Caramba, soy humano!!! Guía práctica para aprender a sentir

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Caramba, soy humano!!!
Guía práctica para aprender a sentir
Caramba, soy humano!!!
Guía práctica para aprender a sentir
M.ª Esther Varas Doval
Caramba, soy humano!!! Guía práctica para aprender a sentir.
© M.ª Esther Varas Doval
ISBN: 978–84–8454–968–0
Depósito legal: A–398–2010
Edita: Editorial Club Universitario. Telf.: 96 567 61 33
C/ Cottolengo, 25 – San Vicente (Alicante)
www.ecu.fm
Printed in Spain
Imprime: Imprenta Gamma. Telf.: 965 67 19 87
C/ Cottolengo, 25 – San Vicente (Alicante)
www.gamma.fm
[email protected]
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro
puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico
o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier
almacenamiento de información o sistema de reproducción, sin permiso
previo y por escrito de los titulares del Copyright.
AGRADECIMIENTOS
A veces, nos resulta difícil dar las gracias por pequeñas y grandes
cosas, a personas más o menos cercanas que ponen una luz en nuestro
camino. Desde hace unos años, he aprendido y continúo aprendiendo,
a dar las gracias a aquellos que tengo la suerte de encontrar en mi camino, y os aseguro que la sensación que se produce en mi interior es
fantástica, serena, explosiva y emocionante al tiempo. Es como una
fiesta de fuegos artificiales en mi corazón.
Por ello, quiero agradecer con toda mi alma, a los que han permanecido a mi lado los últimos años, alentándome a escribir, animándome, teniendo fe en mí y en mi trabajo como terapeuta y escritora, y
ayudándome cada uno de ellos, con sus opiniones y puntos de vista.
Ha sido todo un ejercicio de humildad por mi parte aceptar sus críticas
siempre constructivas, acompañadas de una rica comida, de un paseo
o simplemente sentados alrededor de una amorosa mesa, iluminados
por la incandescente y juguetona luz de las velas. Críticas, dirigidas a
un trabajo terminado, aunque siempre vivo, que pensaba, era perfecto
y fantástico, fruto de meses de esfuerzo, investigación, imaginación y
toneladas de cariño e ilusión, cuya finalidad es y ha sido poder ayudar
de la forma que sé, a todas aquellas personas que están pasando por
un momento de cambio en su vida, por una crisis o simplemente por
una transformación interna.
De corazón agradezco, amados amigos, vuestra ayuda, en especial a Silvia Missirdjieff y Fer Madrid, Marisa Arce, Rosa, Alberto
Rodríguez, José Luis Rifón, a mi profe Mariano Betés, a mis compañeros, a mis pacientes... a mi abueli, y a mi familia...
Sin vuestro aliento, y vuestra fe en mí, creo que no podría ser
quien Soy, ni escribir estos textos.
Que Dios os bendiga con su luz a todos.
Mucha luz.
Os amo.
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PRÓLOGO
He recibido con satisfacción el encargo personal de Esther Varas
de prologar el libro que tiene en sus manos, Caramba, soy humano!!!
Espero que estas palabras ayuden al lector a decidir si quiere leer este
libro o no. Para ello, empezaré hablando brevemente de la autora.
Esther es una psicóloga atípica. Procede de la escuela académica
de la Psicología española, encorsetada y encerrada en sus obsesiones
de carácter científico, pero, afortunadamente, Esther ha sabido
trascender estas limitaciones y complejos. Y como buena profesional,
se ha introducido en otros ámbitos de la psicología, incluidas
las orientaciones orientales. La tendencia a la introspección y la
búsqueda de uno mismo son conceptos desgraciadamente alejados
de la formación del psicólogo académico actual, y precisamente la
autora ha dedicado gran parte de su vida profesional al desarrollo de
estos temas.
Solo las personas que han vivido mucho deberían dar consejos,
porque la vida enseña a vivir con prudencia. Esther, a pesar de su
juventud, ha vivido intensamente. Ha aprendido muchas cosas de la
vida, y sabe compartir con los demás sus alegrías y sus angustias.
