la droga por excelencia que consumían fundamentalmente los mediterráneos (siguiendo el hilo establecido por la referencia a la Grecia Antigua) era el alcohol. Recordemos que a Baco, uno de los dioses del Olimpo, se le veneraba por ser el protector del vino. También en el catolicismo, aún hoy día, se considera esta bebida sagrada. Mientras en Occidente se consumía el alcohol en Oriente era más habitual el uso de sustancias como el opio, que provenía del cultivo de la planta de la adormidera. A partir de la Baja Edad Media, cuando se comenzaron a establecer relaciones comerciales entre las dos partes del mundo, el este se centró en su venta y el oeste en su consumo. Llegaron a constituir una parte importante de la financiación de los estados e incluso hubo conflictos a raíz de ello. La guerra más conocida es la Guerra del Opio que enfrentó a Gran Bretaña con el gigante chino. En la época más contemporánea, durante el desarrollo de la Revolución Industrial, el consumo de drogas fue en aumento por parte de la población. Uno de los motivos que se alegan para explicar este fenómeno es que los obreros las consumían para poder hacer frente a las duras condiciones de vida. El alcohol era la más frecuente pero el opio y los alucinógenos fueron usados en su mayoría por parte de los artistas e intelectuales más reconocidos de su momento. En el siglo XX el consumo de drogas comenzó a prohibirse. El hecho más conocido es la implantación de la Ley Seca en los EEUU de los años 20. Su resultado fue contraproducente porque lo único que consiguieron fue aumentar el consumo de alcohol y favorecer el desarrollo del mercado negro. Otro episodio de la historia más reciente son los años 60. Con los movimientos hippie y pacifista se reclamó el consumo habitual de drogas de efectos alucinógenos como el LSD. Grupos tan destacados de la música como fueron The Beatles llegaron a componer canciones haciendo referencia a esto. Actualmente se ha experimentado un aumento de la producción de las drogas sintéticas que se fabrican en los laboratorios y cuyos efectos parecen ser más devastadores. Podemos comprobar, con esta breve referencia a la historia, que los diferentes gobiernos han ido prohibiendo el consumo de este tipo de sustancias en función de la aparición de nuevas sustancias o con el aumento de su consumo por parte de la población. Tipología de las drogas Clasificar las drogas en una u otra categoría depende enormemente del criterio que decidamos seguir. En este ámbito, más que en muchos otros, las pautas escogidas para elaborar una lista de sustancias adictivas son casi infinitas. De esta manera, podemos dividirlas según su origen, los efectos que tenga sobre la salud del consumidor, su grado de dependencia etc. Nosotros hemos elaborado una tipificación de las drogas atendiendo a los informes elaborados por la Organización Mundial de la Salud. Siendo el organismo internacional por excelencia en cuestiones de salud y bienestar, hemos considerado que su clasificación está avalada por expertos y tiene un carácter más general. Además, en los diferentes grupos en los que se dividen los tipos de drogas podemos incluir otras clasificaciones. Por tanto, la categorización es la siguiente: Grupo I: opio y sus derivados. El opio es una sustancia que se extrae de la adormidera, una planta semejante a la amapola. Su consumo es ilegal aunque se puede usar, en determinadas circunstancias, con fines terapéuticos. Sus derivados son, entre otros, la morfina, la heroína y la codeína. Su efecto más destacado es la relajación y somnolencia que se produce tras su consumo. Aun así, sus consecuencias son variadas en función del tipo de opiáceo que se tome Grupo II: barbitúricos, tranquilizantes y alcohol. Tanto los barbitúricos como los tranquilizantes son fármacos y, por tanto, su consumo es legal. Producen un alto grado de adicción y hoy en día se intenta sustituir su uso por otro tipo de medicamentos de efectos menos agresivos para la salud. Se utilizan para tratar trastornos depresivos o insomnio. El alcohol, por otra parte, es una bebida también legal y cuyo consumo es muy generalizado en la sociedad. Sus efectos son, fundamentalmente, la euforia, la desinhibición o incluso la dificultad comunicativa. Estas