providenciales, islas turcas y caicos

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XI IRCSA CONFERENCE – PROCEEDINGS
IMPACTO NEGATIVO DE UNA PRIVATIZACIÓN
NO REGULADA EN EL MANEJO DEL AGUA DE
LLUVIA: PROVIDENCIALES, ISLAS TURCAS Y
CAICOS
Prof. Dr. Fernando Pérez Monteagudo
Centro de Investigaciones Hidráulicas
Cuba
[email protected]
1. Introducción
Las Islas Turcas y Caicos constituyen un archipiélago situado al sudeste de las Islas
Bahamas. La distancia de este archipiélago respecto a Miami es de 925 km y respecto a
la isla de la Española 161 km. La Capital, Cockburn Town, está en la isla de Grand Turk.
Se considera que estas islas experimentarán un intenso desarrollo inmobiliario y turístico
en el futuro cercano (Kiosseff, 1998) y el suministro adecuado de agua seguramente
será un factor que limitará severamente este esperado desarrollo, dado que el
archipiélago está compuesto por islas muy pequeñas. La isla de Providenciales es el
motor del desarrollo económico del país por su intenso desarrollo turístico e inmobiliario.
No existe ninguna cifra exacta que clasifique a una isla en grande, pequeña o muy
pequeña. Desde el punto de vista de los recursos hídricos (Falkland, 1992) se considera
que una isla mayor de 2000 km2 es grande. La mayoría de las islas pequeñas tiene
menos de 200 km2 de área y las que tienen un área de menos de 100 km2 caen en la
clasificación de muy pequeñas. Este es el factor que determina la complejidad en el
manejo de sus recursos hídricos. De acuerdo con esta clasificación todas las Islas Turcas
y Caicos pueden considerarse en general como muy pequeñas o entre muy pequeñas y
pequeñas. Por ejemplo las dos islas principales: Providenciales y Grand Turk tienen un
área de 97.2 km2 y 18 km2 respectivamente.
Debido a su tamaño y sus condiciones geológicas, topográficas y climatológicas las islas
pequeñas presentan serios problemas en cuanto a su disponibilidad de agua (United
Nations, 1992). En islas calizas que son en general planas y con elevaciones de baja
altura no existen posibilidades para almacenamientos superficiales de una escala
adecuada y el agua subterránea está presente en forma de pequeños lentes. Estos
lentes están en un equilibrio muy delicado con el agua de mar que puede ser alterado de
manera significativa por extracción impropia, sequías y por el efecto de las mareas. No
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teniendo oportunidades de almacenamiento superficial y muy limitadas reservas de
aguas subterráneas, las islas pequeñas sufren mucho más los efectos de las sequías
que los países mayores (United Nations, 1992).
Debido a los factores antes citados, existen muchas dificultades en brindar un suministro
seguro en islas pequeñas. También en estas islas la demanda de agua ha crecido en
todos los sectores económicos y se ha desarrollado una competencia por los limitados
recursos hídricos disponibles entre los diferentes usuarios. Mientras que en grandes
masas continentales un solo tipo de recurso hídrico puede ser suficiente para satisfacer
la mayoría de las demandas, para resolver los problemas de suministro de agua en
pequeñas islas es necesario fomentar varios tipos de recursos hídricos simultáneamente
(United Nations, 1992).
La investigación y evaluación de los potenciales de recursos hídricos en islas pequeñas,
la planificación racional de los recursos y el diseño, construcción y operación de sistemas
de suministro de agua plantea un enorme reto a esas islas. Ciertamente requerirá de un
apoyo de la comunidad internacional, pero principalmente del desarrollo de los recursos
humanos de cada nación y del establecimiento de redes de cooperación entre ellos,
debido a la singularidad y similitud de los problemas que enfrentan en el manejo de sus
recursos hídricos.
Obviamente la sustentabilidad debe ser el objetivo fundamental del manejo del agua
potable en islas pequeñas. Se ha reconocido mundialmente que las políticas y prácticas
tradicionales de manejo de los recursos hídricos no son sustentables desde ninguna
perspectiva: social, económica o ambiental (Serageldin, 1994). Afortunadamente existe
un creciente consenso internacional acerca de los principios que deben regir el manejo
de los recursos hídricos. Estos principios emergieron de la conferencia Internacional del
Agua y Medio Ambiente celebrada en Dublín en 1991 y fueron subsecuentemente
aprobados en otras conferencias internacionales como la de Río de Janeiro y otras.
