Palestina en la ONU

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Palestina
Palestina en la ONU
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Fecha de publicación en línea: Lunes 3 de octubre de 2011
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Palestina en la ONU
[Reproducimos una entrevista de Julien Salingue, concedida el 26 de septiembre de 2011, al periódico argelino La
Nouvelle République].
El contexto inmediato en el que la demanda de reconocimiento de un estado palestino ha sido presentada ha sido
resumido, a su manera, por Nabil Chaath, un cercano consejero de Mahmud Abbas y antiguo ministro de asuntos
exteriores de la Autoridad Palestina (AP) de 2003 a 2005: "Ellos (los israelíes) continúan ocupando Cisjordania, han
situado a Gaza bajo bloqueo y han cortado las relaciones entre este territorio y Cisjordania, construyen colonias (y
continúan después del 23 de septiembre-Red) en todas partes, judaizan Jerusalén y vacían la ciudad de su
población. Hablan de negociaciones, pero ¿cómo negociar en estas condiciones?" (Entrevista en Libération el 23 de
septiembre de 2011). La demanda sanciona el fracaso de más de dos decenios de negociaciones. Y traduce,
además, una tentativa de la AP de reencontrar una cierta credibilidad ante la población de Cisjordania. Cosa difícil,
tanto más en la medida en que la lentitud de los procedimentos de la ONU hace su trabajo.
La constatación hecha por un habitante de Hebron a un periodista de Mediapart, el 24 de septiembre de 2011,
ilustra a su manera sobre la fragilidad de la realidad reivindicada hoy de un estado palestino: "La inmensa parte del
presupuesto consagrada a la seguridad (cerca del 25% de los 2 millardos anuales de la AP) es ridícula, juzga Sam
Bahour. De un lado, porque ningún palestino se siente más seguro: la amenaza no viene de nuestro vecino, de
nuestros conciudadanos, sino de los colonos y los israelíes. Como hombre de negocios, tengo necesidad de
seguridad para que mis negocios prosperen. Pero este presupuesto no es sino la concretización de una toma a su
cargo por parte de la Autoridad Palestina de una parte de las necesidades de seguridad afirmadas por los israelíes".
Sabemos muy bien lo que esto significa cuando un Estado no se basa más que en la seguridad: es el Egipto de
Mubarak, el Túnez de Ben Ali, Bahrein, añade. Este Estado virtual palestino se desarrolla hoy sobre el modelo de
esos estados policiales. Esta micro-gestión de nuestro ocupante israelí, por el intermedio de la Autoridad Palestina,
no es sostenible, y llevará necesariamente a una irrupción en Cisjordania. La Autoridad Palestina comienza a
comprender esto, pero su margen de maniobra es muy limitado". Redacción de a ´encontre).
El 23 de septiembre de 2011 Mahmud Abbas ha presentado en la ONU una demanda de reconocimiento de
un estado palestino, planteamiento justificado por el bloqueo de las negociaciones y la política de
colonización de Israel. En tu opinión, ¿es la buena solución?
¿La buena solución para qué? Si se trata, como afirman Mahmud Abbas y sus allegados, de retomar las
negociaciones con Israel esperando mejorar la correlación de fuerzas solo se puede ser escéptico. Cualquiera que
conoce un poco la historia de Israel sabe, en efecto, que ese estado no ha concedido gran importancia a las
resoluciones de las Naciones Unidas que, directa o indirectamente, condenan o ponen en cuestión su política. Para
el establishment israelí, un reconocimiento, incluso por una aplastante mayoría de lo s miembros de la ONU, del
estado de Palestina no es una amenaza. Recordemos que en noviembre de 1988, el Consejo Nacional Palestino,
reunido en Argel, proclamó unilateralmente la independencia del estado de Palestina. Le siguió un voto de la
Asamblea General de las Naciones Unidas en el que más de 100 estados reconocieron la legitimidad del
planteamiento palestino. No hubo más que dos votos en contra: Estados Unidos e Israel. Veintitrés años más tarde,
el estado palestino no tiene ninguna realidad, y no hay ninguna razón para considerar que las cosas serán diferentes
esta vez, incluso si Palestina se convierte en un "estado no miembro".