consecuencias se experimentan poco después de ser ingerido. Grupo III: cocaína, anfetaminas y sus derivados. La cocaína es una sustancia que procede de un arbusto y es una de las drogas más peligrosas que se consumen hoy en día. Produce una falsa sensación de agilidad intelectual, euforia o aumento de la temperatura corporal. Tiene un altísimo grado de adicción. La anfetamina, por otra parte, deriva de un compuesto químico. Puede utilizarse para el tratamiento de ciertos problemas de salud aunque comienzan a buscarse alternativas a su uso. Por tanto, solo es legal única y exclusivamente si está bajo una rigurosa prescripción médica. Sus efectos son, de nuevo, la euforia e incluso el comportamiento agresivo y violento de su consumidor. Grupo IV: derivados cannabáceos, LSD y otros. El cannabis proviene de una planta y su uso puede llegar a ser medicinal cuando se tratan ciertas dolencias. De todas formas, debido a sus efectos (varían mucho de persona a persona pero suelen producir desorientación, relajación o incluso alucinaciones) está prohibido en muchos países. La marihuana o el hachís tienen el mismo origen que el cannabis. El LSD es una droga cuyas consecuencias, derivadas de su consumo, suelen ser las alucinaciones, la sudoración o los temblores. Aunque su uso se extendió durante los años 60 incluso para tratar trastornos psicológicos, hoy en día es ilegal. Por tanto, de esta primera clasificación también podemos extraer otra, muy común y relacionada con los efectos que las drogas producen en sus consumidores: alucinógenas, depresoras o estimulantes. En este último grupo se encontrarían dos sustancias legales y cuyo uso, al igual que el alcohol, está totalmente aceptado en la sociedad. En este caso nos referimos al tabaco y la cafeína. Legislación internacional La legislación internacional de narcóticos se constituye por tres convenciones ONU, la del 1961 (Convención Única sobre Estupefacientes), la del 1971 (Convención sobre substancias sicotrópicas), la del 1988 (Convención de las Naciones Unidas contra el trafico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas): La convención del 1961 indica que “la posesión, el consumo, el comercio, la distribución, la importación, la exportación, la manifactura y la producción de drogas es exclusivamente limitada a propósitos médicos y científicos”. Se debe de establecer una cooperación penal para asegurar que las drogas sean utilizadas solo lícitamente (bajo prescripción medica). La convención del 1971 se parece a la Convención de 1961, pero establece un sistema de control internacional para substancias psicotrópicas. La convención del 1988 refleja la respuesta de la comunidad internacional a la creciente cultivación ilícita, producción, manifactura y tráfico. La legislación internacional de narcóticos marca una línea entre el uso lícito (médico) e ilícito (no medico), y establece medidas para la prevención del uso ilícito, incluyendo medidas penales. El preámbulo de la convención del 1961 declara que las partes de la convención “reconocen que la drogodependencias de drogas narcóticas constituye un serio problema para el individuo y se relaciona con un daño social y económico para la humanidad”. Las Convenciones se revisan cada diez años y han sido considerablemente emendadas. El sistema de control sobre las drogas incluye la Oficina contra la Droga y el Delito (UNODC), el panel de control internacional sobre narcóticos (INCB), e la comisión de estupefacientes. El trabajo de estas instituciones influye de manera positiva y esencial en la reducción de la demanda internacional de drogas y en la reducción de la oferta. Ellos también están atacados por los que buscan legalizar las drogas. Se afirma frecuentemente y falsamente que la que se define “Guerra a las drogas” es inapropiada y se ha convertido en un demostrable y costoso fracaso. Algunos argumentan que muchos recursos han sido invertidos en la prevención del consumo de drogas y en la supresión de la manifactura ilícita, el tráfico y la oferta. También se afirma que lo que es esencialmente un problema medico crónico se ha convertido en un asunto de justicia criminal con remedios inapropiados que hacen de personas inocentes “criminales”. En breve el argumento