Declaración Corta de Fe DECLARACION CORTA DE FE Creemos que las siguientes creencias son esenciales para la salud del cristiano y la iglesia local. Hay ciertas cuestiones en las cuales los cristianos pueden tener desacuerdos, pero creemos que las que se presentan aquí son de suma importancia. Nuestra Declaración Larga de Fe se puede ver aquí. LAS ESCRITURAS. Los 66 libros que constituyen las Escrituras del Antiguo (escrito originalmente en el idioma Hebreo) y el Nuevo Testamento (escrito originalmente en el idioma Griego) fueron dadas por la inspiración de Dios, y son el único estándar suficiente, seguro, y autorizado de todo conocimiento salvadora, fe y obediencia. 1 DIOS. Hay un solo Dios, el Creador, Conservador y Gobernante soberano de todas las cosas, teniendo todo tipo de perfección en Sí Mismo y de Sí Mismo, y siendo infinito en cada uno; y a Él toda criatura le debe el nivel más elevado de amor, reverencia y obediencia. A Su vista todas las cosas están reveladas y manifiestas, Su conocimiento es infinito, infalible, y no depende de ninguna criatura. Él sabe todo, pasado, presente, y futuro. Asimismo es eterno, infinito, e inmutable (no cambia) en Su ser, sabiduría, poder, santidad, justicia, bondad, y verdad. 2 LA TRINIDAD. Dios se revela a nosotros como Padre, Hijo y Espíritu Santo, cada uno con distintos atributos personales, pero sin división en Su naturaleza, esencia o ser. 3 LA PROVIDENCIA. Dios, desde la eternidad, decreta o permite que acontezcan todas las cosas, y sostiene, dirige y gobierna perpetuamente todas las creaturas y todos los eventos sin ser de ninguna manera el autor o el aprobador del pecado, y sin destruir el libre albedrío y la responsabilidad de las criaturas inteligentes. 4 LA ELECCIÓN. La elección es la selección eterna de Dios de algunas personas para la vida eterna – no por algún mérito previsto en ellos ni por fe prevista en ellos, sino por Su mera misericordia en Cristo – y por consecuencia de esto son llamados, justificados y glorificados. Los reprobados (no elegidos) no son peores que los escogidos, sino que Dios según su buena voluntad ha decidido no escogerlos para la vida eterna, sino pasar por encima de ellos y dejarles en su estado pecaminoso natural destinado para el infierno. En todo esto Dios permanece justo, santo, amoroso y misericordioso, porque ningún ser humano merece la salvación.5 LA CAÍDA DEL HOMBRE Y EL PECADO. Dios originalmente creó al hombre a Su propio imagen, y libre de pecado; pero, por medio de la tentación de Satanás, el hombre transgredió el mandamiento de Dios y cayó de su santidad y justicia original; por lo cual su posteridad (es decir, descendientes) heredan la naturaleza corrupta y completamente opuesta a Dios y Su ley, están bajo condenación, y tan pronto como son capaces de acción moral, llegan a ser transgresores verdaderos. El pecado ha afectado todas partes del hombre: el corazón, las emociones, la voluntad, la mente, y el cuerpo. El corazón del hombre es malo (Mc 7:21-23) y enfermo (Jer 17:9). El hombre es un esclavo al pecado (Ro 6:20) y no busca a Dios (Ro 3:10-12) ni puede buscar a Dios (Ro 8:7-8). No puede entender las cosas espirituales de Dios (1 Cor 2:14). Está en un estado de enemistad contra Dios (Ro 8:7-8). Por naturaleza es un hijo de ira (Ef 2:3), aborrecedor de Dios (Ro 1:30), y un hijo del diablo (1 Jn. 3:10). Rehusa venir a Cristo (Jn 5:39-40; 3:18-20). La única esperanza que todo ser humano tiene es que Dios actúe y salve.6 EL MEDIADOR. Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, es el mediador designado divinamente entre Dios y el hombre. Habiendo tomado en Sí la naturaleza humana, pero sin pecado, Él cumplió con la ley perfectamente, padeció y murió en la cruz por la salvación de Su pueblo, la cual fue una muerta sustitutoria y propiciatoria. Fue sepultado, resucitó al tercer Declaración Corta de Fe día, y ascendió a Su Padre, en cuya diestra vive para siempre para hacer intercesión por Su pueblo. Él es el único Mediador, Profeta, Sacerdote, Rey de Su Iglesia y Soberano del universo. 7 LA REGENERACIÓN. La regeneración es un cambio de corazón, una obra sobrenatural del Espíritu Santo, quién da vida a los que están muertos en sus transgresiones y pecados, iluminando sus mentes espiritualmente para salvación con el fin de entender la Palabra de Dios, y renovando su naturaleza completa para que amen y practiquen la santidad. Es una obra solamente de la gracia gratuita y especial de Dios. El hombre no participa en la regeneración más que participa en su nacimiento físico. Es absolutamente necesaria para ir al cielo y sucede a cada uno de los escogidos de Dios, los cuales son llamados, justificados, santificados, y glorificados. 