Juan J. Martín Casaux, Maria Teresa Rubí Jiménez, Alicia Aguilera Aguilera, Isabel Domínguez Alba Artículo Original _________________________________________________ Vivencias sobre la Participación Enfermera en un Servicio de Enfermedades Infecciosas: Realidades y Reflexiones. RESUMEN A pesar de la abundante información existente, los prejuicios sociales sobre los pacientes VIH + parecen no haber disminuido en demasía y, de hecho, posiblemente este particular también sea cierto dentro de nuestro ámbito profesional. Se propone una profunda reflexión sobre este hecho junto con diversas estrategias que contribuyan a la corrección de esta situación evidentemente anómala. PALABRAS CLAVE: VIH, humanización, prejuicio social, investigación cualitativa. INTRODUCCIÓN. MÉTODO La reflexión que causa este trabajo es averiguar de algún modo si las actitudes de rechazo del personal sanitario hacia los enfermos VIH permanecían presentes en la actualidad, o quizás, después de tanto tiempo y tanta información, este rechazo ha desaparecido. Durante muchos años se ha suministrado a todos los niveles la suficiente información como para hacernos pensar que estas actitudes habrían podido cambiar. Existe un buen número de trabajos en los que se analizan posiciones del personal de enfermería frente al paciente VIH +: en primer lugar, un estudio realizado por colegas del Hospital Carlos Haya de Málaga, concluye que en el año 1998 “los profesionales sanitarios presentan las mismas actitudes de rechazo que otros colectivos sociales” (1). Por otro lado, en un trabajo llevado a cabo por compañeros de Mérida se indica que el rechazo del personal se funde con el miedo a contraer la enfermedad, por lo que “un 24% de los enfermeros entrevistados creían que por el mero hecho de admitir a un enfermo VIH + en su unidad, corrían un grave riesgo de contagio”. (2) Para constatar y comprobar si esas actitudes permanecían, al menos en nuestro entorno, se ha entrevistado, formulando una pregunta abierta, al personal contratado para cubrir las vacaciones de verano de la unidad. A todos los participantes se les preguntó: ¿QUÉ TE PASO POR LA CABEZA O QUÉ SENTISTE CUANDO TE DIJERON QUE VENÍAS A LA UNIDAD DE INFECCIOSOS?”. El hecho de escoger al personal contratado y no al fijo se debe a la experiencia que los habituales del servicio puedan tener de la enfermedad, y así tener una muestra menos “contaminada”. Se ha de destacar que, según un estudio realizado previamente en nuestro hospital, no existe síndrome de estar quemados (Burnout) entre el personal de enfermería la unidad de enfermedades infecciosas (3). Además, este personal ha solicitado su destino en la unidad, por lo que no sería un referente adecuado para este trabajo. Enfermeros. Unidad Enfermedades Infecciosas. Hospital Universitario Virgen de la Victoria. Málaga. RESULTADOS Se señala la inicial del nombre del entrevistado y posteriormente su respuesta literal. 1) M: "Lo primero que me entró fue miedo, y pensé: no quiero ir. Pero luego dije, bueno, voy a probar a ver que tal es. Si la gente trabaja allí, porqué yo no lo voy a hacer. Y estoy encantada. Llegué, vi lo que Enferm Docente 2006; 84:6-8 6 Juan J. Martín Casaux, Maria Teresa Rubí Jiménez, Alicia Aguilera Aguilera, Isabel Domínguez Alba Artículo Original había y cómo se trabajaba, y se acabo todo" 2) F: "Al principio impresiona, sobre todo la palabra "infecciosos", pero luego, escuchas hablar sobre el personal y cómo se trabaja, ya sólo se viene con ligera "pelusilla" y cuando se llega a la unidad, se quita todo." 3) M.P.: “Se me cayó el despacho encima y llegué temblando. Ahora no hay quien me mueva de aquí.” 4) S: ”Era la primera vez que trabajaba para el SAS, y me "acojoné", me entró "caguetilla", y así un par de días, hasta que conocí el trabajo, y al personal". 5) R: Esta enfermera no respondió a la pregunta, pero su actitud es merecedora de comentario, ya que antes de llegar a la unidad, estuvo hablando con la supervisora y lo único que hacía era llorar, ya que no quería venir a la unidad. Al final fue convencida y se vino a trabajar, pero con la intención de renunciar al contrato cuando terminase el turno. Cuando llegó a la unidad se encerró en el cuarto de baño, y costó casi 1 hora convencerla para que saliese. Se le explicó el trabajo y el funcionamiento de la sala y se quedó algo mas conforme, eso sí, e puso doble guante y doble mascarilla durante la primera vuelta a la unidad. Al final del turno, estaba encantada: ya no renunció al contrato y estuvo contentísima. DISCUSION Se quiere enfatizar que todos los encuestados mostraron al principio una actitud de rechazo y miedo a la incorporación