Estos principios pueden expresarse como (UNDP-World Bank, 1995; GWP, 1998a):
•
El agua es un recurso finito y vulnerable y es esencial para sostener la vida, el
desarrollo y el ambiente.
•
El agua debe ser considerada como un bien social y económico.
•
El manejo y la explotación del agua debe realizarse en el más bajo nivel apropiado,
utilizando enfoques participativos y basados en la demanda. Para ello es
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imprescindible involucrar a todas las partes interesadas (usuarios, planificadores,
políticos y otros) en las decisiones.
•
El agua debe manejarse en un marco integrado, amplio, tratando de tener en cuenta
e inter - relacionando las consideraciones de los distintos sectores involucrados
Cuando se logra aplicar estos principios en el manejo de los recursos hídricos puede
decirse que estos son manejados en forma Integrada.
El Manejo Integrado de los Recursos Hídricos es un proceso que tiene como objetivo
garantizar el desarrollo y manejo coordinado del agua, el suelo y recursos asociados
mediante la maximización del bienestar económico y social sin comprometer la
sustentabilidad de los sistemas ambientales vitales (GWP, 1998b)
Uno de los conceptos principales que permite manejar integralmente los recursos
hídricos, sobre todo en sistemas de abasto de agua potable es el uso de enfoques
basados en la demanda.
Para comprender lo que se quiere decir con enfoques basados en la demanda para el
manejo de los recursos hídricos, es importante referirse a que históricamente y
lamentablemente aún en la actualidad las prácticas usuales en el manejo de los recursos
hídricos se caracterizan por elevados costos económicos y ambientales.
Las fugas en los sistemas de distribución de agua son, por ejemplo tan altas como el
60% del agua bombeada y en la agricultura bajo riego que utiliza más del 80% del agua
empleada en los países en desarrollo, puede haber pérdidas de agua de un 70% o más.
Esto se ha debido a que en la mayoría de los países el agua se ha tratado como si
hubiera estado disponible en cantidades ilimitadas y suministrada a un costo nulo o muy
bajo a consumidores que no tienen conciencia de su valor económico y social. Las
inversiones en el sector del agua han sido guiadas por un enfoque orientado al suministro
y regido por las demandas de agua, que considera estas últimas como un dato
inalterable que hay que cumplir, y para lo cual hay que invertir para encontrar el agua
necesaria para satisfacerlos.
Opuesto a este enfoque, modernamente se trata de imponer un enfoque basado en la
demanda que puede considerarse como el conjunto de medidas técnicas, regulatorias y
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económicas que tienden a racionalizar el uso del agua y reducir las pérdidas desde la
fuente.
En general estas opciones permiten elevar los niveles de consumo a satisfacer sin
inversiones nuevas y de gran magnitud y evitan también serios problemas ambientales.
Algunas de esas medidas incluyen detección de fugas, reducción de desperdicios de
agua, inversiones en accesorios y equipos (válvulas, aparatos sanitarios, etc.) así como
procesos y tecnologías que disminuyen el consumo de agua sin reducir la satisfacción
del usuario.
También se incluyen el tratamiento de las aguas residuales industriales y domésticas
para el reciclaje y el reuso así como la priorización de los usos del agua hacia aquellos
de más valor social. Las políticas que estimulan el manejo desde el punto de vista de la
demanda incluyen la aplicación de precios adecuados para el agua, establecer multas
por polución, regulaciones y restricciones en el uso del agua, exhortación y educación
entre otros.
En islas pequeñas la aplicación de estos conceptos es de importancia vital debido a la
complejidad del contexto en el que sus recursos hídricos son manejados.
Indudablemente el manejo adecuado del agua de lluvia tiene una importancia vital para el
manejo racional de los recursos hídricos en pequeñas islas.
2. Los recursos hídricos en las Islas Turcas y Caicos
Históricamente, en las Islas Turcas existe una larga tradición en el manejo del agua de
lluvia, aunque con diferencias entre las islas que componen el archipiélago dependiendo
de sus características.
Desde el punto de vista de los recursos hídricos, las Islas Turcas y Caicos pueden
dividirse en dos grupos (Mather, 1971):
• Las llamadas islas de Sal: Grand Turk, Salt Cay y South Caicos.
• El resto de las islas Caicos: Providenciales, North, East y Middle Caicos.
