La vanguardia en la lucha contra el yihadismo es musulmana

Anuncio
La vanguardia en la lucha contra el
yihadismo es musulmana
19.01.2015 Mario Saavedra/ El Confidencial/ Spain
http://www.elconfidencial.com/mundo/2015-01-19/la-vanguardia-en-la-lucha-contra-elyihadismo-es-musulmana_623378/
En los días posteriores a la matanza terrorista de París, todo el mundo debatía sobre el
significado de los atentados. Muchas de las ideas vertidas podrían hacer pensar que el mundo
musulmán se ha embarcado en una guerra contra Occidente. Por las redes sociales circulaba la
foto de un cruzado sosteniendo una espada sobre una leyenda que rezaba: “¡Os vamos a dar
yihad!”. Y un audio en el que se escuchaba primero un Allahu Akbar, después un disparo que lo
silenciaba, y finalmente el himno nacional español. Quienes lo enviaban probablemente sólo
querían bromear. Pero muchas personas inteligentes y cultas también se preguntaban cuánto
de lo ocurrido en la capital francesa se debía al islam en sí mismo o si efectivamente
estábamos a punto de entrar en conflicto bélico con el mundo musulmán.
El gazpacho de ideas formado alrededor de lo que significa el terrorismo islamista y contra
quién va es total. Los que mueren enfrentándose a los yihadistas radicales son principalmente
hombres, mujeres y niños de los países musulmanes. En comparación, las muertes en
Occidente por terrorismo son meramente testimoniales. En 2013 se produjeron unos 15.000
fallecimientos por atentado (sin contar los enfrentamientos militares contra los yihadistas) en
Irak, Siria, Afganistán o Nigeria. En Occidente, cuatro. ¡Son sobre todo musulmanes los que
están en primera línea de la batalla contra el islam radical! No es un "choque de civilizaciones";
es más bien una guerra civil dentro de la Umma, la comunidad de creyentes musulmanes.
Quienes se enzarzan en el acalorado debate sin centrar el tiro están obviando además un
hecho indiscutible: casi uno de cada cuatro seres humanos es musulmán (1.600 millones,
según el Índice de Terrorismo Global del Instituto para la Economía y la Paz.
Héroes musulmanes contra la yihad
De todos los memes que volaron por las redes esos días, el más poderoso fue quizá el que
mostraba un fotograma del vídeo en que uno de los dos terroristas asesinaba al policía a las
puertas del semanal satírico francés Charlie Hebdo. “Por si estás confundido, éste (se leía sobre
una flecha que señalaba al asesino encapuchado) es un terrorista y éste (sobre otra apuntando
al policía) es un musulmán”.
Ahmed Merabet tenía 42 años y era francés de origen argelino. Era, además, musulmán. Oficial
de policía, trabajaba en la comisaría cercana al Charlie Hebdo y murió al tratar de detener a los
hermanos Kouachi tras la matanza. Pero Ahmed no fue el único musulmán asesinado aquel
día: Mustafá Ourrad, también francés de origen argelino, de 60 años, era corrector de prensa
en la revista y uno de los que perdieron la vida en aquel ataque. Además, el Gobierno francés
acaba de conceder la ciudadanía por “sus actos de valentía” a un joven de Malí de 24 años. Se
llamaba Lassana Bathily y llevaba cuatro años trabajando en el supermercado kosher en el que
otro terrorista acabó con la vida de cuatro personas. Al ver entrar al agresor, Bathily se
apresuró a meter a seis de los clientes en el congelador del establecimiento, apagó la luz, les
pidió que guardaran silencio y trató de calmarles. Les salvó la vida. ¿Quién defendía al islam
en ese supermercado?
No se trata sólo de que Francia ejerza un efecto determinado sobre los musulmanes que les
haga malograrse. Hay héroes musulmanes en la lucha contra el radicalismo, están por todas
partes.
Por ejemplo, en Mingora, un pequeño pueblo en el norte de Pakistán. Una pequeña de 13 años
se había hecho famosa por describir en un blog de la cadena británica BBC su vida bajo el
régimen talibán, y por aparecer en un documental junto a su padre mostrando la imposibilidad
de educar a las niñas bajo los regímenes radicales. Unos años después, un terrorista del grupo
Tehrik Taliban Pakistan TTP le descerrajó varios tiros, desfigurándola. Fue intervenida, y salvó
la vida. El año pasado recibió el premio Nobel de la Paz por su lucha por la educación de las
mujeres. Se llama Malala Yousafzai.
