EL SACERDOTE Y EL MONAGUILLO EL SACERDOTE Y EL MONAGUILLO John Francis Bloxam amistades particulares libros libres Amistades Particulares es una pequeña editorial independiente que toma su nombre de la novela Les Amitiés Particulières, de Roger Peyrefitte (1907-2000), publicada en 1944 por Éditions Jean Vigneau. Título original: The priest and the acolyte, publicado por primera vez en 1894. Primera edición: Noviembre de 2015 © del prólogo y de la traducción: Carlos Sanrune, 2015 © de esta edición: Amistades Particulares, 2015 www.amistadesparticulares.com [email protected] Ilustración portada: Basada en fotografía de un muchacho de coro de iglesia (aprox. 1901). Diseño y maquetación: Amistades Particulares Impresión: Copias Centro, soluciones gráficas. C/ Barquillo, 22. Madrid. ISBN: 978-84-943115-7-4 Depósito Legal: M-31580-2015 Impreso en España - Printed in Spain Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. PRÓLOGO C omo ya hemos señalado en otro texto1 relacionado con la literatura de contenido homosexual durante la época victoriana, en Gran Bretaña estuvo vigente, hasta 1861, la llamada Ley de sodomía (Buggery Act) promulgada por el rey Enrique VIII en 1533, mediante la cual se eliminaba la legislación antisodomía de la jurisdicción eclesiástica para pasarla a la civil, aunque introduciendo la pena de muerte para lo que en España se conocía como el “pecado nefando”. La ley se aplicó con bastante frecuencia hasta tiempos relativamente recientes, siendo los últimos ejecutados en aplicación de la misma los condenados John Smith y John Pratt, dos hombres que fueron declarados culpables tras ser sorprendidos manteniendo relaciones sexuales en Southwark, Sanrune, Carlos. Prólogo a Los pecados de las ciudades de la llanura. Editorial Amistades Particulares, Madrid, 2015. 1 9 un pueblo de los alrededores de Londres2 en un momento tan cercano como 1835. La Buggery Act (oficialmente denominada An Acte for the punishment of the vice of Buggerie) permanecería inalterable hasta el año 1861, cuando se suprime de ella la pena capital para cambiarla por otras que podían llegar hasta la cadena perpetua3, aunque a cambio de eliminar garantías a la hora de probar el delito. Unos años más tarde, en 1885, esta ley volvería a endurecerse al añadirle la enmienda por indecencia grave, conocida también como enmienda Labouchère, promovida por el parlamentario del Partido Liberal del mismo nombre, en lo que constituye uno de los casos más infames de legislación antihomosexual, ya que cualquier acto sexual entre hombres, aun realizado en privado, era castigado con gran dureza. Esta enmienda afectó de manera muy importante la vida de los homosexuales británicos durante todo el siglo siguiente4. Como ejemplo podemos citar el Cook, Matt et al. A gay History of Britain: Love and sex between men since the Middle Ages. Praeger Publishing, 2011. 3 Offences Against the Person Act, 1861, que estuvo vigente en Inglaterra hasta 1967 y en Escocia hasta 1979, cuando fue definitivamente derogada. 4 Mira, Alberto. Para entendernos. Diccionario de cultura homosexual, gay y lésbica. Ediciones de la Tempestad. Barce2 10 caso del conocido científico y matemático Alan Turing (1912-1954), quien sería condenado en 1952 por violar dicha ley cuando la policía, al llevar a cabo una investigación por un robo que habían cometido en su hogar y denunciado por el propio Turing, descubrió en su casa a su amante, un muchacho de diecinueve años y desempleado. Tras el juicio, al científico se le dio la oportunidad de elegir entre la prisión o un tratamiento hormonal para reducir la libido (una especie de castración química). Se acogió a esta última opción, aunque se cree que fue aquel tratamiento el que lo llevaría a la depresión y al suicidio poco tiempo después. Así pues, la legislación antisodomía británica obligaba a mantener la sexualidad de muchas personas en el terreno de lo clandestino y fue aplicada con todo su rigor en numerosos casos, alguno de ellos con gran escándalo social, ya fuese por la personalidad de los implicados o por el tratamiento que les dio la prensa de la época. Posiblemente el más conocido es el del escritor Oscar Wilde. lona, 1999. p. 340. 