En uno de tus artículos escribes que "la búsqueda de reconocimiento del estado de Palestina en la ONU es,
pues, una inflexión táctica de la dirección palestina, que intenta salvar, o incluso resucitar, el proyecto
político con el que está identificada y que le asegura su supervivencia económica y política desde hace
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varios decenios". Sin embargo, en el seno mismo de la clase política y de la sociedad civil, esta iniciativa no
suscita unanimidad. ¿Cómo la Autoridad Palestina podría en este caso salvar o resucitar el proyecto político con el
que está identificada?
Pienso que el objetivo real de Abbas y de la dirección de la AP está ahí. Abbas y sus allegados representan la
fracción del movimiento nacional palestino que hizo la apuesta, hace más de 30 años, de una solución biestatal
negociada bajo la égida de los Estados Unidos. Los Acuerdos de Oslo y la creación de la Autoridad Palestina (AP)
se inscribían en esta perspectiva. Sin embargo, incluso si el "proceso de paz" casi no ha avanzado -es lo menos que
puede decirse- durante los años 1990 y 2000, la AP ha encontrado su propia razón de ser. Esta autoridad, que
debía ser "provisional", y el "proceso de paz" han creado una capa social nueva, en los territorios palestinos,
dependiente política y económicamente de la prosecución de las negociaciones y del mantenimiento de la
perspectiva del "estado independiente". La AP es un aparato de estado sin estado, con su lote de ministros,
consejeros, altos funcionarios, etc: su supervivencia política y económica se basa en el proyecto "Estado
independiente". Sin embargo éste parece cada vez más virtual, y es la existencia misma de la AP la que está puesta
en cuestión. Se trata pues, por un acto simbólico fuerte, de volver a dar una visibilidad internacional a la solución
biestatal y de relegitimar a la dirección de Abbas, incluso si esta última no cree probablemente ya que un verdadero
estado palestino verá la luz.
Es particularmente por estas razones por las que el planteamiento de la dirección de la AP ha sido criticado, hasta
contestado, por algunos, incluso en el campo palestino. Se ha añadido a ello una cuestión esencial: la suerte de los
refugiados, que representan la mayoría de la población palestina. Algunos han subrayado que si el estado, más o
menos delimitado territorialmente, sustituía a la OLP, que representa al conjunto de los palestinos, incluyendo los del
exilio, los refugiados corrían un riesgo muy importante: el de no poder pretender, en el mejor de los casos, más que
una "nacionalidad palestina" y un "derecho a la instalación" en el seno de las fronteras de este estado. Sin embargo,
la reivindicación de los refugiados es el derecho al retorno, individual y colectivo, y no el derecho a tener un
pasaporte palestino y a vivir en los enclaves de Gaza y Cisjordania. No soy jurista y no soy suficientemente
competente en la materia, pero una cosa es cierta: la focalización en la cuestión del estado margina las
reivindicaciones de los refugiados y de los palestinos de Israel.
Así pues, por volver a tu pregunta, el problema para Abbas y los suyos no es tanto conquistar algún tipo de
legitimidad en el seno de la población o de la sociedad civil palestinas. Se trata más de reposicionarse en la escena
internacional, a fin de que la industria del proceso de paz continúe funcionando. Como sabes, Abbas no es ya,
constitucionalmente, presidente de la AP desde hace más de dos años y medio. Y el primer ministro Salam Fayyad
había a penas obtenido el 2% de los votos en las legislativas de 2006. Sacan lo esencial de su "legitimidad" del
apoyo que se les da por los países occidentales y ciertos estados árabes, no de las esperanzas que suscitarían en
la población de los territorios ocupados.
¿Esta iniciativa no va a perjudicar a la reconciliación interpalestina?
Esta "reconciliación" era ya, también, muy virtual. Incluso tras el acuerdo firmado en El Cairo (firmado finalmente a
comienzos de mayo de 2011), las fuerzas de seguridad de la AP de Ramalá han continuado deteniendo a decenas
de militantes de Hamas, mientras que el movimiento islámico prácticamente no toleraba la expresión pública de
Fatah en la banda de Gaza.
