INFLACIÓN Y ESTABILIZACIÓN MONETARIA EN MÉXICO

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INFLACIÓN Y ESTABILIZACIÓN MONETARIA
EN MÉXICO DURANTE LA REVOLUCIÓN
Enrique Cárdenas y Carlos Manns
I.
INTRODUCCIóN
La inflación y la estabilización monetaria durante los años críticos de la
Revolución Mexicana han sido estudiados con poco rigor y poco apego
a los hechos. Esto es consecuencia en gran medida de la confusión que
existe hasta hoy día sobre muchos aspectos de los fenómenos económicos
ocurridos durante la Revolución.
Dos de ellos y de gran trascendencia son la inflación y la consecuente
estabilización de la moneda a fines de 1916; gracias a esta última el
país contó con bases firmes para el proceso de reconstrucción y recuperación económica posrevolucionaria que le siguió.
Comúnmente se considera la estabilización monetaria de ese periodo
como un hecho que no tiene mayor explicación y que como tantas otras
situaciones de la historia de México fue una bendición. La bibliografía
sobre el tema es escasa y no da mucha luz para comprender el fenómeno.
Protagonistas de la política económica de la época como el secretario
de Hacienda Luis Cabrera (1920) y Antonio Mañero (1926, 1927)
afirman respectivamente que el pilar que promovió la estabilización
fue el presidente Venustiano Carranza y que mucho del éxito se debió
al secretario Cabrera. Por su parte Antonio Espinosa de los Monteros
(1928) unos años más tarde otorga el crédito a las autoridades hacendarías.
Algunos escritores de la posrevolución como Torres Gaytán (1944,
1982) sostienen también que Carranza fue el artífice de la estabilización
y otros como Kemmerer (1940) sostienen, con otra terminología, que
lo que se dio fue una simple sustitución de moneda, lo que tuvo como
fx)nsecuencia una reversión de la Ley de Gresham.
Desde principios del periodo revolucionario, debido a los requerimientos de recursos por parte del gobierno para sostener su solvencia
y más tarde financiar la lucha armada, el gobierno mismo y diversas
facciones revolucionarias iniciaron la impresión de billetes que impulsó
el proceso inflacionario y la devaluación de la moneda. Este fenómeno
duró alrededor de tres años y finalmente a fines de 1916 el valor de la
moneda se estabilizó de nuevo regresando al patrón oro. Existen interpretaciones contradictorias, mitos y sobre todo poca información cuanti-
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
tativa o cualitativa, lo que im¡)ide profundizar en el análisis. Por ellu
este artículo es en parte descriptivo basado en información primaria y
pretende brindar alguna luz sobre estos fenómenos de gran importancia
para la historia económica de México.
El fenómeno en análisis puede ser estudiado desde cuando menos
dos puntos de vista. El primero consiste en enfocarlo como una contradicción a la Ley de Gresham en la que el dinero que se estaba usando
era tan "malo" que había cesado de funcionar como tal. Es decir, ya no
cumplía las funciones tradicionales del dinero por lo que el público dejó
de utilizarlo y lo hizo salir de circulación. En su lugar reapareció dinero "bueno" (oro), dando como resultado una reversión de la Ley de
Gresham y la estabilización del tipo de cambio y de los precios que fueron fijados en pesos oro. El segundo enfoque es por medio de un marco
teórico más amplio con base en un planteamiento de expectativas racio
nales. El público se percata del poco valor del dinero fiduciario y al
observar que el mismo gobierno comienza a cobrar los impuestos en monedas de oro y divisas rechaza también los billetes recurriendo al metálico. Aunque en apariencia el gobierno desempeña un importante papel
en este proceso se pretende demostrar que en todo caso el gobierno lu
hizo sin darse cuenta y que más bien fueron las fuerzas del mercado
las que provocaron la estabilización de la moneda.
Como puede observarse, el tema del trabajo es interesante tanto desde
el punto de vista histórico como desde el teórico. En un mundo actual de
fuertes inflaciones en los países de la América Latina, donde las hiperinflaciones ya no son causadas por la guerra sino por la necesidad de
financiar el desarrollo económico, es importante volver la cara hacia
atrás para mirar la experiencia histórica y de esa manera obtener algu
ñas lecciones que nos auxilien a enfrentar la problemática actual.
En las páginas siguientes se describe la crisis financiera y monetaria
que se originó poco después del comienzo de la Revolución y se subrayan
las causas que la provocaron y los factores que la impulsaron. Más
adelante se analizan las causas que motivaron la estabilización monetaria
y el retorno al patrón oro. Finalmente se consideran las conclusiones
generales del trabajo en las que se hacen algunas comparaciones con laexperiencias de otros países en periodos similares.
INFLACIÓN Y ESTABILIZACIÓN
II.
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LA CRISIS FINANCIERA
1. Los sistemas bancario y monetario anteriores a la Revolución
Los primeros bancos en México, además del Banco de Avío que había
sido creado por iniciativa gubernamental en 1830, fueron establecidos
en la década de 1860. El primero fue el Banco de Londres, México y
Sudamérica, fundado con capital británico y que se dedicaba principalmente a financiar el comercio entre la Gran Bretaña y la América Latina.
Varios otros bancos se establecieron poco tiempo después, entre los cuales
destaca el Banco Nacional de México, fundado con capital francés y que
en 1886 se convirtió en el agente financiero del gobierno, pues éste carecía de banco central.
Los bancos podían emitir billetes hasta por el doble de sus reservas,
lo que ofrecía una razón de reservas de 50 %. Las únicas excepciones
a este margen eran el Banco Nacional de México y el Banco de Londres,
México y Sudamérica, que podían emitir billetes hasta tres veces su monto de reservas. Los billetes de estos dos bancos tenían poder liberatorio
ilimitado en toda la República, mientras que los billetes de los bancos
estatales sólo podían circular como moneda de curso legal en sus estados
de origen, lo que frecuentemente provocaba que sus billetes fueran aceptados en la capital o en otros estados con descuento sobre su valor nominal. Para evitar los desajustes y resolver la convertibilidad de los billetes de bancos estatales se fundó en la ciudad de México el Banco Central
Mexicano, pero al no tener las facultades necesarias éste no cumplió
cabalmente sus funciones compensatorias. En cualquier forma la posibilidad de emisión fue sin duda el factor más importante que propició el
fuerte dinamismo del sistema bancario durante el último tercio del siglo XIX.
Por otra parte, la circulación de monedas estaba generalizada en
todo el país y se calcula que constituía alrededor de 55 % de la oferta
monetaria (Kemmerer, 1940, pp. 7-8). Desde el periodo colonial la
acuñación de moneda había sido un monopolio estatal y toda la población estaba acostumbrada a utilizarla como el medio de pago más importante. De hecho sólo las monedas circulaban a lo largo de todo el
territorio, mientras que los billetes sólo eran aceptados en las ciudades
medianas y grandes.
