Quinta semana Oremos para TENER UNA DOBLE PORCIÓN DE LA

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Quinta semana
Oremos para TENER UNA DOBLE PORCIÓN DE LA UNCIÓN Y DEL MOVER DE
DIOS, en nuestras familias, nuestra congregación y en las vidas de quienes asistirán al
congreso de “Avívanos 2008”
Isaías 61:7
En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades;
por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo.
En el libro de los Hechos se registra que Dios ungió a Jesús con el Espíritu Santo y con poder,
para que hiciera bienes y sanara a todos los oprimidos por el diablo. Jesús nos dejó un ejemplo,
un parámetro, un modelo a seguir. Nosotros, como sus discípulos, hemos sido llamados para
ejercer ese mismo ministerio. Jesús nos dio la promesa de que nosotros haríamos mayores cosas
aun que aquellas que él hizo mientras estuvo en este mundo. Lo único que nuestro Señor nos
pide es creer, y una vez que hemos creído, entonces actuar. En el libro de Santiago encontramos
que la fe sin obras es muerta. Dios hará lo imposible, pero nosotros debemos hacer lo que es
posible. Es ahí cuando Dios respalda nuestra fe. Como ejemplo de lo anterior está Moisés. Él no
era capaz de abrir el mar rojo; sin embargo, condujo al pueblo de Israel hasta la orilla del mar
siendo perseguidos por los egipcios y, habiendo hecho lo que para él fue posible, Dios le abrió el
mar en su favor, lo que para Moisés definitivamente era imposible hacer.
En semanas pasadas oramos para ver la manifestación del ministerio de Jesús en nuestras vidas.
En principio porque Dios lo anhela, y en segundo lugar porque sabemos que Dallas y todo el
Metroplex necesitan ver la manifestación del poder de Dios. El apóstol Pablo nos instruye a que
nuestra predicación no sea con palabras de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu
y de poder. (1ª de Corintios 2:4) Ahora, conforme a la promesa de poseer en nuestras tierras doble
honra que Dios nos da en Isaías 61:7, clamemos a Dios por una doble porción de la unción en
nuestras vidas, nuestras familias, nuestra congregación, nuestra ciudad y nuestras naciones. Sin la
unción del Espíritu de Dios sobre nosotros será imposible llevar a cabo el ministerio de Jesús en
nuestro entorno. Es por medio de la unción que somos activados y capacitados para hacer las
obras que hizo Jesús y aún mayores.
Además de lo mencionado, desde que Jesucristo nos constituyó reyes y sacerdotes para Dios su
Padre, nos dio su unción. El apóstol Juan confirma esto al señalar que nosotros tenemos la unción
del Santo (Jesucristo), y por medio de ella conocemos todas las cosas (1ª de Juan 2:20). Ahora,
como vimos al principio de esta guía, Jesús fue ungido por Dios con el Espíritu Santo y con poder
y por eso anduvo haciendo bienes y sanando a los oprimidos por el diablo. Entonces, si como
escribe Juan, nosotros tenemos la unción de Jesús, y además de eso, tenemos la promesa de hacer
mayores cosas aun que las que Jesús mismo hizo, pidamos a nuestro Padre que Dallas y todo el
Metroplex vean la manifestación poderosa del ministerio de Jesús en nuestras vidas y en nuestras
familias. Oremos que sea activada en nosotros una doble porción de su unción en los dones que él
nos ha dado, en los talentos, en los negocios, en los trabajos, en os estudios, etc. De esa manera,
daremos cumplimiento al mandato de Jesús que dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los
cielos”. (Mateo 5:16)
Dios desea derramar su gloria, así como las aguas cubren el mar, y para ello Jesús desea darte una
doble porción de la unción de su Espíritu Santo. Así que clamemos a Dios y confiemos que él nos
responderá y nos mostrará cosas que aún ojo no ha visto, ni oído ha escuchado. Oremos para que
Dios nos bendiga y nos sorprenda con la manifestación de su poder.
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