Los dos movimientos no han logrado ponerse de acuerdo en un "gobierno de unión nacional" o en algún calendario
electoral; el propio Fatah ha propuesto incluso reconducir a Salam Fayyad al puesto de primer ministro, ¡cuando
encarna, a ojos de numerosos dirigentes de Hamas, la orientación prooccidental seguida por la AP desde hace
numerosos años! En definitiva, lo menos que se puede decir es que antes incluso de la Asamblea General de la
ONU, la "reconciliación" no tenía ninguna realidad.
El planteamiento de Abbas no ha hecho más que reforzar esta situación: Hamas le acusa de haber
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instrumentalizado la "reconciliación" para poder ir a las Naciones Unidas, pretender hablar en nombre de todos los
palestinos y relegitimarse en detrimento del movimiento islámico. Algunas organizaciones de izquierda como el
FPLP (Frente Popular de Liberación de Palestina) explican que la urgencia no está en un enésimo movimiento de
cara a la recuperación de las negociaciones sino más una unidad nacional real.
En caso de fracaso, ¿cuál sería el futuro de la AP? ¿No es una empresa suicida?
¡No tienen elección! Y ahí está toda la paradoja de este asunto. Si no hacen nada para resucitar el autodenominado
"proceso de paz", su proyecto político continuará consumiéndose a fuego lento. Utilizan ahí su último cartucho: ¿de
qué medio de presión disponen, sino del de poner en la balanza su propia existencia? La AP es una estructura que
está, de hecho, integrada en el dispositivo de la ocupación israelí. Diga lo que diga Israel, la AP juega un papel
indispensable: el de descargar al estado de Israel de la gestión efectiva de los servicios a las poblaciones de
Cisjordania y Gaza: salud, educación, etc. Sobre todo, el aparato de seguridad de la AP es esencial para el
mantenimiento del orden en las "zonas autónomas". La decena de miles de hombres que lo componen han
demostrado en numerosas ocasiones que podía ser muy eficaces para amordazar la protesta popular. Cuando los
bombardeos sobre Gaza en 2008-2009, las fuerzas de seguridad palestinas impidieron las manifestaciones en
Cisjordania, y disuadieron de atacar objetivos israelíes. Lo que hizo decir al general estadounidense Keith Dayton,
entonces a cargo de la formación de esas fuerzas de seguridad, que podrían, a medio plazo, "reemplazar" a las
tropas de ocupación israelíes...
En los Estados Unidos y en Israel algunos han amenazado con cortar los víveres de la AP. Pero en los dos países,
voces más pragmáticas se han hecho oír: dejar de subvencionar a la AP, es correr el riesgo de su hundimiento, y
por tanto colocar el estado de Israel en una situación en que debería, como antes de los Acuerdos de Oslo,
administrar el conjunto de los territorios palestinos. El mensaje subyacente de Abbas es, si se quiere, el siguiente:
"No podemos contentarnos con el estatu quo actual que genera demasiada protesta en nuestras propias filas. Pero
si os negáis a relanzar las negociaciones y a reanimar la perspectiva del estado independiente, entonces dejaremos
de jugar el papel que nos habéis asignado y deberéis asumir vuestras responsabilidades".
Antes de decidirse a presentar su demanda, Abbas había declarado, en numerosas ocasiones, que estaría
dispuesto a abandonar la iniciativa si Israel le proponía una oferta seria. ¿Por qué Israel y los Estados
Unidos no han respondido a esta propuesta, cuando ahora, intentan disuadirle de esta iniciativa y retomar
las "conversaciones de paz"? ¿Sería un error estratégico por su parte o creían que era un farol?
Pienso que creían que era un farol. ¡Y no eran los únicos! Del lado de la dirección palestina, algunos creyeron, con
Abbas a la cabeza, que bastaría con agitar la amenaza de una iniciativa en la ONU para que los Estados Unidos
hicieran un gesto. Fueron cogidos en su propio juego y obligados a ir hasta el final, so pena de ser acusados por la
población de haber, una vez más retrocedido bajo la presión. ¿Y ahora? Nada dice que Abbas y sus allegados no se
alinearán con una solución "intermedia", a fin de no herir demasiado a Obama, que propondrá probablemente una
nueva "ronda" de negociaciones. Lo que nos ha sido confirmado estos últimos meses, es que los Estados Unidos e
Israel rechazan que los palestinos aparezcan como estando "a la iniciativa": no deben proponer, solo disponer.