11 Los procesos contra Oscar Wilde En el año 1895, el mismo año en que se estrenó en el St. James’s Theatre su obra La importancia de llamarse Ernesto y cuando el escritor se encontraba en la cima de su carrera (El retrato de Dorian Gary se había publicado por primera vez en 1890 en la Lippincott’s Magazine5 y en 1891 en su versión final6), el famoso escritor se vio arrastrado a una serie de procesos judiciales que escandalizarían a la conservadora sociedad británica del momento y que terminarían por llevarlo a la cárcel. Como es bien sabido, Oscar Wilde por aquel entonces mantenía una relación amorosa con Lord Alfred Douglas (1870-1945), a quien había conocido cuatro años antes, en 1891, cuando el joven aún tenía 20 años y era un hermoso muchacho aristocrático –también esteta como lo era el escritor, pero de escaso talento Lippincott’s Monthly Magazine (revista mensual de Lippincott) fue una revista mensual literaria publicada en Filadelfia entre 1868 y 1915, fecha en que se trasladó a Nueva York, donde terminó denominándose Scribner’s Magazine. 6 La versión modificada, donde se había suavizado los aspectos homoeróticos de la trama, fue publicada por la editorial Ward, Lock, and Company en abril de 1891. 5 12 literario–, aunque arrogante y con tendencia a las rabietas7. Alfred era el tercer hijo de John Sholto Douglas, IX marqués de Queensberry, y vivía con su madre, que estaba divorciada de su esposo.8 Aquella relación entre Oscar y Bosie (como llamaban a Alfred), de carácter obsesivo y tormentoso –aunque posiblemente también sirvió para potenciar la creatividad de Wilde, pues fue durante ese periodo cuando se mostró más pródiga–, terminaría por arruinar la vida del escritor, pues el joven lo utilizó para llevar a cabo la que creía que sería la batalla definitiva en su personal guerra contra su padre, a quien odiaba. Wilde, dejándose cándidamente instrumentalizar, sería, al final, quien resultase ser la víctima de aquella contienda familiar. La tragedia se inició cuando el marqués de Queensberry, escandalizado por el tipo de relación que intuía que mantenía su hijo con el literato, y tras varios meses de hostigarlo, le dejó un día en su club, el Abemarle, una tarjeta de visitas en la que había escrito: Mira, Alberto. Op. cit., p. 746. Los procesos contra Oscar Wilde. Valdemar, Madrid, 1996, p. 17 7 8 13 For Oscar Wilde posing Somdomite [sic] («para Oscar Wilde, quien presume de sodomita»). Lord Alfred Douglas, viendo en aquello la oportunidad de vengarse de su padre, incitó a Wilde para que demandase al marqués por difamación, lo que, al hacerlo, vendría a poner en marcha todo el engranaje represor de la legislación victoriana que terminaría por llevarlo a la cárcel al cabo de dos procesos, pasando de demandante a demandado, gracias a la aplicación de la enmienda Labouchère. Tras el proceso, el noveno marqués de Queensberry (que inicialmente fue detenido) quedó en libertad, pero Wilde tuvo que enfrentarse a un segundo juicio en mayo de 1895, en el cual se le acusó de sodomía y de grave indecencia (aplicación de la enmienda Labouchère), y en el que fue declarado culpable y condenado. Esta sentencia –que buscaba ser ejemplarizante, dada la fama del condenado–, tuvo una gran repercusión social y conllevó un importante recrudecimiento de la intolerancia sexual y de la homofobia en Gran Bretaña, hasta el punto de que muchos homosexuales británicos salieron 14 del país9. A partir de la sentencia, Wilde tuvo que hacer frente a una condena de dos años de trabajos forzados en la cárcel de Reading, donde su salud se resentiría. Una vez liberado, asqueado de la sociedad británica, se exiliaría en París, ciudad en la que moriría poco después, a la temprana edad de 46 años. Pues bien, durante la primera sesión del primero de los dos procesos (el de Oscar Wilde contra el marqués), el miércoles tres de abril de 1895, se produjo el siguiente interrogatorio al escritor por parte de su abogado, Edward Clarke, y del de Queensberry, Edward Carson: «Clarke: Se ha sugerido que es usted responsable de la publicación de la revista The Chamaleon, en cuya portada aparecen algunos aforismos de los que es autor. Aparte de enviar esa colaboración, ¿tuvo algo que ver en la preparación o con la publicación de la esa revista? »Wilde: No; nada en absoluto. »Clarke: Antes de ver el número de The Chamaleon, ¿sabía usted algo del relato El sacerdote y el monaguillo? »Wilde: Nada en absoluto. Reed, Christopher (2011). Art and Homosexuality: A History of Ideas. Oxford University Press, 2011, p. 97. 