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Las islas de Sal están prácticamente desprovistas de vegetación de altura significativa la
que fue cortada en su historia pasada, con el propósito de evitar lluvias no deseadas y
así fomentar salinas que fueron durante muchos años su sustento económico. Estas islas
están cubiertas por pequeños arbustos en las partes altas y ásperas hierbas en llanuras
en las partes bajas y alrededor de las salinas abandonadas. La remoción de la mayor
parte de la vegetación y la escasez de lluvia ha implicado la ruptura del poco suelo que
existía y gran parte de esas islas está cubierta con un fino polvo de arena (Mather, 1971).
En contraste, el resto de las islas Caicos son relativamente fértiles, aunque el reciente
desarrollo turístico de Providenciales ha afectado esto de forma significativa. Las partes
altas del Norte de dichas islas están densamente cubiertas por arbustos y árboles de
bajo porte y en North Caicos y Middle Caicos se pueden encontrar áreas de Pino
Caribeño. Al sur de las islas North, East y Middle Caicos los arbustos cedieron su lugar a
grandes áreas de bancos de arena parcialmente expuestos que son interrumpidos por
tortuosos arroyos cuyos bordes soportan mangles rojos bajos (Mather, 1971).
La precipitación promedio es consecuentemente menor en las Islas de Sal que en el
resto de las Caicos. Aunque los registros de precipitación son realmente insuficientes, los
estimados para Grand Turk son de 685 mm al año mientras que para Providenciales
alcanzan los 762 mm (Pérez Monteagudo, 2000).
La proporción de la precipitación que se convierte en escurrimiento superficial es
usualmente muy baja, la mayor parte humedeciendo el suelo pero en general no
contribuyendo
a
la
recarga
de
agua
subterránea.
Todos
los
estimados
de
evapotranspiración en las Islas Turcas y Caicos dan cifras superiores a la precipitación
(van desde 1219 mm/ año hasta 1778 mm/año). Entonces esto implica que la recarga
natural de los acuíferos sólo se produce en períodos de intensas lluvias en los que el
agua se infiltra por debajo de la zona radicular antes de evaporarse. Consecuentemente
los lentes de agua subterránea son de poco espesor, baja calidad y están en un frágil
equilibrio con el agua de mar (Mather, 1971).
Los recursos de agua subterránea en las Islas de Sal son casi inexistentes, mientras que
en el resto de las Caicos hay algunos lentes con posibilidades de explotación.
En Providenciales los más importantes lentes de agua subterránea son "The Bight", "Blue
Hills", "Five Cays" y "Airport". "The Bight" es significativamente el más importante, siendo
utilizado actualmente para suministrar a los asentamientos de bajos ingresos de agua
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para diferentes usos incluyendo agua potable, desde el campo de pozos "The Bight",
administrado por Provo Water Company, entidad que se encarga de la distribución de
agua potable en Providenciales. El resto tiene usos locales limitados (Pérez Monteagudo,
2000).
El acuífero "The Bight" está compuesto por arenas consolidadas y pobremente
consolidadas del Holoceno. La profundidad máxima del lente se estima ubicada a una
distancia entre 250 y 300 metros de la costa (Langedijk, 1990). Se reporta un área
estimada de 278 hectáreas (Yates, 1990). En ensayos de bombeo se reflejaba una
intensa influencia de las mareas, indicando una conexión directa con el mar. Las arenas
del Holoceno contienen estratos ricos en desechos orgánicos por lo que el agua
subterránea es frecuentemente rica en sulfuro de hidrógeno, lo que es más evidente en
períodos de sequía asociados con sobre - explotación (Mather, 1971). Los niveles de
fluoruros son también altos los que se elevan considerablemente con la sobre explotación (Langedjik, 1990, Poultney, 1992). Cuando se bombea en exceso los niveles
de cloruros también suben considerablemente indicando el frágil equilibrio del lente de
agua subterránea con el mar (Stanley Associates, 1981).
Los estimados de recarga neta al lente "The Bight" no se han basado en la diferencia
entre la precipitación y la evapotranspiración y el escurrimiento superficial, por lo que
deben considerarse muy aproximados. Las cifras más confiables se han obtenido
mediante la observación de los niveles del agua subterránea relacionados con las tasas
de extracción proporcionando además estimados de los recursos explotables del lente.
Los estimados de la recarga neta van desde 70 a 152 mm. Los recursos explotables se
estiman en un rango que va desde 379 m3/dia a 520 m3/dia (Pérez Monteagudo, 2000).