Musulmanes en primera línea de la batalla
Estos son los personajes musulmanes contra la yihad que forman parte del discurso de los
medios en los países occidentales. Pero millones más, militares y civiles, luchan y mueren a
diario en crudas batallas contra los yihadistas. “Personas anónimas que han defendido
infinidad de pueblos y ciudades del mundo árabe frente a los terroristas, en Kobane (enclave
kurdo en Siria sitiado durante meses por el grupo terrorista Estado Islámico) o Mosul (la
tercera ciudad de Irak, tomada por Estado Islámico)”, explica Karim Hauser, director de
programa de la Casa Árabe. “Una batalla silenciosa que muchos medios no recogen. Una
auténtica yihad positiva”.
El 82% de las muertes globales por terrorismo en 2014 se produjeron en Irak, Afganistán,
Pakistán, Nigeria o Siria, en su gran mayoría perpetrados por los grupos terroristas yihadistas
como los Talibán, Boko Haram, Estado Islámico y el frente Al Nusra, Al-Shabab y sus afiliados,
según el Índice de Terrorismo Global del Instituto para la Economía y la Paz. Sin tener en
cuenta enfrentamientos militares, sino tan sólo ataques contra civiles, la cifra total de muertes
por atentado en estos cinco países roza las 15.000 en un año.
Por comparación, el número de muertes en atentado terrorista en Occidente, en 2013, fue de
cuatro: tres en el atentado de Boston en Estados Unidos y una en el acuchillamiento de un
soldado en Woolwich, Reino Unido. Por supuesto, sin la eficacia de la acción policial y de
inteligencia en EEUU, Europa o Australia, que han abortado decenas de atentados, el número
de muertes sería mucho mayor. Quizá 10 veces mayor, quizá 100. Aun así, seguiría a años luz
del número de bajas musulmanas en la guerra contra el terror.
El número de muertes en atentado terrorista en Occidente, en 2013, fue de cuatro: tres en el
atentado de Boston en Estados Unidos y una en el acuchillamiento de un soldado en Woolwich,
Reino Unido
El mismo 7 de enero, el día de la matanza del Charlie Hebdo, se había producido tan sólo
unas horas antes un atentado con coche bomba en Yemen, en el que murieron 37 personas.
De hecho, raro es el día en que las agencias de noticias internacionales no informan de una
matanza en algún país de mayoría azotado por el terrorismo, como Yemen. “Hay infinidad de
países en los que son los musulmanes los que luchan contra el extremismo”, explica Barah
Mikail, del think tank FRIDE, a la pregunta de quiénes son los héroes del islam en la lucha
contra el yihadismo. “Sin ir más lejos, los hombres de los ejércitos que han mandado a luchar
contra los yihadistas, tropas suníes (rama mayoritaria del islam) que luchan a muerte contra
suníes radicales en Jordania, Irak, Egipto, Siria, etc”.
Los frentes del combate son muchos, y muy a menudo los llevan a cabo soldados de Gobiernos
dictatoriales o de democracias parciales. En Afganistán y Pakistán mueren miles de personas
en atentados perpetrados por grupos aglutinados alrededor de los talibanes. En Irak la lucha se
libra entre el Ejército del Gobierno electo iraquí y las poblaciones locales contra Estado
Islámico, un grupo de apenas decenas de miles de combatientes pero bien financiados y que
combina las tácticas militares con una buena financiación a base de secuestros y propaganda
2.0.
En Yemen la lucha es esencialmente contra la filial de Al Qaeda, y se han conseguido avances
gracias al apoyo en forma de drones del ejército estadounidense, nos explica Lurdes Vidal, del
Instituto Europeo del Mediterráneo, que continúa detallando cómo los egipcios tienen un
problema enorme en el Sinaí, donde llevan años combatiendo allí el yihadismo; cómo en
Marruecos, tras los atentados de Casablanca de 2003, una política de dureza policial y esfuerzo
de control en el campo religioso, y la negociación con salafistas del PJD ha funcionado
relativamente bien; cómo en Argelia Al Qaeda en el Magreb es uno de los principales focos de
la lucha contra el yihadismo; cómo Boko Haram en Nigeria o Al-Shabab en Somalia son grupos
relativamente autónomos contra los que el Estado intenta combatir a pesar de que poseen
territorios en los que las autoridades ni siquiera entran.