El sistema monetario en México hasta 1905 había sido tipo bimetálico aunque no seguía sus reglas ortodoxas. En aquel entonces circulaban
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
tanto monedas de oro como de plata, pero su relación de cambio comenzó
a fluctuar conforme lo hizo el precio internacional de esos metales. Muchos de los países más avanzados asumieron el patrón oro hacia 1870
lo que provocó cambios en los precios relativos entre el oro y la plata.
Ello significó una depreciación del peso plata con respecto al oro, que
era la moneda en que se efectuaba la mayor parte del comercio internacional.
El sistema monetario prerrevolucionario sufrió una modificación importante en marzo de 1905 cuando se estableció el patrón de cambio oro
con una unidad de valor de 75 centigramos de oro puro o equivalentemente a 49.85 centavos de dólar. Para mantener un tipo de cambio estable se creó el Fondo Regulador de la Circulación Monetaria que suspendió la acuñación de pesos de plata en favor de la libre acuñación
de pesos oro. Todo el oro debía ser acuñado por medio de la Comisión de Cambio y Moneda, pero ambas monedas tenían poder liberatorio
ilimitado; además se prohibió la importación de monedas mexicanas de
plata y la relación entre el oro y la plata se fijó en 1:32 (Torres Gaytán, 1982, p. 95; Kemmerer, 1916 y 1917).
El comienzo de la Revolución en noviembre de 1910 no alteró el sistema bancario de manera significativa. El nuevo presidente Madero pidió
y obtuvo apoyo de los banqueros y fue siempre respetuoso de los derechos y las prerrogativas de éstos, por lo que el sistema bancario continuó
desempeñando su importante papel en el funcionamiento de la economía.
De hecho el aparato productivo continuó su marcha más o menos en
forma normal hasta mediados de 1912.
Sin embargo, después del asesinato del presidente Madero en febrero de 1913 el nuevo gobierno encabezado por Victoriano Huerta tuvo
que enfrentar muy pronto dificultades financieras para cubrir los gastos
de la lucha contra los seguidores de Madero. Así, el desorden monetario
tuvo sus orígenes en la necesidad de financiar el gobierno de Huerta,
el cual desde su inicio estuvo agobiado por la falta de fondos. Ello se
debió a los crecientes gastos militares para someter a los rebeldes y a la
necesidad de pagar un préstamo a Speyer and Co. por 40 millones de
pesos que vencía el 10 de junio. Dos días antes de que venciera el plazo
se contrató un nuevo empréstito con el Banco de París y de los Países
Bajos por 16 millones de libras esterlinas, que habría de ser el último
que el gobierno podría contratar hasta 1942 por la suspensión de pagos que ocurrió a partir de entonces. El gobierno de Huerta finalmente
pudo disponer de sólo 6 millones de libras esterlinas, o sea 58.5 millo-
INFLACIÓN Y ESTABILIZACIÓN
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nes de pesos, ya que para concederlo el banco descontó el importe de la
colocación, los intereses adelantados, las obligaciones de corto plazo y
la deuda de Speyer. Como era de suponerse el empréstito no fue suficiente para sufragar los gastos, lo que obligó a Huerta a disponer de
30 millones del Fondo Regulador de la Circulación Monetaria, de 12
millones de las Reservas del Tesoro y de 121 millones que se habían
recaudado hasta el 30 de junio de 1912. De esta fecha en adelante Huerta intentaría por todos los medios aumentar sus ingresos vía impuestos
(Ulloa, 1981, p. 1115), método no muy efectivo dada la inmediata necesidad de fondos.
Las expectativas de deterioro de la economía y el pánico bancario
que ocurrió por el rumor de que se iba a establecer un impuesto de guerra de 15 % sobre los depósitos bancarios provocaron la desaparición
del oro de la circulación, que pronto fue seguida por la de la plata.
Para evitar la fuga de los dos metales el gobierno decretó el 1' de mayo
de 1913 que se pagara 10 % de derechos sobre la exportación de oro,
y desde el 26 de agosto este impuesto se aplicó también a las exportaciones de plata.
El tipo de cambio, que durante los primeros seis meses del año había
mantenido su valor, empezó a depreciarse en los siguientes seis y llegó
a perder 32 % de su valor para diciembre de 1913. Dada esta situación
Huerta evitó con tres decretos la quiebra de los bancos. El primero de
ellos fue el del 5 de noviembre {Legislación monetaria, 1959, pp. 195196), que estableció la circulación forzosa de los billetes de los Bancos
Nacional de México y de Londres, México y Sudamérica en toda la República; la aceptación con poder liberatorio ilimitado de la moneda
fraccionaria de plata de 50 centavos; la declaración de que los billetes
de bancos estatales pasarían también a ser de circulación forzosa en sus
estados de origen ^ y, el punto más importante, que si bien los bancos
debían mantener su encaje de reservas en 50 % se les eximía de redimir
sus billetes en metálico, lo que de hecho le daba "legalidad" a la suspensión de pagos en especie que los bancos de emisión habían efectuado
con anterioridad al decreto. El otorgamiento de poder liberatorio ilimitado a las monedas fraccionarias de plata sugiere que las monedas de
mayor valor intrínseco, como los pesos oro y los pesos fuertes de plata
que tenían un contenido de metal 22 % mayor que la moneda fraccionaria, habían desaparecido de la circulación dado que podían ser vendidas
^ Posteriormente los billetes de los bancos de emisión estatales tendrían poder liberatorio
ilimitado en toda la República o en los Estados Unidos (¡ue aún controlaba Huerta {Legislación Monetaria, 1959, pp. 211-216).
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
a un precio mayor, expresado por el tipo de cambio, que su valor nominal. El segundo decreto (Ulloa, 1981, p. 115), del 13 de diciembre,
ordenó que del 22 de diciembre de 1913 al 15 de enero de 1914 los días
fueran feriados, para impedir que los depositantes demandaran sus documentos.^ Finalmente, el tercer decreto (Kemmerer, 1940, p. 21), expedido el 7 de enero de 1914, permitió a los bancos disminuir su razón
de reservas de 50 % a sólo 33.33 %, hecho que salvó a los bancos de la
bancarrota debido a la alta demanda de sus billetes como consecuencia
del pánico.
Huerta brindó estos favores pero no de manera gratuita, pues inmediatamente después exigió a los banqueros financiamiento para costear
los gastos del gobierno. Para disminuir el requerimiento de reservas al
objetivo de 33.33 % Huerta o los banqueros decidieron disminuir las
reservas en lugar de aumentar el medio circulante. Esto tenía el propósito de financiar a Huerta con metálico.' En garantía de este metálico
los bancos recibieron bonos que podrían contabilizarse como reservas
metálicas. Kemmerer (1940, p. 23) indica que debían tomarse, para
fines de reserva, en 90 % de su valor nominal. Naturalmente Huerta
requería dinero metálico para importar armas y pertrechos de guerra
para proseguir su lucha.