8 EL ARREPENTIMIENTO. El arrepentimiento es una gracia evangélica, en el cual el Espíritu Santo hace consciente a una persona de la maldad multiforme de su pecado, para que se humille con tristeza piadosa, que deteste, y aborrezca el pecado y a sí mismo, con el propósito de caminar ante Dios de tal manera que le agrade en todas las cosas. Arrepentimiento es un cambio de mente en cuanto al pecado que causa un dolor en el corazón por el pecado, que resulta en una consciencia más sensible al pecado, y como resultado la persona voluntariamente deja su pecado y convierte a Dios.9 LA FE. La fe salvadora es la creencia, basada en la autoridad de Dios, de cualquier cosa que se revela en Su Palabra referente a Cristo; aceptándolo y reposando en Él solamente para la justificación y la vida eterna. El Espíritu Santo obra en el corazón y acompaña toda la gracia salvadora y lleva a una vida de santidad. La fe salvadora siempre se presenta con el arrepentimiento, donde esto no sucede no hay una fe verdadera. 10 LA JUSTIFICACIÓN. La justificación es la absolución misericordiosa y total de todo pecado por Dios de pecadores que creen en Cristo mediante el sacrificio satisfactorio que hizo Cristo en la Cruz. No es dado por algo merecido ni hecho por ellos, sino por causa de la obediencia y satisfacción de Cristo; ellos reciben y reposan en Él y Su justicia por fe. 11 LA SANTIFICACIÓN. Aquellos que han sido regenerados también son santificados por medio de la Palabra y el Espíritu de Dios morando en ellos. Esta santificación es progresiva (un proceso durante toda la vida cristiana hasta la muerte) a través del suministro de fortaleza Divina, la cual todo santo busca obtener, buscando una vida celestial en obediencia cordial [es decir, dispuesta] a todos los mandamientos de Cristo. 12 LA PERSEVERANCIA DEL CREYENTE. Los que Dios ha aceptado en el Amado, y santificado por Su Espíritu, jamás caerán totalmente, ni rechazarán al final de cuentas, su estado de gracia, sino que ciertamente perseverarán hasta el final; y aunque pueden llegar a caer en el pecado por negligencia y tentación, contristando al Espíritu, impidiendo sus gracias y consuelos, trayendo reproche a la Iglesia y juicios temporales sobre ellos mismos, serán renovados nuevamente para el arrepentimiento y serán conservados, guardados, y preservados por el poder de Dios mediante la fe que da salvación. Muchos confiesan a Cristo como Señor y Salvador, pero es aquel que persevera hasta el fin que será salvo (Fil 2:16; Mat 24:13). Para tener seguridad verdadera de la salvación una persona no debe preguntarse si ha “aceptado a Cristo”, “orado para recibir a Cristo”, o “tomado una decisión por Cristo”, sino que debe examinarse a sí mismo a la luz de las Escrituras para ver si realmente está en la fe (2 Cor 13:5, 1 Jn todo). Cualquier cristiano profesante que vive un estilo de vida carnal y contrario de las enseñanzas de Cristo puede estar seguro que no es salvo y nunca lo fue (1 Jn 3:9). El creyente será conocido por su bueno fruto espiritual (Mat 7:15-20; Jn 15:1-8; 2 Cor 5:17 ) 13 LA IGLESIA. El Señor Jesús es la Cabeza de la Iglesia, la cual se compone de todos Sus discípulos verdaderos, y en Él está invertido supremamente todo poder para su gobierno. Según Su mandamiento, los cristianos han de formarse en congregaciones o iglesias particulares; y a cada una de estas iglesias Él ha dado la autoridad necesaria para administrar el orden, la disciplina y la adoración que Él ha designado. Una iglesia Neotestamentaria es una asamblea local y autónoma de personas regeneradas, bautizadas por su profesión de fe en Jesucristo, unidas en el pacto por la adoración, instrucción, y la observación de las ordenanzas cristianas, y por tales servicios que el evangelio requiere. Cada iglesia reconoce y acepta a Jesucristo como su única Cabeza, Su Palabra como su única regla suficiente de fe y práctica en todas las cuestiones de conciencia y religión. Los oficiales regulares de una iglesia son los Obispos (o Ancianos) y los Diáconos. 