El español de México: comunicación “a calzón quitado” Karen Hernández Galicia 2008-1 Los modos adverbiales son conjuntos de palabras que cumplen la función de un adverbio.1 Sin darnos cuenta, unimos varias palabras sólo con la intención de comunicar una manera de actuar o de realizar la acción que estamos describiendo. Pero también hay modos adverbiales que se utilizan cuando conversamos formalmente y otras que utilizamos “sin querer” en nuestras pláticas cotidianas. Ahora daré algunos ejemplos que, sin necesidad de consultar libros especializados, se me vienen a la mente sin ningún problema, puesto que los he escuchado de mis padres, amigos, hermanos y por supuesto de mí misma. A regañadientes: “Anita todo lo hace a regañadientes” (forzadamente). Sin rodeos: “Manuel siempre dice las cosas sin rodeos” (directamente). De golpe: “De pronto me dijo toda la verdad de golpe” (rápidamente, duramente). A lo barrido: “Usted pásele a lo barrido, compadre” (confiadamente). A moco tendido: “Raúl está llorando a moco tendido” (profundamente). A sus anchas: “A Mario no le importa que sea chica la cama: él duerme a sus anchas” (extendidamente). De a tiro por viaje: “¡Ya ni la amuelas, Carlitos, de a tiro por viaje haces lo mismo!” (frecuentemente). Con trabajos: “Con trabajos subí la escalera” (difícilmente). A duras penas: “Con esa actitud, a duras penas te van a dar trabajo” (difícilmente). 1 “Modos adverbiales”, en Enciclopedia Autodidáctica Océano Color, p. 90. A calzón quitado: “A calzón quitado te digo que te amo” (directamente). A mano llenas: “Con ese trabajo voy a tener dinero a manos llenas”(mucho). A flor de piel: “Su debilidad por las mujeres se nota a flor de piel” (evidentemente). A rienda suelta: “Desde que salió de la escuela, sale de su casa a rienda suelta” (desmesuradamente). De a pechito: “Se ha llevado sus problemas de a pechito” (ligeramente). Paso a pasito: “Tienes que observar bien, paso a pasito” (lentamente). A corazón abierto: “Sólo dime tus sentimientos a corazón abierto” (sinceramente). A lo macho: “De pronto entró así, a lo macho, sin saludar ni nada” (brúscamente). A lo rudo: “Entonces, ella se metió a la cocina y le aventó el sartén, así, a lo rudo” (bruscamente). Al aventón: “Eulalia siempre hace su tarea al aventón” (descuidadamente). A la yani: “¿Hoy estás peinada a la yani, verdad? (descuidadamente; abreviación de: “a la ya ni sabes qué inventar”). A la fuerza: “¡Tampoco vengas conmigo a la fuerza, eh! (forzadamente). A la de ya: “Tania todo lo quiere a la de ya” (rápidamente; de inmediato). A lo mejor: “A lo mejor viene tu marido antes de tiempo” (es muy común que este modismo, que se puede sustituir por quizás, se exprese de la siguiente manera: “a la mejor viene tu marido antes de tiempo”). Este tipo de modos adverbiales, también llamados modismos, frases hechas o locuciones adverbiales, ya están incluidas en nuestra habla tradicional; sin embargo, no podemos dar uso de ellas en una conversación formal. Por ejemplo: no es habitual que un empleado llegue ante su jefe y le diga: “Buenas tardes, señor, verá. A calzón quitado, lo que quiero es que me suba el sueldo”. Yo creo que eso no sucede frecuentemente, aunque, claro, podría haber sus excepciones. Lo más común es oír: “Buenas tardes, señor, verá. Sinceramente lo que quiero es que me suba el sueldo”. Estas expresiones no están sujetas a ninguna regla sintáctica: solamente ayudan a darle un tono humorístico y sabroso a nuestro idioma.2 Pero, esta situación puede darle serios dolores de cabeza a un extranjero que trate de entender nuestro idioma, ya que para lograr manejar este tipo de locuciones es necesario tener un contexto cultural básico3 que nos ayude a relacionar la expresión al grano, con directamente, ¡y no con un grano de elote! Es como si nosotros, hispanohablantes, tomamos un curso de inglés acá en nuestra tierra y un día, ya bien confiados de ser todos unos angloparlantes, vamos al extranjero dispuestísimos a entablar conversación. Entramos a un bar y de pronto llega un estadounidense y nos dice: “Hi guys!, come on, take your water and drink with me”. Si no tenemos las suficientes bases culturales de ese país, lo primero que vamos a pensar es que nuestro interlocutor nos está ofreciendo agua ¡en un bar! Creo que esto nos defraudaría del todo. Pero, lo que en realidad quiso decir fue que nos relajemos y tomemos un trago con él. 2 3 “Los modismos”, en La fuerza de las palabras. Véase: Ávila, Raúl, La lengua y los hablantes, pp. 37-39. Así, por ejemplo, si un extranjero nos pregunta por qué Juanito se cayó de las escaleras y nosotros le respondemos: “porque estaba corriendo echo la mocha”, creo que difícilmente nos entenderá. Aquí les van otros ejemplos de modismos: • A ciegas • Al vuelo • A sabiendas • Por poco • Cuando menos • De milagro • De antemano • De memoria • En un parpadeo • Tarde o temprano • De veras • Sin más ni más • A propósito • De mala gana • A menudo • A oscuras Ya me disculparán los muchos modismos que me harán falta y, aunque no sea necesario hacer una lista de todos ellos, no pueden negar que sin este tipo de frasecitas nuestra lengua no sería tan pícara y hermosa como lo es hasta ahora. Y sobre todo, aunque se vaya transformando el significado de las palabras al momento de hacer estas construcciones, nuestro español sigue siendo una lengua que, aun distorsionada, conserva su eficacia; es decir, su éxito comunicativo además de ser divertido, rotundo. Bibliografía ÁVILA, RAÚL. 1987. La lengua y los hablantes, México: Trillas. SELECCIONES DEL READER’S DIGEST. 1991. La fuerza de las palabras, México: Reader’s Digest. GISPER, CARLOS (coord.) 1994. Enciclopedia autodidáctica Océano color, Madrid: Océano.