en nuestra unidad. Miedo más o menos patente, hasta el extremo en algún caso de querer rechazar el contrato de trabajo. Era preferible que fuese sancionado por rechazar un contrato, y la consiguiente posibilidad de penalización con no trabajar, antes que trabajar en “infecciosos”. Así mismo, queremos destacar que, tras algún tiempo trabajando en la unidad, el personal encuestado se mostraba encantado de trabajar allí, y mostró claramente su pesar a la hora de terminar su contrato con nosotros, solicitando a sus superiores que si era necesario sus servicios, estarían encantados de volver a la unidad de infecciosos, e incluso algunos renunciaban a su trabajo en otras unidades cuando se les ofertaban la posibilidad de trabajar en la nuestra. En un trabajo presentado por la unidad de Medicina Interna de Cáceres, en el año1998, destacaban que “el contacto laboral se relaciona con una actitud favorable de los profesionales hacia los pacientes con sida”. (4) Esto se refleja claramente en nuestros encuestados, cuya actitud cambio totalmente después de tratar y trabajar con pacientes VIH. Del mismo modo, en el trabajo de nuestros colegas del Hospital Carlos Haya, nos reflejan: “el 99,6% de los profesionales sanitarios consideran que el personal sanitario debe conocer en todo momento quienes son los pacientes diagnosticados de sida”. (2) Esto es un dato que nos refieren todos los encuestados: nos dicen que en nuestra unidad se sabe a qué nos enfrentamos, mientras que en otras no sabemos qué es lo que tenemos, en referencia a la infección VIH. Esta observación, aunque interesante, refleja expresamente que el hecho de conocer que un paciente padezca la infección, no garantiza que el profesional esté libre de infectarse. Debemos tratar a todo paciente como potencialmente infeccioso, y no descuidar los medios de prevención, sea cual fuere la unidad o situación, si bien es cierto que el hecho de conocer que se padece la enfermedad nos hace estar más alerta ante la misma. Por ello, durante mucho tiempo se abogaba por unidades específicas para enfermos infecciosos. En el referido trabajo de nuestros compañeros de Mérida se menciona que el 38% de los encuestados estaban a favor de que los pacientes VIH fueran tratados en unidades especializadas, (3) llegándose en otros estudios a aumentar esta cifra hasta el 75%. El problema es cuando lo que se pide son unidades de “aislamiento”, unidades en las que poner al enfermo a fin de no “mezclarlos” con otros pacientes. Queremos disentir al respecto: somos partidarios de unidades de infecciosos, solo como unidades especializadas en el trato y tratamiento de la enfermedad, no como unidades de aislamiento. Dicho de otro modo, si un enfermo VIH tiene una fractura de cadera, debe ser tratado en traumatología, estando perfectamente identificado e integrado en la unidad, como es identificada cualquier otra enfermedad (léase diabético por ejemplo), pero jamás como medida de aislamiento o exclusión. CONCLUSIONES Para finalizar, sólo repetir que nuestra intención es compartir una reflexión: la conclusión que sacamos de este trabajo es que las actitudes del personal sanitario ante la Enferm Docente 2006; 84:6-8 7 Juan J. Martín Casaux, Maria Teresa Rubí Jiménez, Alicia Aguilera Aguilera, Isabel Domínguez Alba Artículo Original infección VIH siguen siendo las mismas a pesar del tiempo pasado y de la información ampliamente dada. El temor a lo desconocido sigue presente en las mentes y en el trato con estos enfermos. El conocimiento real de la unidad hace disminuir este recelo. Conocimiento y actitud de los profesionales de enfermería del hospital de Mérida frente a las personas con VIH/sida (Escuela Universitaria De Enfermería de Mérida, año 2000) Metas Enfermería III (27):1013. AGRADECIMIENTOS. Agradecemos al Bloque de Formación e Investigación de nuestro hospital su ayuda en la búsqueda bibliográfica. BIBLIOGRAFIA 1. Fortes González, E. Conocimientos y actitudes de los profesionales de salud del Hospital Carlos Haya frente a la infección por VIH y SIDA Enfermería Científica 1998;196-197:23-32. 2. Peña, E. Gómez, R. Garrido, J. Herrero, A. Sanz de la Torre, J.C. 3. Molina, N. Aguilera, A. Jiménez, E. Presencia del síndrome de Burnout entre el personal de Enfermería de la unidad de enfermedades infecciosas del hospital Virgen de la Victoria (Hospital Virgen de la Victoria de Málaga, año 2004) Enfermería Docente 2004; 80:30-33. 4. Escobar, M.A. Borrella, S. Muñoz, M.A. Márquez, M.R. y Bermejo, M.C. Estudio comparativo sobre actitudes de los profesionales de enfermería ante paciente VIH +. Enfermería Científica 1998; 190-191:33-35. Enferm Docente 2006; 84:6-8 8