Los Estados Unidos había hecho saber claramente que usarían su derecho a veto. Optando por esa opción,
¿no pondrían en cuestión su carta de relaciones con el mundo árabe?
No comprendo como algunos han podido imaginar que los Estados Unidos no utilizarían su veto. Aún cuando la
administración Obama no desee ir a la guerra con el mundo árabe, nada, durante los últimos tres años, ha indicado
que tuviera la intención de endurecer el tono hacia Israel. ¿Se ha olvidado que el pasado febrero los Estados Unidos
vetaron una resolución de la ONU que condenaba la colonización en Cisjordania?
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Los Estados Unidos están muy lejos de "abandonar" a Israel, tanto más tras haber perdido un aliado regional
esencial, Hosni Mubarak. Creo que hay ilusiones muy occidentales sobre la pretendida "buena imagen" de Barack
Obama en el mundo árabe: apoya a Israel, no lo ha ocultado jamás, y a pesar de las cambios regionales actuales,
no habrá ruptura en la política extranjera de los Estados Unidos, con más razón a un año de las elecciones
presidenciales, que nadie puede ganar, en el momento actual, sin la afirmación de un apoyo casi incondicional a
Israel.
Este reconocimiento, incluso si no se logra, ¿no piensas que coloca a Israel en una mala postura en
relación a la comunidad internacional?
Israel está ya muy aislado en la escena internacional. Este movimiento se ha acelerado estos últimos años a causa
en particular de los bombardeos de Gaza en 2008-2009 y del asalto contra la Flotilla en 2010. Los cambios
regionales en curso refuerzan este aislamiento, pues será cada vez más duro para los regímenes árabes estar
desfasados respecto a la hostilidad popular a la política israelí. No es por casualidad si Turquía ha endurecido el
tono hacia Israel estas últimas semanas. Recep Tayyip Erdogan ha comprendido que si Turquía quería jugar un
papel a nivel regional, era necesario que adoptara una postura menos conciliadora hacia Israel. Es esto lo que guía
al primer ministro turco, y ciertamente no una repentina sensibilidad hacia los pueblos oprimidos. Los kurdos saben
algo de todo esto...
Todo esto para decir que el aislamiento creciente del estado de Israel ha precedido ampliamente a la iniciativa de
Abbas en la ONU. Esta última no hace más que registrar una situación de hecho. En realidad, Israel está mucho
más inquieto por las evoluciones regionales actuales, que le han hecho ya perder un precioso aliado (el Egipto de
Hosni bubarak), que del escrutinio en la ONU. Si el gobierno israelí ha intentado torpedear la iniciativa de Abbas, no
es tanto porque la tema en sí misma como por lo que revela o confirma a los ojos del mundo: Israel tiene cada vez
menos aliados.
En esta situación de múltiples situaciones, ¿quién tiene la mejor baza?
Las cartas están en gran parte en manos de los estados que continúan apoyando al estado de Israel sin exigir que
se conforme al derecho internacional. Y no hablo solo de los Estados Unidos. El primer socio comercial de Israel es
la Unión Europea. Israel ha sido admitido recientemente como miembro de la OCDE... Tras las condenas de
principio y las declaraciones de buenas intenciones, hay una política "realmente practicada" que no muestra
exigencias respecto al estado de Israel. Sería preciso que los socios de Israel salgan al fin de su duplicidad: no se
puede, como hace Francia, votar resoluciones contra la colonización de Cisjordania y, algunas semanas más tarde,
comprar drones (aviones militares no tripulados) en Israel y hacer funcionar el complejo militaro-industrial israelí... Si
se condena la política israelí, hay que actuar para que cambie, por ejemplo, sancionando al estado de Israel
mientras no respete el derecho internacional.