Esta serie de medidas provocó un fuerte incremento de la oferta
monetaria, pues al desaparecer las monedas de oro y de plata en el verano de 1913 los billetes de los 26 bancos de emisión hacían las funciones de medios de intercambio, función que desempeñaban con anterioridad, pero con respaldo en oro que les garantizaba en todo momento
su convertibilidad. En cambio a partir de entonces empezaron a funcionar de fado como papel moneda fiduciario inconvertible.
" Kemmerer (1940, pp. 19-22) relata más detalladamente esos días; ello también se puede
observar en las notas del diario El País, aunque Ulloa (1981, pp. 11151116) lo califica de
subvencionado por Huerta lo que le puede restar imparcialidad a sus juicios.
' En cuanto al monto existe una discrepancia digna de señalarse. Ulloa (1981, pp. 111511161 establece la cantidad de financiamiento en 80 millones de pesos entre las fechas de
septiembre de 1913 a marzo de 1914. La embajada inglesa en Washington proporciona una
cifra de 53 037 563.76 pesos, cantidad de oro y plata adelantada por los bancos de emisión
a Huerta contra bonos colocadas en Nueva York. Finalmente, Carranza (1917a, pp. 193-194),
en su informe del 15 de abril de 1917, ofrece una cifra de 46.5 millones, lo que nos deja
en un rango de error más o menos amplio. Tomando las cifras de la embajada inglesa el
Banco Nacional aporta 22.5% (11 921 495..S0I y el Raneo de Londres y México 22.1%
(11 705 8ÍÍS.90), lo que sumado representa el 4^1.6% de la operación de apoyo a Huerta.
Esto Concuerda con bis 20 millones de pesos que Carranza (1917. p. 1951 menciona en su
informe. En cuanto a la presión de Huerta sobre los bancos Ullna (1981, p. 1116) afirroa
que Huerta amenazó con la creación de un banco central y la imposición de 1% sobre el
capital. r)ué tanto fueron presionados los bancos y qué tanto fue apoyo voluntario todavía
está por estudiarse.
INFLACIÓN Y ESTABILIZACIÓN
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Al mismo tiempo que el gobierno de Huerta salvaba a los bancos y
éstos le pagaban el favor las diversas facciones revolucionarias comenzaron a imprimir sus propios billetes. El Ejército Constitucionalista, encabezado por Venustiano Carranza, se abocó a la tarea de derrocar al
general Huerta y para ello eran necesarios recursos, cuya obtención dependía de la emisión de billetes. Las consideraciones están plasmadas en
el decreto (Legislación Monetaria, 1959, pp. 177-179) del Primer Jefe,
Venustiano Carranza, del 26 de abril de 1913:
Que en virtud de las facultades extraordinarias de que estoy investido como
primer Jefe de dicho Ejército (constitucionalista), y... considerando que
es deber de todos los mexicanos contribuir en parte proporcional para todos
los gastos del Ejército, hasta el restablecimiento del orden constitucional,
y .. . considerando, por último, que el mejor medio para acudir a todas esas
necesidades, sin causar perjuicios directos y materiales a los habitantes del
país, es la creación de papel moneda . . .
Este decreto lo autorizaba a la emisión de 5 millones de pesos en billetes de circulación forzosa que se conocerían como Emisión de Monclova. En el artículo viii del mismo decreto, Carranza deja en claro que de
ser necesario se lanzarían nuevas series de billetes, como de hecho se
hizo por los muchos decretos que le siguieron. Así se tiene que poco
tiempo después la deuda aumentó a 30 millones de pesos, que se llamó
Emisión del Ejército Constitucionalista. Al poco tiempo, con el fin de
recoger estas dos emisiones con valor de 30 millones de pesos Carranza
ordenó una nueva emisión. De éstos se imprimieron alrededor de 42 millones en la ciudad de México que se conocieron con el nombre de
Emisión del Gobierno Provisional en México. Más tarde se autorizaron
dos aumentos de la emisión; el primero para dejarla en 200 millones
de pesos y el segundo para aumentarla a 250 millones. A esta emisión
aumentada se le conoce como Papel de Veracruz. Sin embargo, se excedió en la emisión de billetes autorizados, pues llegó ésta a constar de
599 millones de pesos. También el Ejército Constitucionalista, al recuperar la ciudad de México en febrero de 1915, se dio cuenta de que el
gobierno de la Convención, su oponente revolucionario, había falsificado
billetes conocidos como Revalidados (previamente Gobierno Provisional
en México) y por lo tanto se ordenó su canje, para sumarlos a la deuda
de la Revolución. A los billetes no canjeados se les negó todo su valor.
El total de las emisiones hechas por el Ejército Constitucionalista
hasta mediados de 191.5 sin contar las emisiones de jefes militares se
aprecia en el cuadro 1 y alcanzó la cifra de casi 672 millones de pesos.
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
CUADRO
1. Emisiones más importantes de la facción carrancista
(Pesos)
FUENTE:
Papel de Monclova
Ejército Constitucionalista
Gobierno Provisional de México
Gobierno Provisional de Veracruz
5 000 000.00
25 000 000.00
42 625 000.00
599 329 221.00
TOTAL
671 954 221.00
Carranza (1917, pp. 174-176).
Esta es una cifra sin precedente si se compara con los 193.9 millones *
que había en circulación en 1910 (Solís, 1981, p. 92), y aun cuando se
compara con la reducción del respaldo de 50 a 33.33 % decretada por
Huerta el 8 de noviembre de 1913, que aumentó la circulación de billetes de 116.7 a 222 millones para abril de 1914 (Ortiz Mena, 1942,
p. 55). Si además se suman los 22 millones de pesos en billetes de
banco, más las emisiones de sus jefes militares calculadas muy conservadoramente por Carranza (1917, p. 178) en 30 millones, resulta que
había en esos momentos más de 923 millones de pesos, de todas clases,
en circulación, lo que indica que el medio circulante se multiplicó de
1910 a 1915 por un factor de 4.76."
A estas cifras se les debe agregar las emisiones hechas por otras
facciones revolucionarias, y según Carranza (1917, p. 178) sólo la de
Villa ascendía a varios cientos de millones de pesos. Es decir, un factor
■* Esta cifra incluye monedas, billetes y cheques. En Estadísticas Históricas (1935, p. 797)
se señala la cifra de 295 millones de pesos en moneda metálica y billetes; si se le suma la
de cheques aumenta a la cifra de 381 millones en circulación para los años 1909-1910. Cardero García (1976) anota que Daniel Cosío Villegas ofrece una cifra de 310.2 (incluye billetes, metálico y depósitos a la vista) para el medio circulante. Por último, Kemmerer (1940.
pp. 7-8) establece para 1910-1911 la cifra de 262.2 millones de pesos en circulación de los
que 145.5 eran monedas; de éstas había 81.2 millones de monedas de oro, 61.7 millones de
plata y el resto era moneda de otros metales de baja denominación. A pesar de que el margen de error es muy amplio queda de manifiesto el incremento notable del medio circulante.