14 Declaración Corta de Fe EL BAUTISMO. El bautismo es una ordenanza del Señor Jesús, obligatoria para todo creyente, en el cual es sumergido en agua en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, como una señal de su comunión con la muerte y la resurrección de Cristo, el perdón de los pecados y de su entrega a Dios, para vivir y andar en vida nueva. El Bautismo no salva y no perdona los pecados en ninguna manera. Asimismo es un prerrequisito para la participación en la Cena del Señor.15 LA CENA DEL SEÑOR. La Cena del Señor es una ordenanza de Jesucristo que ha de administrarse con pan y el jugo de la vid, la cual han de celebrar Sus iglesias hasta el fin del mundo. No es en ningún sentido un sacrificio, sino que fue designado para conmemorar Su muerte, para confirmar la fe de los cristianos y para ser un vínculo, un compromiso y una renovación de su comunión con Él, y de su comunión con la iglesia. Siendo una celebración de la muerte del Señor Jesús, la cena del Señor debe ser administrada solamente al creyente, no a los incrédulos. 16 EL DÍA DEL SEÑOR. La Iglesia del Nuevo Testamento da el ejemplo de congregarse en el Día del Señor (es decir, el Domingo) para la lectura, predicación, y enseñanza de la Palabra de Dios, la adoración, la oración y el ánimo mutuo – estimulándose unos a otros a amar y a las buenas obras. Es propio ver el Día del Señor como una celebración de la resurrección de Cristo y la redención de Su pueblo. 17 LA LIBERTAD DE CONCIENCIA. Sólo Dios es el Señor de la conciencia; y El la ha dejado libre de doctrinas y mandamientos de hombres, los cuales son contrarios a Su Palabra en cualquier manera, o no tienen nada de Su contenido en ellas. Sin embargo, los magistrados civiles son colocados por Dios por lo que la sujeción de todas las cosas legales ordenados por ellos deben de ser efectuadas por nosotros en el Señor, no solamente por el castigo, sino también por motivos de conciencia.18 LA RESURRECCIÓN. Los cuerpos de los hombres se convierten en polvo después de la muerte, pero sus espíritus regresan inmediatamente a Dios – los justos descansan con Él; los impíos serán guardados bajo oscuridad para el juicio. En el día final, los cuerpos de todos los muertos, tanto de justos como de injustos, serán resucitados. La doctrina Romana (Católica) respecto al Purgatorio y el rezo, adoración e invocación de los santos e imagines es una cosa necia y herética, inventada vanamente, y no está basada en ninguna enseñanza de las Escrituras, sino que es falso, abominable, y repugnante a la Palabra de Dios. 19 EL JUICIO. Dios ha designado un día en el cual Él juzgará al mundo por medio de Jesucristo, cuando le dará a cada persona según sus obras: los perversos entrarán en el castigo eterno y los justos, en la vida eterna. 20 • Versículos de Referencia: Lo siguiente es una lista breve de versículos de apoyo y referencia para la Declaración Corta de Fe. Para brevedad, solo hemos puesto algunos de los muchos versículos por cada doctrina: 1. II Tim 3:16-17; Mat 4:4; 24:35; Sal 12:6, 19:7-11; Apoc 22:18-19 2. Deut 6:4; Gen 1:1; Col 1:16-17; Sal 148:13; Dan 4:35; Sal 135:5-6 3. Mat 28:19; Jn 1:1-4; II Cor 13:14; Gen 1 4. Is 46:10; Ef 1:11; Fil 2:12-13; Dan 4:35; Sal 135:5-6; Sant 1:13; Num 23:19; Apoc 4:11 5. Ef 1:3-5, 9, 11; Hch 13:48; Ro 8:29-30; II Tim 1:9; 1 Tes 5:9; II Tes 2:13; Rom 9:9-23; Jd 4; 1 Pd 2:8 6. Ecc 7:20; Gen 1:26; Ro 5:12; Sal 51:5; Ro 3:10-19; Ro 8:7-8 7. Jn 1:1, 14; Fil 2:5-11; 1 Tim 2:5; Heb 7:25; 1 Jn 2:1 Is 53; 2 Cor 5:21; Jn 18:11; Ro 3:24-26; 1 Pd 2:24; Jn 1:2-3; Col 1:15-17 8. Jn 3:1-8, Ef 2:1-5; Ez 36:26-27; Deut 30:6; Sal 110:3; Tit 3:3-7; 1 Pd 1:3 9. Hch 11:18; Sal 51:4; Ez 36:31; II Cor 7:10-11; Hch 26:20; Luc 13:3,5 10. Ef 2:8-9; Ro 10:14, 17; Gal 2:20; 1 Jn 3:1-3 11. Prov 17:15; Ro 3:23-26; Ro 5:1; Fil 3:9; Ro 3:33; II Cor 5:21; Gal 2:16,21; Ro 4:1-12 12. I Tes 5:23; Jn 17:17; Col 1:28; II Cor 7:1; Ro 6:19,22; 1 Cor 1:30; 1 Tes 4:3; 2 Cor 3:18 13. I Pd 1:3-5; Mat 24:13; Sal 37:23-24; Heb 12:5-11; Fil 1:6; I Cor 15:1-2; 1 Jn 2:19; Jd 24; Jer 32:40 14. Hch 2:41-47; Ef 2:19-22; Ef 4:11-12; I Tim 3:15 15. Mat 28:19; Ro 6:4; Hch 2:41; Hech 8:36-38; Mat 3:16 16. Mat 26:26-29; I Cor 11:23-26; 10:16-17 17. Hch 20:7; Heb. 10:24-25; Ef. 5:18-20; 1 Tim. 2:8; 4:13; Apoc 1:10 18. Ro 14:4; Hch 4:19; I Cor 7:23; Ro13:7; Mc 7:7 19. Gen 3:19; Ec 12:7; II Cor 5:1, 6-8; I Cor 15:51-54 20. Heb 9:27; Hch 17:31; Jn 5:22-29; II Cor 5:10; II Tes 1:7-10; Mat 25:41, 46; Apoc 14:10-11