erróneo es que el dinero de la prohibición haya sido gastado y que los recursos financieros incalculables relacionados a esta actividad hubieran sido mejor gastados para el bienestar general de la comunidad. Los grupos que apoyan la legalización son: personas que consumen drogas, los que opinan que el sistema actual de control haga más daño que beneficio, y los que quieren ganar mucho dinero comercializando las nuevas sustancias aditivas una vez que hayan sido autorizadas. Además, de la peligrosa distribución de drogas, los distribuidores circulan información especiosa y engañosa. Ellos apoyan la convención errónea que las drogas son inocuas, añadiendo así un pensamiento siempre más confundido. Argumentos creados superficialmente, y falsamente persuasivos son presentados y pueden ser aceptados por personas que se preocupan, que tienen buenas intenciones, pero que no tienen ni el tiempo ni los conocimientos para investigar el asunto de manera más profunda, y los aceptan confiando. Frecuentemente personas de nivel reclaman que la legalización es la manera mejor de dirigirse a los mayores problemas sociales sin una prueba evidente de apoyo. Eso también condiciona a los demás, especialmente a las personas mal informadas que aceptan las declaraciones como correctas y bien informadas. Mediante esta propaganda mal informada, se hace creer a las personas que esta acción derrotará a los traficantes, quitará las ganancias al comercio de drogas y resolverá el problema de la droga de manera completa. Todos los argumentos para la legalización aparecen basados sobre la aserción que la intromisión del gobierno en las presuntas libertades civiles ha sido desastroso, costosamente ineficaz y contraproducente. En breve, se presume, contrariamente a la evidencia, que la prohibición ha producido más gastos que beneficios, y que consecuentemente el uso personal de drogas debería ser permitido. Los defensores reclaman que la legalización eliminaría los enormes gastos incurridos en la prohibición y quitaría las ganancias del crimen para los proveedores y los distribuidores. Además reivindican que despenalizaría lo que ellos consideran un comportamiento humano comprensible y también prevendría el sobrecargo del sistema de justicia penal que ha abiertamente fallecido en hacer fruente a la presión. Además de manera irracional se argumenta que no se desperdiciaría el tiempo de la policía con crímenes minores de droga, y los tribunales serán liberados de los atrasos de los casos triviales y las cárceles no serán utilizadas como almacenes para los que deciden de hacer uso de drogas, y los recursos ahorrados podrían ser utilizados de manera más eficiente. Tipos de legalización de drogas La palabra legalización puede tener uno se los siguientes significados: 1.Legalización total- todas las drogas ilícitas como la heroína, la cocaína, la metanfetamina, y la majuana, serían legales y manejadas como productos comerciales. Ninguna regulación nacional será necesitada para supervisar la producción, la mercadotecnia o la distribución. 2.Legalización regulada- La producción y la distribución de las drogas será regulada por el gobierno con limitaciones y cantidades que se podrían comprar y la edad de los compradores. No habrán sanciones penales o civiles por la posesión, la manifactura o la distribución de las drogas, a menos que estas acciones violen el sistema de regulación. A la venta de drogas se podrían aplicar impuestos. 1.Descriminalización- La descriminalización elimina las sanciones penales para el consumo de droga y aplica sanciones civiles para la posesión de drogas. La legalización de las drogas actualmente ilícitas, marihuana incluida, no es una solución viable para el problema global de las drogas y podría en realidad exacerbar el problema. Las convenciones ONU han sido adoptadas gracias al reconocimiento por parte de la comunidad internacional que las drogas constituyen un enorme problema social y que el comercio afecta negativamente la economía global y la viabilidad de algunos países que se han convertido en rutas de transito. Las enormes sumas de dinero ilegal generadas por el comercio de droga fomentan el lavado de dinero y se han conectado inextricablemente con otras actividades del