834-99 SALA DE LO CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las diez horas del día veintidós de noviembre de mil novecientos noventa y nueve. Examinada la demanda de amparo presentada por señor Enrique Molins Rubio, quien actúa como representante de la sociedad Maya Country Club, Sociedad Anónima de Capital, esta Sala hace las siguientes consideraciones: Previo a efectuar el pronunciamiento sobre la procedencia de la pretensión, es preciso hacer referencia a la pretensión, específicamente a la pretensión de amparo. Ya ha determinado esta Sala con anterioridad que la pretensión es el medio de concreción o realización del derecho de acción, es decir, es la petición dirigida a un tribunal y frente a un sujeto distinto de quien pretende, sobre un determinado bien jurídico, reclamado con fundamento en unos específicos hechos. La pretensión procesal cumple en los procesos constitucionales la misma función que en otros tipos de procesos, pero se distingue de otras pretensiones por la especial referencia que en ella se hace, a la contradicción con las disposiciones constitucionales del acto que se impugna; es decir, que el pretensor estima se han violado sus derechos reconocidos en la normativa constitucional, y es por dicha razón, que aquel solicita del órgano jurisdiccional para este caso la Sala de lo Constitucional- efectúe un análisis de constitucionalidad. El amparo, en cuanto proceso constitucional, constituye un mecanismo de satisfacción de pretensiones que una persona deduce frente a otra persona determinada; en consecuencia, todo proceso supone una pretensión, que es su objeto; esto es, la materia sobre la que recae el complejo de elementos que el proceso constituye. Ahora bien, constitucionalmente la pretensión de amparo tiene su asidero en el artículo 247 inc. 1° de la Carta Magna, al establecer que "toda persona puede pedir amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia por violación de los derechos que otorga la presente Constitución"; en consecuencia, la pretensión de amparo debe necesariamente fundamentarse o hacer referencia a la posible violación o vulneración de la normativa Constitucional. Cuando se cumple tal exigencia, la pretensión no solo es viable sino que habilita plenamente la competencia de esta Sala para conocer y resolver la cuestión planteada. Por el contrario, cuando la pretensión carece de todo fundamento en las disposiciones de la Constitución, la misma es infructuosa y fallida, y amerita desestimarse "in limine litis" para evitar un proceso inútil. Decidir al respecto de lo planteado en la demanda, cuando es evidente la falta de fundamentación constitucional, significaría invadir la esfera de la legalidad, obligando a este Tribunal a revisar desde una perspectiva legal las actuaciones de los funcionarios o autoridades que actúan dentro de su competencia, situación que no corresponde al conocimiento por parte de esta Sala. De lo que puede deducirse de lo confuso de la relación de los hechos expuesta en el escrito de demanda, la sociedad impetrante reclama específicamente contra la resolución pronunciada por la Alcaldesa Municipal de Nueva San Salvador, por medio de la cual se le impone una multa por infracción a la Ley Reguladora de la Producción y Comercialización de Alcohol y de las Bebidas Alcohólicas; asimismo, contra la resolución pronunciada por el Concejo Municipal de Nueva San Salvador, que confirma la resolución de la Alcaldesa antes mencionada, actos que considera violan el derecho al debido proceso, la presunción de inocencia, la seguridad jurídica, la libertad de disposición de bienes y por ende la propiedad. Es jurisprudencia reiterada por este Tribunal, en casos como el presente, en los cuales el fundamento fáctico y jurídico carece de sostén y respaldo en la normativa constitucional, que el asunto cuestionado queda fuera de la competencia de la Sala de lo Constitucional, ya que en el fondo se alegan cuestiones que no trascienden al ámbito constitucional, sino que éstas debieron debatirse y resolverse de acuerdo a la ley que rige dichos actos, por tratarse de un asunto regido exclusivamente por normas de la legislación secundaria. Aún más, la argumentación hecha en la demanda se circunscribe a relacionar argumentos y consideraciones de las autoridades municipales que, a criterio de esta Sala, no pueden entenderse constitutivos de una real violación a derechos constitucionales y que en virtud de los mismos la sociedad demandante se haya encontrado en una situación de indefensión; y es que, como también ya se ha enunciado en anteriores resoluciones sobre ese punto, -en interlocutoria pronunciada a las nueve horas del día veinticinco de febrero del presente año, en el proceso de amparo clasificado bajo el número 63-98 -, el concepto de indefensión con relevancia jurídico-constitucional no coincide necesariamente con un concepto de indefensión meramente jurídico-procesal, pues no cualquier interpretación y aplicación de normas que puedan realizar las autoridades en el ejercicio de sus funciones, pueden equipararse a la idea de indefensión en su sentido jurídico-constitucional, sino solo cuando el particular ve cerrada, de modo irrazonable, la posibilidad de ejercer su derecho a la defensa, o se le reduce éste arbitrariamente, situación que no se ha presentado en caso sub iúdice. Por otro lado, el representante de la sociedad demandante manifiesta su disconformidad en cuanto a la supuesta errónea aplicación de la normativa concerniente a la imposición de la multa, específicamente de la Ley Reguladora de la Producción y Comercialización del Alcohol y de las Bebidas Alcohólicas. En ese sentido, ha sido jurisprudencia constante en el sentido que la Sala de lo Constitucional no puede revisar -por medio del proceso de amparo- la valoración o interpretación realizada por el aplicador del derecho que en su momento sirvieron o pudieron servir para justificar las resoluciones impugnadas, pues al hacerlo se invadiría la esfera de competencia de los jueces ordinarios lo cual supondría que la Sala actuara en una esfera que no le es propia, y es que, -como se dijo anteriormente- en el proceso de amparo la competencia de este Tribunal está limitada a conocer únicamente de las violaciones a la normativa constitucional. Es el caso concluir, entonces, que es evidente que el presente caso se trata de un asunto de mera legalidad, es decir, lo que de modo genérico el artículo 13 de la Ley de Procedimientos Constitucionales llama asuntos puramente civiles; ya que en esencia se trata de la inconformidad del impetrante con el contenido de las resoluciones administrativas, lo cual no corresponde al conocimiento de esta Sala, por no ser propio del proceso de amparo. En base a las razones anteriormente expuestas, y con fundamento en el artículo antes indicado, esta sala resuelve: Declárase improcedente la demanda incoada por el Señor Enrique Molins Rubio, representante de la sociedad Maya Country Club, Sociedad Anónima de Capital Variable.---HERNANDEZ VALIENTE--- O. BAÑOS---G. TORRES-- PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---J ALBERT ORTIZ---RUBRICADAS.