Cuadernillo 27

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27 – Historia de la Iglesia
Este período de calma no durará mucho
tiempo. Los roces entre los príncipes carolingios se agudizan por momentos. En el
arte se realizan maravillosos trabajos en
marfil: portadas de evangelios y biblias,
placas y títulos. También la miniatura produce obras maestras, como el evangelio de
Lotario, realizado en el convento de Mermoutier. Lo mismo puede decirse de la
metalurgia, que construye vasos sagrados de
enorme valor artístico.
EL SACRO ROMANO IMPERIO
EN DECADENCIA
En el imperio, las disensiones se convierten
en luchas abiertas. Ludovico el Pío ha dado
a su hijo menor, Carlos el Calvo, vastos territorios que comprenden Alemania, Recia y
parte de Borgoña. Los demás príncipes,
irritados, le presentan batalla. Sin embargo,
Ludovico confía en resolver pacíficamente
la triste situación. «Pedid la intervención del
Papa», le aconseja el abad Wala. Y el soberano, sinceramente favorable a la Iglesia,
accede.
CORSARIOS SARRACENOS
Esta época, aparentemente tranquila, está
densa de nubes tempestuosas. Es pontífice
Gregorio IV (827-844). Por su voluntad se
erigen torres de guardia en las playas cercanas a Roma. «¿Serán suficientes, Santo
Padre?» —preguntan los consejeros del
Papa. Los sarracenos y los mauros, provenientes de África y España, avanzan cada
vez más potentes por el Mediterráneo, infestando los puertos.
Gregorio IV no se hace rogar. En junio se
dirige al campamento de los rebeldes esperando convencerles y hacerles volver a la
obediencia. «Es vuestro padre —les dice—,
además de ser vuestro emperador». «Nos ha
privado de la herencia» —grita, rabioso,
Lotario—. «Y vos, Pontífice, ya que lo protegéis, seréis nuestro prisionero» —
concluye fríamente Pipino—. De este modo
el Papa queda mezclado en las tristes vicisitudes del imperio.
El Papa no ignora que los corsarios sarracenos cruzan el Tirreno, sorprendiendo las
defensas de las islas y saqueando castillos y
aldeas. En el año 831 tiene lugar el golpe
decisivo: Sicilia cede ante las armas musulmanas. En Roma se tiembla: ¿cómo
detener a los moros si continúan su avanzada? El papa Gregorio IV manda reconstruir
el puerto de Ostia, usando los materiales de
la antigua ciudad romana. ¿Bastará? Sería
muy difícil de rechazar una invasión de los
sarracenos.
La noticia de que el pontífice, embajador de
paz y de justicia, ha sido tratado como un
traidor, conmueve al viejo emperador: «Si
abandono espontáneamente el trono, tal vez
mis hijos lleguen a un acuerdo y así se podrá evitar la guerra civil». —«¿Y a dónde
iréis, señor?» —pregunta conmovido el
abad Wala—. «Al monasterio de Soissons.
¡Qué Dios me ayude!» Espera salvar de este
modo al imperio, si los hijos y los príncipes
se ponen de acuerdo.
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LOS NORMANDOS
Pero la renuncia del emperador Ludovico es
también inútil. Los príncipes continúan
luchando entre ellos. Lotario llega al extremo de descender a Italia y sembrar sangre y
ruinas por las tierras italianas, con la única
finalidad de vengarse del Papa, que, justamente, no ha querido coronarlo. Ludovico el
Pío quisiera intervenir y detener a su hijo,
pero no puede: Francia está amenazada por
las continuas incursiones de los normandos.
El imperio de los carolingios es teatro de
nuevas luchas.
OCTAVO CONCILIO ECUMÉNICO
Entre el ruido de las armas, el pontificado
de Gregorio IV alcanza grandes metas de
civilización y de cultura. En el imperio
Bizantino sigue la lucha despiadada y loca
contra las imágenes. Pero la ira no consigue
eliminar la fe de los corazones sinceros. La
emperatriz convence a su hijo, menor de
edad, para que ponga fin al iconoclastismo.
Tiene lugar entonces el concilio de Constantinopla del año 843, octavo en la serie de
concilios ecuménicos.
Los normandos... ¿Quiénes son? Se trata de
los hombres del norte, de la península Escandinava y de Dinamarca. Son los audaces
y guerreros wikingos, que surcan los mares
como únicos señores. Europa entera los
teme. Los fieles elevan gritos al cielo. Piden
al Señor que les salve del nuevo peligro.
Los normandos son aún paganos: asaltan,
destruyen, matan en el nombre de Odino y
de Thor, divinidades de los antiguos alemanes.
La liturgia de este período posee algunas
características. En oriente el «pan de la
comunión», mezclado a veces con el vino,
es pan fermentado. En cambio, en occidente
el pan consagrado es ázimo. Durante el rito
de la santa misa la música inunda las grandes naves de las iglesias por medio de sus
órganos, instrumentos ya bastante perfeccionados. No hay catedral, iglesia o capilla
que no posea un órgano para entonar festivos cantos al Señor durante las ceremonias
del culto.
El Papa no puede frenar las luchas que se
desencadenan en los diversos frentes. Después de la muerte de Ludovico el Pío, los
príncipes carolingios firman el tratado de
Verdún (11 de agosto del año 843). De este
modo el Sacro Romano Imperio queda dividido en tres reinos. Esto supone un bien y
un mal... Un bien ya que desde este momento Alemania, Italia y Francia tendrán una
vida autónoma. Un mal porque faltará un
gran Estado capaz de enfrentarse a los árabes, normandos, eslavos y húngaros.
La muerte de Gregorio IV entristece a la
cristiandad. En el año 844, el mismo día que
se elige papa Sergio II, cae sobre Roma insólitamente una gran nevada... La ciudad
eterna amanece envuelta en un intenso manto blanco. Los romanos están convencidos
de que aquello es un buen augurio. Pero
desgraciadamente, se equivocan. Lotario,
rey de Italia, está irritado porque el nuevo
Papa ha sido elegido sin su consentimiento.
Densos nubarrones se ciernen de nuevo
sobre la Iglesia.
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