° Si se excluyen los billetes de banco este factor se reduce a 3.62, lo que de todas mane
ras es considerable si se toma en cuenta la disminución de la actividad económica. Mañero
(1926, p. 159) establece que en lugar de los 672 millones de que habla Carranza la cifra
es de unos 1 500 millones de pesos, descontando las emisiones no autorizadas por Carranza,
lo que implica que los medios de pago se multiplicaron por un factor de 9.04. Más aún, Carranza señala que las emisiones no autorizadas ascendían a 30 millones, mifntras que
fuentes del departamento de Estado del gobierno estadunidense calcularon que sólo en Chihuahua, desde la ricupación de las fuerzas constitucionalisías, de dicii-nibre de 1913 hasta
febrero de 1915. se emitieron aproximadamente 440 millones de pesos. Para ser precisos, en
el mes de dicii-mbre de 1914 se emilieron alredi'dor de 22 milli^m;?. en enero 26 millones
y en febrero 29 milloms de pesos (N.itional Archives, 1915). lo que m.» indica que es altamente probable que nuestras cifras estén muy subestimadas.
INFLACIÓN Y ESTABILIZACIÓN
65
adicional que provocó el fuerte incremento de la oferta monetaria fue
la división interna de las cohortes revolucionarias, que se hizo evidente
entre agosto y noviembre de 1914. Por ello es necesario tomar en cuenta
que la circulación del papel moneda quedaba limitada por las "fronteras" en que regía cada caudillo y que fuera de ellas su autoridad y su
papel moneda no se hacían valer. Estas fronteras eran altamente movibles, pues estaban sujetas a la campaña militar, lo que provocaba que
de un día para otro el papel moneda perdiera todo su valor.* Esto tenía
dos efectos: i) aumento permanente de la oferta monetaria y ii) como
parte de un proceso de aprendizaje o ajuste de expectativas en el que
después de la primera vez el público no aceptaba de buen grado el papel
moneda de las facciones revolucionarias debido a la certeza de su rechazo posterior,' ya fuera por la misma facción emisora o por alguna otra
que en ese momento dominara el lugar. Ello aumentaba la velocidad de
circulación, que a su vez elevaba el tipo de cambio y el nivel de precios
en términos del papel moneda repudiado, lo que significaba una presión
muy fuerte sobre la población. Ésta además debía tener muy buena visión
para hacer el cambio de moneda antes de que fuera rechazado por la
"autoridad" vigente en ese momento y en ese lugar.
La evidencia de circulación de distintas especies monetarias se puede
deducir del decreto emitido el 4 de septiembre de 1917 por el Gobierno
Constitucionalista, en el que se señala un sinnúmero de emisiones que
todavía eran aceptadas por el comercio, entre las que destacaban las emisiones de billetes Veracruz y Constitucionalista, que dejaron oficialmente
de tener valor a partir del 28 de abril y del 31 de mayo de 1916 respectivamente {Legislación Monetaria, 1959, pp. 453-457 y 475-478).
Los puntos anteriores explican la depreciación acelerada de las nuevas emisiones de papel moneda antes aún de que se hiciera crónica. Seguramente esta es la causa de que el pueblo mexicano haya rechazado
posteriormente por tantos años la circulación de papel moneda en el país.^
Es interesante señalar que en otros países, como Alemania, Austria y
' En algunos casos el gobierno carrancista reconoció billetes de contrincantes, como los
emitidos por Villa antes de la ruptura con la Convención: la cantidad fue de unos 6 millones
de pesos. E] New York Times ("Carranza's Financial Ideas", 11 de enero de 1916, p. 10)
(Carranza, 1917a, p. 178), calculó las emisiones de Villa en varios cientos de millones de
pesos.
^ En muchos casos no era un rechazo formal por parte de la facción emisora, sino más
bien el establecimiento de procedimientos muy comphcados y lentos para el canje de los billetes para la mayoría de la población.
* El público no volvió a aceptar el papel moneda hasta diciembre de 1931 como consecuencia de la aguda escasez de medios de pago generada por la Gran Depresión (Cárdenas.
1987, cap. 3).
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
Hungría, con procesos inflacionarios elevados, el público aceptó los billetes después de una reforma monetaria que "limitaba" y que aseguraba su conversión a oro o moneda dura.
Asimismo, en contraste con otros procesos inflacionarios la experiencia mexicana de ese periodo presenta una característica que la hace única: la variedad de clases de papel moneda que en un momento dado circulaba de lado a lado: monclovas, dos caras, huachinangos, mexicos, veracruz, ejércitos, durangos, sábanas y otras emisiones menores. Al igual
que en los casos de otras inflaciones elevadas la moneda extranjera, principalmente el dólar, circuló a lo largo de todo el periodo sobre todo en
el norte del país, incluyendo Monterrey, y en zonas portuarias como
V^eracruz y Tampico.^
III.
EL PROCESO DE ESTABILIZACIóN MONETARIA
1. El primer intento de reforma
El 21 de julio de 1915 el Ejército Constitucionalista de Venustiano
Carranza decretó una nueva emisión de 250 millones de pesos que sustituía a todas las emisiones anteriores. Este era el anteproyecto del billete infalsificabie. Las razones aducidas por el gobierno para su emisión
eran unificar la circulación fiduciaria y evitar su falsificación, pues, se
argumentaba, ésa y la voracidad de los comerciantes eran los principales
causantes de la depreciación del papel moneda. En decreto posterior (Legislación Monetaria, 1959, p. 411), fechado el 25 de febrero de 1916,
se señala que
. . . Deberá procurarse la fijeza en el valor de nuestro papel moneda, por
diversos medios, entre los cuales es muy importante el de la reducción y
limitación de nuestro acervo circulante a una cantidad fija que sea perfectamente conocida por el público, y del cual el gobierno mismo contraiga
el compromiso solemne ante la Nación, de no excederse.. . Otro de los
requisitos indispensables para obtener la firmeza de nuestros cambios tiene
que consistir en la garantía de un valor mínimo, que el gobierno sólo puede
dar a su moneda con un fondo metálico efectivamente disponible para sostener esa garantía.
El segundo elemento es esencial para una estabilización exitosa porque
establece el compromiso del gobierno de mantener una política monetaria
compatible con la convertibilidad del papel moneda en oro nacional y por
ende con el dólar y las demás monedas fuertes.
* En la inflación alemana de los años veinte Sargent (1982, p. 82) informa que había tantos
o más dólares que marcos en circulación.
