Que el gremio municipal, los "ambulantes" quilomberos, la muni y el gobierno nos chupen bien la pija Escrito por Administrador Viernes, 14 de Noviembre de 2008 13:38 A veces, las cosas dan para reírse. Otras veces, por más que uno las dé vuelta y las mire desde todos los angulos, no da. O será, simplemente, que envejecer consiste en eso, en ir perdiendo la capacidad de cagarse de risa, siquiera un poco, de lo bueno, lo regular y lo peor. Pero podría ser, también, que esta provincia caníbal es muy hábil en eso de fagocitarse todo, incluso la alegría ajena. El título de esta nota no está aprobado por los manuales de periodismo, pero hoy uno tampoco tiene ganas de ser periodista. Hoy, dan ganas, simplemente, de vomitar el asco y la rabia de que aquí la vida dependa tan poco de uno y tanto de los demás, y que esos demás sean lotes de pelotudos perversos que se masturban recíprocamente con sus juegos de poder. Y si no, basta con mirar el caso de Fabricio. Un pibe honesto, transparente, más bueno que el pan de salvado, que ensaya un intento tras otro para hacer periodismo sin andar pasando la gorra por ningún despacho. A Fabricio no debiera pasarle nada malo. Es más, Fabricio se merecería que le vaya bien. Sin embargo, todavía espera que lo pasen a planta en su diario, empuja a su portal (Rid24.com) como si fuera un barrilete que no termina de llegar a los vientos más altos y, de yapa, un hijo de puta cualquiera se da el permiso de clavarle por la espalda una chuza, un puñal, o lo que carajo haya sido. Resultado, Fabricio se podría haber muerto, y todavía no está claro si la herida no le dejará una insuficiencia renal permanente. 1/2 Que el gremio municipal, los "ambulantes" quilomberos, la muni y el gobierno nos chupen bien la pija Escrito por Administrador Viernes, 14 de Noviembre de 2008 13:38 No digo tampoco que a los buenos en los países sanos les vaya bien. Pero no sé, en esos lugares la hijaputez es más casual, va empujada por el azar. Por eso tampoco hablo de países ricos, sólo digo sanos. Ninguna pobreza justifica la hijaputez como modelo de gobierno, que es lo que venimos viviendo en el Chaco desde hace mucho, pero con un notable agravamiento desde el '95 para acá. Primero fue la egolatría enfermiza del rozismo, que instaló el saqueo y la mentira como ejes de la política estatal. Ahora es la paja peronista, que confunde pluralidad con ausencia de autoridad y se banca todo, incluso la prostitución de la justicia. El enfrentamiento entre esos dos granos en el orto que tiene la provincia da este resultado de hoy. La política del Chaco no es, como enseñan en la facultad, una conjunción de deseo de construir algo en común, más un espacio compartido y un proyecto definido por consenso para el futuro. La política en la provincia tiene su síntesis en el obsceno episodio de esta mañana en la peatonal, donde dos grupos facciosos se reventaron a piñas, palos y puñaladas como todo argumento. Con todo, hay que reconocer que los responsables de esto se han ido superando. Es la primera vez que un hecho de estas características se anuncia con varios días de anticipación sin que en el medio aparezca la más mínima acción preventiva, ni de la policía, ni de la justicia, ni de las autoridades provinciales o municipales. Además del hijo de puta que lo atacó, son victimarios de Fabricio -y, finalmente, de esta sociedad- el indescifrable gobierno provincial, la máquina conspiradora del rozismo que no tiene medio gramo de escrúpulos, los bolsones fascinerosos del gremialismo municipal, los ambulantes forros que no van a parar hasta tener un local en Alto Palermo y la gestión tan chic como impresentable de la Municipalidad de Resistencia. Con todo respeto, váyanse todos a la recontra concha de la lora. Sergio Schneider 2/2