9 15 »Clarke: Al ver ese relato impreso, ¿habló usted con el editor? »Wilde: Fue el editor quien vino a verme al Café Royal, para hablarme de eso. »Clarke: ¿Aprueba usted la historia que cuenta El sacerdote y el monaguillo? »Wilde: Me pareció mala e indecente. La desaprobé por completo. »Clarke: ¿Expresó esa desaprobación al editor? »Wilde: Sí. [...] »Carson (abogado del marqués de Queensberry): ¿Leyó usted El sacerdote y el monaguillo? »Wilde: Sí. »Carson: ¿No tiene duda de que ése era un relato indecente? »Wilde: Desde el punto de vista literario, era altamente indecente. Es imposible, para un hombre de letras, juzgarlo de otra forma que no sea literariamente, por su significación, elección de tema y cosas así. La realización me pareció horrible y el tema también horrible. »Carson: Según creo, usted es de la opinión de que no hay libro inmoral. ¿Es así? »Wilde: Sí. 16 »Carson: ¿Puedo tomar esto como que usted cree que El sacerdote y el monaguillo no era inmoral? »Wilde: Era peor. Estaba mal escrito. »Carson: ¿No era la historia de un sacerdote que se enamora del monaguillo que lo ayuda en el altar y que es descubierto por el rector en la propia habitación del sacerdote, originándose un escándalo? »Wilde: Lo leí sólo una vez, en noviembre, y nada me inducirá a leerlo otra vez. No me preocupa. No me interesa... »Carson: ¿Cree usted que el relato es blasfemo? »Wilde: Creo que violaba todos los cánones artísticos de la belleza. »Carson: Querría saber si encontraba la historia blasfema. »Wilde: La historia me disgustó. El final era equivocado. »Carson: Responda a la cuestión, señor. ¿Encontró o no encontró blasfema la historia? »Wilde: Me pareció desagradable. »Carson: Me doy por satisfecho con eso. ¿Usted sabe que cuando el sacerdote le suministra el veneno al muchacho usa las palabras del sacramento de la Iglesia de Inglaterra? 17 pleto. »Wilde: De eso me he olvidado por com- »Carson: ¿Considera eso una blasfemia? »Wilde: Pienso que es horrible. “Blasfemia” no es una palabra que yo utilice. »Carson lee un párrafo del relato. »Carson: ¿Aprueba estas palabras? »Wilde: Son desagradables, una necedad... Yo protesté enérgicamente contra todo el relato. No tomé ninguna medida para expresar mi desaprobación a The Chamaleon, porque pienso que hubiera estado muy por debajo de mi dignidad como hombre de letras el que se me asociase con el producto de un estudiante de Oxford sin grado alguno. Me he enterado de que la revista, al parecer, ha circulado entre los estudiantes de Oxford. No creo que ningún libro u obra de arte haya tenido nunca influencia sobre la moralidad.» La opinión sincera de Wilde sobre el relato que se menciona en el juicio la expresó en una de sus cartas dirigida a su amiga Ada Leverson: «La historia es, a mis oídos, demasiado directa: no hay matices: resulta algo chocante, 18 profana: ya sabes que Dios y otros artistas son siempre un poco oscuros. Aun así, tiene cualidades interesantes, y es, en momentos, venenosa: que ya es algo.»10. La revista “The Chameleon” La revista a la que se hace referencia y que sufrió tal publicidad durante el juicio, The Chameleon: A Bazaar of Dangerous and Smiling Chances, fue editada en Diciembre de 1894 y tuvo una vida muy corta, pues de ella solo se publicó el primer número. Entre otras contribuciones, en sus páginas –como se dijo durante el proceso penal– aparecían una serie de aforismos del propio Wilde11, a los que tituló Phrases y Philosophies for the use of the Young y que originalmente estaban destinados a ser publicados en The Saturday Review, junto con dos poemas de Lord Alfred Douglas y –destacando, como hemos visto– un relato titulado El sacerdote y el monaguillo Carta citada por Christopher Craft. Another Kind of Love: Male Homosexual Desire in English Discourse, 18501920. University of California Press, 1994. p. 123. 11 Su contribución a la revista respondió a una solicitud de Lord Alfred Douglas, según asegura Christopher Craft. Op. cit., p. 123. 