Cuando la nobleza obliga a actuar con rapidez y eficacia

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Cuando la nobleza obliga a actuar con rapidez y eficacia
Por Yulissa Guevara, OIM
San Salvador- Ricardo tiene 37 años, es salvadoreño y sus ojos marrón claro le brillan emocionado
cuando ve a Josefa, su mujer desde hace 9 años y de origen beliceño. Esta calurosa mañana de
enero, Ricardo, Josefa y los dos niños de ella, Glen (11) y Jonathan (9) inician el viaje de regreso a
Belice gracias al apoyo y compromiso de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
en El Salvador y la Embajada de Belice en El Salvador.
La historia de Josefa y
Ricardo
inició
en
Belmopán, en el 2002.
El había emigrado para
trabajar en el campo y
allá se encontró con
ella, quien tenía varios
hijos de su anterior
relación.“Si uno quiere
a la gallina, tiene que
querer a los pollitos,
¿verdad?”,
comenta
Ricardo quien se ocupa
de los hijos de su mujer
como si fueran propios.
La Embajadora de Belice en El Salvador, Celie Paz González saluda la familia
en el aeropuerto internacional de Comalapa, minutos antes de que inicien la
repatriación. Los acompaña la funcionaria de OIM en El Salvador, Alia Mata
Por razones personales,
la
familia
García
Ramírez decidió viajar a
El Salvador hace seis
años y continuar su
vida en esta nación centroamericana. Los niños han olvidado el idioma inglés y sonríen nerviosos
al despedirse de sus amigos en la casa donde han vivido en Santa Ana. “¿Cuándo los traen de
vuelta?”, pregunta uno de sus vecinos y Glen baja la cabeza apenado de saber que no volverá a ver
a su amigo “nunca más en la vida”, remarca el niño.
El año 2011, Josefa, de 54 años, tuvo un derrame cerebral y estuvo hospitalizada un mes. Ricardo
perdió su trabajo por atender a la enferma y a sus hijos. “El día que me la dieron tenía muy
inflamada la parte derecha del cuerpo. Yo no podía llevarla a fisioterapia porque ¿cómo la llevo
hasta la capital? El poco dinero que teníamos lo gaste en las medicinas y en comida para los
niños”, comenta el noble hombre.
A pesar de que tenían el apoyo de algunos vecinos, Ricardo se encontraba solo. “Me desesperaba,
lloraba solito…yo quería que nos fuéramos para Belice porque allá esta la familia que nos puede
ayudar y están los hijos mayores de ella pero ¿cómo hacíamos para irnos?”, cuenta y sus ojos
brillan debajo de sus espesas pestañas.
Tras el accidente cerebral, Josefa perdió la movilidad del lado derecho de su cuerpo y el habla.
Ricardo la carga a todas partes, la arregla y le da masajes para ayudarle a recuperarse. Se miran y
sonríen y él logra descifrar lo que ella le dice con sonidos guturales ininteligibles para el resto.
“Este caso nos conmovió enormemente porque la familia realmente estaba pasando una situación
muy difícil. No tenían los medios para subsistir ni para viajar así que empezamos a buscar ayuda
para coordinar una repatriación por motivos humanitarios con el jefe de Misión de OIM, Norberto
Girón”, indicó la Embajadora de Belice en El Salvador, Celie Paz González.
La Embajada inició tramitando los documentos migratorios para que la familia pudiera viajar con
apoyo de la OIM, gracias al Fondo de Reserva de la Conferencia Regional de Migración (CRM) para
la Asistencia de Migrantes Regionales en Situación de Alta Vulnerabilidad.
“Cuando la Embajada de Belice nos contactó y conocimos el caso, iniciamos los trámites a la
brevedad pues realmente vimos que esta familia requería asistencia inmediata. El padre había
perdido su trabajo, los niños habían dejado la escuela y a pesar de los esfuerzos enormes de
Ricardo por ayudar a su mujer, sus capacidades eran limitadas para atender todas las necesidades
que tenían”, señaló la funcionaria de OIM encargada de la repatriación, Alia Mata.
El Fondo, creado por 11 países miembros de la CRM, está destinado a financiar retornos
voluntarios asistidos de migrantes regionales en situación de alta vulnerabilidad y es administrado
por la OIM. Mediante este apoyo, el migrante recibe atención personalizada y rápida que protege
su salud, integridad y dignidad.
Gracias a este Fondo, se da apoyo logístico y financiero de los migrantes que no pueden o no
quieren permanecer en un país receptor y que voluntariamente quieren regresar a su país de
origen, como en el caso de la familia García Ramírez.
Alia Mata de OIM El Salvador, acompañada por funcionarios de la Embajada de Belice,
acompañaron el proceso desde inicios de enero para lograr que ésta familia pudiera regresar a su
país y tener la asistencia familiar y médica que requieren.
Los niños están emocionados por subirse al avión. Nunca han visto uno. Los padres se miran y
sonríen nerviosos. “Ya nos vamos para la casa”, sonríe Ricardo y abraza a Josefa, que lo mira con
la nobleza que ve reflejada en sus ojos limpios.
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