Porque, por encima de su profesión, Esther es una mujer abierta y
sincera. Y lo muestra en estas páginas, donde fluyen elementos
autobiográficos que nos dejan el mensaje que ella ha ido aprendiendo
en su vida. Y ha tenido la valentía de mostrarnos sus recuerdos, cómo
siente su vida y cómo poder transmitir estas enseñanzas de vida a los
demás.
Este carácter autobiográfico se pone de manifiesto desde las
primeras líneas de la introducción, cuando evoca sus recuerdos de su
infancia. De hecho, la autora se propone como objetivo de este libro
“transmitiros mi experiencia” y nos invita “a que me acompañéis a
realizar un viaje en forma de reflexión, partiendo de un momento
de crisis, y recorriendo el camino hacia la recuperación de nuestra
propia esencia humana”.
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M.ª Esther Varas Doval
Esther tiene pluma fácil, incluso podemos decir que nos
encontramos ante una escritora que nos reserva interesantes
sorpresas. Su lenguaje es sencillo, directo; utiliza habitualmente la
primera persona del plural para involucrar al lector en el proceso
de reflexión… No es una “nevera con patas”, como denomina
a las personas que tratan de no mostrar los sentimientos ni las
emociones, como reconoce que ella era antes, sino que “se moja”
exponiéndose a los lectores, mostrando sus debilidades, como
corresponde a una persona que está entrando con gran energía
en la madurez, como queriendo decir: ¡caramba, yo también soy
humana!
Por motivos de brevedad, voy a limitarme a comentar algunas
ideas del libro, para ilustrar la forma como la autora aborda los
problemas.
Lo primero que llama la atención es el enfoque de los problemas
psicológicos como problemas vitales. Esto es muy importante,
porque huye de la tendencia a la “psicologización” que la sociedad
de consumo nos tiene acostumbrados. Así, el libro se estructura
como la vida, como un camino. Y los lectores van recorriendo con
Esther la vida en un tren, que les lleva por numerosos caminos y les
muestra las dificultades que la mayoría de los humanos atravesamos.
Y al final, el mensaje de Sócrates: conócete a ti mismo.
El libro da muchas claves para la reflexión personal, por
ejemplo, cuando habla del duelo, de la dificultad de reconocerlo,
de su elaboración y su aceptación. Cuando dice que “todo cambio
que realizamos en la vida, lleva de la mano un duelo”, nos está
invitando a que trabajemos los duelos cotidianos para prepararnos
a los duelos más profundos y definitivos.
Pero, no nos engañemos: es muy difícil sustraerse de lo subjetivo. Cualquier escritor o novelista, y aún más el poeta, están
bajo los efectos de su locura interior, de sus constantes contradicciones, que vierten en sus páginas para que el lector las recoja y
se sienta impregnado de ellas, por identificación o por afinidad, o
incluso por rechazo. Y eso hace Esther desde el primer momento:
nos brinda la oportunidad de compartir con ella sus experiencias
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Caramba, soy humano!!! Guía práctica para aprender a sentir
y reflexiones. Esther nos ofrece un mensaje de vida, pasando por
el tamiz de su propia vida, creando un producto a mitad de camino entre una novela y un libro de autoayuda. Y cuando dice: “Es
importante poner un nombre a lo que sentimos”, está hablando de
la importancia del lenguaje en la clarificación del individuo, y la
importancia de esta identificación de los problemas para desterrar
las dudas y los temores.
A lo largo de sus páginas, trata multitud de temas: la soledad,
el encuentro con uno mismo… e incluye numerosas historias, que
hacen que la lectura sea amena y entretenida. Para desarrollar estos
temas, la autora nos conduce por un camino, cuya última estación
es, precisamente, el título del libro, Caramba, soy humano!!!,
donde se vierten las impresiones y reflexiones de personas que
han tenido contacto con Esther.
