VUELVE Y JUEGA… NUEVO CÓDIGO DE ÉTICA DEL SENA Desde el año 2000 y por orientaciones de la Presidencia de la República, todos los organismos estatales debieron emprender programas de educación en valores, que condujeran posteriormente a la construcción de “Códigos de Ética” como parte de los esfuerzos por combatir el escandaloso fenómeno de la corrupción en el sector público; así que se volvió obligatoria la exhibición de estos documentos en todas los organismos del Estado. Internamente el SENA y bajo la responsabilidad del Grupo de Ética y Desarrollo Humano de la Dirección General que lideraba el padre Joaquín Reina tomó la decisión de no llamarlo Código por la connotación del término en el sentido de un recetario de normas de obligatorio cumplimiento, y en su reemplazo se definieron unos “criterios éticos” que sirvieran de marco de acción a los servidores públicos de la institución y que fueran apropiados razonada, voluntaria y autónomamente por parte de los mismos. Fueron acordados como principios éticos del SENA “la vida, la dignidad del ser humano, la libertad, el bien común y el trabajo” y los valores y actitudes propios y coherentes con tales principios. Surge una primera cartilla borrador que con algunos ajustes, sirvió de base para la elaboración de un cubo armable, el cual contempló en sus seis caras la exposición de los principios, valores y actitudes institucionales y que fueron distribuidos a todos los servidores de la entidad, sirvió de pretexto didáctico para el debate y la apropiación de la temática. Posteriormente se elaboró el libro “Nuestro Compromiso Ético desde el SENA, Lecturas de viaje para pasajeros de la vida” en el que se desarrollaron los principios éticos institucionales, además de múltiples actividades de divulgación de dichos principios y valores consensuados. Ya en el año 2012 se vuelve a insistir en la construcción del Código de Ética del SENA, documento que se elabora desconociendo lo actuado hasta ese momento por el Grupo de Ética y Desarrollo Humano pero además, bajo la distorsión tanto de la misión como de la naturaleza misma del SENA, introduciendo como principios éticos la promoción del emprendimiento y empresarismo y omitiendo cualquier referencia a la gratuidad, integralidad y universalización del derecho a la formación profesional que debería ser el eje de cualquier actuación para el caso de esta institución. En nuestro anterior comunicado del 08/05/2012 (“Hablando del Código de Ética del SENA”), sugeríamos los valores que la entidad debería incorporar y los alcances de los mismos (Respeto, Imparcialidad, Equidad, Transparencia, Compromiso, Integridad, Servicio, Honestidad, Criticidad y Solidaridad), que consideramos siguen teniendo plena vigencia a la luz de las actuaciones de hoy. Respecto al nuevo documento que se nos hizo llegar para aportar nuestras reflexiones, es necesario empezar por precisar que los Códigos de Ética no son la recopilación de las disposiciones de obligatoria observancia de los servidores públicos, contenidos en normas legales o directrices de Presidencia de la República, ni deben ser documentos con la retórica administrativa o política de moda. Son en nuestra opinión, la declaración de los principios y valores que como fundamentos morales y éticos universales terminan por convertirse en cultura organizacional y que deben verse reflejados en la forma en que los directivos o administradores conducen la institución y cómo los trabajadores se desempeñan en la misma. Son las pautas de conducta que se respetan tanto por los directivos como por todos los trabajadores de la entidad en cada una de las actividades cotidianas, por eso es que deben ser consensuadas e interiorizadas por cada servidor. No son mamotretos de buenas intenciones que por el sólo hecho de estar escritos se convierten en cultura. Pero para que el comportamiento humano incorpore ese agregado de valores en sus actuaciones y transforme realmente la cultura organizacional, se requiere de verdadera voluntad política para que haya congruencia entre el sentir, pensar, decir y el hacer en cada uno de los miembros de la comunidad, tanto en los llamados a dar el ejemplo como en los subalternos. Del texto de Introducción que firmará el Director General, conviene señalar que las menciones que realiza de las interrelaciones que se surten en la institución no deberían ser consideradas como clientes – usuarios y partes interesadas, por la connotación mercantilista que subyace en esos términos; si el SENA es la representación del Estado para materializar el derecho de la formación profesional gratuita de los trabajadores colombianos, bastaría el término usuarios o beneficiarios del derecho. En cuanto al compromiso institucional que se prevé “con Colombia y con el mundo” es más conveniente que se diga “con Colombia y con el planeta” incorporando así la dimensión ambiental, que hoy es imprescindible para promover sociedades sostenibles; ello priorizando nuestro compromiso misional de permitir el efectivo acceso de los colombianos a formarse gratuitamente en condiciones de dignidad y calidad de tal forma que puedan incorporarse en actividades que contribuyan al desarrollo social, económico, tecnológico y sostenible del país. El código de ética como pacto personal e institucional que busca el compromiso de cada servidor público debería procurarse manteniendo la independencia del individuo o de la sociedad, y particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa, atarlo a un pacto con el mundo y con Dios, podría derivarse en serias exclusiones. Los compromisos institucionales están ya determinados en las normas que nos rigen, luego no deberían recopilarse como ya se mencionó en este documento, y por el contrario deberíamos trascender la lista de chequeo en la que nos reduce el discurso de los sistemas de gestión de calidad. Cuando se haga referencia a los objetivos institucionales deberían enmarcarse en la Ley 119 de 1994 y no en el Decreto 249 de 2004 que estableció la estructura orgánica, tanto porque es nuestra carta de navegación como por ser ésta de mayor jerarquía. Respecto de los Procederes Éticos, encontramos el texto un tanto populista y poco cercano a la realidad de los centros. Antes que proceder ético en el trabajo, consideramos que “ Trabajar éticamente” es comprender que todos y cada uno de los servidores del SENA “nos debemos” a cada beneficiario del derecho a la formación profesional gratuita que imparte el SENA; es ese reconocimiento el que garantiza el mantenimiento del buen nombre institucional, Antes que Proceder Ético en la formación consideramos que “Formar Éticamente” no es en función de la competitividad de Colombia, sino como reza la misión “invertir en el desarrollo social y técnico de los trabajadores colombianos para incorporarlos en actividades productivas que contribuyan al desarrollo social, económico y tecnológico del país”, esa es la clave para una mayor sensibilidad como seres humanos. Dentro de las políticas del Buen Gobierno lo que debería incluirse es el serio compromiso por acatar las disposiciones que en materia de plantas paralelas se han producido y que obligan a la entidad a corregir las condiciones de vinculación de miles y miles de contratistas que como servidores contribuyen a la misión institucional. Finalmente, si de combatir la corrupción y trabajar éticamente se trata, los indicadores de eficiencia y de buena gestión no deberían conducir a que servidores públicos con prontuarios e investigaciones disciplinarias por malos manejos, persecución sindical y abusos de poder, resulten clasificados como “excelentes administradores”, porque el mensaje que subyace en este procedimiento es que ese es el comportamiento que paga, para decirlo en la jerga del actual gobierno. Adjuntos: 1.1 CÓDIGO DE ÉTICA Y BUEN GOBIERNO 1.2 SOBRE EL CÓDIGO DE ÉTICA EN 2012 EQUIPO PEDAGÓGICO DE LA JUNTA NACIONAL DE SINDESENA Bogotá, 4 de diciembre de 2015 AFÍLIESE A SINDESENA