INFLACIÓN Y ESTABILIZACIÓN
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La orden de hacer circular el papel infalsificabie, después de muchos
meses del anteproyecto fue decretada el 27 de abril de 1916 para hacerse efectiva el 1' de mayo, y ya para el mes de junio el infalsificabie
era el principal medio de cambio en circulación a pesar de que billetes
antiguos pudieron circular hasta enero de 1917 {Legislación Monetaria,
1959, pp. 553-554). La emisión autorizada fue de 500 millones de pesos, que posteriormente se aumentó a 540 millones, de los que sólo 400
millones entraron a circular (Carranza, 1917a, p. 181). La emisión tendría la garantía del Fondo Regulador de la Moneda Fiduciaria constituido por 50 millones " oro nacional, lo que le daría convertibilidad al
tipo de un peso infalsificabie por cada 20 centavos oro nacional {Legislación Monetaria, 1959, pp. 430-431). Es obvio que ello implicaba una
depreciación automática del nuevo billete respecto al oro.
Se utilizaron tres caminos para introducir el nuevo billete: i) el cambio directo de papel antiguo a 10 pesos por 1 de papel infalsificabie;
ii) el pago de los sueldos a los empleados públicos y demás gastos gubernamentales, y iii) el cambio por Certificados Provisionales en oro
nacional al tipo de 10 por 1 que posteriormente se canjearían por Certificados Definitivos en oro nacional.
Esta medida causó gran malestar entre la población por la disparidad
del tipo de cambio entre el papel antiguo, Constitucionalista y Veracruz,
y el papel nuevo infalsificabie de 10 a 1. Además, si se supone que todo
el papel antiguo se tomaría al tipo de cambio de 10 por 1 sólo se necesitarían 67.2 millones de papel infalsificabie para hacer el canje de
todas las emisiones anteriores (671954 221). Por tanto, de los 440 millones de pesos que entraron a la circulación 372.8 aproximadamente
fueron destinados a financiamiento gubernamental, lo que pone de manifiesto el carácter inflacionario de la emisión. Adicionalmente el público,
en un intento por reducir los balances de efectivo, aumentó la velocidad
de circulación y en consecuencia el nivel de precios; además, la presión
que la fecha límite de circulación forzosa de los billetes antiguos ejercía sobre sus poseedores dio lugar a una huida del papel Veracruz que
se manifestó en una caída brusca del tipo de cambio en casi 50 %
durante el mes de mayo (Manns, 1986, apéndice C, cuadro 2). Por su
parte el billete infalsificabie se comportó favorablemente en el mercado
cambiario al obtener una apreciación de 76 % entre mayo y junio de
'" La única fuente disponible señala que en realidad el Fondo Regulador sólo contó con
3 millones de pesos oro. por lo que solamente se redimieron 15 millones de pesos de papel
infalsificabie (Mañero, 1926, p. 162). No obstante. Torres Gav-tán (1944, p. 118) afirma que
los billetes redimidos volvían a la circulación vía gasto público.
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
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1916, recuperando un poco del terreno perdido por el papel antiguo;
de hecho el papel infalsificabie se cotizó a 9.70 centavos de dólar, 3 %
abajo de su valor oficial de 10 centavos entre el 1' y el 11 de junio
(cuadro 2). Sin embargo, al ponerse de manifiesto la extinción del
Fondo Regulador de la Moneda Fiduciaria a fines de julio, y al no haber
existido un cambio de régimen fiscal, el público consideró que los esfuerzos para estabilizar el tipo de cambio y el nivel de precios habían
fallado, lo que condujo a su rápida depreciación a partir de agosto. En
un intento de sostener el tipo de cambio y de allegarse recursos el gobierno amenazó el 15 de septiembre con incautar las reservas en metálico de los bancos si en un plazo de tres meses éstos no las aumentaban
para respetar plenamente la convertibilidad de sus billetes. Sin embargo, el tipo de cambio continuó depreciándose hasta llegar a sólo 0.45 centavos de dólar por peso a fines de noviembre de 1916 (gráfica 1).
CUADRO
2. Tipo de cambio mensual
(Pesos i)or dólar)
Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo
Junio
Julio
Agosto
Septiembre
Octubre
Noviembre
Diciembre
1913
1914
1915
1916
2.01
2.05
2.07
2.18
2.12
2.10
2.32
2.55
2.74
2.77
2.79
2.78
2.70
2.87
3.18
3.33
2.97
3.01
3.17
3.81
4.74
4.86
5.03
5.34
6.98
7.61
8.40
10.83
11.58
10.79
13.53
14.79
15.17
14.00
13.96
16.94
2272
24.57
35.08
29.15
43.66
10.30
10.30
26.31
32.15
43.10
101.10
217.39
2. El retorno al patrón oro
Al igual que en los casos de Alemania, Austria, Hungría y Polonia
después de la primera Guerra Mundial, en México el fin de la inflación
se realizó en un periodo muy breve y hasta que se restableció la convertibilidad de la moneda local con el dólar y se regresó al patrón oro
(Nogaro, 1948; Bomberger y Makinen, 1980 y 198.3, y Sargent, 1982).
Al fracasar el primer intento de estabilización el infalsificabie que-
INFLACIÓN Y ESTABILIZACIÓN
GRáFICA
69
1. Tipo de cambio del billete mexicano
(Pesos por dólar)
220
210
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
EMMJSNEMMJ
1913
1914
SNEMM
1915
JSNEMMJSN
1916
(jó sin la promesa de su convertibilidad a oro lo que, sumado a su acelerada emisión, produjo finalmente una huida del billete que culminó
entre los días 20 y 30 de noviembre de 1916. Para el 1' de diciembre
el peso infalsificabie había desaparecido de la circulación definitivamente y al finalizar el proceso había una estabilidad de precios y de
tipo de cambio completa.
La estabilización monetaria se debió a dos factores fundamentales.
Por un lado, el dinero en circulación dejó de funcionar como tal, pues
no realizaba adecuadamente las funciones que caracterizan a toda moneda. Por otro lado, el gobierno decidió paulatinamente cobrar todos sus
impuestos en moneda metálica lo que indicó que ese era el tipo de moneda que realmente valía.
Los billetes infalsificabies dejaron de funcionar como dinero, pues ya
no servían como depósito de valor ni como unidad de cuenta, debido
a la alta inflación provocada por su fuerte emisión. Al igual que en el
raso de otras inflaciones e incluso hiperinflaciones ya no era posible
suscribir contratos, pues la variabilidad del valor de la moneda era ex-
70
EL TRIMESTRE ECONOOTCO
cesiva.^^ Similarmente, los billetes infalsificabies ya no servían como
medio de cambio, pues el mismo gobierno repudió su propia moneda al
no aceptarlos para el pago de los impuestos.
Por tanto, cuando los billetes se convirtieron en una moneda tan
"mala" tuvo que surgir un nuevo medio de cambio "mejor" para remplazaría. Entonces ocurrió un hecho singular de la historia monetaria: se
dio una reversión de la Ley de Gresham, pues reaparecieron monedas
de plata y oro que habían estado atesoradas por años, y salieron de circulación los billetes infalsificabies que carecían de todo valor. Así, la moneda "buena" sacó de circulación a la moneda "mala". Además este
proceso de sustitución se dio en un periodo sumamente breve, de sólo
unos cuantos días (Kemmerer, 1940, pp. 114-115).
