Orientación psicológica a la familia: una necesidad de estos tiempos

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Revista Electrónica Granma Ciencia. Vol.14, No.2 mayo-agosto 2010
ISSN 1027-975X
Título: Orientación psicológica a la familia: una necesidad de estos tiempos.
Autora: Laritza Vázquez Mojena
Institución: Universidad de Granma. Apartado 21. Bayamo. Granma. Cuba.
E-mail: [email protected]
RESUMEN
Actualmente la vida en familia está matizada por los cambios estructurales, evolutivos y
dinámicos de los que ha sido objeto a raíz de las transformaciones económico-sociales
que se han operado en la sociedad. Dichos cambios han tenido fuertes impactos en la
familia como sistema y grupo y de hecho esto va en las relaciones que se establecen
entre sus miembros y con el entorno, que pueden o no, ir en detrimento del desarrollo
familiar. A partir de aquí la orientación psicológica a la familia emerge como una
necesidad, demandando la realización de estudios en este sentido. El presente artículo
constituye un acercamiento teórico a dicho proceso con la intención de sentar las bases
para la implementación de futuros procesos interventivos, que tributen a la orientación
psicológica en sus múltiples manifestaciones. Se toman como referentes fundamentales
el Enfoque Histórico Cultural, el Esquema Referencial de Alternativa Múltiple del Dr.
Manuel Calviño y el Modelo de Evaluación Psicológica de la Dra. Patricia Arés, así
como sus aportes en torno a la intervención familiar.
Palabras clave: FAMILIA, PSICOLOGÍA, INTERVENCIÓN FAMILIAR
Las características actuales de la familia pueden tener múltiples manifestaciones,
situaciones de riesgo social, conflictos y contradicciones que demandan un arduo
trabajo en el área de la orientación psicológica, por lo que la atención al grupo familiar
se erige hoy como uno de los pilares fundamentales de trabajo. En consonancia con
ello la intervención a nivel familiar emerge como una necesidad que se acrecienta ante
los difíciles acontecimientos, tanto normativos como paranormativos, que la familia
enfrenta a lo largo de su ciclo vital generando crisis y grandes desajustes. Se impone
entonces el desarrollo, desde los múltiples escenarios científicos, de acciones que
tributen a la profundización en su estudio, en las intervenciones que propicien su
equilibrio, así como en el adecuado desempeño de las funciones de sus miembros.
La realidad muestra una práctica con muchos conflictos familiares, a nadie se le
enseña a ser madre, padre, esposo (a) o hijo (a); dichos roles se aprenden sobre la
base del ensayo y el error. En las nuevas tipologías familiares (monoparentales,
reconstituidas, de convivencia múltiple, etc.) estos elementos se complejizan
demandando modificaciones en la dinámica estructural y funcional de la familia que,
ante situaciones de este tipo tiende a desestabilizarse. Este hecho resalta la necesidad
de desarrollar estrategias de intervención familiar en sus múltiples manifestaciones a
tono con la diversidad y complejidad que caracterizan hoy a la familia cubana.
La intervención familiar se orienta fundamentalmente a la modificación de las relaciones
familiares para conseguir una mejor adaptación a cambios evolutivos o sociales
centrándose en el fortalecimiento de las propias potencialidades de la familia,
derivándose de aquí el impacto que pueda tener en el equilibrio y armonía familiar.
La obra de la Dra. Patricia Arés constituye un referente teórico de obligada revisión para
las investigaciones sobre la familia cubana por los innumerables aportes de sus
estudios a la comprensión e intervención de la misma desde la Psicología. Esta brinda
consideraciones importantes para la atención a la familia, a partir de las que concibe el
proceso de intervención como: “(…) el conjunto de acciones profesionales que en
diferentes esferas de actuación, modela los recursos técnicos sobre la base de unos
presupuestos teóricos y metodológicos para producir un cambio en beneficio del
bienestar físico, psíquico y social de las familias.”(2007)
Partiendo de aquí el psicólogo ha de utilizar en la intervención una serie de recursos y
estrategias, fundamentalmente psicológicas, para ayudar al individuo o grupo en la
solución o mejoramiento de sus problemas. Estas estrategias al tratarse de la familia
están sustentadas en la concepción teórica que asuma el profesional, o sea, en cómo la
concibe, hacia qué indicadores dirige sus acciones teniendo en cuenta sus
características particulares y sus principales problemáticas.
La intervención familiar se expresa en las diferentes vías de actuación que se asumen
en la práctica profesional en congruencia con las demandas de la familia. Se desarrolla
sobre la base de problemas familiares que están condicionados por las dificultades de
naturaleza individual, familiar o social tales como síntomas, conflictos, crisis familiar
evolutiva o crisis del contexto social inmediato que desbordan sus recursos de
enfrentamiento, por lo que necesitan de diferentes niveles de ayuda u orientación.
Dentro de la intervención, la orientación psicológica adquiere una especial relevancia,
pues gana terreno en la actualidad como una de las formas de intervención más usadas
y útiles para la atención individual y grupal.