En los años 1997/98 y 1998/99 se han extraído como promedio 53 m3/dia (James, 2000)
lo que está por debajo del estimado de los recursos explotables.
Geológicamente las Islas Turcas y Caicos son similares a las Bahamas. Consisten en
dos bancos marinos bajos que están aislados uno del otro y de las islas vecinas por
profundos canales oceánicos. La sedimentación en los bancos es un proceso continuo y
las islas constituyen depósitos marginales y áreas bajas que han permanecido expuestas
desde el Pleistoceno, (Mather, 1971).
Las diferencias entre las islas han influido en las características del abasto público. En
Grand Turk, Salt Cay y South Caicos tradicionalmente se ha colectado el agua de lluvia
proveniente de los techos de las viviendas y adicionalmente en áreas de captación
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generales a nivel de cada isla. En el resto de las islas Caicos (Providenciales entre ellas),
la colección de agua de lluvia se concentraba en las viviendas y era complementada por
agua proveniente de lentes de agua subterránea (Mather, 1971).
3. La tradición consolidada: el manejo del agua de lluvia en Grand Turk
La captación de agua de lluvia es una antigua y frecuentemente olvidada práctica
(Agarwal et. al, 1997). En Grand Turk es aún la fuente principal de agua y está
ampliamente desarrollada a los niveles de la vivienda y las edificaciones así como a nivel
de la comunidad. Es uno de los tesoros del manejo de los recursos hídricos de Grand
Turk que debe ser cuidadosamente preservado.
Casi todos los edificios poseen su sistema propio de colección compuesto por la
captación en los techos, las canaletas y las cisternas. Las cisternas están cubiertas
también por un techo con propósitos de captación. Las dimensiones de estos sistemas
están reguladas por el gobierno (Smith, 1999).
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Figura 1. Sistema típico de captación de agua de lluvia en las edificaciones de
Grand Turk
El sistema de abasto está también ampliamente suministrado por agua de lluvia. Existen
27 tanques con una capacidad de almacenamiento de casi 19,000 m3, abastecidos por
tres importantes áreas de captación al nivel del terreno y otras menores.
Figura 2. Área de captación de la base Norte, con tanques de almacenamiento de
hormigón armado
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Considerando que no había seguridad de que el agua de lluvia fuera capaz de garantizar
el abasto de Grand Turk en épocas de seca, el Gobierno de las Islas Turcas y Caicos
compró y puso en marcha tres plantas de ósmosis inversa, con una producción total de
682 m3/día.
En los años 1999-2000 se proyectó, construyó y puso en marcha un sistema de
distribución de agua potable de unos 20 km. de longitud, que interconectaba todos los
tanques y áreas de captación públicas de agua de lluvia con el agua suministrada por las
plantas de ósmosis inversa. También se construyó la red y se comenzaron a realizar las
conexiones a todas las edificaciones, pero se mantuvieron los sistemas individuales de
captación y colección de agua de lluvia en las edificaciones, quedando el sistema de
abasto general como complemento al individual de ser necesario en épocas de crisis y
para suministrar a los servicios públicos (hospitales, escuelas, oficinas públicas).
De este modo se consolidó el sistema de manejo del agua de lluvia en tres niveles
diferentes (Pérez Monteagudo y Fernández Miquel, 2000a y b):
• Principal: el sistema de la edificación. Es de obligatorio cumplimiento la regulación que
norma para cada edificación la necesaria área de captación en la cubierta y la
correspondiente capacidad de almacenaje.
• Primer nivel complementario: El sistema de abasto general de la isla suministrado en
el periodo húmedo por agua de lluvia.
• Segundo nivel complementario: El sistema de abasto general de la isla reforzado con
agua desalinizada en época de seca.
Además existen puntos de venta de agua abastecidos por el sistema general donde se
suministra a precios subsidiados agua a la población de bajos ingresos que no está
conectada a la red y que dadas las características precarias de sus viviendas tienen poca
capacidad de almacenamiento de agua de lluvia. Otros puntos de venta suministran a
carros cisternas que distribuyen el agua en épocas de sequía o en situaciones de
emergencia a la población con mayores ingresos.
Las tarifas aplicadas actualmente son 2.64 USD por m3 para la población de bajos
ingresos en los puntos de venta; 7.92 USD por m3 para las oficinas gubernamentales,
carros cisterna y para los usuarios domésticos y comerciales conectados a la red. El
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agua suministrada por carros cisternas privados cuesta aproximadamente 13.2 USD por
m3 (Pérez Monteagudo y Fernández Miquel, 2000a y b).