crimen organizado internacional como el terrorismo, el trafico humano, la prostitución y el comercio de armas. Los señores de las droga (los Narcos) han subvertido los gobiernos democráticos de algunos países con gran detrimento de los ciudadanos respetuosos de la ley. Legislación nacional El nuevo Código Penal, aprobado por la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, sigue castigando como delito el cultivo, la elaboración y el tráfico dedrogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, así como en general, cualquier otra actividad (incluida la posesión) que tienda a promover, favorecer o facilitar el consumo ilegal de unas y otras. El indicado texto legal mantiene, a efectos de aplicación de las penas por el citado delito, la distinción entre drogas que causan grave daño ("duras") a la salud y drogas que no causan ese grave daño("blandas"). La pena de prisión aplicable, si se trata del primer tipo de drogas, puede llegar hasta 20 años (la máxima prevista en el Código Penal), conllevando además, una multa de hasta el séxtuplo del valor final de la droga. En el caso de sustancias que no causen ese grave daño, la pena máxima es de 6 años y 9 meses de prisión, y multa igualmente, de hasta el séxtuplo del valor final de la droga. El Código Penal contempla también, de forma específica, como circunstancia eximente, la intoxicación plena por consumo de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras con efectos análogos, así como la comisión de un delito bajo la influencia del síndrome de abstinencia, a causa de la dependencia de tales sustancias; y, como atenuante, la actuación del responsable a causa de su grave adicción a las mismas. En dicho Código se prevé, asimismo, la posibilidad de suspender la ejecución de las penas privativas de libertad de duración no superior a tres años, impuestas por delitos cometidos a causa de la dependencia de las citadas sustancias, siempre que los penados se encuentren ya deshabituados o sometidos a tratamiento, y no se trate de reos habituales. Igualmente, se castigan como delitos la adquisición, conversión o transmisión de bienes, si se conoce que su origen proviene de un delito de tráfico de drogas, y la ocultación de la verdadera naturaleza, origen y propiedad de los mismos (blanqueo de bienes); así como también la fabricación, transporte, distribución y comercio de los denominados "precursores" (sustancias químicas susceptibles de empleo en la elaboración de drogas ilegales), conociendo que van a emplearse en el cultivo, fabricación o tráfico de drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas. La Ley sobre Protección de la Seguridad Ciudadana, de 1992, introduce algunas novedades importantes respecto al consumo y tenencia de drogas. Así son objeto de sanción administrativa (multas, suspensión del permiso de conducir, etc.) y, por tanto, no tienen consideración de delitos, el consumo en lugares públicos y la tenencia ilícita de drogas ilegales, aun cuando sea para el propio consumo (si se destinaran al tráfico sería un delito castigado con penas de prevención), así como también el abandono en dichos lugares públicos de los útiles o instrumentos utilizados para el consumo de tales drogas. La misma Ley, no obstante, prevé la posibilidad de suspender la ejecución de tales sanciones, en los casos en que el infractor se someta a un tratamiento de deshabituación en un centro o servicio debidamente acreditado. En 1993, se promulga la Ley de prevención del blanqueo de capitales, dirigida a prevenir y dificultar el blanqueo de capitales provenientes de actividades delictivas (por ejemplo, aquéllas relacionadas con el tráfico de drogas). Esta Ley impone obligaciones administrativas de información y colaboración a las entidades financieras, aplicándose, asimismo, a otras actividades profesionales o empresariales (casinos, etc.) que puedan ser utilizados para dicho blanqueo. La Ley 36/1995, de 11 de diciembre, sobre creación de un Fondo procedente de los bienes decomisados por tráfico de drogas y otros delitos relacionados regula el destino de los citados bienes, estableciendo que los mismos se aplicarán a la prevención de las toxicomanías y a la asistencia e inserción social y laboral de drogodependientes (como mínimo un cincuenta por ciento de los bienes), así como a la mejora de las actividades de prevención, investigación y represión de los citados delitos, y a la cooperación internacional en estas materias. La Ley 3/1996, de 10 de enero, sobre medidas de control de sustancias químicas catalogadas susceptibles de desvío para la fabricación ilícita de drogas ("precursores"), establece un control administrativo sobre las actividades que tienen por objeto las referidas sustancias, a través de la imposición de diversas obligaciones: inscripción en registros públicos, posesión de licencias de actividad y comunicación a las autoridades competentes de operaciones sospechosas. Efectos de las drogas en la salud Las drogas producen graves efectos sobre la salud a corto y largo plazo. Todas interfieren en el funcionamiento normal de nuestro Sistema Nervioso y alteran nuestras capacidades. Los efectos a corto plazo más frecuentes suelen ser la euforia y la desinhibición; socialmente aceptados, mientras que los efectos a largo plazo son mucho más graves y perjudiciales. La heroína provoca graves trastornos digestivos, así como infecciones, depresiones, ansiedad y alteración de la personalidad. La cocaína se asocia con graves trastornos neurológicos, paranoias, psicosis y depresión. El cannabis, por su parte trae consigo problemas de concentración, memoria y aprendizaje. Además, potencia la esquizofrenia y otras enfermedades mentales. En cuanto al éxtasis su consumo produce a largo plazo hipertermia, insuficiencia renal o infarto. También provoca crisis de ansiedad y psicosis. Estos efectos, sobretodo la psicosis, coinciden con el LSD, que también se asocia con riesgo de suicidio y aparición de alucinaciones sin estar drogado. El tabaco y el alcohol, las drogas socialmente aceptadas y cuyo consumo está legalizado provocan también graves daños. El tabaco es el responsable de muchos tipos de cáncer: pulmón, laringe… El alcohol causa daños en el hígado y páncreas, así como demencia alcohólica. A.Existe una relación directa y demostrable entre el consumo de determinadas drogas y el riesgo en accidentes de circulación o laborales. Todos los días nos llegan noticias de personas que superan la tasa máxima permitida y provocan accidentes mortales. Concretamente el alcohol está implicado en el 30% y 50% de los accidentes mortales, según datos de la DGT. B.Las drogas causan una gran adicción, lo que suele llevar a la Drogodependencia, es decir la enfermedad producida por el consumo de sustancias, abuso de fármacos o habituación a fármacos. Esta drogodependencia se asocia con dos conceptos, tolerancia y dependencia. El primero se refiere a que cada vez necesitamos más cantidad para obtener los mismos efectos y el segundo que cada vez tenemos más necesidad de tomar drogas, aumenta la adicción. 1.Las drogas causan graves trastornos familiares, la adicción afecta de manera indirecta al resto del núcleo familiar, son comunes las discusiones, peleas o robos para conseguir dinero. 2.Las drogas vuelven mucho más agresiva a la gente y producen la violencia o las peleas callejeras. 3.Si se legalizasen las drogas, aumentaría su consumo, ya que como el alcohol o el tabaco, no lo veríamos como algo tan malo. Además el acceso a ellas sería más fácil. ¿Cómo se impide el mercado a los jóvenes? A.La legalización de las drogas no haría desaparecer el mercado negro que tiene detrás, al igual que ocurre con otros artículos legales como las armas o el tabaco. Si se legalizan el mercado negro vendería drogas más baratas y de peor calidad. No desaparecería el narcotráfico. B.Con relación al mercado negro hay que destacar los graves problemas asociados al mercado de la droga, uno de ellos puede ser la prostitución o la delincuencia. Características económicas del mercado de las drogas Las personas que defienden la legalización de las drogas alegan que si esto ocurriera se pondría fin al negocio del narcotráfico (comercio de substancias tóxicas que engloba la fabricación, distribución, venta, control de mercados, consumo y reciclaje de estupefacientes potencialmente dañinos para la salud), al traer a la superficie el mercado negro existente. Sin embargo, esto no es así ya que la legalización no supondría el