10 19 firmado simplemente con una X, aunque era de conocimiento general que su autor era el propio editor de la revista, un estudiante llamado John Francis Bloxam (1873-1828). Efectivamente, Bloxam (amigo de Alfred Douglas) era un estudiante del Exeter College de Oxford cuando aquel mes de diciembre de 1894, a la edad de 21 años, editó y publicó el único número de aquella revista que recibiría tanta atención en el juicio. Muchos de sus lectores llegaron a pensar que el autor del relato sobre el sacerdote y el monaguillo era el propio Oscar Wilde, pero en la carta citada más arriba este lo desmiente, añadiendo que pertenecía a “un estudiante de extraña belleza” (se especula con la posibilidad de que aquel joven editor y estudiante, inspirase al personaje de Bloxham en la obra de Wilde La importancia de llamarse Ernesto.12) El título de la revista fue, aparentemente, sugerido13 por un amigo de Wilde, George Ives (1867-1950), un personaje excéntrico, de origen alemán, que fue poeta, criminólogo, deportista y uno de los primeros luchadores por los dereFreeman, Nicholas. 1895: Drama, disaster and disgrace in late Victorian Britain. Edimburg University Press, 2014. p. 18. 13 Freeman, Nicholas. Op. cit., p. 18. 12 20 chos de los homosexuales, a quien había conocido en 1892 y que unos años más tardes (en 1897) llegaría a fundar la Orden of Queronea14, una sociedad secreta de homosexuales que tenía por objetivo cultivar el etos15 homosexual. The Chameleon no fue la primera revista “uranista” (término utilizado en el siglo XIX para referirse a los homosexuales) que se editaba en la Universidad de Oxford. Antes había aparecido The Spirit Lamp, editada por Bosie (nombre que, como ya se ha dicho, era el apodo con que se conocía a Lord Alfred Douglas, el amante de Wilde) a lo largo de 1892-3, actividad editora que empeoró la relación del muchacho con su padre, el marqués de Queensberry. La publicación de la nueva revista, The Chameleon, se hizo con una tirada de solo 100 ejemplares, a un precio bastante alto, 15 chelines, y fue editada por la firma Gay & Bird. Aquel único número tenía una portada de color verde (que según ciertos investigadores podría querer representar el “clavel verde”, para alguCook, Matt, London and the culture of the homosexuality 1885-1914, Cambridge University Press, 2003, pp. 13740 15 Conjunto de rasgos y modos de comportamiento que conforman el carácter o la identidad de una persona o una comunidad (RAE) 14 21 nos símbolo homosexual de la época y, también, curiosa flor utilizada a veces por el propio Wilde para lucirla en el ojal). El subtítulo tampoco era inocente, A Bazaar of Dangerous and Smiling Chances, pues estaba tomado de un relato de Robert Louis Stevenson, More new arabian nights: the dynamiter, de 1885, en el que se hace referencia a la capacidad que tenían las calles londinenses de la época para proporcionar aventuras, pero en el caso de la revista todo apunta a ciertas calles de Londres por las que algunos hombres acostumbraban a pasar cruzando discretas miradas a la búsqueda de ligues callejeros16. Cuando la revista se distribuyó, aquellos que esperaban encontrar entre sus páginas los textos propios de una publicación de estudiantes, se llevaron una gran sorpresa al descubrirla más osada que su predecesora The Spirti Lamp. La participación de Oscar Wilde en la misma resultó bastante provocativa por alguno de sus aforismos.17 Algo similar sucedió con los Mackena, Neil. The secret life of Oscar Wilde. Cornerstone, 2004. Citado por Nicholas Freeman, op. cit., p. 19 17 Algunos ejemplos de aquellos aforismo son los siguientes: La primera obligación en la vida es ser tan artificial como se pueda; la segunda obligación hasta ahora no ha sido descubierta. 16 22 dos poemas de Lord Alfred Douglas, entre los que se encontraba el titulado Dos Amores (el cual finaliza con el famoso verso: yo soy el Amor que no se atreve a decir su nombre), pero lo que mayor impacto provocó fue la publicación del relato El sacerdote y el monaguillo, de Bloxam. Esta historia causó un considerable escándalo, de tal manera que el día 29 de diciembre el periodista Jerome K. Jerome publicó en el diario To-Day un editorial acusando a la publicación de ser «nada más y nada menos que un alegato a favor de indulgencia con los deseos de una enfermedad antinatural.»18 Concluyendo que «no sirve para otro propósito que para el mal [...] esto es una licencia al desenfreno [...] es basura y despojos.»19 La perversión es un mito inventado por las personas buenas para describir el curioso atractivo de los demás. Si los pobres tuvieran por lo menos una buena figura, sería sencillo resolver el problema de la pobreza, etc. 18 Citado en Pages passed from hand to hand. The Hidden Tradition of Homsexual Literature in English from 1748 to 1914. Editado por Mark Mitchell y David Levitt. Vintage, 1998, p. 263 19 Freeman, Nicholas. Op. cit., p. 20. 