En cuanto al segundo factor explicativo del proceso de estabilización,
el cobro de los impuestos en metálico, debe tenerse presente que con el
patrón oro el gobierno emite billetes " y deuda de largo plazo que promete convertir en oro según ciertas condiciones específicas. Supuestamente las personas están dispuestas a tomarlos a su valor nominal ai
la promesa del gobierno de pagar es buena. La promesa de pagar está
"sustentada" sólo parcialmente en sus reservas en oro. Lo más importante en la práctica, debido a que por lo general un gobierno no mantiene
el 100 % de reservas, es que los billetes y deudas de un gobierno estén
respaldados por el compromiso de recolectar impuestos en cantidades suficientes, dados sus gastos, para hacer honor a sus deudas. A esto sigue
que para que el gobierno pueda cumplir sus compromisos debe tener
una política de presupuesto equilibrado. De acuerdo con esto lo que
importa no es el déficit actual del gobierno sino el valor presente de los
déficit actual y futuro. Así, con el patrón oro un gobierno debe hacer
honor a sus deudas y para esto es necesario que el gobierno tenga ingresos no inflacionarios. La manera de evaluar la promesa de pago y por
tanto la deuda pública depende de la evaluación que se haga del régimen
fiscal en funciones; esto es, la regla que determina el déficit público
como una función de la situación de la economía ahora y en el futuro
(Sargent, 1982, pp. 44-46).
1^ El gobierno pro\'isional aceptó explícitamente esta situación al decretar una moratoria
casi general de pagos y obligaciones hasta que se estabilizara la situación monetaria, y al dt;
cretar el 14 de diciembre de 1916 la suspensión de la Ley de Pagos del 15 de septiembre
de ese año. que establecía las formas de reconversión de las deudas de los años anteriores en
los diversos tipos de moneda (Dinrin Oficial, 20 de diciembre de 1916, pp. 681-6821. De hechr
la nueva Ley de Pagos que regularizó los contratos suscritos de 1913 a 1917 se publicó hast:i
diciembre de 1917 (Diario Ofirinl, 29 de diciembre de 1917. pp. 685-688).
^' A pesar de que en México operaban los bancos de emisión para esas fechas el gobierni»
provisional era el que llevaba la "política" monetaria.
INFLACIÓN Y ESTABILIZACIÓN
71
Por ello el proceso de estabilización por medio del papel infalsificabie fracasó. El gobierno no se comprometió a dejar de financiar su
déficit con papel moneda, hecho que se manifiesta por la fuerte emisión
de papel infalsificabie y por la consecuente extinción del Fondo Regulador de la Moneda Fiduciaria, como ya se mencionó anteriormente. En
sí el fondo no representó una garantía ni una promesa de que se recolectarían suficientes impuestos no inflacionarios en metálico en el futuro
que aseguraran la convertibilidad del papel moneda. Por tanto, al no
haber un cambio de régimen fiscal los agentes económicos evaluaron
desfavorablemente el compromiso o promesa de que el gobierno hacía
frente a sus deudas implicando, en términos modernos, que el valor presente de los ingreso futuros era cero.
Una vez comentado lo anterior, consideremos ahora los acontecimientos que llevaron a la estabilidad monetaria. Desde el inicio de la lucha
armada algunos de los impuestos, particularmente aquellos al comercio
exterior, se recolectaban en metálico ya fuera oro o plata. Por ejemplo,
el impuesto del timbre sobre la producción de petróleo y el de derecho
de barra sobre la producción de plata y oro exportados. Más tarde, debido a la variabilidad del valor del papel moneda, el decreto del 23
de abril de 1915 estableció que los impuestos a la minería se pagaran
en oro nacional o plata y nunca en billetes bancarios; el decreto del 12
de enero de 1916 requería que 20 % del impuesto del timbre federal se
pagara en oro o plata en el caso de que los impuestos locales se pagaran en esa moneda; similarmente, el 15 de abril se estableció que algunos aranceles a la importación de diversos bienes se pagaran en metálico
(Kemmerer, 1940, p. 102). De hecho, Zavala (1981, p. 340) afirma
que "ante la baja del valor del papel moneda, Carranza decretó el pago
en oro del 20 % de los derechos de importación" hacia fines de 1915.
Nótese que recolectar impuestos en metálico era sumamente importante
porque esos fondos es usaban para pagar los pertrechos de guerra utilizados durante la contienda.
En un principio los impuestos en metálico a las exportaciones no
causaban mayor distorsión a la economía por su poca cuantía y porque
operaban en puertos y ciudades fronterizas y sus inmediaciones, en donde se comerciaba en oro o su equivalente. Además algunas áreas, comr.
las zonas petroleras, se encontraban en un estado de relativo aislamiento
del resto de la economía. Por otra parte, el pago de impuestos en metálico sobre las importaciones repercutía en el interior de la economía,
presionando el tipo de cambio y los precios. Sin embargo, el efecto total
72
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
hacia el interior por parte de los derechos al comercio exterior en metálico fue relativamente pequeño.
En cambio, a partir del 28 de junio de 1916 se inició el cobro de
impuestos en metálico o su equivalente en papel moneda a un creciente
número de bienes y actividades no necesariamente relacionadas con el
comercio exterior. Este hecho inició un proceso en cadena que complementó el fracaso del primer intento de estabilización descrito anteriormente y culminó en la huida del papel infalsificabie.
En los días y los meses que siguieron la tendencia de cobrar impuestos en metálico se acentuó. El 22 de octubre se decretó que se debían
pagar más impuestos en metálico o en su equivalente en papel moneda
conforme a las cuotas que regían en el año fiscal de 1912-1913, y en
algunos casos se otorgaban descuentos transitorios que durarían seis meses; generalmente estas disminuciones no compensaban los aumentos anteriores quedando cargas impositivas más elevadas (Kemmerer, 1940,
p. 108, y Zavala, 1981, pp. 347-348). Al día siguiente, 23 de octubre, se
emitió otro decreto que facultaba a los gobernadores de los estados a
recaudar impuestos en metálico y sobre todo establecía que los salarios
de empleados, jornaleros y obreros se pagaran en oro o su equivalente
en papel infalsificabie al tipo de cambio que la secretaría de Hacienda
fijaría cada diez días {Legislación Monetaria, 1959, pp. 561-563). Este
tipo de cambio también se utilizaría para el pago de impuestos que aún
se podía efectuar en papel moneda. Durante los últimos diez días de
octubre la secretaría de Hacienda fijó en 22.22 pesos infalsificabies por
un peso oro el tipo de equivalencia (Diario Oficial, 26 de octubre de
1916). Tres semanas más tarde el gobierno provocó, probablemente sin
proponérselo, el retorno al patrón oro.
