¿Los seres humanos somos tan superiores como

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¿Los seres humanos somos tan superiores
como nos creemos?
S
iete y media de la mañana, suena mi despertador, hoy, 15
de septiembre de 2011 me dispongo a acudir por cuarto
año al instituto, emocionado, con muchas ganas de aprender
más cosas y feliz de ser ya prácticamente un veterano en esto de
la enseñanza secundaria, me dirijo hacia la casa de mi amigo
Francisco, para una vez juntos, acudir a nuestro centro de
enseñanza, el IES Ulia Fidentia. Toda mi vida, desde que de
pequeño entré en el colegio con 3 años, he convivido en
sociedad con niños y niñas de mi misma edad con los que jamás
he tenido ningún problema, más allá que cualquier disputa
normal y corriente o conflicto sin importancia. Hoy, me dispongo
a seguir profundizando en esos valores que tanto profesores
como mi propia familia me ha intentado inculcar desde que
apenas medía un palmo del suelo, esos valores humanos tales
como por ejemplo el respeto, la igualdad, la coeducación, etc. En
estos días que corren, seguimos afirmando una idiotez tal como
que el ser humano es el ser más admirable, inteligente y
respetable del mundo conocido, pero yo me pregunto: ¿Es cierta
esta afirmación? Pues, ¿no es más cierto que hoy en pleno siglo
XXI el mismo ser humano sigue cometiendo aberraciones contra
su propia especie tales como la violencia de género, el racismo,
etc.? Sí, en efecto así es el ser humano, porque por mucho que
intentemos
remediar
o
aislar
los
pensamientos,
comportamientos y acciones discriminatorias, entre personas del
mismo sexo o de diferente color de piel se dan cada día en
trabajos, centros de enseñanza e incluso en los propios hogares.
Pero en este caso voy a centrarme en la igualdad entre géneros,
pues todas las acciones cometidas por el ser humano no son
malas, también comete muchos buenos actos, así, de esta forma
quisiera hacer referencia a los agrandes adelantes con respecto a
la inculcación de valores referidos a la igualdad entre hombres y
mujeres que se dan en nuestros centros de enseñanza, pues es
cierto que intentando cultivar la mente de los más jóvenes se
avanza mucho, pero este trabajo no sirve para nada mientas que
no se eliminen esos estúpidos estereotipos como por ejemplo
son la obligación de las mujeres de hacer la colada, la comida o
de recoger la casa, algo que ven reflejado en sus madres y que
les es transmitido desde pequeñas. Con respecto al hombres, se
le hace la idea de que la persona que manda, el que tiene el
poder y el que trae el dinero a la casa es él, pues en la
antigüedad así era, entonces, con estos conocimientos se hace
una idea errónea de cuál es su papel en la familia. Bien es cierto
que ya muchas familias modernas llevan a cabo la repartición de
tareas de la casa con el fin de ayuda y colaboración mutua entre
las diversas parejas, pero también se ha de tener en cuenta que
a nivel mundial muy pocas lo hacen. Hoy un término muy
utilizado en educación, televisión, etc. Es la coeducación cuyo
significado literal es: “Coeducación, también conocida como
educación, mixta, es la educación integral de hombre y mujeres
en la misma institución”. Ahora mismo me encuentro
observando un anuncio televisivo de una conocida marca de
productos de limpieza y me pregunto: ¿de verdad, este término
existe y se tiene en cuenta o es solamente una invención del ser
humano para ensalzar su capacidad de tomar ideas para
fomentar la igualdad? Pues si es usted capaz, querido lector,
deme usted una simple explicación, por sencilla quesea, que
argumente porqué en nueve de cada diez anuncios televisivos de
esta marca aparece una mujer de rodillas o muy agotada
limpiando el suelo, la encimera o la mesa de su casa. ¿Por qué no
aparece también un hombre, si tanto nos alabamos diciendo que
todos somos iguales y debemos repartir las tareas? De este
modo todo lo que avanzamos inculcando valores en los centros
de enseñanza lo atrasamos transmitiendo conductas totalmente
contrarias de forma subliminal en medios de difusión tan
seguidos como la televisión. Pero lo más grave, es que estos
insignificantes detalles, estos simples mensajes transmitidos en
los medios de difusión dan lugar a muertes, sí a muertes, querido
lector, a usted le extrañará esta peculiar apreciación mnía pero
le justificaré el motivo de mi objeción. La violencia de género es
un comportamiento deliberado y consciente, que puede
provocar daños corporales o psíquicos a la víctima. Yo y toda la
Humanidad estamos hartos, repito, hartos, de que se le dé a la
vida humana un valor insignificante y que esta se pueda
arrebatar con la facilidad con la que se arrebata. Hoy día, como
hice referencia hace apenas unas veinte líneas, estamos en pleno
siglo XXI y da vergüenza que aún se sigan cometiendo crímenes
contra el ser humano de este calibre, y ahora el motivo de la
cuestión: ¿por qué ocurre esto? Pues la respuesta es simple, esto
ocurre debido a los valores inculcados en televisión, radios,