La orientación psicológica representa uno de los modos de actuación fundamentales en
el contexto de las prácticas profesionales de la Psicología y se ha desarrollado
básicamente en el plano individual siendo menos privilegiado el proceso en la atención
al grupo familiar.
No obstante, existen referentes teóricos importantes en diversos autores que han
abordado la orientación psicológica dirigida al individuo que sirven de base y
enriquecen la orientación psicológica a la familia. En este sentido resultan significativos
los aportes de Dionisio Zaldívar, Miguel A. Roca y Manuel Calviño, que se erigen como
guías orientadoras del proceso.
En sus estudios sobre la orientación psicológica destacan elementos asociados a su
desarrollo como un proceso de búsqueda de alternativas y de toma de decisiones,
donde los individuos tienen un carácter activo y se establecen relaciones profesionales
de ayuda psicológica. Hacen alusión además a aspectos relevantes que deben
caracterizar el vínculo que establece el profesional de la Psicología con el sujeto que
solicita ayuda.
Independientemente de la interpretación al proceso de manera individual, se impone la
necesidad de atención psicológica a la familia ante su papel en la formación y
desarrollo de los individuos. En este sentido Roca (2002) reconoce que muchas de las
potenciales soluciones a los problemas de las personas dependen no de ellos mismos
sino de otros implicados que resultan significativos, y sitúa a la familia como un contexto
fundamental en este orden, reconociendo que hacia ella se deben dirigir también
técnicas y procedimientos de orientación psicológica.
Esto apunta a que ante acontecimientos difíciles e inesperados como la enfermedad o
la muerte de uno de los miembros de la familia, aún cuando las demandas de ayuda
psicológica no se manifiesten de igual manera en sus integrantes, resulte imprescindible
la orientación al grupo familiar sobre la base de sus necesidades reales, para lograr un
afrontamiento sano y desarrollador como grupo.
Para establecer la orientación adecuada resulta de vital importancia la evaluación y el
diagnóstico de la familia. Ante todo es necesario definir qué es lo que está sucediendo
(proceso), qué se ha deteriorado (estructura) y qué recursos posee la familia. Es
necesario también establecer la jerarquía de cada uno de estos factores en la
problemática que se presenta. (Martínez, 2001)
Resulta de vital importancia además la realización de una valoración integral de la
situación de orientación, que permita profundizar en la dimensión sociopsicológica y
promueva intervenciones oportunas y funcionales, que potencien las alternativas de
respuestas a los problemas que confrontan las familias, de manera que sus miembros
sean conscientes de las fuentes generadoras de sus conflictos y puedan enfrentarlas.
Partiendo de las manifestaciones de cambio más propias en las intervenciones de
orientación psicológica que plantea Calviño (2005), el proceso de orientación
psicológica a la familia puede estar dirigido al logro de la reestructuración de
representaciones que conducen a que la familia no se adapte a las exigencias del
medio y no exploten sus capacidades; a la disminución de los estados emocionales con
valencia negativa asociados a dichas representaciones; a la recuperación de la
capacidad de la unidad familiar de movilizar sus recursos para lograr una adaptación
activa; y por último al logro de un aprendizaje que le permita reorganizarse a partir de
las relaciones interpersonales entre sus miembros. Esto se relaciona con los objetivos
planteados por algunos autores, dirigidos a facilitar el desarrollo y favorecer la toma de
decisiones de los individuos. De ahí que el proceso resulte una de las formas más
abiertas de intervención donde se establece una relación de ayuda en la que el grupo
tiene un carácter activo.
Valorar las funciones que puede cumplir la orientación psicológica (Remedial,
Preventiva, Educativa, Crecimiento), en el contexto familiar, ofrece también amplias
posibilidades para el abordaje de las diferentes problemáticas. Tenerlas en cuenta
permite desarrollar acciones en consonancia con la demanda del caso. O sea, se
pueden anticipar dificultades, crear condiciones para que la familia enfrente con éxito
los eventos normativos o paranormativos por los que transite, potenciar el desarrollo de
capacidades y estilos de afrontamiento, develar el potencial familiar como sistema y
grupo y a partir de aquí obtener los máximos beneficios para el desarrollo individual y
familiar o simplemente centrar la atención en el problema y trabajar en función de su
resolución.
Diversos enfoques o corrientes en la Psicología han realizado aportes a la concepción y
comprensión de la orientación psicológica. De ellos el Enfoque Histórico Cultural
resulta de vital importancia para la práctica profesional pues reconoce la potencialidad
humana y sus orígenes socioculturales.
Desde este enfoque María Febles (2008) ofrece una conceptualización de orientación
psicológica que en el plano de la orientación psicológica a la familia resulta de gran
utilidad, en tanto ofrece la posibilidad de valorar elementos como la historia personal y
familiar de los individuos partiendo de su situación actual, además les otorga un rol
protagónico teniendo en cuenta su desarrollo actual y potencial.