¿Cuáles serían las nuevas correlaciones de fuerzas en cada una de las dos posibilidades: triunfo o fracaso
de la iniciativa?
Las correlaciones de fuerza a penas cambiarán. Sabemos ya que Palestina no será admitida en las Naciones
Unidas debido al veto estadounidense. En el mejor de los casos, Palestina accederá al estatus de estado no
miembro. Algunos juristas de la OLP explican que con este estatus, la dirección palestina podría llevar a los
responsables israelíes ante la justicia internacional. Jurídicamente es así. Pero ¿lo harán? ¡No es seguro en
absoluto!
No olvidemos que la dirección de Abbas fue la que, bajo presión de los Estados Unidos y de Israel, demandó retirar
el informe Goldstone ("Informe de la Misión Internacional Independiente de establecimiento de los hechos en el
conflicto de Gaza", en relación con la operación militar de Israel Plomo Endurecido, en diciembre 2008-enero 2009)
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por el Consejo de Seguridad en octubre de 2009. ¿Porqué lo hicieron? Para continuar siendo considerados como
interlocutores creíbles para la negociación.
De acuerdo, Abbas esta vez ha dado un puñetazo encima de la mesa. ¿Y luego? Ha vuelto a Cisjordania, y si
quiere ir de Ramalá a Belén, necesitará una autorización israelí.... Si Fayyad quiere pagar a los funcionarios, será
necesario que los Estados Unidos continúen entregando dinero a la AP y que Israel asegure la transferencia de las
tasas. E Israel proseguirá la construcción de las colonias sin que nadie se lo impida. Es también en esto como se
mide la realidad de la correlación de fuerzas.
Algunos palestinos piensan que la resistencia es el único medio de recuperar sus derechos fundamentales
y califican incluso esta iniciativa diplomática de estafa política. ¿Qué piensas de ello?
Me libraré mucho de dar lecciones a los palestinos. Me parece sin embargo que el episodio de la ONU va a acelerar
el debate y la refundación estratégicas del lado palestino. Cualquiera que sea el guión (en la ONU y en las calles
palestinas), las contradicciones inherentes a la posición de la dirección palestina, encargada a la vez del
mantenimiento del orden en los territorios palestinos y de la representación de los intereses del pueblo palestino, se
reforzarán aún un poco más, igual que la polarización política ilustrada por los debates relativos a la iniciativa
diplomática de septiembre de 2011. Y es poco probable, a medio plazo, que la AP sobreviva a ello, no teniendo ya
ninguna perspectiva política, ni siquiera la promesa de un estado, que ofrecer a los palestinos.
Además, la cuestión palestina no es una cuestión política "en el aire"; se inscribe en un contexto regional en plena
ebullición: los procesos revolucionarios en el mundo árabe cambian progresivamente la situación y demuestran cada
día un poco más, a quienes lo hubieran olvidado, que la "cuestión palestina" es parte integrante de la "cuestión
árabe".
Sin embargo una democratización del mundo árabe podría conducir a una desaparición del foso existente entre la
solidaridad popular con los palestinos y la hostilidad histórica de las dictaduras hacia ellos, modificando
considerablemente la correlación de fuerzas y permitiendo salir del marco estrecho de las soluciones contempladas
desde hace una treintena de años. Los recientes acontecimientos en Egipto, consecutivos al ataque realizado contra
los autobuses israelíes en el Sinaí y a la intervención israelí en suelo egipcio, son respecto a esto altamente
reveladores.
Como ha subrayado Ali Abunimah, fundador de la página Electronic Intifada, "parece que Israel ha renunciado
-hasta ahora- a un asalto de amplitud contra Gaza en gran parte gracias a las manifestaciones en Egipto y a un
sentimiento más general de que Israel "carece de legitimidad" para llevar a cabo otras agresiones a pesar del apoyo
diplomático garantizado de los Estados Unidos". Lo que, hasta ahora, ninguna fuerza política palestina había
logrado obtener....