El 16 de noviembre de 1916 el gobierno expresó que "la depreciación del papel moneda no tenía ninguna razón de ser" y que estaba causando una disminución de los ingresos fiscales. Por tanto el gobierno
decretó ese día que prácticamente todos los impuestos se pagaran en
oro y ya no en su equivalente en papel infalsificabie. Durante esa semana el tipo de cambio señalado por la secretaría de Hacienda estuvo a
34 pesos de papel moneda por un peso oro. Días antes la tropa se había
negado a recibir sus sueldos en papel infalsificabie (National Archives,
1918), lo que provocó una mayor depreciación de la moneda.
La determinación gubernamental de cobrar casi todos los impuestos
en oro de-encadenó la huida del papel infalsificalile y el desatesoramiento del oro y la plata en poder del público. Edwin Kemmerer, un obser-
INFLACIÓN Y ESTABILIZACIÓN
73
vador relativamente contemporáneo, explica la huida del papel moneda
y en consecuencia la estabilización en los siguientes términos:
Al valor de menos de un centavo oro nacional el infalsificabie probaba ser
demasiado barato para desarrollar de manera conveniente las funciones del
dinero y el público repentinamente se encontró a disgusto con él. El gobierno mismo lo había rechazado para la mayoría de los impuestos. Un periódico, El Economista Mexicano {1° de diciembre de 1916), se refirió a la
actitud del público hacia el infalsificabie como una oposición sistemática
individual y colectiva hacia el papel moneda; un caso verdadero de boicot
de todos contra todos. En una atmósfera tal el papel moneda desapareció
con rapidez de la circulación aproximadamente en la última semana de noviembre, y las monedas de oro y plata regresaron a la circulación general
casi como por arte de magia (Kemmerer, 1940, pp. 114-115).
Nos parece, como ya se señaló anteriormente, que la sustitución de
moneda en tan breve plazo se debió a que el público percibió que el papel infalsificabie ya no funcionaba adecuadamente como dinero y a que
esa moneda sufrió el repudio por parte de su propio creador; esto último
significa que el gobierno mismo ya no le daba ninguna validez y que
por lo tanto no honraría sus deudas en esa moneda.
El rechazo a recibir el papel moneda fue general en todo el territorio ocupado por el gobierno provisional y no parece haber existido
rezago alguno en el cambio del papel moneda por metálico. Incluso en
fecha tan temprana como principios de 1886 ya se señalaba que algunos sectores de la población exigían el pago de sus sueldos en metálico (Meyer, p. 21). En una comunicación diplomática del 21 de octubre se decía que ya se usaba moneda metálica en Saltillo y en el norte
de México (National Archives, 1916). Por su parte el Neiv York Times
comentaba el 2.5 de noviembre de 1916 (p. 5) que:
El papel moneda será retirado de la circulación y todos los impuestos y
rentas se deberán pagar en metálico y no se aceptará papel moneda. Esta
acción está colocando ya a los negocios en una base metálica sin causar
ningún problema. Los billetes se han depreciado hasta perder casi todo valor
[la traducción es nuestra].
Finalmente, el 13 de diciembre el gobierno decretó que todos los impuestos, federales y locales, se pagaran en metálico," y al día siguiente
^3 Este decreto señalaba la excepción del impuesto federal adicional a los pagos hechos
en las oficinas de los municipios y los estados de la República, que de nuevo se aumentaba
a su tasa de 50 TJ:, y 20 ^ del importe podía ser pagado con papel infalsificabie al tipo de
cambio de 150 por uno. Posteriormente, el 14 de febrero se decretó que ese impuesto sería
74
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
cumplió su amenaza de incautar casi 20 millones de pesos de las reservas de los bancos a manera de préstamo forzoso (Turlington, 1930,
p. 268, y Bazant, 1981, p. 182). Esta práctica continuó en los meses
siguientes y para agosto de 1918 se calcula que el gobierno había "pedido prestado" a los bancos alrededor de 55 millones de pesos (National
Archives, 1918).
De esta manera en cuestión de unos cuantos días la economía retornó al patrón oro. Las siguientes semanas se caracterizaron por una serie
de medidas que consolidaron el proceso. Por ejemplo, a partir del 1' de
enero de 1917 "los sueldos de los empleados particulares, jornaleros,
obreros y en general la retribución del trabajo personal pagadero en
dinero" se pagarían en oro nacional o su equivalente en moneda de
plata, "tomando como base los sueldos y las retribuciones acostumbra
das en el año fiscal 1912-1913" {Legislación Monetaria, 1959, p. 588).
Desde luego, el tipo de cambio del peso oro y del peso plata respecto
al dólar se restableció a su nivel correspondiente con base en su contenido de metal precioso. Los precios de los bienes y los servicios se volvieron a cotizar en pesos fuertes lo que de golpe eliminó el proceso
inflacionario."
El efecto inmediato del retorno al patrón oro fue una escasez d*'
medios de pago que generó cierta recesión económica. Sin embargo, parece ser que esta no fue significativa, en parte debido al flujo de oro
extranjero al interior del país que se generó por la misma escasez de
monedas de oro y al consecuente diferencial de precios respecto al exterior.'"" Este tema es en sí mismo interesante y espera ser investigado.
IV.
CONCLUSIONES
El estudio sobre la inflación y la estabilización monetaria de la década
de 1910 arroja una serie de consideraciones interesantes tanto de tipo
pagado íntegramente con estampillas cuya adquisición debía hacerse en metálico (Legislación
Monetaria, 1959, p. 590).
1* Después de la estabilización quedaba todavía el problema do la deuda de los billetes
infalsificabies que significaba 80 millones de pesos oro (Carranza, 1917, p. 198). Esta deuda
no fue pagada pero tampoco repudiada de manera formal. La solución fue su recolección
mediante impuestos adicionales que recayeran principalmente sobre las industrias petrolera
y minera (Legislación Monetaria, 1959, p. 608). Entre 1917 y 1922 se recolectaron alrededoi
de 400 millones de pesos infalsificabies (Manns, 1986, cuadro 7).
" Manns (1986, p. 83) indica que casi (30% del oro acuñado en 1917 y 1918 provino del
extranjero; en diciembre de 1916 el gobierno decretó la libre importación de monedas y
barras de oro del extranjero y en enero de 1917 éstas se aceptaban como pago de impuestos.
Esta importación se debió a que la escasez de oro nacional disminuía los precios iniemog d<bienes y senicios provocando importación de oro extranjero.
INFLACIÓN Y ESTABILIZACIÓN
75
histórico como teórico, y nos permite hacer algunas comparaciones con
lo ocurrido en otros países durante periodos similares.
Al principio del artículo se comentó que algunos autores habían señalado al general Venustiano Carranza como el personaje principal que
promovió y gestó la estabilización. En las páginas anteriores se puede
apreciar que si bien el gobierno del general Carranza participó de manera determinante en el proceso de estabilización de la moneda y del
tipo de cambio, esa participación probablemente no tuvo ex ante ese propósito. Más bien fue resultado de los acontecimientos y de la misma
necesidad de arbitrarse recursos lo que paradójicamente impulsó el proceso de estabilización.