Un aspecto muy importante en el manejo integral de los recursos hídricos de la isla es la
promoción del uso de agua salobre para la descarga de inodoros, lo que teniendo en
cuenta que todos los accesorios son plásticos implica un riesgo mínimo de corrosión.
Partiendo de la experiencia positiva de la instalación de redes locales paralelas para el
suministro de agua salobre en algunas zonas, se decidió aprovechar el proceso de
construcción de la nueva red de agua potable para instalar tuberías paralelas para agua
salobre y extender este servicio donde no existía. Para estimular su uso se estableció
una tarifa fija mensual de 10 USD. Esto ha contribuido a generar importantes ahorros de
agua potable con los consecuentes beneficios para el manejo integral de los recursos
hídricos en Grand Turk (Pérez Monteagudo y Fernández Miquel, 2000a y b).
Figura 3. Área de captación de la base Sur con tanques de acero
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4. La tradición olvidada: el manejo del agua de lluvia en Providenciales
Como se expresó anteriormente, en Providenciales el agua subterránea proveniente del
lente "The Bight", suministra a las comunidades de bajos ingresos.
Hasta muy recientemente existía una regulación gubernamental que establecía la
obligatoriedad de disponer en cada edificación de un sistema de captación y colección de
agua de lluvia. Esto no ha sido aplicado después de que comenzara a operar una
compañía privada para el suministro de agua potable: Provo Water Company.
Desde mediados de 1998 Provo Water comenzó a construir y poner en marcha un
sistema de distribución de agua potable abastecido solamente por agua desalinizada.
Actualmente este sistema enlaza la fuente consistente en plantas de ósmosis inversa
propiedad de Turks and Caicos Water Company (compañía asociada de Provo Water
Company) con las áreas principales de desarrollo de la Isla (James, 2000).
Los costos de una conexión a la red son elevados: 450 USD. Dado el alto costo de la
energía eléctrica, 0.28 USD por kW-h, los costos de producción de agua desalinizada son
altos los que se traducen en una elevada tarifa de 9.25 USD por m3. A los usuarios
domésticos se les aplica una tarifa de 7.66 USD por los primeros 3785 litros. El costo de
agua desalinizada suministrada por carros cisternas es de 14.8 USD por m3 (James,
2000).
Una comparación inicial de las tarifas en Providenciales y Grand Turk pudiera conducir a
la conclusión de que son muy similares pero hay que tener en cuenta que son
condiciones diferentes. Las elevadas tarifas en Grand Turk, contribuyen a disuadir a los
clientes del uso del agua del sistema de distribución ya que tienen como alternativa su
sistema propio de captación y colección de agua de lluvia, mientras que en
Providenciales, el enfoque es que todos los clientes utilicen los servicios de Provo Water
para maximizar las ganancias de la compañía.
5. Posibilidades de mejorar el manejo del agua de lluvia en Providenciales.
Impacto económico y ambiental
Como se ha expresado anteriormente el turismo es la base del desarrollo económico de
Providenciales el que se sustenta en grandes instalaciones hoteleras y otros servicios,
todos grandes consumidores de agua.
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En general estas instalaciones se abastecen del sistema de distribución de Provo Water
o de plantas desalinizadoras propias lo que en cualquier caso implica un alto costo.
Todas estas instalaciones tienen importantes áreas techadas cuyas posibilidades de
captación de agua de lluvia se desaprovechan. Téngase en cuenta que en Provo la lluvia
promedio anual es de 762 mm, superior a la de Grand Turk y muy similar a la de
Alemania de 774 mm. En este último país existe un avanzado y extendido desarrollo en
el manejo del agua de lluvia con la ventaja climatológica de una distribución mucho más
uniforme de las precipitaciones que en las Islas Turcas (König, 2001).
En prácticamente todos los hoteles existen lavanderías abastecidas con agua
desalinizada, las que perfectamente pudieran ser abastecidas por sistemas de agua de
lluvia. Otro posible e importante uso del agua de lluvia sería la descarga de los inodoros.
A diferencia de otras islas del Caribe en las que el turismo comenzó más temprano, la
mayor parte de los hoteles en Providenciales tienen una solución general muy similar
para el manejo de sus agua residuales. En otros países del Caribe los métodos más
comunes de tratamiento son tanques sépticos y tratamientos secundarios sencillos, con
disposición de los efluentes directamente en la costa por medio de emisarios
impropiamente diseñados y el caso de los tanques sépticos dispuestos mediante pozos
de infiltración (Goreau, 1994, Archer, 1994), con los consiguientes impactos negativos en
el ambiente costero.