La autora incluye muchos ejercicios prácticos en el libro, que
pueden ser de utilidad a aquellos que quieran poner en práctica
sus comentarios. En ellos, utiliza mucho la imaginación, la luz…
Y es que la luz es una de las imágenes preferidas de Esther que
tiene en su mente. “Mucha luz” es una de las expresiones más
frecuentes y cariñosas que dirige a sus pacientes y amigos.
En resumen, estamos ante un libro poético, a camino entre la
poesía y la autoayuda, en el que la autora ha tenido la valentía de
introducir elementos autobiográficos y emocionales en su trabajo,
y digo valentía, porque es difícil retrotraerse a nuestros propios
sentimientos, incluso como terapeuta.
Termino con una frase del poeta y cantautor argentino Facundo
Cabral, varias veces citado por Esther, en la que da algunas pautas
para trascender: “La vida no te quita cosas, te libera de cosas… Te
alivia para que vueles más alto, para que alcances la plenitud”.
Deseo a Esther que vuele muy alto en la difícil y maravillosa
actividad de ayudar a los demás.
Prof. Dr. Mariano Betés de Toro
Médico-psiquiatra, psicólogo y filósofo
Madrid, 15 de octubre de 2008
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INTRODUCCIÓN
Siempre voy a recordar con especial cariño aquellas conversaciones interminables de domingo por la mañana en casa de “mi
abueli”, ya fuera invierno o verano, hiciera frío o calor.
Si reinaba el frío del invierno, nos sentábamos en la pequeña
sala de estar, con las paredes empapeladas de recuerdos del pasado,
con las fotos de su juventud y de toda su familia, de esperanzas
futuras con los retratos de los nietos y biznietos… la siguiente
generación!! El pequeño cuarto alberga las antiguas sillas de
madera con sus cubresillas de color rojizo, que en su día hacían
juego con las cortinas, de más de cuarenta años. Ahora cuando las
miro, la nostalgia de mi propia infancia viene a mi mente cual brisa
marina en la orilla del mar... recuerdo que siempre que visitaba a
mis abuelos, esa pequeña sala estaba tal y como ahora la veo. Por
un instante parece que el tiempo se ha tomado un descanso.
En verano, salimos a la estupenda terraza, santuario de las
interminables horas solitarias de mi abuela donde su acompañante
es la brisa de su querido Madrid, el sol y sus innumerables
recuerdos de toda una vida vivida.
En ambos rincones de su casa, rodeadas de un ambiente
mágico, pasamos mucho tiempo reflexionando y recordando
tiempos anteriores, unas veces mejores y otras peores, pero
siempre siendo los protagonistas de los acontecimientos. Cada
una reflexionamos a nuestra manera, hablando y analizando
nuestra infancia, nuestra juventud y en el caso de “mi abueli”, su
madurez y su vejez, yo todavía no he llegado a esas estaciones.
Han sido sus experiencias y análisis sobre la vida, las que me
han conducido a plantearme si aprendemos algo en los años que
vivimos, cómo los vivimos, qué buscamos... preguntas, para
algunas personas, difíciles de responder y evidentes para otras,
pero no por ello menos importantes.
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M.ª Esther Varas Doval
A veces, me siento como “caperucita roja” en el famoso
cuento, llevando “alimentos” a casa de mi abuelita. En mi cesta,
llevo manjares muy especiales, los denominaría “alimentos para
el alma”, como son: kilos de amor, varios sobres de comprensión
y alguna pastilla de compañía. Preciosos regalos que las personas
mayores y aquellas que no lo son tanto pero están solas, aprecian
cual valioso tesoro. A diferencia del cuento, mi cesta, de vuelta
a casa, también viene repleta de grandes tesoros para mí. Son
pequeñas piezas del puzle de mi vida, que me han ayudado a
comprender a mi familia, a mis padres, hermanos y a mí misma.
Esa cesta que cada día me llevo de regreso a casa en mi corazón,
pesa mucho más de lo que yo creía que dejaba en casa de “mi
abueli”. Con el tiempo, he comprendido que cuando estamos
solos, cuando vivimos solos, independientemente de la edad que
tengamos, saber que hay alguien que se preocupa de uno, o que
está pendiente de uno, es el mejor alimento para nuestro corazón
y para nuestra alma.
