El último japonés que se rindió

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LATERCERA Sábado 18 de enero de 2014
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Mundo
cartuchos para su fusil 99 Arisaka, su espada y varias granadas tenía Onoda al rendirse.
El soldado nipón Hiroo Onoda, que
permaneció hasta 1974 en una isla de
Filipinas creyendo que su país seguía en
guerra, murió esta semana, a los 91
años. Por Jonathan Soble, Tokio
El último
japonés que
se rindió
P
or 30 años, los lugareños sabían que
estaban allí, en las
colinas, donde robaban plátanos y
vacas y a veces disparaban sobre los
residentes que se acercaban demasiado. Los “demonios de la montaña” eran soldados japoneses,
convencidos de que todavía había
guerra y que la pequeña isla filipina de Lubang seguía siendo un
campo de batalla.
Hiroo Onoda, el último de los sobrevivientes de la famosa guerrilla
japonesa de la Segunda Guerra
Mundial, murió el jueves, a los 91
años. Pasó casi 30 años escondido
en Lubang, hasta que un mochilero japonés lo encontró, en 1974. Al
final, dejó su fusil -conservado con
aceite de palma cosechado de la
selva- sólo después de que su ex comandante viajó con órdenes oficiales.
Japón es un país muy escaso de
RR Hiroo Onoda, en el momento en que deja la selva de Lubang, el 11 de marzo de 1974. FOTO: AFP
héroes de guerra y la aparición de
Onoda causó sensación: un centenar de periodistas acompañó al comandante hasta Filipinas, y cuando Onoda llegó a Tokio, “fue recibido como un general triunfante”,
según el académico estadounidense que tradujo su autobiografía.
Pero Onoda estaba lleno de arrepentimiento, no de orgullo.
“Cuando finalmente vi esos miles
de autos en Tokio, moviéndose por
las calles y las autopistas elevadas
sin un signo de la guerra en ningún
lado, me maldije”, escribió. “Durante 30 años en Lubang había limpiado mi rifle cada día. ¿Para qué?
Durante 30 años pensé que estaba
haciendo algo por mi país, pero
ahora parecía que sólo hubiese
causado un montón de problemas
a mucha gente”.
Onoda no fue el último militar del
Ejército japonés en rendirse. El soldado Teruo Nakamura fue descubierto en la selva Indonesia unos
meses más tarde. Nakamura, quien
murió en 1979, era un hombre originario de Taiwán, nacido con el
nombre Attun Palalin, que había
sido reclutado por el Ejército Imperial.
La imagen del combatiente aislado en la selva representaba la obstinación de los japoneses. Onoda
creyó, como millones de sus compatriotas durante la guerra, que el
emperador era divino y que Japón
era “la tierra invencible de los dioses”. Sin embargo, él no era un fanático. Antes de ser reclutado y
En 1975, tal como su
hermano, emigró a Brasil,
donde se dedicó a la cría de
ganado. Se casó en 1976.
Regresó a Japón en 1984 y
fundó un campamento de
educación para jóvenes.
entrenado como oficial de inteligencia, había trabajado para una
empresa comercial en Hankou,
China, donde estuvo más tarde en
un salón de baile de una concesión francesa y donde aprendió a
cantar blues y tango.
En la selva, fue su autoestima
como oficial lo que lo mantuvo en
alto más que cualquier cosa, escribió. No estaba solo en un comienzo: en los meses posteriores a la
rendición de Japón, en agosto de
1945, la mayoría de los sobrevivientes japoneses de Lubang se
entregó, pero Onoda convenció a
otros tres soldados para luchar
con él. Su misión había sido la de
preparar en la isla una base para
una larga guerrilla, y concluyeron
que los folletos y las transmisiones de radio anunciando la derrota de Japón eran una farsa del
enemigo.
El grupo estuvo menos desligado del mundo de lo que uno podría
imaginar. Con los años, grupos de
búsqueda dejaron cartas y fotografías de sus familias para encontrarlos, junto con periódicos que describían un mundo cada vez más
irreconocible. Ellos descalificaron
las fotos, al considerar que estaban
adulteradas y que la mayoría de las
noticias era desinformación, y llenaron los espacios en blanco para
crear un orden mundial torcido: la
China comunista se había aliado
con Japón, estaban seguros, para
luchar contra los demonios norteamericano e inglés.
El primero de los compañeros de
Onoda “desertó” en 1949, agotado
e incapaz de mantener la fantasía.
Los tiroteos con los lugareños filipinos y con la policía se cobraron
la vida de otros dos, el último en
1972, dos años antes que el comandante de Onoda viajara a decirle
que se rindiera. El demacrado luchador saludó: “Teniente Onoda,
señor, reportándose para órdenes”.
© The Financial Times Ltd. 2014
A partir de marzo, los latinos serán
el grupo mayoritario en California
RR Clientes esperan la apertura de un supermercado
en Panorama City, California. FOTO: BLOOMBERG
América Jiménez
Los hispanos se convertirán, en marzo, en el mayor
grupo étnico de California,
según un informe demográfico realizado por el gobierno de ese estado. Al llegar a 39% de la población,
lo latinos superarán a los
blancos no hispanos, que
serán el 38,8%.
De esta manera, Califor-
nia se convertirá en el segundo estado norteamericano con población mayoritariamente latina: el otro
es Nuevo México, que ya en
2009 contaba con un 48%
de habitantes de origen hispano.
El crecimiento del grupo
hispano, con una edad promedio de 28 años, ha avanzando muy rápido, toman-
do en cuenta que hace sólo
25 años representaba el 26%
de la población, frente al
57% de los blancos.
Para el año 2042, las estadísticas demográficas de
California prevén que la
población latina alcanzará
el 50%, no obstante que el
índice de natalidad dentro
esta comunidad está decreciendo.
Actualmente, en California existen 10 millones de
residentes nacidos fuera de
Estados Unidos, la mayoría
de ellos latinoamericanos.
Estas cifras preocupan a las
autoridades del estado, ya
que la mitad de estos residentes no ha completado
la escuela secundaria y muchos de ellos viven en la
pobreza.b
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