monitorización continua de glucosa (mcg) en entornos de recursos

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PRÁCTICA CLÍNICA
Monitorización continua
de glucosa (MCG)
en entornos de
recursos limitados
Kaushik Ramaiya
La monitorización continua de glucosa (MCG)
es una tecnología relativamente nueva que
tiene el potencial de ayudar a las personas
que viven con diabetes tipo 1 o tipo 2 y son
tratadas con insulina a lograr el objetivo de
control óptimo de la glucemia. En este artículo, Kaushik Ramaiya analiza las ventajas y
algunas de las desventajas de esta tecnología y las comenta desde el punto de vista de
un profesional de la salud que trabaja en un
entorno de recursos limitados. En el análisis
final, los juicios sobre su utilidad se basarán
no sólo en su eficacia sino en su eficiencia
económica. Sin embargo, al igual que sucede
con otros muchos avances, la única prueba
económica que tenemos está relacionada con
entornos de mayor nivel económico.
Marzo 2015 • Volumen 60 • Número 1
Sensor MCG conectado al abdomen y monitor de mano.
© Elizabeth Snouffer
DiabetesVoice 19
PRÁCTICA CLÍNICA
La monitorización continua de glucosa (MCG) ofrece una
medición continua de los niveles de glucosa intersticial,
un patrón completo de las excursiones de glucosa, alarmas a tiempo real de los umbrales y predicción de hipo
e hiperglucemia, así como el ritmo de alarmas a tiempo
real de las excursiones rápidas de glucemia. Para los
usuarios de la MCG hay una mejora notable del control
glucémico sin que aumente el riesgo de hipoglucemia.
Para las personas con diabetes tipo 1 que utilizan ya sea
inyecciones diarias múltiples (IDM) o bombas de insulina,
la MCG es muy útil a la hora de mejorar el control glucémico sin aumentar los riesgos de hipoglucemia grave.1, 2
En el estudio STAR 3, en el que 485 sujetos cambiaron
de IDM y análisis rutinarios de glucemia a la MCG, se
observó una importante mejora de la HbA1c sin que se
produjese un aumento de la frecuencia de hipoglucemia
grave o cetoacidosis diabética (CAD), tanto en adultos
como en niños.3
La MCG también ha resultado eficaz en otros entornos,
como en la UCI (para mantener unos objetivos de glu-
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DiabetesVoice
cemia aceptables en pacientes críticamente enfermos);4,5
en niños de corta edad (que se hayan sometido a una
cirugía cardiorrespiratoria de bypass);6 en recién nacidos
bajo riesgo de hipoglucemia neonatal;7 en pacientes con
fibrosis quística que corran el riesgo de desarrollar diabetes relacionada con esta enfermedad (DRFQ);8 y para
monitorizar a los pacientes con trastornos por almacenamiento de glucógeno, concretamente cuando va unido a
la detección de cetonas en la orina y/o lactato en sangre.9
Para los usuarios de la MCG hay
una mejora notable del control
glucémico sin que aumente
el riesgo de hipoglucemia.
En entornos de recursos limitados, en donde ya es un
problema acceder a un diagnóstico, una monitorización y
un tratamiento,10 el uso de la MCG tiene sus propias limitaciones, ya que los problemas prácticos podrían hacer que
estos dispositivos resultasen más una carga que una ventaja.
Marzo 2015 • Volumen 60 • Número 1
PRÁCTICA CLÍNICA
Desde la perspectiva de la persona con diabetes tipo 1 o
tipo 2, los obstáculos principales son la concienciación,
los costes, el suministro de equipos a utilizar y la tecnología. Existen pruebas de que muchas personas con
diabetes reducen la frecuencia de automonitorización
de la glucemia (AMG) tras iniciar la MCG).11 Esto es
contrario a lo que se necesita, es decir, la AMG debería
utilizarse como principal medición de los datos para
la toma de decisiones sobre dosificación de insulina, mientras que la MCG se utiliza para monitorizar
las tendencias glucémicas sobre las cuales se pueden
basar los ajustes de dosificación. Además, hacia el
final de la vida del sensor, la exactitud del dispositivo
es cuestionable y, por lo tanto, la AMG sigue siendo
una medición necesaria a intervalos regulares para
adoptar decisiones relativas al tratamiento, calibrar
el dispositivo y confirmar cualquier valor de MCG
poco habitual.12 En algunas ocasiones, los resultados
de la AMG podrían resultar inexactos al compararlos
con la MCG.13 Este análisis “doble” aumenta aún más
los costes y confunde a las personas con diabetes que
tengan insuficientes conocimientos, educación o predisposición ante la brecha de información tecnológica.
El otro problema para las personas con diabetes que
utilizan dispositivos de MCG son las alarmas sobre
los umbrales alto y bajo de glucosa. A menos que la
persona sepa interpretar bien estas alarmas, así como
sus ajustes y configuración, ésta podría ser una de las
principales razones para interrumpir el uso de dispositivos de MCG.12
Desde la perspectiva del médico y el proveedor sanitario, entre los principales obstáculos están la formación,
los costes indirectos (derivados del tiempo necesario
para descargar los datos, su interpretación y el tiempo
cara a cara con los pacientes) y los mecanismos de
apoyo (educación, comunicación).
Dentro de un entorno en donde la mayoría de las personas con diabetes tenga acceso limitado a las comodidades más básicas, como la insulina, las jeringuillas,
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los mecanismos de monitorización y la educación, la
introducción de los dispositivos de MCG sigue siendo un
sueño lejano, excepto para unos pocos privilegiados. En
muchas circunstancias, la insulina se utiliza más para la
supervivencia que para un control glucémico adecuado.
Kaushik Ramaiya
Kaushik Ramaiya es médico especialista y administrador médico
adjunto del hospital Shree Hindu Mandal, en Dar es Salaam
(Tanzania).
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