En definitiva: lo que está en juego políticamente va bastante más allá del resultado de una votación en la Asamblea
General de la ONU. La iniciativa de la AP es, paradójicamente, uno de los principales índices tendentes a demostrar
que asistimos claramente al final de un ciclo, que ya he tenido ocasión de llamar "paréntesis de Oslo" (conjunto de
negociaciones, secretas, que comienzan de hecho en 1991, en la Conferencia de Madrid), en el curso del cual la
dirección palestina había hecho la apuesta de una solución biestatal apadrinada por la superpotencia
estadounidense. Nadie puede afirmar con certeza lo que serán las características del nuevo ciclo que se abre, pero
no hay duda alguna de que los palestinos sacarán las lecciones de los años Oslo y estarán fuertemente
influenciados por la tempestad que sacude actualmente el mundo árabe.
¿Crees, personalmente, en la coexistenca de dos estados, viviendo en paz y respetándose mutuamente? En
caso de que así sea, ¿cuáles serían las condiciones requeridas para el éxito de un proyecto así?
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No me hago muchas ilusiones con ese tema. La reivindicación del estado palestino independiente fue formulada por
la fracción dirigente de la OLP en un contexto de aislamiento internacional y regional, que le llevó a contemplar una
solución "pragmática", un "compromiso realista". Pero incluso para esta fracción dirigente, el estado independiente
jamás fue concebido como un fin en sí, sino como una etapa hacia la satisfacción del conjunto de derechos
nacionales de los palestinos (particularmente el derecho al retorno y el derecho a la autodeterminación), hacia una
solución para todos los palestinos, ya vivieran en Cisjordania, en Gaza, en Israel o en los países en los que se
refugiaron.
En esta óptica, en el momento de los procesos revolucionarios en el mundo árabe, la reivindicación del estado
palestino independiente parece anacrónica. Lo que vive actualmente el mundo árabe puede ser calificado, en mi
opinión, de "segunda fase de la independencia": tras haber conquistado la independencia formal, es decir la salida
de las autoridades coloniales y la conquista de la soberanía territorial, los pueblos árabes reivindican hoy la
independencia real, desembarazándose de regímenes que siguen estando, o seguían estando, fundamentalmente
sometidos a las antiguas potencias coloniales o a las nuevas potencias imperiales.
La reivindicación del "estado palestino independiente" sigue siendo fundamentalmente una reivindicación de tipo
"primera fase", en la medida en que implica su aceptación y su reconocimiento por la potencia colonial, Israel.
Formulada en el contexto de glaciación regional consecutivo a las guerras de 1967 y 1973, esta reivindicación
expresaba, en última instancia, la adaptación, por no decir la integración, de la cuestión palestina en el orden
regional. Con mayor razón si se al piensa en relación con el principio de la "no injerencia en los asuntos internos
árabes" tan querido por la OLP de Yasser Arafat.
No hay nada de extraño, en tales condiciones, en que la OLP, y luego la AP, hayan mimado a los regímenes árabes
circundantes, incluso en sus peores excesos, y en que Mahmud Abbas, presidente de la AP, haya sido el último
dirigente político en apoyar abiertamente a Hosni Mubarak, tras haber, en su discurso en el congreso del Fatah hace
dos años, rendido un sentido homenaje a Zine al-Bedine Ben Ali. La dirección "histórica" de la OLP, igual que el
proyecto de estado palestino independiente aparecen cada vez más desfasadas de las nuevas generaciones
políticas emergentes y de las reivindicaciones de independencia y de soberanías económica y política reales que
transforman la región .
Más allá de la desaparición de las bases materiales del estado palestino y de los fracasos manifiestos de la
construcción de una "independencia" a pesar de la prosecución de la ocupación, es pues la cuestión de la
adaptación de la propia consigna lo que está planteado, al ir tan a contrapelo de las evoluciones regionales. Es hoy
más que probable, a la luz de los recientes acontecimientos, que la sociedad palestina no sea olvidada por el viento
de revuelta que barre las sociedades árabes. Recomposiciones políticas, superación o rodeo de las organizaciones
"tradicionales" del movimiento nacional, reformulación de la estrategia y del proyecto... Otros tantos desarrollos que
harán, a medio plazo, de la reivindicación del difícil de encontrar estado palestino una curiosidad histórica.
Traducción: Alberto Nadal para VIENTO SUR
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