ámbitos domésticos, etc. que hacen creer al hombre que él es el
más fuerte y útil de la raza humana, y que la mujer sólo sirve
para servirle a él, pues si recapitulamos en la memoria de
cualquier relación amorosa que se haya visto truncada por la
violencia de género, los primeros indicios de esta se dan con
problemas tan simples como discusiones por hacer la cama, lavar
los platos o barrer la cocina, de esta forma en estas disputas
comienzan los primeros insultos, los primeros malos tratos que
desembocan en enfrentamientos domésticos y dan lugar a
muertes. La violencia de género es un problema que nos afecta a
todos y cada uno de nosotros, hoy en día se están tomando
medidas eficaces como teléfonos contra el maltrato como por
ejemplo el 016, también en los centros educativos (mencionados
en esta reflexión tantas veces por mi persona debido a que en mi
vida son mi presente, pasado y futuro) se están llevando a cabo
campañas intensas e impactantes que hacen comprender a la
juventud que ningún sexo está por encima del otro, que todo
maltrato por pequeño que sea, desde el insulto a la primera
bofetada, tienen la misma importancia, y es necesario
denunciarlos, hoy se llevan a cabo manifestaciones, días contra
la violencia de género, etc. Pero desde mi punto de vista, en los
institutos además de aprender a sumar, a leer o a escribir, las
personas deberíamos aprender a tener nuestro propio punto de
vista, a educar nuestra alma y nuestra persona por encima de los
conocimientos, deberíamos aprender a ser capaces de
comprender que si atentamos contra otra persona por vulgar
que nos parezca estamos atentando contra nosotros mismos y
contra la humanidad. Esta reflexión me lleva a una conclusión,
todo lo que se está haciendo por la coeducación está muy bien
hecho y es muy adecuado, pero se está construyendo un edificio
dejando atrás pilares tan fundamentales como por ejemplo
pueden ser la igualdad de géneros en los medios de difusión y la
enseñanza del respeto mutuo en la vida doméstica.
Hoy, en mi instituto no discriminamos a nadie por el hecho de
ser mujer o bien de ser hombre, pues existe un respeto mutuo
dentro y fuera de las aulas, pero no me gustaría nunca que esta
compañerismo y esta armonía que hay entre nosotros se
rompiera por pertenecer a un sexo o a otro. Yo, personalmente,
no soy una persona que le gusten los halagos ni que piense que
es superior a los demás, pero solo pido una cosa, solo pido, que
esta reflexión, relato o como usted precise llamarlo, querido
lector no sirva solo participar o quién sabe, ganar un premio en
este concurso, yo no he escrito este texto para ganar nada, sino
todo lo contrario para intentar abrirle a usted los ojos y
explicarle de alguna manera la sociedad en la que vivimos y los
aciertos y errores que quedan todavía por solucionar, pero no
me quiero detener aquí, ya lo único que pretendo es hacer llegar
el interrogante e invitar a la reflexión a todas las personas del
mundo para que se den cuenta de que nadie, repito NADIE, está
por encima de los demás, sea cual sea su sexo, inteligencia,
aspecto, etc. Todas y cada una de las personas somos iguales y
por este mismo motivo debemos ser respetados y si alguien nos
dice que no podemos hacer algo porque no es propio de nuestro
sexo, no debemos contestarle mal ni tan siquiera insultarlo, solo
decirle: “Amigo, no me digas lo que no puedo hacer por ser
mujer u hombre, solo dime lo que tú no eres capaz de hacer por
creer que no es ‘propio’ de tu sexo”. Pero como dije antes yo no
me detengo aquí y en mi relato he elogiado la cantidad de
adelantos en igualdad de género que cada día se realizan pero
también he criticado con más que dureza los pequeños detalles
que cada día estropean esos adelantos, pero el gran objetivo de
mi obra, es llegar hasta las marcas publicitarias y hacerles ver
que hay mil formas de anunciar los productos fomentando la
igualdad entre sexos y no la desigualdad hacia las mujeres sobre
todo, llámeme usted loco si lo precisa, pero no escribo este texto
con otro objetivo que este.
Para terminar no quisiera irme sin antes solidarizarme y dar mi
más sentido pésame a las familias de todas y cada una de las 54
mujeres asesinadas a manos de la violencia machista el pasado
año 2011. Me despido ya querido lector, y gracias por haber
dedicado parte de su tiempo a leer y escuchar mi punto de vista
sobre un tema en el que creo que cada día se producen más
adelantos, pues sin ir más lejos hoy en día hay muchas mujeres
ocupando cargos importantes en el gobierno de las naciones e
incluso como presidentas de gobierno, espero que usted
también opine lo mismo, y con estas últimas palabras se despide
un defensor de la igualdad de género y en cada una de las casas
del mundo se produzca un reparto igualitario de las tareas
domésticas, un cordial saludo querido lector y un fuerte abrazo
de Luis Carmona Fernández, alumno de 4º ESO – B del IES Ulia
Fidentia de Montemayor (Córdoba).
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