fin de los capos del narcotráfico. Estos simplemente se organizarían como oferentes legales. Es cierto que sí supondría una bajada de los precios, pero esto conllevaría un mayor volumen de venta-consumo. Por lo tanto, el abaratamiento del precio no anularía la delincuencia pero sí aumentaría el volumen de adquisición. No obstante, es difícil esclarecer e identificar una cantidad exacta que represente el dinero que mueven las drogas en el mundo ya que se trata de sustancias ilegales que no están sometidas a ningún tipo de control. El último intento de cuantificar la industria de las drogas lo realizó la Organización de las Naciones Unidas, el año 2005. Según la ONU el comercio de drogas llega a los 64.000 millones de euros al año, más del doble de los 28.000 millones del comercio de cereales, principal fuente de alimentación mundial. Pero esto es sólo una pequeña parte del negocio. Cuando las drogas llegan a los mercados de distribución local, su comercio llega a tener un movimiento de 220.000 millones de euros, una cantidad que supone 55 veces lo que invierte toda Europa en la investigación sobre el cáncer. Y es que las drogas aumentan muchísimo de precio durante el proceso de distribución. Desde el productor hasta el comprador final hay muchos intermediarios y cada vez que la sustancia pasa de mano en mano se encarece su precio. Cuando un consumidor compra una droga ilegal, paga hasta 25 veces el precio que cobró el productor. Este dinero procede de las personas que compran estos productos. Si este mercado fuera un país, el PIB de este estraperlo estaría en el puesto 21. En el supuesto de que se distribuyera el precio de las drogas que se consumen en el mundo entre los habitantes del planeta, obtendríamos que a cada uno le correspondería un gasto de 50 euros al año. El comercio de drogas genera la mitad de las ganancias de la delincuencia organizada: solo el tráfico de cocaína mueve más de 64.600 millones de euros. Sudamérica es epicentro de la producción de coca; por ejemplo, los agricultores andinos obtuvieron 760.000 millones de euros del comercio de cocaína en América Latina. La cocaína y la heroína son los dos mercados de droga que más dinero generan; suman 116.000 millones de euros, aunque el consumo de ambas sustancias se mantiene estable, e incluso desciende, como en Europa, donde ha tocado techo. La mayor parte del dinero del mercado de la cocaína se blanquea en América del Norte y Europa, pero hay ganancias de otros mercados que se lavan en el Caribe. Destacable es el caso de Afganistán, donde la producción de opio aumentó un 133% en Afganistán y genera 1.064 millones de euros, el 9% del PIB. La ONU calcula que el 90% del opio que se consume en el mundo proviene de este país. Aunque drogas también son otras como el alcohol y el tabaco. Sólo en España, cada año nos gastamos en estos productos más de 18.500 millones de euros. En el caso concreto del alcohol, la capitalización del mercado conjunto de los cinco mayores productores de bebidas alcohólicas del mundo ronda los 227.000 millones de dólares. Hace seis años, en 2004, se vendieron a nivel mundial unos 200.000 litros de alcohol, y la cifra no ha parado de crecer desde entonces, gracias en gran parte a la contribución de los países en vías de desarrollo. Los países productores de café, sustancia que también consideramos como droga legal, ingresaron 23,6 mil millones de dólares de sus exportaciones de café en 2011. Producción y distribución La Casa Blanca publica la lista de los que considera los mayores productores de drogas y principales países de tránsito de estupefacientes, donde figuran 22 naciones, en su mayoría de América Latina y el Caribe. Así lo indicó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en un memorando que envió al secretario de estado, John Kerry, y que la institución hizo público. Afganistán, Las Bahamas, Belice, Bolivia, Birmania, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, India, Jamaica, Laos, México, Nicaragua, Pakistán, Panamá, Perú y Venezuela son los 22 países incluidos en la lista. Producción Latinoamérica produce varias de las substancias ilícitas que se consumen globalmente, siendo la región andina la principal productora de coca del mundo y la primera