No obstante lo anterior, también fue de gran importancia la participación activa del público durante el proceso, que en última instancia
presionó a la autoridad coadyuvando con ello al desarrollo exitoso de
la estabilización. Este rasgo parece ser único en la bibliografía: el público no se limitó a ajustar sus expectativas respecto a que el gobierno
no se finaciaría más en forma inflacionaria, sino que tomó parte activa
al desatesorar monedas de plata y oro que sustituyeran al billete infalsificabie y al demandar el pago de sueldos y salarios en moneda metálica.
En estudios como los de Nogaro (1948), Cagan (1956), Barro
(1970), Bomberger y Makinen (1980, 1983), Abel, Dornbusch, Huizinga y Marcus (1981), Evans y Yarrow (1981) y Sargent (1982), para
citar algunos, se ha demostrado que la inflación cuando es muy elevada
es un fenómeno en esencia monetario. Además se ha visto que la inflación disminuye considerablemente e incluso llega a desaparecer cuando
la emisión de circulante por arriba de las necesidades de la economía
se detiene, lo que implica a su vez una forma distinta de allegarse recursos que generalmente se logra por una reforma fiscal.
El caso mexicano de ese periodo es así. Ante la necesidad impostergable de arbitrarse fondos para financiar la Revolución, y ante la imposibilidad de poder recurrir a otros medios, se emitieron billetes en cantidades astronómicas que a la postre desataron la inflación, misma que
desapareció cuando la autoridad pública pudo y se le obligó a hacerse de
recursos de manera no inflacionaria.
Es sumamente interesante y singular el hecho de que ocurriera una
reversión de la Ley de Gresham. A unos cuantos años de que el papel
moneda emitido por las facciones revolucionarias había hecho desaparecer el oro y la plata de la circulación después de siglos de haber
circulado, de pronto en muy poco tiempo el oro y la plata sacaron
76
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
de circulación al papel moneda. Esta reversión de la Ley de Gresham
se dio porque los billetes dejaron de funcionar como dinero y, sobre
todo, porque el mismo gobierno repudió sus propios billetes.
La estabilización de la moneda y de los precios fue muy rápida y
aparentemente no causó mayor retraso en el proceso de recuperación
económica. Más aún, la evidencia disponible indica que fue responsable
de buena parte de su éxito al establecer un sistema monetario firme en
el cual reconstruir la economía del país. El rasgo anterior es común
a otras inflaciones posteriores a la primera Guerra Mundial como las
de Alemania, Austria, Hungría y Polonia (Manns, 1986).
La creación de un banco central independiente que limitara el crédito
sin respaldo al gobierno fue una condición necesaria para estabilizar las
economías de Alemania, Hungría, Polonia y Austria en ese periodo. En
México no se creó un banco central independiente, pero el hecho de que
el gobierno renunciara a su facultad de emitir papel moneda sin respaldo llevó al mismo resultado.
Normalmente ha sido indispensable una reforma fiscal que limite la
emisión de papel moneda y dé plena convertibilidad a sus billetes para
estabilizar situaciones hiperinflacionarias. En contraste, la "reforma fiscal" en México fue cobrar los impuestos en oro en lugar de papel moneda, por lo que el respaldo al medio circulante no fue necesario, ya que
éste tenía en sí mismo 100 % de convertibilidad. Este es un factor único
entre los casos conocidos que "garantizaba" una oferta monetaria estable por el enorme costo de incrementarla. Los billetes, fuente de elasticidad en el sistema monetario, no empezarían a ser aceptados sino hasta
diciembre de 1931. Además, la ausencia de un sistema bancario formal
también implicaba inelasticidad del sistema monetario. Así, los factores
principales de la estabilización monetaria en México representaron una
serie de medidas aisladas. Sin embargo, al ser éstas ejecutadas en conjunto significaron un cambio de régimen, quedando de manifiesto en
todos los casos que a causa de los cambios provocados no se emplearía
más el financiamiento inflacionario.
En México la estabilización no se llevó a cabo mediante un plan suscrito por un organismo internacional ni bajo su estrecha vigilancia, como
sucedió en Alemania, Hungría y Polonia en los que la Liga de las Naciones controló el proceso. Una diferencia adicional con los casos estudiados
por Sargent fl982) es que él considera la incertidumbre política o la
económica como obstáculos que deben eliminarse antes de emprender
la estabilización. En los casos que Sargent analiza los gastos de repara-
INFLACIÓN Y ESTABILIZACIÓN
77
ción de guerra y la viabilidad de los países es incierta hasta que firman
su rendición formal y se establecen sus obligaciones financieras con claridad. A pesar de lo razonable de sus argumentos el caso mexicano los
contradice. La viabilidad política del país como nación en noviembre de
1916 era sumamente incierta, al igual que las reparaciones que tendría
que hacer por destrozos provocados por la Revolución, sin señalar que
el servicio y el principal de la deuda externa reconocida por México
permanecieron indeterminados hasta 1922, en que se llegó al convenio
"De la Huerta-Lamont".
En resumen, el proceso de estabilización en México principia cuando
se aumenta progresivamente el porcentaje de impuestos metálicos en el
total recaudado. Esto da la señal al público de que el dinero utilizado
no es útil y de que la inflación terminará pronto al ser evidente que el
gasto público no puede continuar financiándose en forma inflacionaria.
Por ello la pretendida estabilización por medio de la emisión del billete
infalsificabie falló; el gobierno no efectuó un cambio de régimen al seguirse financiando con papel moneda. En este sentido se presenta una
promesa al estilo Sargent, pero con la diferencia de que después de la
estabilización no fue posible recolectar impuestos en cantidades suficientes. Además, el gobierno quedó fuera de los mercados voluntarios
de crédito al exigir un préstamo forzoso a los bancos, con lo que también eliminó el crédito privado institucional, retardando así la solución
al problema bancario. En cuanto a la convertibilidad del dinero, éste
no estaba garantizado o respaldado por la capacidad de establecer impuestos y de esta manera hacer frente a sus deudas, sino por el rechazo
popular al papel moneda, ya que el "nuevo" medio circulante tenía una
garantía de 100 % por su valor intrínseco.
Como puede observarse este trabajo ha resuelto algunas cuestiones
pero ha generado nuevas preguntas. Su contestación contribuirá a conocer mejor los fenómenos fuertemente inflacionarios, el efecto del desorden monetario en la economía y el papel de la estabilización en el
crecimiento económico posterior. Asimismo se requerirá un estudio concienzudo sobre las similitudes de este proceso de estabilización con la
crisis económica mexicana de los años ochenta. La historia económica
nos debe auxiliar para que, basados en la experiencia, podamos prever
y analizar mejor problemas económicos contemporáneos.
78
EL TRIMESTRE ECONómCO
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