Hermanas/os y Amigas/os: Hoy queremos acercarnos a todas/os los que de alguna manera nos hemos encontrado, como parte de la Familia Teresiana, en algunos de los CITs, y en los espacios virtuales: Educación y Género, Mujeres que tejen la vida y Teología… Reinterpretando. También a todas/os aquellas/os que quieran unirse a esta reflexión y búsqueda… En distintos momentos hemos alimentado estos espacios con nuestras inquietudes, reflexiones, deseos, propuestas… En la última temporada se nos ha hecho difícil mantener vivos tres espacios, por eso hemos pensado que es conveniente unirlos en uno solo que llamaremos Nakawé. Así se llamaba la diosa madre de todos los dioses, diosa de la vegetación, las estrellas y el agua de los Huicholes de México Ella era la Abuela Crecimiento, la diosa anciana y sabia que vigila la fertilidad, los nacimientos, la salud y el crecimiento de seres humanos, plantas y animales. Ella fue la que salvó del diluvio al primer ser humano. Nakawé, creó diversos animales como peces, jaguares, tortugas de mar o iguanas que, junto con las estrellas, la acompañan en sus batallas. Creemos que este nombre nos puede acompañar en nuestras búsquedas e incursiones en esta dimensión de la perspectiva de género en la educación, la teología y nuestra propia identidad como mujeres y varones que deseamos un mundo más parecido al sueño de Dios, a su proyecto de fraternidad y sororidad, de relaciones justas, equitativas y de reciprocidad. En esta ocasión queremos proponerles dos ámbitos de reflexión: El primero consiste en la lectura del libro LA QUE ES, El misterio de Dios en el discurso teológico feminista, de Elizabeth A. Johnson, teóloga norteamericana, publicado en Biblioteca Herder. El libro nos invita a reconocer y dar otros nombres a Dios, a preguntarnos cuál es el modo adecuado de hablar de Dios desde la perspectiva y la realidad de otros sujetos, especialmente las mujeres. “La capacidad divina de relación nos ha llevado a hablar de la participación de Sophia-Dios en el sufrimiento del mundo, participación que potencia la praxis de libertad. Este discurso tiene lugar en el seno reactivador de la pura vitalidad de Dios, a la que nos referimos con el símbolo LA QUE ES”. El segundo ámbito que proponemos es la lectura de un capítulo de un libro de Marcela Lagarde de los Ríos, mexicana, Etnóloga y Maestra en Ciencias Antropológicas. El capítulo lleva por nombre “Claves feministas para el poderío y la autonomía de las mujeres”. “Desde el punto de vista de género, todas somos hoy mujeres sincréticas. Es decir, tenemos una concepción tradicional y a la vez moderna de género. La primera anula la existencia autónoma de las mujeres y la segunda tiene como enunciado ontológico la autonomía”. En este segundo ámbito, también nos parece importante acercarnos a lo que hoy se llama “nuevas masculinidades” y por eso, indicamos la lectura de un folleto titulado “Así aprendimos a ser hombres” preparado por OSA (Oficina de Seguimiento y Asesoría de Proyectos) en San José, Costa Rica. “Hablar de masculinidad implica necesariamente hacerse miles de preguntas. Y esto es precisamente lo extraordinario de aventurarse en el tema: atravesar un mar de inquietudes y cuestionamientos que nos generan de manera inevitable más interrogantes, algunas respuestas quizás, pero sobre todo un espacio colectivo para la reflexión… La forma en que los hombres se relacionan con las mujeres, y en general con su entorno, es producto de siglos de un aprendizaje que nos ha robado alternativas, nos ha arrebatado la posibilidad de pensar en opciones distintas para vivir nuestras vidas. Esto nos exige ahora un alto en el camino para repensar la ruta”. Todo no es más que puntos de partida para “educarnos y educar a mujeres y hombres, constructores de una sociedad que respete y promueva la dignidad y los derechos de la mujer desde el sentido de reciprocidad. (Cfr. XV Capítulo General, Sugerencia No. 9). Con la sabiduría y la brisa suave de la Ruáh, seguimos caminando. Nancy Olaya y Giselle Gómez