suministradora de productos de cocaína. Según las Naciones Unidas, durante los últimos años, el cultivo de coca se ha incrementado en Colombia y en Perú del 3 al 5 por ciento respectivamente, mientras que en Bolivia el cultivo ha disminuido en un 12 por ciento. La amapola (de donde se produce el opio y la heroína) es principalmente producida en Asia, sin embargo también crece y se produce en pequeña escala en México, Guatemala, Colombia y Perú. Además, México produce una importante cantidad de drogas sintéticas, esteroides ilegales y fármacos que se utilizan como drogas, como el Válium y el Rohypnol. El surgimiento de Perú como el principal productor del mundo ha sido impulsado por cambios en los patrones de consumo. La mayoría de la cocaína peruana se destina al consumo en Brasil y Argentina, o se exporta a Europa. El marcado aumento en la producción de opio en Afganistán representó un paso atrás ya que este país, el productor más grande a nivel mundial de adormidera, registró un incremento de 36 por ciento en el área cultivada, pasando de 154,000 hectáreas en 2012 a 209,000 hectáreas en 2013. Con una producción de alrededor de 5,500 toneladas, Afganistán aportó el 80 por ciento de la producción mundial de opio. En Myanmar, la superficie cultivada con opio fue de 57,800 hectáreas, continuando el aumento en este rubro que se dio después de 2006. En 2013, la producción mundial de heroína volvió a aumentar a los niveles vistos en 2008 y 2011. Marruecos en uno de los principales productores mundiales de marihuana; junto con El Líbano, constituyen los principales proveedores del mercado europeo. Marruecos es, además, una ruta de tránsito hacia Europa de cuantiosos envíos de drogas fuertes, como heroína y cocaína. Holanda es un importante productor de drogas sintéticas, como anfetaminas y Éxtasis. El uso de estos estimulantes químicos y otros similares se está expandiendo por todo el mundo a una velocidad asombrosa. Holanda es también un importante productor de marihuana, que se puede adquirir abiertamente en muchas cafeterías holandesas, sin que la policía intervenga. Distribución El comercio global en drogas ilícitas genera miles de millones de dólares al año. Según algunos cálculos, el volumen económico del narcotráfico equivale al de la internacional del turismo. Las enormes cantidades de dinero en juego lo convierten en una de las actividades criminales más lucrativas y peligrosas en el mundo de los negocios ilegales. La globalización, la desregulación bancaria y los acuerdos de libre comercio ofrecen herramientas hechas a la medida de las narcomafias, algunas de las cuales poseen la organización y el alcance de las grandes empresas multinacionales. Las rutas de tráfico de cocaína producida en países de la región andina entran a Estados Unidos y a Canadá vía México, Centroamérica y El Caribe. La atención se ha vuelto recientemente hacia Centroamérica como ya que varias fuentes informan de que alrededor del 80 por ciento de cocaína hacia Estados Unidos ahora pasa a través del istmo. El incremento del tráfico por tierra (debido al desplome de las rutas del Caribe) ha resultado en mayores trastornos sociales, económicos y políticos en Centro América. Las rutas de tráfico hacia Europa son tanto de paso directo como de paso a través de países vecinos. Debido a su proximidad, las rutas europeas a menudo incluyen el transbordo en África Occidental. En años recientes, África Occidental ha crecido en importancia, con traficantes llevando a cabo centros de transbordo en los que la cocaína de la región andina se mueve hacia Europa Occidental o se almacena para venta posterior. El tráfico de cannabis es principalmente regional y el cultivo doméstico se ha incrementado en la última década. En general, América Latina está más afectada por los flujos de tráfico de drogas a través de la región y menos afectada por su uso. Bibliografía AGENCIAS. “EEUU señala a Bolivia, Colombia y Perú entre los principales países productores y de tránsito de drogas” [En línea]. El País. < http://www.elmundo.es/internacional/2014/09/16/5417f6d0e2704eb7318b456d. html > [Consulta: 24 noviembre 2014]. ÁLVAREZ, Eugenio. ‘’Drogas legales e ilegales’’. 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