A través de estas horas de conversación con ella, me di cuenta
de que todos a partir de cierto momento en la vida, en el que nos
sucede un acontecimiento determinado, recordamos que somos
buscadores. Salimos a “buscar” para encontrar y aceptar nuestra
Humanidad, junto a los sentimientos, las emociones y las máscaras,
que nos hemos puesto... aprendiéndolo en la Gran escuela que es
la Vida junto a las decisiones y elecciones que tomamos.
Cada uno aprendemos una lección más o menos dolorosa en el
momento adecuado, pero una vez aprendida, dejamos de ser esa
“máscara” y vamos reencontrando nuestra Humanidad. Aunque he
de reconocer que en otros casos es una falsa humanidad, quizás con
tiempo y paciencia, se den cuenta de ello, pero de alguna forma
recuperamos la magia que flota siempre a nuestro alrededor...
Recordando las sabias palabras de Teresa de Calcuta, “A veces
sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar,
pero el mar sería menos si le faltara una gota”… Mi “gota” en
este extenso mar que es la vida es transmitiros mi experiencia a
través de los libros que escribo, las consultas y los seminarios que
imparto, por ello, en este texto os invito a que me acompañéis a
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Caramba, soy humano!!! Guía práctica para aprender a sentir
realizar un viaje en forma de reflexión, partiendo de un momento
de crisis y recorriendo el camino hacia la recuperación de nuestra
propia Esencia Humana. Vamos a pasar por la Estación de la
Búsqueda, por la Estación del Re-encuentro, por la del Deseo
de recuperar cada uno nuestra magia y apearnos, por fin, en la
Estación donde reconocemos nuestra Humanidad, nuestra esencia
más pura, nuestro Ser.
Bienvenido de nuevo, querido buscador, ¿estás preparado?...
Sube al tren, comienza tu Gran Viaje...
… Una vez sentada a bordo de este singular y ancestral
transporte, preparada para recorrer todas y cada una de sus
Estaciones, y apearnos por fin en casa, mi amada Estación
Caramba, soy humano!!!”, de la que solo oí hablar a los ancianos,
en su día; observaba con cariño e ilusión las caras de mis
buscadores más intrépidos, y ayudada del suave ruido de fondo,
comencé a recordar mi primer viaje.
Recordé que cuando llegué a mi asiento esa soleada mañana
de primavera, la magia comenzó a hacer su trabajo pues encontré
un sobre que contenía una carta con apariencia de pergamino. Esta
carta fue escrita hace muchos años por un fantástico dramaturgo,
romántico y admirador del amor y del encuentro, William
Shakespeare, que quizás alguien olvidó en su viaje, o quizás la
depositó en el asiento para ayudar al siguiente viajero.
La carta decía así:
“Después de algún tiempo aprenderás la diferencia entre dar la mano
y socorrer a un alma, y aprenderás que amar no significa APOYARSE, y
que compañía no siempre significa SEGURIDAD.
Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni
promesas.
Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada
al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto, y
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aprenderás a construir hoy todos tus caminos, porque el término mañana es
incierto para los proyectos, y el futuro tiene la costumbre de caer en vacío.
Después de un tiempo, aprenderás que el sol quema si te expones demasiado.
Aceptarás incluso que las personas buenas podrían herirte alguna vez y
necesitarás perdonarlas.
Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma...
Descubrirás que lleva años construir confianza, y apenas unos segundos
para destruirla y que tú, también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás
el resto de tu vida.
Aprenderás que las nuevas amistades continúan creciendo a pesar de las
distancias, y que no importa qué es lo que tienes en la vida sino a quién tienes
en la vida, y que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir.
Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos dispuestos a
aceptar que los amigos cambian.
Te darás cuenta de que puedes pasar buenos momentos con tu mejor amigo,
haciendo cualquier cosa o simplemente nada, solo por el hecho de disfrutar su
compañía.
Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera a las personas que más te
importan y por eso siempre debemos decirles a esas personas que las amamos,
porque nunca estaremos seguros de cuándo será la última vez que las veamos.
Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodea, tiene
influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que
hacemos.
Comenzarás a aprender que no nos debemos comparar con los demás, salvo
cuando queremos imitarlos para mejorar. Descubrirás que se lleva mucho
tiempo para llegar a ser la persona que quieres ser, y que el tiempo es corto.
Aprenderás que no importa a dónde llegaste, sino a dónde te diriges y si no
lo sabes cualquier lugar sirve. Aprenderás que si no controlas tus actos ellos te
controlan y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque
no importa cuán delicada o frágil sea una situación: siempre existen dos lados.
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Caramba, soy humano!!! Guía práctica para aprender a sentir
Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario,
enfrenando las consecuencias...
Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica. Descubrirás que
algunas veces la persona que esperas que te patee cuando te caes, tal vez, sea
una de las pocas que te ayuden a levantarte.
MADURAR tiene más que ver con lo que has aprendido, que con los años
vividos.
Aprenderás que hay mucho más de tus padres en ti de lo que supones.
Aprenderás que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías,
porque pocas cosas son tan humillantes, y sería una tragedia que se lo creyese
porque le estarás quitando la esperanza.
Aprenderás que cuando sientas rabia, tienes derecho a tenerla, pero eso no
te da derecho a ser cruel. Descubrirás que solo porque alguien no te ama de la
forma que quieres, no significa que no te ame con todo lo que puede, porque hay
personas que nos aman, pero que no saben cómo demostrarlo...
No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás
que aprender a perdonarte a ti mismo. Aprenderás que con la misma severidad
con la que juzgas, también serás juzgado y en algún momento ordenado.
Aprenderás que no importa en cuántos pedazos tu corazón se partió, el
mundo no se detiene para que lo arregles.
Aprenderás que el tiempo no es algo que puedes volver atrás, por lo tanto
debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez de esperar a que alguien
te traiga flores.
Entonces y sólo entonces, sabrás realmente lo que puedes soportar, que eres
fuerte y que podrás ir mucho más lejos que cuando creías que no se podía más.
Es que realmente la vida vale más cuando tienes el valor de enfrentarla”.
(W. Shakespeare)
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Recordé que después de leer esa hermosa carta, salió desde
mi interior un gran suspiro lleno de emoción y esperanza. En ese
momento sentí que emprendía mi Gran Viaje… Me relajé con el
suave ruido del ancestral y mágico transporte, y comencé a soñar
que estaba despertando…
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¿DUELO O CRISIS?
“En los momentos de crisis, solo la imaginación es más
importante que el conocimiento”.
(Einstein)
Tanto la palabra “crisis” como la palabra “duelo” tienen
muchas definiciones, las cuales las podemos encontrar en
cualquier diccionario o buen libro monográfico que trate el tema.
Sin embargo, me voy a centrar en lo que esto implica, y en qué es
un “cambio”, caracterizado porque todo el mundo lo siente, pero
nadie quiere reconocerlo, ya que duele demasiado y sabemos que
ha llegado a su fin cuando en nuestro corazón brota la necesidad
de “Recomenzar”.
“Estaba necesitando hacer una limpieza en mí...
Tirar algunos pensamientos indeseados.
Lavar algunos tesoros que estaban medio oxidados.
Entonces saqué, del fondo de las gavetas, recuerdos que no uso y no quiero
más:
Tiré algunos sueños, algunas ilusiones...
Sonrisas que nunca di.
Tiré la rabia y el rencor de las flores marchitas que estaban dentro de un
libro que nunca leí.
Miré para mis sonrisas futuras y las alegrías pretendidas, y las coloqué en
un cantito, bien ordenaditas.
Saqué todo del armario y lo fui tirando al suelo.
Pasiones escondidas, deseos reprimidos. Heridas de un amigo, recuerdos
de un día triste. Pero también encontré otras cosas, y muy bellas:
Un pajarito cantando en mi ventana.
Aquella luna color plata, el poner del sol.
Me fui encantando y distrayendo, mirando cada uno de aquellos recuerdos.
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