¿Choque de civilizaciones? No, guerra civil
El problema del terrorismo islámico ha sido a menudo puesto como ejemplo del famoso
“choque de civilizaciones” que apuntaba Samuel P. Huntington. Y, sin embargo, la metáfora
más acertada sería la de una guerra civil dentro de la Umma, la comunidad de creyentes
musulmanes. “Personalmente creo que el panorama se parece más a una guerra civil entre
distintos bandos o sectas que han comprendido mal el islam y buscan un objetivo político
concreto, el califato; y la mayoría de musulmanes, con un sentir pacífico”, asegura Hauser.
“No sé si se trata de una guerra civil, quizá eso sea cargar las tintas”, matiza Vidal, “pero sí hay
una fractura, o como se dice en árabe, una fitna”. Y la radicalización es, además, muy reciente.
El número de muertes por atentado terrorista se ha multiplicado por cinco en la última
década. “Desde 2001, con el yihadismo de Al Qaeda, hasta hoy, con la aparición de Estado
Islámico, cada vez hay menos peso de la doctrina religiosa y más de la pulsión de matar”,
añade la experta del IEM. “Antes los videos de reclutamiento de Al Qaeda incluían el
preceptivo discurso religioso de media hora; ahora Estado Islámico mete cuatro lemas vagos y
mucho videoclip bélico”.
Pero, ¿y el apoyo directo o indirecto a los terroristas? Existe, sin duda, y es muy considerable.
Pero la mayoría de musulmanes lo rechaza. Según el Pew Research Center, casi siete de cada
10 (el 67%) musulmanes están preocupados por el extremismo islámico en su país. Casi seis de
cada 10 (el 57%) tiene una visión negativa de Al Qaeda. “En muchos de los países de la
encuesta la mayoría de los musulmanes se oponen a las muertes en nombre del Islam”,
asegura el centro en su informe.
En muchos de los países de la encuesta la mayoría de los musulmanes se oponen a las muertes
en nombre del Islam
“En general el apoyo del mundo musulmán al Islam radical ha caído en la última década. La
gran mayoría de los musulmanes se opone a la violencia en nombre del Islam: el 89% en
Pakistán, 81% en Indonesia o el 77% en Nigeria aseguran que los atentados u otros actos de
violencia contra civiles nunca están justificados”. El estudio se ha realizado mediante casi 9.000
entrevistas cara a cara en 2013 en 11 países musulmanes.
Es ridículo negar la plétora de problemas que azotan a muchos países musulmanes. Muchos se
enfrentan a retos enormes para salir del subdesarrollo. En algunos, el gobierno es
abiertamente teocrático o de claro corte religioso, como en Irán o Arabia Saudí; los hay en los
que el Estado, más o menos laico, es una dictadura opresora, como Egipto, Argelia o, en menor
medida, Marruecos. El maltrato a la mujer supone un vergonzoso atraso sociocultural y
económico para muchos de ellos.
Otros avanzan de forma sorprendente en términos de democracia: Indonesia, con 200
millones de habitantes, de mayoría musulmana, está en el lugar 45 del Índice Global de
Democracia, con 200 millones de habitantes, en su mayoría musulmanes. Turquía, entre los
más avanzados, parece experimentar últimamente serios retrocesos en separación entre
Iglesia y Estado. Pero este es otro debate. En lo que a seguridad se refiere, el denominador
común de muchos de los países musulmanes es la presencia de movimientos islámicos
violentos que son la principal amenaza para su viabilidad como Estado.
Ante las tremendas imágenes de los atentados en Occidente, de decapitaciones, de matanzas
indiscriminadas o de niños a quienes sus padres enseñan a asesinar, es difícil no dejarse guiar
por la repugnancia y generalizar. Es como tratar de hablar sin gritar en medio de un
macroconcierto de rock. El mensaje se diluye en el ruido. Pero, con las cifras en la mano, una
cosa puede afirmarse sin lugar a dudas: el problema del terrorismo islamista lo sufren, sobre
todo, musulmanes, que en su mayoría se oponen a la violencia en nombre de Mahoma.
Occidente, en esto, no es más que un actor colateral. Su papel está junto a los musulmanes
que luchan contra la yihad.
Descargar