23 El relato “El sacerdote y el monaguillo” y su autor La historia de amor pederasta que relata El sacerdote y el monaguillo es una historia valiente, como se verá, sobre todo cuando se tiene en cuenta el momento histórico en que fue escrita. En ella un joven sacerdote ve cómo sus luchas por conseguir ahogar lo que su corazón desea, se ve frustrada sorpresivamente con la aparición del joven Wilfred, el monaguillo; pero las normas sociales y las convenciones se encargarán de frustrar sus anhelos renacidos y, por fin, aceptados. El breve relato, bajo el punto de vista literario, como aseguraba Wilde, resulta demasiado directo, sin matices, plano y con un final en exceso dramático –y también cruel–, propio de los finales de muchos de los personajes de sexualidades heterodoxas que poblaban la literatura del XIX. Sin duda lo más sorprendente es el alegato vehemente del sacerdote en defensa de la pureza de su amor por el niño, cuya presencia –siempre desdibujada por la del sacerdote– viene a confirmar lo que algunos estudiosos aseguran, esto es, que a lo largo del siglo XIX y principios del XX «en toda Europa los niños 24 eran una vasija en la que los autores –y los lectores– podían verter sus ansiedades, fantasías y deseos sexuales».20 Sobre el autor de la obra se sabe poco. Después de graduarse en el Exeter College en 1895, unas pocas semanas antes de que finalizase el último juicio contra Wilde, Bloxam se matriculó en el Ely Theological College (una especie de seminario de la Iglesia de Inglaterra), donde se ordenó sacerdote en 1897 ó 1898, tras lo que regresó a Exeter, lugar en el que se doctoró en 1901. Estuvo en varias parroquias de Londres y sirvió como capellán durante la Primera Guerra Mundial. Allí, al parecer, sufrió algún tipo de enfermedad en la garganta que le causaría molestias para el resto de su vida, lo que le afectó al habla, hasta el punto de que le dificultaba pronunciar los sermones durante la misa. Tras su desmovilización retornó a sus tareas religiosas en Londres, donde llegó a ser vicario en la parroquia de St. Saviour, situada en el entonces barrio pobre de Hoxton. Allí moriría el cura Bloxam (aquel que cuando joven haría afirmar a Wilde que poseía una extraña belleza) un día de viernes santo, el 6 de abril 1928. Kaylor, Michael M. Secret Desires: The major uranians. Hopkins, Pater and Wilde. Masaryk Univ. 2006, p. 356. 20 25 Tímido y reservado, los pocos testimonios que nos han llegado aseguran que fue muy querido en las diversas parroquias por las que pasó.21 A parte del relato El sacerdote y el monaguillo, solamente se conocen de este autor dos poemas más: uno titulado Al alba (también publicado en la misma revista, The Chameleon) y un segundo que lleva por título Una hora de verano, el cual apareció en la revista uranista The Artist, editada por Charles Kains Jackson, en 1894. Ambos poemas los firmó con el seudónimo de Bertram Lawrence. Estas tres piezas constituyen toda la obra literaria que conocemos de John Francis Bloxam, pues a partir de 1894 nunca volvió a publicar nada más. Debido a estos dos poemas mencionados, Bloxam suele figurar en las antologías de poetas uranistas, un subgénero poético no desdeñable, pero de vida breve, que teniendo como inspiración el amor griego, alcanzó su punto culminante hacia 1890. Había comenzado tímidamente durante la segunda mitad de la década anterior y se prolongó hasta la condena de Oscar Wilde, momento en que muchos de los que lo integraban decidieron ponerse a resguardo. Eglinton, Z. The Later Career of John Francis Bloxom, International Journal of Greek Love (Nov. 1966) 21 26 No resurgiría hasta más de una década después, pero ahora de manera más cautelosa y contenida22. En este pequeño volumen se incluyen ambos poemas –Al alba y Una hora de verano-, junto con el relato El sacerdote y el monaguillo, por lo que podemos decir que en él se presentan las obras completas de John Francis Bloxam. Carlos Sanrune Madrid, mayo 2015 Edsall, Nicholas C. Toward Stonewall: Homosexuality and Society in the Modern Western World. University of Virginia Press, p. 158. 22 27