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Figura 4. Planta de tratamiento de aguas residuales "Beaches"
La peculiaridad más importante y positiva, especialmente en los grandes hoteles de
Providenciales es la casi generalizada disposición final de los efluentes mediante su
reuso en el riego de sus áreas verdes. La mayoría de los hoteles poseen plantas de
tratamiento de residuales con tratamiento biológico secundario aeróbico y la mayoría de
esas instalaciones filtran y desinfectan el efluente secundario antes de disponerlo
finalmente mediante el riego. La vegetación que compone estas áreas verdes
contribuyen a la remoción de nutrientes lo que de hecho constituye una forma de
tratamiento terciario. El efluente que se infiltra por debajo de la capa radicular es
transportado por el flujo agua del agua subterránea hacia la costa con el consiguiente
impacto ambiental, lo que es especialmente evidente en la zona que coincide con el lente
"The Bight" el que por tener extracciones muy por debajo de sus recursos explotables
mantiene un considerable flujo natural hacia la costa. Coincidentemente esa es una de
las zonas de mayor desarrollo turístico de Providenciales (Pérez Monteagudo, 2000).
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A pesar de este positivo proceso de tratamiento y disposición final de las aguas
residuales se han detectado signos de temprana eutrofización en los arrecifes coralinos
de las aguas costeras de Provo y contenidos de nutrientes superiores a los límites que
pueden desencadenar la eutrofización en las aguas costeras tropicales (Lapointe y Clark,
1992, Pérez Monteagudo, 2000). Los valiosos arrecifes coralinos de las aguas costeras
de Providenciales son una de las bases de su atractivo turístico y deben ser preservados.
Figura 5. Planta de tratamiento de aguas residuales de Club Med
Una solución que contribuiría a la mitigación de este impacto sería utilizar además el
agua de lluvia para mezclarla con el agua residual tratada y así disminuir la
concentración de nutrientes del agua de riego y consecuentemente la de los nutrientes
que impactan el ambiente costero marino. Dado que ya existen tanques para almacenar
el agua residual tratada en muchos casos no sería necesario hacer un tanque adicional.
Esta mezcla de agua de lluvia y de agua residual tratada podría también utilizarse para
descargar inodoros, como se hace en uno de los hoteles: Allegro y hasta para propósitos
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paisajísticos como sería la creación de cuerpos de agua en las áreas verdes similares a
los que existen en el campo de golf que están alimentados en este caso por agua
subterránea.
Debe destacarse que la propuesta de utilizar el agua de lluvia directamente para
lavanderías y para la descarga de inodoros requeriría de instalaciones hidro - sanitarias
paralelas, las que pudieran ser difíciles de construir en hoteles existentes y sería más
conveniente considerarlas desde el diseño en las nuevas instalaciones.
Pero la propuesta de utilizar el agua de lluvia para regar en los hoteles en los que ya se
riega con aguas residuales tratadas puede implementarse con mucha mayor facilidad ya
que en muchos casos los tanques de almacenamiento existen y de no tener capacidad
suficiente se podría considerar la construcción de uno nuevo. Dado que los sistemas de
riego ya existen no habría que construir nuevas instalaciones. Lo único que habría que
instalar adicionalmente serían los sistemas de conducción de agua de lluvia desde los
techos a los tanques, los que en muchos casos ya existen parcialmente como parte del
sistema de drenaje pluvial.
6. Conclusiones
Como se puede concluir, la ausencia de regulaciones gubernamentales encaminadas a
preservar la tradición en el manejo del agua de lluvia en Providenciales ha tenido un
negativo impacto en la integralidad del manejo de los recursos hídricos de esta isla.
Sin embargo existen muchas posibilidades de aprovechar este importante recurso en
Providenciales, las que contribuirían significativamente a elevar la sustentabilidad en el
manejo de los recursos hídricos de esa isla.
La rica tradición en el manejo del agua de lluvia que caracteriza a las Islas Turcas y
Caicos, los elevados costos del suministro de agua desalinizada y los beneficios al
ambiente costero que pudieran derivarse, deberían servir de acicate al gobierno de las
Islas para establecer regulaciones adecuadas que estimularan el manejo racional del
agua de lluvia en Providenciales.
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