Partiendo de aquí la orientación psicológica es concebida como: “(…) un proceso
comunicativo, de ayuda, colaboración o actividad conjunta, entre un sujeto que solicita
ayuda y un orientador que se la brinda, en esta relación el último potencia el desarrollo
del primero, una vez que en la personalidad del primero, se ha detenido el curso normal
de su crecimiento” (p.2).
En este sentido la orientación a nivel familiar va a estar dirigida a la potenciación de
recursos psicológicos, al logro de un modo saludable de afrontar en familia los eventos
y acontecimientos que se sucedan. Es así que al orientar al grupo familiar es preciso
tener presente algunas consideraciones que desde este enfoque pueden guiar el
proceso.
Desde esta mirada se hace necesario para la orientación psicológica profundizar en las
características particulares del sistema familiar que están mediatizadas por la historia
familiar y la cultura de la misma. En el proceso de orientación psicológica se le atribuye
gran importancia a la comunicación, la actividad conjunta y a las relaciones que se
establecen tanto entre los miembros de la familia como entre el sistema familiar y el
entorno social que lo rodea.
Se hace además énfasis en el papel activo que debe asumir la familia en el proceso por
lo que el cambio ocurre en un plano intrapsicológico, donde la categoría vivencia
adquiere un significado trascendental, resultando esencial el sentido y significado del
acontecimiento para los miembros de la familia. A partir de aquí se trabaja con la zona
de desarrollo próximo, potenciando los recursos con que cuenta el sistema familiar. Otro
elemento fundamental que aporta el enfoque es la situación social de desarrollo, como
momento de partida de todos los cambios dinámicos por lo que nos permite analizar el
sistema de relaciones y las potencialidades del sujeto o grupo familiar.
Desde la propuesta de evaluación psicológica a la familia de Patricia Arés, la
intervención, y específicamente la orientación psicológica a la familia, va dirigida a
propiciar un cambio en las interacciones entre los miembros del grupo a la vez que
ejerce indirectamente una influencia en la personalidad de los individuos que lo
conforman. Esto se traduce además en “(…) aceptar, no sólo desde lo declarativo, sino
desde un punto de vista metodológico y práctico, un abordaje que utilice al grupo
familiar como unidad de análisis.”(Patricia, 2002, p. 46)
Para la intervención psicológica se hace imprescindible entonces, entender a la familia
como una categoría histórica, sobre la base de la interacción individuo- familiasociedad, es decir, en su complejidad y diversidad. Esto implica verla en calidad de
proceso, en continuo cambio y transformación donde se producen crisis que exigen de
flexibilidad y capacidad de mantener el equilibrio como sistema.
Esto presupone para el proceso de orientación psicológica el conocer a la familia en
profundidad para lo que resulta de gran importancia el modelo de evaluación
psicológica propuesto por la Dra. Patricia Arés en tanto abarca dimensiones como el
nivel de organización, los procesos interactivos y la flexibilidad y adaptabilidad activa a
los cambios que dan cuenta de la dinámica y funcionamiento familiar teniendo en
cuenta la complejidad de la misma.
La orientación como modo de intervención, trabaja fundamentalmente sobre la
dimensión interactiva, que es precisamente donde se desarrollan los principales
procesos familiares, dígase dinámica y funcionamiento. Es así que contribuye al
tratamiento de problemas relacionados con la adaptación, aprendizaje, manejo de
situaciones, toma de decisiones, conflictos, etc. Se incluye además la valoración de
contenidos propios de las individualidades que se analizan en el contexto familiar.
La orientación psicológica a la familia materializa los retos que afronta hoy la Psicología
como ciencia y profesión constituyendo un salto cualitativo con respecto a las
modalidades de tratamiento individual que no responden al abordaje de la familia como
objeto de estudio.
Ha de enfocarse con la pretensión de que, a través del proceso interactivo en el cual se
desarrolla, sus miembros sean capaces de identificar los conflictos que atentan contra
su funcionamiento, para tomar conciencia de las contradicciones que emergen, y de su
protagonismo en la búsqueda de alternativas de solución a los problemas que enfrenta.
Constituye también un modo de intervenir a nivel individual, en tanto permite centrar la
atención en el sujeto como miembro de un grupo familiar en el que se desarrolla una
compleja red de relaciones, interacciones e interrelaciones que pueden actuar como
generadoras de situaciones estresantes para el individuo.
La orientación psicológica a la familia por el impacto social positivo que propicia, y en
correspondencia con su devenir como necesidad en el contexto socioeconómico en que
se desarrolla, requiere de una profundización en su estudio y de la puesta en práctica
de acciones que contribuyan a elevar la calidad de vida en el grupo familiar y a
establecer relaciones saludables y desarrolladoras entre sus miembros, que impliquen
una adecuada comunicación y resolución de conflictos, tributando al crecimiento
personal de los individuos y a su bienestar subjetivo como miembros del grupo familiar.
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Fecha de recepción del artículo: noviembre 2009
Fecha de aprobado: marzo 2010
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